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| Foto “abc color”: el cuerpo ya sin vida y ensagrentado de Pablo Medina, todavía sentado en su vehículo y con el cinturón de seguridad rodeándolo, y acribillado por balazos, al parecer del crimen organizado del narcotráfico, pero todavía sin descartar ninguna otra hipótesis de trabajo, en el infernal norte de nuestra región oriental, como consecuencia de la desidia de sucesivos desgobiernos, desde 1989, que no fueron capaces de superar las lacras de la dictadura stroessnerista (1954-1989) |
EL PRESIDENTE CARTES TIENE LA OBLIGACIÓN CONSTITUCIONAL DE ESCLARECER, Y RESPETANDO SUS NORMAS Y LAS LEYES, MÁS ALLÁ DE TODA DUDA EN LOS PROCEDIMIENTOS, EL HORRENDO ASESINATO DEL PERIODISTA PABLO MEDINA DE “ABC”, Y DE UNA DE SUS ACOMPAÑANTES, LA ESTUDIANTE DE 19 AÑOS, ANTONIA MARIBEL ALMADA CHAMORRO, PUES DE LO CONTRARIO NUESTRA YA AMENAZADA CONVIVENCIA, Y LA PRECARIEDAD DE LAS INSTITUCIONES Y LIDERAZGOS ACTUALES, TERMINARÁN SALTANDO POR LOS AIRES
No basta con un simple comunicado en el sitio web de la presidencia: de inmediato debe convocar a una rueda de prensa, y cambiar a las irresponsables cabezas del área de la “seguridad” ciudadana, y a sus respectivos equipos, los incompetentes ministro del Interior, Francisco de Vargas, y al comandante de la Policía Nacional, comisario general Francisco Alvarenga. Y no se trata de hacer un enroque, apenas: en reemplazo del primero debe ir una personalidad civil no politiquera ni partidocrática, y que inspire confianza y tenga una trayectoria cívica limpia y capacidad para el cargo, y en el caso de las fuerzas policiales, pasar a retiro a toda la cúpula actual, y buscar entre los comisarios que sobrevivan a esta limpieza institucional, al más idóneo, competente y profesional entre los jefes en actividad.
Es hora también de cambiar el gabinete, y a su equipo palaciego, por uno de concertación nacional, y sin áulicos ni gerentes, designando a personalidades con criterio político (el poder al servicio de la ciudadanía), capacidad profesional para cada área y sin contaminaciones ni manchas politiqueras y partidocráticas, lo que en modo alguno quiere decir que deba despreciar a las muy escasas personalidades que en sus propios partidos (si ese es el caso) están arrinconados por las voracidades del “cáncer de la política” de opresores y explotadores, al decir del egregio Eligio Ayala, en un trabajo de 1914, y que cien años después de publicado es actualísimo.
No bastará con formar una comisión de “notables”, como en su momento intentara el desvergonzado amoral e inmoral, y peor jefe de Estado, el traidor a la Patria paraguaya Humanidad, Fernando Lugo. Debe considerar muy seriamente, por ejemplo, ofrecer la necesaria investigación a una entidad imparcial e independiente, como la organización de derechos humanos, no de su comercio, la mundialmente respetada Human Rigth Watch (HRW), y abrir las puertas de su actual desgobierno al escrutinio de la ciudadanía y de los periodistas, incluyendo a los más prestigiosos investigadores periodísticos del continente.
Nadie debe lucrar politiquera y partidocráticamente, y tampoco ideológicamente, con la sangre derramada en este nuevo crimen de lesa humanidad. Y los medios de comunicación deben abandonar su rol de “poderes fácticos”, para convertirse en verdaderos instrumentos de la comunicación ciudadana. Y desde las redes, y las organizaciones de la sociedad no contaminadas con politiquerías partidocráticas y tampoco ideologizadas, debemos controlar todo este proceso.
Si el presidente Cartes no tiene nada que ver con este horrendo crimen, debe ser el primero en impedir que quede impune, y convertirse en el más ferviente interesado en que se esclarezca el luctuoso acontecimiento, respetando la Contistución y las leyes, pues de lo contrario abrirá de par en par, las ya conocidas y entreabiertas puertas del infierno de la anarquía y la violencia generalizadas enla Patria paraguaya Humanidad.
¡La ciudadanía exige saber a ciencia cierta si este atentado contra la nación paraguaya es obra del narcopoder, del narcoterrorismo y/o forma parte de una voceada conspiración para destituir al presidente Cartes vía el recurso a un juicio politiquero y partidocrático, similar al procedimiento empleado por este último para llegar al Palacio de López aupado por su inmensa fortuna!
¡El presidente Cartes debe demostrarnos, sin la menor duda razonable, que él no es uno de los autores intelectuales de este asesinato de dos compatriotas (un conocido periodista local y una de sus asistentes) que amenaza con sumir al Paraguay en un torbellino de sangre y fuego, cuando todavía no sabemos qué ha pasado con Arlan y el suboficial de la PN Evelio Morínigo!
¡Ya es hora que el presidente Cartes empiece a gobernar, y que lo haga en serio y sin la menor triquiñuela!
Enlaces de “abc color”:
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JLSG
Asunción, a 17 de octubre de 2014
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