Cardenales en la basílica de San Pedro, en el Vaticano (Crédito de la foto: L’Osservatore Romano, a través de la Agencia Católica de Informaciones). |
Callan nuestros prelados y la prensa poder fáctico apenas se ocupa de la cuestión con el mínimo de información (¿gentileza de los poderes de la prensa a la institución Iglesia católica poder fáctico?) y sin ofrecer a ciudadanos creyentes la interpretación de respetados “vaticanólogos”, creyentes y no creyentes del exterior, ya que carecemos de locales, al parecer…
¿Es un castigo para la Iglesia católica? Si es así: ¿porqué? ¿Cuándo le fue impuesta tal “capitis diminutio máxima” a nuestros obispos?
Por ejemplo, monseñor Ismael Rolón (para mí el último gran donbosquiano entre los salesianos paraguayos, y que me perdone quien siga su senda por mérito propio y yo no lo haya tenido en cuenta), cura-pastor y sacerdote-obispo de relevantes cualidades pastorales, humanas y de una consagración íntegra a la vida sacerdotal y de entrega a su sociedad, sin distingos de fieles y no católicos, y tampoco de ateos y agnósticos: ¿no tuvo méritos suficientes para llegar al cardenalto?
No lo digo por él pues no realizó su larga y tan proficua vida sacerdotal y de obispo y arzobispo, en busca de oropeles y entorchados y tampoco del púrpura cardenalicio. Su vida fue de una dignidad humana tal, que lo seguimos llorando, por la autencidad e integralidad de su sacerdocio, de recio tronco de consagrado, mezcla de duro lapacho florecido con quebracho capaz de contener y disciplinar sus humanas tentaciones, que las habrá tenido, sin la menor duda, como ocurriera con el mismo Jesucristo, pero al igual que él sin sucumbir ante las vanidades de poder y riqueza, y sin jamás haber originado escándalos como algunos de sus antecesores y no pocos de sus sucesores, entre obispos, sacerdotes y demás.
El actual arzobispo, monseñor Edmundo Valenzuela, creo que salesiano también (y no me meto en proselitismo de congregaciones y órdenes, que son inaceptables), no encuentro ahora, pero cuando fuera designado por el papa arzobispo coadjutor de Asunción, leí en algún medio una síntesis de su rica hoja de vida sacerdotal y en materia doctrinal y académica, no solo telógica, en Roma, África y el Paraguay. Sin manchas de escándalos de tanto aventurero que existe entre los prelados del mundo, y que aquí tiene a su “summa cum laude” en la figura de un tal Fernando Lugo Méndez, ya desde sacerdote y después, apóstata y amoral e inmoral y escandaloso en su desenfrenada vida genital y en su infernal experiencia politiquero-partidocrática, a la que fue alentado por tantos hambrientos de presupuesto, entre los cuales destacaban los autodenominados liberales de hoy y el séquito de caviarnícolas castrobolivarianos quienes colgados de sus oropeles aprovecharon a más no poder el tradicional prebendarismo y patrimonialismo que ya no es exclusivo de los colorados…
En mi condición de católico bautizado, practicante a mi manera en esta época de desorientación local de la Iglesia paraguaya de tal confesión, y confirmado de niño, que no me satisfizo por lo que fui reconfirmado después, y ya como decisión de mi libre albedrío, solicito al nuncio apostólico (en su soble misión de diplomático y de colaborador del pastor de Roma), y a los obispos de la CEP, y teólogos del Paraguay (no hablo de doctores en teología, que al parecer hay tantos ya como en leyes, sino de teólogos del pensamiento y del comportamiento), o laicos comprometidos con su fe y en condiciones para ello, que nos expliquen esta (para mi) discriminación del Vaticano para con la Iglesia católica del Paraguay.
Entre los nuevos cardenales, hay tres de América Latina: México, Uruguay y Panamá (en este caso, por primera vez). De los cinco purpurados escogidos entre arzobispos y obispos eméritos, dos son de la región: Colombia y Argentina.
Es muy extraño todo esto, pues según el respetado vocero del Vaticano, el padre Lombardi, el papa Francisco esta vez introdujo innovaciones en las designaciones de quienes serán purpurados:
“[…] Para el P. Lombardi, "el criterio más evidente es el de la universalidad. Entre los nuevos cardenales electores están representados 14 países diferentes, de los cuales actualmente no contaban con un cardenal y algunos nunca lo habían tenido. Si se cuentan los eméritos, los países representados son 18".
"SE NOTA LA PRESENCIA DE LOS PAÍSES QUE NO HABÍAN TENIDO UN CARDENAL, DE COMUNIDADES ECLESIALES PEQUEÑAS O EN SITUACIONES DE MINORÍA", EXPLICÓ EL VOCERO VATICANO […]”.
Y el Paraguay, ¿qué pasa con los prelados del catolicismo local? ¿No reúnen los requisitos, y si es así, cuáles? ¿Están castigados? ¿Son más importantes Panamá, Uruguay y México, para el papa, y también Colombia y Argentina? ¿Cuáles son los criterios para decidir?
Los creyentes católicos tenemos derecho a saber. Y si nadie nos brinda respuestas, acudiremos con estos interrogantes al Vaticano, que en estas épocas del internet, hasta las redes del ñanduti digital nos permiten acercar nuestros interrogantes al mismo Francisco. Ya adelanto dos preguntas a él: ¿cómo queda su admiración por la mujer paraguaya, con esta discriminación? y ¿es que ninguna madre paraguaya todavía no ha sido capaz de dar a luz a un futuro cardenal?
Adenda para la prensa poder fáctico del Paraguay: ¿Cuándo tomarán en serio la sección internacional de sus respectivos medios y empezarán con la saludable práctica de corresponsales en capitales estratégicas del mundo, entre ellas el Vaticano, que es el centro mundial del catolicismo “urbi et orbi”? Es un verdadero atentado de desinformación a la ciudadanía, el que esta cuestión, en dos “importantes” medios locales (Abc y UH), se haya limitado a tan solo a dos miserables enlaces indicados abajo, mientras que este humilde sitio en la web se tomó el trabajo de indagar en las redes:
http://www.abc.com.py/internacionales/papa-nombra-a-20-nuevos-cardenales-1323195.html
http://www.ultimahora.com/el-papa-crea-nuevos-cardenales-mexico-panama-y-uruguay-n861176.html
JLSG
Asunción, a 04 de enero de 2015
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