lunes, 13 de octubre de 2014

CARTES POSTERGÓ ACTO DE BOQUERÓN, PORQUE EL 29 DE SETIEMBRE COINCIDIÓ CON SU “SAGRADO” FIN DE SEMANA

Foto: Monumento a los héroes y mártires de la Batalla de Boquerón, del escultor nacional Hermann Guggiari, erigido en el sitio de los combates. 
Fuente: www.paraguaymipais.com.ar
El verdadero patriotismo siempre honra con pensamiento, palabra y conducta, a lo largo de la propia vida, a nuestra Humanidad pequeña, que es la Patria paraguaya. El Patriota lo es sin intoxicaciones patrioteras (pervesión esta del sano patriotismo), las que desde siempre envenenan a la historia mundial con sus letales chovinismos y xenofobia, que dejan una trágica, sanguinolenta y actualizada tradición de progromos, exterminios y crímenes de humanidad.
No es este el caso de los politiqueros, profesionales y aventureros, entre estos el advenedizo Cartes, y la soldadesca de sus subordinados uniformados (incluyendo a policías), y la mayoría de súbditos de los poderosos de turno, pagados por Hacienda, los pantagruélicos y también serviles civiles, oficialistas y “opositores”, quienes no son sino sus deplorables alfombras patrioteras. Todos ellos, empezando por Cartes, “el jefe”, acaban de perpetrar una ¿celebración? postergada de la fundamental Batalla de Boquerón. La causa: porque el 29 de setiembre el desgobernante actual, inquilino del Palacio de López (por su riqueza), estaba… ¡de largo fin de semana!
Así de importante es la Patria para el patrioterismo de Cartes y su séquito variopinto de interesados chupamedias que le rodean, desde los más cercanos círculos áulicos hasta los serviles más alejados. Lean, por favor, lo que sigue:
“Las FF.AA. de la Nación RENOVÓ HOY ante el Presidente de la República y Comandante en Jefe, Horacio Cartes, el compromiso de cumplir fielmente su misión constitucional. “Los soldados de hoy, nos consideramos actores de este nuevo tiempo de civismo y democracia”, sostuvo el Gral. de División Néstor Ramírez Riveros, comandante del II Cuerpo de Ejército, al señalar que la inseguridad y el narcotráfico siguen siendo amenazas que atentan contra los “intereses fundamentales de la República”. Fue en el Panteón Nacional de los Héroes.
“EL PRESIDENTE HORACIO CARTES ASISTIÓ A LAS 7 HORAS DE ESTE MARTES, 30 DE SETIEMBRE, en el Panteón Nacional de los Héroes, de la (sic) ceremonia de recordación de la Victoria de Boquerón en la Guerra del Chaco, y el (sic…) Día del Soldado Paraguayo. Estuvieron presentes, el Vicepresidente de la República, Juan Afara; el presidente de la Cámara de Diputados, Hugo Velázquez; ministros del Poder Ejecutivo, y parlamentarios. Participaron además, altos mandos de las Fuerzas Armadas, encabezados por el comandante de las Fuerzas Militares, Gral. de Ejército Jorge Ramírez; el Obispo de las FF.AA. y de la Policía Nacional, Mons. Adalberto Martínez, así como militares retirados, ex combatientes, familiares, e invitados.
“En representación de la institución armada pronunció un discurso el Gral. Ramírez Riveros, quien al evocar “la emblemática victoria” obtenida por el Ejército Paraguayo el 29 de setiembre de 1932 en la Batalla de Boquerón, expresó que aquel acontecimiento marcó el inicio de la marcha victoria hacia la defensa y recuperación del territorio chaqueño. Destacó que Boquerón fue una “tenaz prueba a la que fue sometido el Ejército Paraguayo”, un “desafío a la capacidad del soldado paraguayo”, bajo el mando del entonces Tte. Cnel. José Félix Estigarribia. Remarcó que aquella batalla fue la más firme expresión de la tenacidad, decisión, valentía, astucia e ingeniero del soldado paraguayo, que siempre estuvo al frente para la defensa de “nuestra nación libre y soberana. […]”.
(http://www.presidencia.gov.py/noticia/14790-cartes-presidio-acto-de-recordacion-de-la-victoria-de-boqueron-y-dia-del-soldado-paraguayo.html#.VC68NVf9UeM).
A la prensa domesticada, el hecho le pasó desapercibido, y por lo que sé también ocurrió lo mismo en las redes, salvo omisión o desconocimiento de parte de quien esto escribe. Es que entre la variedad de manifestaciones de la crisis de nuestro tiempo, que padecemos localmente, se encuentra la de no respetar ni venerar a nuestros aniversarios patrios.
No recuerdo otra postergación presidencial de la conmemoración de la victoria de las armas nacionales en Boquerón (y si se me pasó también es abominable), de muy elevado precio pagado en sangre por nuestros heroicos pueblo-soldado y verdaderos militares profesionales, heroicos combatientes todos. Jefes, oficiales y soldados respetaban tanto las leyes de la guerra, que cuando entraron a Boquerón no lo hicieron a degüello, pues comprobaron que los únicos mártires no eran ellos, pues en Boquerón y otras batallas de la victoriosa Epopeya del Chaco, el extraordinario valor en el combate (que casi siempre significaba muerte), era disputado palmo a palmo entre paraguayos y bolivianos, y jamás por el derrotado militarista (vencido por nuestras armas) que fuera el mercenario prusiano alquilado por La Paz, el general Hans Kundt.
Regresando a los patrioteros, a los intransigentes a ultranza de todos los tiempos, los fanáticos hunden sus raíces en variadas tradiciones de intolerancia, que no pocas veces se vistieron y todavía lo hacen, de inquisiciones religiosas: católicas, cristianas o fundamentalistas islámicas como el terrorismo de los terrorismos, el del actual y autodenominado “Estado Islámico”, auténtico culto a la muerte y violencia extremas y sistémicas contra los “herejes”, una modalidad de los otros que deben ser exterminados, por enemigos de “nosotros”, quienes somos los ¿elegidos de “la” divinidad?, la de quienes se consideran sus auténticos y únicos apóstoles…
El fundamentalismo (entre ellos el patriotero chovinista) toma diferentes formas, históricamente. Por ejemplo los progromos, contra las judeerías extendidas por el mundo y las sociedades nómades como las de los tan perseguidos gitanos en la civilizada Europa y otras partes. O bien puede tratarse de genocidios: los holocaustos de tantas naciones.
Entre tantos pueblos más, de los armenios, kurdos, judíos, o de nuestros pueblos originarios, incluyendo a los supervivientes de los ancestros locales, los de antes del descubrimiento, y es también el del pueblo sirio desde hace años masacrado por su desgobernante genocida de sus compatriotas. En esta categoría también se encuentran los regímenes comunistas inspirados por la vocación y práctica genocidas del Lenin (en contra de la inmensa mayoría de quienes no eran bolcheviques en los pueblos de la hoy desaparecida y supuesta URSS: Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), que después sirviera de ejemplo a sus discípulos “revolucionarios” de tantas épocas, continentes y países.
Por Patria paraguaya entendemos el proceso histórico de nuestra identidad nacional, muy tempranamente forjada, ya antes de los orígenes de la República del Paraguay, constituida formalmente entre 1811-1813 y de tan aciaga existencia como sociedad y aparato de Estado, que tras dos siglos y poco más de tan peculiar “republicanismo”.
El patrioterismo ¿paraguayo? tuvo su máxima manifestación durante la larga duración (de 1954 a 1989) del régimen autoritario stroessnerista, que tuvo manifestaciones proto-totalitarias. Ahora también revive en la falta de respeto de este desgobierno, continuador de regímenes nefastos y nefandos como los de González Machi, NDF, Lugo y Franco (entre 1999 y 2013). Cartes evidencia su absoluto irrespeto por la Patria paraguaya Humanidad al desgobernar a nuestra nación y república en grave situación de crisis, privilegiando a una minoría de plutócratas como él, casi todos llegados a tan cuestionable categoría desde la corrupción sistémica del stroessnerismo, a los que desde 1989 se sumaran sucesivamente los politiqueros partidocráticos, supuestamente antidictatoriales y democráticos, quienes parecieran estar empeñados a conducirnos al genocidio del pueblo paraguayo de inicios de este siglo.

JLSG
Asunción, a 3 de octubre de 2014

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