El segundo: no ser un multimillonario depredador, que paga a ejércitos de motosierristas y de tractoristas para eliminar bosques sobrevivientes, incluso los de parques y reservas boscosas nacionales, o bien para hacer carbón de leña.
El tercero, pero no último: no pertencer a las organizaciones supuestamente cívicas, pero en realidad de pandilleros politiqueros partidócratas, oficialistas u opositores, lo mismo da, cuyos “líderes y parlamentarios”, en su inmensa mayoría, son exterminadores de nuestros bosques, valores, instituciones y de la pacífica y sana convivencia en nuestra sociedad.
Nota: Agradezco a Gloria Franco el haberme llamado la atención acerca de esta otra manifestación de la injusticia institucionalizada en el Paraguay pos 1989, que supuestamente, con una verdadera democracia en construcción, también debía proporcionarnos una Justicia imparcial, proba e independiente, en proceso siempre inacabado de construcción.
JSLG
Asunción, a 28 de setiembre de 2014
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