lunes, 5 de enero de 2015

EN “REPLIEGUE ORDENADO”, CON AIRES HABANEROS, NO DE BRASILIA, NARCOTERRORISTAS DEL “EPP” LIBERARON A ARLAN Y MANTIENEN UN REHÉN, MIENTRAS IMPERA LA INSEGURIDAD EN EL PARAGUAY DE CARTES Y SU OPOSICIÓN COMPLACIENTE

Los padres de Arlan, Alcido y Melania, y su hermana Rosinet, en la mañana de hoy viernes 26 de diciembre, caminando por el predio familiar, para un encuentro con la prensa (Crédito: foto de “Abc color”).
En el pensamiento estratégico-militar, también político, y por extensión en cualquier dimensión crítica de la realidad, se habla de repliegue ordenado, cuando un actor, sin importar el escenario y las fuerzas contendientes (en el Paraguay del narcoterrorista hay un enemigo de la sociedad, que carece de la contención del momento de la fuerza del aparato de Estado, legal y legítima), de manera imprevista o intempestiva (factor tiempo como sorpresa), cambia el curso, orientación y cualidad de sus proyecciones de fuerza. El repliegue es un hecho o proceso, y concepto operativo que permite interpretar giros de hasta 360 grados, que los protagonistas utilizan para disfrazar con palabrerío o acciones, su retirada estratégica, que puede significar derrota, o una operación de más vastas repercusiones para llevar la lucha (cualquier cosa que ella signifique) hacia otros ámbitos, en busca de aplastar al enemigo, a más largo plazo.

Se trata de un momento de inflexión, en el que la fuerza operativa y accionante, el narcoterrismo local, en este caso, por razones internas y/o externas, altera de manera drástica su comportamiento, que aparece como algo inesperado, y que en realidad es la parte visible de un proceso generalmente oculto a los demás, desconcertante para el enemigo, y que se ha estado gestando en el silencio de lo nuevo que todavía se niega a manifestarse con fuerza impositiva, y de lo viejo que lucha por no perecer.

El actual dictador-totalitario de Cuba, Raúl Castro (el genocida menor de la isla, el mayor es el impedido o ausente genocida mayor, Fidel Castro, acaso en sus estertores físicos últimos, si es que todavía no murió), cuando hace casi dos años empezó sus contactos con el presidente Barack Obama (de la no totalmente venida a menos superpotencia norteamericana, hoy con economía en lenta pero sostenida recuperación, y capaz de maniobras estratégicas, político-diplomáticas), el inquilino de salida de la Casa Blanca.

El “presidente” Castro procedió así por imperiosa necesidad. Lo hizo para asegurar la supervivencia de su estirpe y de los enriquecidos, sanguinarios y corruptos integrantes de la nomenklatura comunista cubana, de tan larga duración.

Los envejecidos y multimillonarios sobrevivientes del castrismo se volvieron realistas o mejor, ultraconservadores, con tantos bienes y poder acumulados, a lo largo de décadas de combinar la fuerza más despiadada del carisma del genocida mayor, que surtió efectos mientras Fidel Castro pueda hablar y gesticular en su rol de omnipotente líder carismático, quien inevitablemente tiene un espacio-tiempo histórico limitado, esto por su capacidad de ejercer las infernales capacidades de nacimiento, perfeccionadas a lo largo de décadas de vesánico ejercicio del poder sin límites.

Raúl Castro, genocida menor, pudo concretar, hasta ahora, con parte de sus camaradas, el histórico “repliegue ordenado” (es la intención) del castrocomunismo en su larga marcha al modelo económico de los ex comunistas chinos, la ex China roja, hoy rosa frente al totalitarismo de los guardias rojos (¿lo más cruel del maoísmo?), y en pleno desarrollo de un nuevo y depredador mundial capitalismo, de Estado en este caso. ¿Hasta cuándo? La historia dirá, aunque a veces tarda en manifestarse.

De fracasar el raulismo en su intento (un autogolpe del por ahora descabezado y desarticulado fidelismo es una de las posibles reacciones de una ortodoxia ya sin futuro), el daño será mayor: podría hundir al país caribeño en un auténtico tsunami histórico de sangre y fuego. Esperemos que no se llegue a eso y que el genocida menor, culmine con éxito su audaz maniobra, compartida y timoneada, con mayor audacia, sin duda, por un próximo ex presidente Obama, ansioso de dejar su legado de estadista. Ese interés (“la medida de la acción”, según el jurista Rudolf von Ihering) es la motivación individual y trascendente del presidente estadounidense, el colectivo es la recuperación de la seguridad norteamericana en el hemisferio, en estos tiempos sanguinolentos de decapitaciones masivas y mediatizadas, que hasta en los infiernos causan indignación, por la competencia desleal de tantos fundamentalistas del así llamado Estado Islámico.

Ya lo dijo García Márquez: los novelistas latinoamericanos tienen el problema de hacer creíbles sus realidades, y no sus ficciones, como los narradores europeos, norteamericanos y demás…


JLSG
Asunción, a 26 de diciembre de  2014

0 comentarios: