Nota editorial: para leer el texto íntegro de este artículo, recurrir al enlace: bit.ly/1ymgqRi
“Sin estar a favor de la permanencia en la ‘corte suprema de justicia’ (en minúsculas) de ninguno de sus integrantes actuales, todos cómplices por omisión o comisión de crímenes de lesa humanidad, bajo la forma de denegación sistemática y envilecimiento total de la Justicia, no presagian nada bueno los cambios gatopardescos que se preparan en el poder fáctico judicial.
“No habrá reforma judicial ni política en Paraguay sin una previa y verdadera revolución cívica, que devuelva la soberanía al pueblo-ciudadano, lo que exige terminar con el plutonarcocrático sistema de las lístas sábanas. Es eso lo que votaron los dóciles diputados, yendo en contra de ellos mismos, el jueves 4 de diciembre, después de haber intentado, con el pretexto de una ‘reforma institucional’ del poder judicial, frenar las investigaciones y no tanto, y hasta los mínimos cambios en la corte suprema de la injusticia, por orden del narcopoder en el aparato de Estado que hoy exhibe impunemente su cabecera de playa en la ‘cámara de diputados’…
“Los ‘cambios’ epidérmicos actuales corren por cuenta de otros poderes fácticos, también, del aparato de Estado, el ‘legislativo’ y el ‘ejecutivo’, por medio de los cuales sus patrones intentan salvarse indemnes del torbellino actual, el que de persistir amenaza la supervivencia de todos los beneficiarios de esta democracia de bajísima calidad e intensidad. Por ahora ofrecen algunas concesiones mínimas, apenas de ‘nombres nuevos’ en el chiquero de la corte, a los indignados espectadores paraguayos del derruido circo nacional que ni siquiera ofrece pan […]”.
JLSG
Asunción, a 5 de diciembre de 2014
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