lunes, 12 de enero de 2015

CON LA TORRE EIFFEL A OSCURAS, LA ESTATUA DE LA LIBERTAD ESTÁ EN TINIEBLAS, Y LA TRAGEDIA DE FRANCIA “AFECTA A MUJERES Y HOMBRES LIBRES DEL MUNDO”

Abajo, arriba: A la izquierda la Torre Eiffel iluminada y a la derecha oscurecida, esto en señal del duelo francés que acompaña todo el mundo civilizado (Crédito: www.rpp.com.pe). Abajo, abajo: La Estatua de la Libertad, con Nueva York al costado en la bahía del Hudson camino al Atlántico norte (Crédito: www.imagenes.4ever.eu). Ambas fotografías bajadas de Google Imágenes.


En www.elpais.com.es de Madrid, el viernes 9, el escritor peruano Mario Vargas Llosa y Nobel de Literatura, también se sumó a la campaña mundial “Je suis Charlie Hebdo”.

El artículo completo lo pueden leer recurriendo al siguiente enlace:
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/01/09/actualidad/1420842456_901133.html

Quienes perpetraron materialmente los atentados criminales en los pasados tres días en París, a más de heridos y personas afectadas dejaron un saldo trágico de dos decenas de víctimas mortales, entre periodistas-humoristas, personas ajenas a las víctimas “sentenciadas”, servidores del orden público francés y los terroristas abatidos por las fuerzas de seguridad.

París es la cuna histórica de las libertades de pensamiento y expresión, y los terroristas-ejecutores y sus inspiradores fundamentalistas-islamistas, afirma el escritor hispanoamericano “pretenden que el mundo libre renuncie a valores básicos de la civilización”, la occidental y cristiana.

En el párrafo inicial de su lúcido artículo, escribió Vargas Llosa: “Creo que lo que ha ocurrido en París en estos días es no sólo un hecho horrible que pone los pelos de punta por su crueldad y salvajismo sino también una escalada en lo que es el terror. Hasta ahora mataban personas, destruían instituciones, pero el asesinato de casi toda la redacción de Charlie Hebdo significa todavía algo más grave: querer que la cultura occidental, cuna de la libertad, de la democracia, de los derechos humanos, renuncie a ejercitar esos valores, que empiece a ejercitar la censura, poner límites a la libertad de expresión, establecer temas prohibidos, es decir, renunciar a uno de los principios más fundamentales de la cultura de la libertad: el derecho de crítica […]”.

Mientras velamos a nuestros muertos, los de París también son nuestros muertos, debemos entender que, sin incurrir en procedimientos terroristas, estamos obligados a defender nuestros valores civilizatorios incluso en el terreno de las armas: constitucional, y legal y legítimamente. Sin concesiones a los adoradores de la muerte trágica como mecanismo para cercenar las libertades fundamentales y los derechos humanos.


JLSG
Asunción, a 9 de enero de 2015


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