Dilma Rousseff tras haber asumido su segundo mandato presidencial 2015-2018 (Crédito de la foto: Marcelo Sayao de EFE, publicada por El País, Madrid). |
El discurso de la toma de posesión del segundo mandato (2015-2018) de la presidente Rousseff, es lo más similar a la retórica de las promesas politiqueras de lo logrado, según ella, y de lo que piensa hacer.
Recordó que en su primer mandato (2011-2014) sacó de la pobreza extrema a 36 millones de brasileños: enfatizó que dejaron de padecer hambre, accedieron a empleos formales, y en toda la historia del Brasil no hubo tanta gente pobre que accediera a su propia vivienda. Ahora se verá si todo no fue más que una actualización del irredento populismo latinoamericano, “reinventado” con el neoautoritarismo regional, de aires totalitarios, el de la hipoteca ideológica del bolivarianismo chavista.
Afirmó que combinará un “ambiente favorable para los negocios”, pero manteniendo el empleo y valorizando el salario mínimo. ¿Inventará una nueva economía? Es poco probable. Y sus antecedentes politiquero-ideológicos no permiten esperar que tenga éxito en sus intentos de hacer concesiones en materia de su ortodoxia “petista”, a raíz de la mala coyuntura económica, política y social de Brasil. Y de los cambios hemisféricos que son resultado del deshielo Washington-La Habana, del que se enteraron por los medios y redes sociales Lula y Rousseff, al igual que José Mujica, CFK, Evo Morales, Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Rafael Correa, los líderes del neoaturitarismo latinoamericano de tendencia neototalitaria.
Insistió en que buscará más inversiones y elevar la productividad de la economía, con el menor sacrificio de los más necesitados, y que los ajustes económicos serán realizados pero preservando los avances sociales de su administración anterior, y de las dos previas del líder histórico del PT (Partido de los Trabajadores), Luíz Inácio “Lula” Da Silva (2003-2006 y 2007-2010).
Su ministro principal será el de Hacienda, el banquero y economista liberal Joaquim Levy, de excelentes antecedentes académicos y profesionales, para los mercados financiero y económico (brasileño, hemisférico y mundial), pero intragable para líderes y votantes del PT. Desde que la presidente Rousseff dio a conocer su nombre, después de haber sido reelecta, Lévy ha sido defendido por su antecesor, el ex ministro de Hacienda Antonio Palocci.
Apenas 12 presidentes latinoamericanos, sobresaliendo Nicolás Maduro y Evo Morales entre ellos, asistieron a la toma de posesión del segundo mandato de Rousseff. EUA envió a su vicepresidente Joe Biden, consecuencia de las tensiones entre Brasilia y Washington debido al escándalo del espionaje norteamericano a Planalto… La mayoría de los países importantes para Brasil, enviaron a figuras de segundo rango o estuvieron representados solo por sus embajadores. ¿Y la presencia paraguaya? Al parecer nadie se percató de la presencia de un ignoto Horacio Cartes, aunque su secretario de propaganda, un tal Horacio Loizaga, de rancia estirpe stroessnerista, diga lo contrario…
“La lista de invitados se explica por la fecha ingrata del evento, pero también refleja la débil posición de Brasil en la diplomacia internacional. Uno de los principales desafíos de Rousseff en un momento en el que busca una salida para reactivar la economía y el comercio internacional”, explica en uno de sus artículos Carla Jiménez, corresponsal de El País (Madrid) en Brasilia.
Rousseff juró su segundo mandato con un oficialista PT (Partido de los Trabajadores) dividido por su nueva orientación “conservadora”, y debilitada políticamente por las denuncias de la mega corrupción de Petrobras, que todo indica es una “red corrupta de desvíos de dinero y sobornos” de la mayor empresa del Brasil, en este caso de una perteneciente al sector público, y que fuera “establecida en la petrolera” para beneficiar “a sus aliados políticos”. A esto apuntan todas las investigaciones fiscales, policiales y de la prensa.
Con una economía que en 2014 creció apenas cerca del 0.8%, las palabras de la presidenta Rousseff suenan a algo más grave que las demagógicas campañas electorales de politiqueras como ella, ideologizada en sus orígenes. Suenan a mentira oportunista de quien triunfó en las elecciones de segunda vuelta apenas por tres millones de votos, y que ahora se queda sin el espacio de los buenos precios internacionales, para supuestamente haber sacado a 36 millones de brasileños de la pobreza extrema y mantenerlos fuera de ella...
Acaso sea cierto lo primero: pero ella y Lula lo hicieron solo para propaganda electoralista, mientras que lo correcto hubiese sido avanzar paso a paso, para mantener la inversión (empleo) y salarios, no solo ganancias, y cuidar las inversiones y la productividad de toda la economía. ¿Qué pasará ahora con los ex pobres?
Las sospechas del mundo, acerca de la precaria gobernabilidad que puede esperarse en este segundo mandato de Dilma Rousseff, se hicieron patentes debido a las grandes ausencias internacionales en Planalto, que evidencian la precariedad y el retroceso de Planalto-Itamaraty en el mundo, como consecuencia de haber hipotecado a la diplomacia brasileña al castrochavismo que ya ha desaparecido, y sin que Raúl Castro se dignase en haber anunciado absolutamente nada de su viraje histórico a sus ex subordinados-aliados.
La carga ideológica “bolivariana” que aplastó el tradicional profesionalismo diplomático de Itamaraty tuvo su manifestación más extrema en el intervencionismo “unasuriano” en el Paraguay, sobre todo entre 2008 y 2012, y después, que mató al Mercosur en sus posibilidades de adaptación al cambiante escenario internacional, para enterrarlo en el adefesio del Merc-Unasur, hoy sin la menor posibilidad de recuperación.
Tanto el fugaz presidente provisional, e insaciable glotón del presupuesto, el “liberal” Federico Franco (2012-2013), y su sucesor, Horacio Cartes (2013-2018), el comprador de la presidencia, son responsables de haber tirado a los chanchos, por cobardía e incapacidad, el buscar para los derechos pisoteados del Paraguay en la Corte Internacional de La Haya, para reparar los intereses nacionales vulnerados por el entonces agresivo castrochavismo, hoy también sepultado.
JLSG
Asunción, a 01 de enero de 2015
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