SIETE DÍAS DE CONMOCIÓN EN EL PARAGUAY QUE NO DEBEN TERMINAR SIN JUSTICIA PARA PABLO MEDINA Y ANTONIA ALMADA Y TANTOS OTROS PERIODISTAS Y COMPATRIOTAS VIOLADOS EN SUS DERECHOS FUNDAMENTALES, EMPEZANDO POR EL DE LA VIDA EN LIBERTAD Y SEGURIDAD JURÍDICA
Quienes dieran la orden, y pagado a los sicarios para que perpetraran el horrendo asesinato del periodista de “abc” Pablo Medina, y que también costara la vida a su joven colaboradora de 19 años, Antonia Almada, ocurrido en la infernal siesta (muy elevada temperatura regada con sangre de nuevos mártires de la condición humana) del jueves 18 de octubre, en la fronteriza Canindeyú casi desforestada por completo, parte de nuestra geografía sometida al terror del crimen organizado del narcotráfico y de su metástasis en la sociedad y el aparato de Estado, de manera más dramática que el resto del Paraguay, dejando con vida a la única sobreviviente en esta operación exterminio, una hermana de la recién iniciada estudiante universitaria, no sabían que su crimen conmocionaría al Paraguay, en el que la gente está cambiando “molecularmente”, desde el propio interior de cada uno, como debe ser.
Quienes dieran la orden y pagaran a los sicarios del crimen hediondo que cometieron, deben estar siendo torturados por sus jefes del narcotráfico, para después eliminarlos, pues así contribuyeron a despertar al pueblo de su sopor.
Esto proceso revolucionario y pacífico y constitucional es uno por medio del cual estamos dejando de ser meros habitantes de la patria y empezamos a transformarnos, de manera paulatina pero sostenida, en ciudadanía activa. Es un sendero que se va haciendo a medida que caminamos, pero que está siendo recorrido en conciencia. En él, cada vez más la gente hace uso del extraordinario bien de las redes, y por ese camino vamos dejando atrás nuestra histórica pasividad cívica. Empezamos a caminar, como sociedad, y de manera decida hacia el protagonismo que exige la construcción de la democracia.
Y esto ocurre en un momento en que están en grave crisis de supervivencia liderazgos, instituciones y la vieja cultura del mbareté (prepotencia del poder), la de los poderosos opresores y explotadores de turno. Ella les permitía ejercer la autoritaria potestad de imponer sus intereses opresores y explotadores, al precio que fuere, incluso en vidas humanas, y siempre zafando de la injusticia institucionalizada, lo que es estimulado por los verdaderos poderes del Paraguay, los fácticos y no los constitucionales, que imperan en el aparato de Estado y nuestra sociedad.
Todavía no somos los que exige el ideal de construir un Paraguay diferente al actual en todos sus aspectos y desde los cimientos. Pero avanzamos. Para no ir más lejos, desde hace algún tiempo los poderes fácticos del aparato de Estado encuentran cada vez más dificultades para legitimar sus comportamientos arbitrarios y deshonestos, y un ejemplo de ello es que el sistema no electoral de las listas sábanas encuentra cada vez más dificultades para mantenerse como lo exige la politiquería partidocrática que nos agobia.
Hasta el senador que se creía omnipotente e intocable, el enriquecido y cada cada vez más impresentable cartista y colorado Juan Carlos Galaverna percibió este año, debido al escándalo de sus porno vídeos, límite desconocidos por completo por él, uno de los más importantes poderes ilegales e ilegítimos en nuestro tan deteriorado régimen politiquero y partidocrático.
La misma sanción cívica y moral de la ciudadanía, que desde las redes impide a los cartes-colorados, oficialistas y “opositores”, dejar las cosas como siempre, ha casi pulverizado los aires de soberbia del estafador del fisco, el diputado José María Ibáñez, al que ni siquiera su peculiar pastor Emilio Abreu, quien habla y viaja con Dios, según él, con sus supuestos poderes celestiales le puede ser de ayuda ahora.
Incluso el presidente Horacio Cartes y “sus” colorados y falsos opositores de todas las tiendas padece la erosión de su bajísima popularidad, resultado de ilegalidad de origen de la presidencia que ostenta (a la que accedió sin más méritos que las inmensas riquezas que posee y que él jamás explicó como las obtuvo), cada día está más preocupado del precario presente politiquero en que se hunde y del negro futuro inmediato que le espera. No solo a él, desde luego, pero sin rumbo, ni nuevo ni viejo, Cartes se pregunta: ¿En qué estoy metido?
Una semana de conmociones profundas en nuestra sociedad. Trágicamente a costa de las vidas que les fuera cercenada de la manera más violenta posible, a Pablo y Adriana, y a sus seres queridos, como también a nosotros. Lo único que no podemos hacer ahora es que la impunidad de sicarios y mandantes vuelva a sepultarnos en el miedo. Y es el momento de recordar, sin duda que a Santiago Leguizamón, y a la docena larga de periodistas muertos por la violencia del crimen organizado de los poderes fácticos locales, desde1989, y a muchísimos compatriotas que siguen aguardando el valor fundamental de la Justicia.
No olvidemos: estamos dejando de ser apenas habitantes de la Patria paraguaya Humanidad y recién, como sociedad, empezamos a caminar como ciudadanía consciente de nuestras libertades, derechos y garantías, y a la vez de nuestras responsabilidades, deberes y obligaciones. Si queremos una sociedad abierta y Estado de derecho democrático, no debemos traicionar el martirio y la memoria de Pablo y de Antonia, y de muchísimos más, entre los cuales se encuentran Arlan y Edelio. A todos nos va la vida en ello.
PD. Estoy terminando de escribir estas líneas cuando escucho que la temible diputada, Cristina Villalba, recibió la orden de los poderes fácticos de poner sus fueros a disposición de la todavía inexistente Justicia, la que nacerá solo a condición de que la ciudadanía no baje la guardia de su indignación que debe convertirse en fuerza política, no politiquera, para transformar el Paraguay desde los cimientos.
JLSG
Asunción, a 23 de octubre de 2014
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