miércoles, 7 de enero de 2015

PUTIN Y CARTES EN SUS PROPIOS LABERINTOS, EL PRIMERO “MACHO” DEL KREMLIN CLEPTO-AUTOCRÁTICO, Y EL NUESTRO EVIDENCIANDO QUE, IGNORANTE EN POLÍTICA, TAMBIÉN VIOLENTA LA POLITIQUERÍA

Horacio Cartes y Vladímir Putin (Créditos: Archivo AFP y www.taringa.net, bajadas de Google Imágenes).

La lectura que ofrezco a quienes todavía sobreviven a la lectura de mis habituales perpetraciones, es un intento de encontrar coincidencias y diferencias entre Vladímir Putin y Horacio Cartes (HC), con la intención de reflexionar sobre la inestable realidad mundial y la paraguaya. A Cartes no es necesario presentarlo aquí en su biografía oficial, apenas la punta del iceberg de su verdadera historia de vida. Pero a Putin sí.

Este todavía es el autocrático “zar” de la cleptocracia que desde el Kremlin oprime y explota a Rusia poscomunista, y que con su aventurerismo internacional amenaza a la siempre precaria paz mundial. ¿Porqué él? Pues con sus graves desaciertos de agresivo y aventurero “macho” en la escena internacional, y en su propia satrapía, hizo quebrar a Rusia, afectándonos a nosotros con la pérdida de la parte más lucrativa de ese importante mercado para las exportaciones paraguayas de carne. ¿Estamos ante una “burbuja” paraguaya de la carne, artificialmente inflada en o con Rusia?

Las pinceladas de Putin la obtuvimos de fragmentos seleccionados de un artículo reciente que le dedicara el prominente economista e intelectual norteamericano Paul Krugman, de la Universidad de Princeton y Nobel de Economía 2008, al que se accede recurriendo al enlace: http://economia.elpais.com/economia/2014/12/19/actualidad/1419009020_896428.html

Putin ha sido presidente de Rusia en dos periodos consecutivos (2000-2004 y 2004-2008), y desde el 27 de mayo de 2008 es el indiscutible ejecutivo del Consejo de de Ministros de la Unión de Rusia y Bielorrusia. El origen de su poder político, que le convirtió en un plutócrata de Rusia y el planeta, tras la implosión del comunismo soviético, se remonta a su estratégico periodo al frente de la seguridad del Estado, la KGB, disfrazada ya como Servicio Federal de Seguridad, a la que dirigió entre 1998-1999, y expandida hacia un Consejo de Seguridad Nacional de Rusia (1998-1999), que también tuvo en Putin a su primer secretario general.

La modalidad de este artículo tiene siempre una primera parte entrecomillada, que pertenece a la lúcida y siempre crítica pluma de Krugman, precedida de un breve exordio en mayúsculas, para indicar la materia, y que finaliza siempre con las letras PK entre paréntesis. Separado, le siguen (y “vis-à-vis”) lo dedicado a Cartes (varios párrafos), con su correspondiente rótulo, y que termina con las iniciales (JLSG).

MACHO, ARROGANTE DÉSPOTA, SIN RECURSOS. Es el inicio del artículo de Krugman: “Si son ustedes de esas personas a las que les impresiona la pose de macho, Vladimir Putin es su tipo. Sin duda alguna, muchos estadounidenses conservadores parecen sentir un embarazoso enamoramiento por este arrogante déspota. ‘Eso es lo que se llama un líder’, afirmaba entusiasmado Rudy Giuliani, el exalcalde de Nueva York, después de que Putin invadiese Ucrania sin debate ni deliberación previos. Pero Putin nunca ha tenido los recursos necesarios para respaldar su arrogancia. Rusia tiene una economía de, aproximadamente, el mismo tamaño que la de Brasil. Y como se está viendo, es muy vulnerable a la crisis financiera, que tiene mucho que ver con la naturaleza del régimen de Putin […]. (PG)

NI LÍDER NI CAUDILLO, TAMPOCO POLÍTICO O POLITIQUERO, IRRESPONSABLE JEFE DE ESTADO Y GOBIERNO. Inicio de las reflexiones de JLSG: Por lo menos en público, Horacio Cartes (HC) no es dado a presentarse como el típico macho cabrío y criollo. Algunos de sus ahora detractores, después de haberle apoyado en la compra-venta del partico Colorado (que después incluyó a sectores “opositores”), y de presentarlo como un nuevo mesías “republicano”, una vez defenestrados de los grupos áulicos palaciegos lo calificaron de alcohólico consuetudinario y de desordenada vida privada. Tampoco encandila, por cierto, a ningún conservador norteamericano, ni a poderosos de parajes aledaños al nuestro, pues lo consideran, sin decirlo de manera abierta, un advenedizo politiquero de muy sospechosos antecedentes económicos, como si tales presidentes regionales tuviesen límpidas sus conciencias, dicho sea de paso. Se podría decir que ya casi hay consenso local en que es un fracaso como líder y ni siquiera caudillo, que lo siguen considerando sus entornos de paniaguados, y los interesados en negocios con él o en ganarse sus favores para continuar haciéndolo a la manera de las regionales “patrias contratistas”, que hoy tienen el escándalo de la corrupción en Petrobras de Brasil.

De las empresas de ¿Cartes?, el “patrón de cenizas”, se ocupa la prensa del exterior (y de cuando en vez, y con extremo cuidado la local) y algunos servicios de inteligencia de países con los cuales el nuestro mantiene relaciones diplomáticas. Lo de HC no es crear crisis internacionales al estilo de Putin con Ucrania, por ejemplo. Pero guardando las distancias, sus particulares intereses visibles (sobre todo Tabesa y Banco Amambay, dado el monstruoso contrabando al exterior y lavado de dinero sobre los que se asienta su fortuna, al parecer) ponen en peligro los intereses nacionales. En algunos círculos se habla de una investigación sobre la fortuna de HC que se realiza en el exterior, para demostrar que él en realidad no es el dueño, sino un muy eficiente gerente de inmensos capitales extranjeros que buscan reciclarse en la economía formal.

Cartes todavía no es un déspota, no ilustrado pero necesitará ensayar esa vía para mantenerse en palacio. Es que él y sus súbditos carecen de experiencias y conocimientos en política, y están todos extraviados, por completo, incluso en el campo de la politiquería-partidocrática. Carece hasta de la mínima comprensión del interés nacional paraguayo y ni él, tampoco sus gerentes palaciegos (inconstitucionales “primeros ministros” en los hechos, quienes acaban de originar con sus interferencias y neutralizaciones a la labor del ex ministro de Hacienda Germán Rojas), tienen la menor aptitud, interés y respeto por las políticas públicas. Para ellos, todo es business, el Moloc al que adoran.

Aquí surge una primera pregunta. En tales condiciones: ¿cómo enfrentará este desgobierno actual el previsible decrecimiento de nuestra economía a la que están empezando a llegar las últimas ondas expansivas de la crisis financiera global de 2008, después económica, que ya afectan a varios de nuestros principales mercados de exportación? Otra pregunta: el joven y académicamente brillante ministro Santiago Peña, reemplazante de Rojas, sin respaldo ni experiencia en cuestiones de Estado, aunque salga del directorio de esa especie de limbo público que es el BCP, ¿será capaz de liderar la hacienda y economía nacionales o fue puesto porque será más fácil ordenarle a él que al “cara’e perro” de Rojas, como le llamaban algunos de los íntimos de Cartes que lograron que, cansado de presiones, finalmente renunciara? No olvidemos que HC necesita votos colorados y liberales para realizar su hasta ahora frustrada iniciativa del juicio político a ministros de la corte caídos en desgracia por circunstancias ajena a la Justicia.

En tales circunstancias: ¿era prudente aplastar todavía más con los herederos actuales de la cultura politiquera colorada contemporánea, designando entre gallos y medianoche, en conversaciones de cúpulas, y sin nada parecido a un verdadero y honesto pacto de gobernabilidad, a un sucesor de Rojas de buenas credenciales técnicos, pero muy débil, y además afiliado liberal? Desde la weberiana ética del político, la responsabilidad, lo que hizo HC es convulsionar todavía más al coloradismo en efervescencia. Y también grave, muy grave en la sola perspectiva politiquera. Si no tiene política, y desprecia lo politiquero-partidocrático, no le queda otro camino que el despotismo, o la autocracia de origen eslavo, sea la occidental o la oriental. (JLSG). 


Fin de la primer entrega.

JLSG
Asunción, a 5 de enero de  2015

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