Fuente de la foto: Alice Fernández, abc color. |
Cartes compró, con algunas excepciones entre los “líderes listas sábanas”, a colorados, liberales y caviarnícolas, estos últimos auténticos nuevos ricos deglutidores de caviar y a la vez cavernícolas, ideológicamente “revolucionarios”. El “puente” al vacío es un auténtico tapé-poí que ya está siendo sembrado de cruces a ambos lados por los criminales poderes fácticos locales, conectados a los circuitos mundiales de tales organizaciones de sicarios.
A raíz del terremoto humano y cívico desatado por el horrendo asesinato del periodista Pablo Cuevas, y de la joven de 19 años Antonia Almada, asistente del periodista de “abc” y recién iniciada en sus estudios universitarios, ahora está reaccionando la cleptonarcocracia local.
Como primera medida, ya puso a la inquisición de la fiscalía general del estado (FGE) para perseguir a los pocos parlamentarios quienes, sin intereses subalternos y sin pruebas legales, denuncian genéricamente a la narcopolitiquería.
Como recién ahora parte de la prensa está empezando a investigar en serio el fenómeno de la cleptonarcocracia (que nació y se desarrolló en la época de la dictadura stroessnerista: ¡el Paraguay desde 1960 y hasta el fin de ese régimen fue el primer país de América Latina y el Caribe en el que sus más altas autoridades protegían a bandas de narcotraficantes hemisféricos!), los contados parlamentarios sin comillas, quienes denuncian la narcopolitiquería, carecen de pruebas para acusar.
A ellos, se dirige en primer lugar la soldadesca del diligente cabo cierra filas de los poderes fácticos criminales locales, Rubén Díaz Verón, para amenazarlos con la ley, no a sicarios y mandantes, sino a quienes se atreven a denunciar, desde el también mayoritariamente poder fáctico legislativo, al iceberg del “nuevo rumbo” de HC.
La Senad, más alla de la voluntad impotente de algunos pocos de sus jefes, nunca pudo investigar en serio a los jefes del crimen organizado local. En realidad la Senad, como regla, siempre ha ocultado los núcleos originarios de tantas escenas de los crímenes “narco”, tras una muy humo denso de marihuana y plantaciones incautadas, que no representan, en el mejor de los casos, ni el 10 por ciento de la producción, distribución y tráfico de las drogas ilegales que nos entierran, sobre todo regional pero también aquí.
La narcopolitiquería se ha extendido de manera muy profunda y extensa en el aparato de Estado y permea, cada vez más, a la sociedad entera, pues aprovechó el cambio de régimen de 1989 para, desde sus cerrados orígenes dictatoriales, “democratizarse” bajo la forma de metástasis extendida a lo largo y ancho del país, extendiéndose sobre nuestra realidad y al mismo tiempo penetrándola de manera muy profunda.
La crisis de la política autoritaria desembocó en la politiquería pos 1989, que es el cáncer de la política, según el presidente Eligio Ayala (1924-1928), en un escrito suyo que acaba de cumplir 100 años y sigue estando vigente. Es por eso que lo correcto es hablar de narcopolitiquería.
En cuanto a la cleptonarcocracia es un neologismo compuesto, no aceptado todavía por la Real Academia Española, que sirve para unificar los fenómenos tan trágicos y preocupantes de la corrupción sistémica por medio de la raíz “clepto”, con el vocablo “narco” (crimen organizado y trasnacionalizado en todo el mundo con sucursales locales) y que culmina con la partícula “cracia”, original del griego: gobierno.
Todos estos significados se encuentran en cleptonarcocracia, el desgobierno de los poderes fácticos del crimen organizado.
Ver: http://www.abc.com.py/cronicas-ciudadanas/deplorable-estado-de-puente-1297768.html
JLSG
Asunción, a 22 de octubre de 2014
0 comentarios:
Publicar un comentario