miércoles, 2 de enero de 2013

Un falaz artículo de El País (Madrid), esta vez sobre el “crecimiento político del continente iberoamericano”, reproducido por La Nación (Buenos Aires), obliga a salirle al paso al periodista en cuestión, pues sus delirios se nutren de olvidos selectivos de la injusticia perpetrada en contra del Paraguay, en Cádiz 2012, por orden del neoimperialismo “bolivariano”



El presidente español Mariano Rajoy, en la inauguración de la XXII Cumbre “Iberoamericana”, realizada en Cádiz, en coincidencia con la conmemoración del bicentenario de la Pepa (1812), la primera y liberal constitución de España. Por imposición “bolivariana”, en esa doble cita de jefes de Estado y de gobierno estuvo ausente el Paraguay, otra agresión más sufrida por nuestro país de parte de la Unasur chavista, y con la complicidad española y de las democracias de baja calidad del área (Fuente: Secretaría General de la XXII Cumbre Iberoamericana).



El señor M. A. Bastenier, el perpetrador del artículo que criticamos (ver el enlace al final del texto), sabe tanto del “crecimiento político del continente iberoamericano” como, quien esto escribe, por ejemplo de las apetencias gastronómicas del susodicho escribidor, vargasllosianamente hablando.

Y, en tales circunstancias, no puede ser imprudente decirlo, el señor M. A. Bastenier en absoluto nada conoce de la historia real de la parte americana –por lo menos de la actual– y sí de ese mentado y macondiano “continente” transatlántico, que solo tiene patente de invención en su fantástica imaginación, más apropiada para un autor de política ficción internacional, que para el analista político serio e inteligente que habitualmente lo es, cuando escribe respetando la  ancestral sabiduría de lo de zapatero a tus zapatos.

Ocurre que al señor M. A. Bastenier, un destacado periodista español, de quien mucho se aprende cuando ejerce de tal, entre otros gazapos y dislates del continental batiburrillo de una supuesta alta política del “continente iberoamericano”, una Atlántida contemporánea, según la prosa que se le critica, en contenido y forma, también le endilga merecidamente, por bien ganado, el marbete de olvidadizo, al parecer selectivo en este caso.

Es que en el relato de marras censuró (o desconoció, que es una censura sin intención, pero grave para alguien de la estatura periodística, intelectual y convicciones democráticas, y de su medio de prensa) el repugnante doble “affaire” sobre el Paraguay, que a la vez envileciera históricamente a Cádiz 2012 y a la XXII Cumbre “Iberoamericana”. A tal punto que opacó a la primera, como el mismísimo generalísimo Francisco Franco Bahamonde no hubiese podido realizar de mejor modo, y terminó con la segunda, de manera limpia y efectiva, sin sangre, y como ningún talibán que se precie de tal lo hubiere logrado mejor.

El vómito de un humanoide y sus incensarios
Se trató esa intriga vil, dizque “iberoamericana”, de una más en contra del provisorio gobierno constitucional paraguayo, surgido de la crisis institucional de junio de 2012, y también del pueblo paraguayo, hermano entrañable del de España.

Tuvo su origen politiquero en un ucase, o mejor, en uno de los vómitos que habitualmente emanado  –y con obediencia totalitaria perfeccionado por La Moncloa madrileña y sus cómplices de la oposición socialistoide, que rima con fascistoide, para los desprevenidos–  de ese in-felino de papel de estraza, que peca con solo llamarse Hugo Chávez.

“El “mariscal” de la revolución (¿?) latinoamericana y no ibero-no-sé-qué, como dijera uno de sus tantos mercenarios intelectuales en la región (nada baratos como los de antes, por cierto, que tan pronto blande ese culto totalitario a la personalidad, o cuando le conviene su doctorado en Harvard University, que para esgrimir tales laureles el imperialismo norteamericano no es tal), un argentino, un tal Atilio Borón, quien ahora es “revolucionario” que cotiza en las grandes bolsas del mundo y, como otros de tal ralea, pareciera que también beneficiado con los generosos “grants” para sus sirvientes, en metálico y en especies varias, del hace poco inhumanamente exterminado, el exterminador de su pueblo Gadafi.

En todas estas costumbres, tan de “intelectuales críticos”, compite denodamente como gentes similares a él, en auténticas y muy lucrativas industrias sin chimeneas, en ellas convertidas, por ejemplo el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), y otras prestigiosas organizaciones académicas regionales, en otros tiempos muy difíciles.

Desde luego, mientras los de su generación eran barridos por la doble cultura de la muerte, la del terrorismo de Montoneros o del ERP, y la del Estado, Borón, tan auténtico él, se sacrificaba en la nada proletaria universidad de las elites de las elites imperiales, según su marxismo-leninismo panfletario, pues como corresponde también es adorador del mayor terrorista de Estado que produjo la América Latina contemporánea, su ínclito Fidel Castro, el próximo en la lista de obituarios de la prensa mundial.

Y, para divertir a su ego, que supera al menos dos veces la altitud del Everest, también solía jugar de intervencionista –inapelable y “unasuriano kirchnerista” como es– en los asuntos internos del Paraguay, cuando lograba más que un extra en su PIB personal, gracias a las canonjías de un Jorge Lara Castro, el más dañino de quienes arrasaran la Cancillería paraguaya, por haber sido el más entreguista de todos en materia de soberanía nacional vendida a multimillonario y vil precio.

Chávez, de su parte, un humanoide de pésima calidad, y caporal mayor en los últimos lustros de Castro, el caribeño totalisaurio (simbiosis entre totalitario y saurio prehistórico), cada uno en su propia hora veinticinco, biológica e histórica, que son la misma cosa en casos patológicos y politiqueros de este jaez. El tal Chávez se encuentra en el inicio de la crisis terminal de su proyecto neototalitario (el de caporal mayor de La Habana para someter a toda Sudamérica a los designios del opresor de medio siglo de la última “dictadura del proletariado” del mundo, que la de Corea del Norte es otra cosa), retroalimentada con la de la propia vida, tan paupérrima en humanidad como pletórica en anacrónicos odios y abominaciones “revolucionarias”.

Esta concertación de fin de fiestas negras, del Averno en la tierra “iberoamericana, se ha acelerado gracias al prodigio de la medicina castrista, que si es capaz de jugar tan irresponsablemente con la vida de uno de sus matones de la gleba, qué no puede de perverso hacer cuando se trata de los heroicos disidentes de un régimen totalitario de larga duración, el de Castro-Cuba, punto de implotar también, intoxicado en la septicemia de la monstruosa bilis secretada por una ideología autoextinguida en la historia, pero al elevado precio de los delirios de sus genocidas.

“El País” (Madrid) y “La Nación” (Buenos Aires)
En este breve comentario se denuncian, y refutan, algunas, las desopilantes conclusiones acerca de una especia de “potencia” política “iberoamericana”, publicadas primero en “El País” de Madrid (miércoles 26 de diciembre), y después reproducidas el martes 1 de enero de 2013 en “La Nación” de Buenos Aires (ver el enlace de esta última edición: http://www.lanacion.com.ar/1541724-america-latina-con-mas-peso-politico), para quienes tengan deseos de conocer las ¿barbaridades?, ¿ingenuidades?, ¿irresponsabilidades?, expresadas por Bastenier, un periodista e intelectual  español, que es uno de los buenos… de “madrizz”, como pronuncian no solo los matritenses en la antigua sede de la corona imperial, que más de un resabio tiene vivo en estos tiempos, ya de décadas del parlamentarismo monárquico, cuyas surtidas incompetencias le hacen tragar cada sapo a su progenitor político número uno, el rey Juan Carlos, abrumado por sus años de tanto trajinar auténticamente al servicio de una España moderna y democrática, las más de las veces.

El bicentenario de la Pepa (1812), en coincidencia con la que muy probablemente será la última de las “cumbres iberoamericanas”, fue un rotundo fracaso, entre varias razones a raíz de la arbitraria exclusión del Paraguay en tales acontecimientos, impuesta por la voluntad del totalitarismo castro-“bolivariano”, el de la “banda de los cuatro”: Chávez, el jefe de la pandilla, y la comparsa de Russeff, CFK y Mujica, por orden de importancia.

Estos “totalitarios light” (Teodoro Petkoff, dixit), con Castro y Ortega, “celebraron” la constitución liberal de España, y una vez más ultrajaron los valores democráticos de la “Comunidad Iberoamericana”, para ello teniendo la anuencia de las democracias de tan baja calidad de la región y la sumisión oportunista de la Moncloa, en contubernio con los socialistoides de la canalla del PSOE.

Chávez (hasta antes de caer por última vez en manos de carniceros castristas) capitaneaba a sus mercenarios en las agresiones al Paraguay, incrementadas impúdicamente desde el juicio político constitucional (21-22 de junio de 2012), legal y legítimo, que concluyera con la destitución de ese otro desgobernante llamado Fernando Lugo, el principal engendro criollo del “bolivarianismo”. Este que tuvo su única derrota diplomática y política “iberoamericana” en el Paraguay, en la coyuntura destituyente esa, con las conocidas consecuencias totalitarias impuestas por Chávez, trágicas para el “Mercosur” y el desarrollo político, institucional e internacional, de la región.

El modelo neopopulista y neototalitario de Chávez ahora acaba de ingresar a la incógnita de su crisis terminal, debido al previsible fin biológico del “revolucionario”, a la vez cómplice en aventurerismos ideológicos y prisionero clínico de Fidel Castro, el más sanguinario y opresivo de los dictadores “iberoamericanos” del siglo XX y de lo transcurrido de lo actual, quien dejará en Cuba y en América Latina y el Caribe una terrible herencia de opresión totalitaria, de cultura de la muerte y de miseria extrema, intelectual, espiritual, cívica y material.

Epílogo provisorio
Para finalizar, y sin ninguna licencia del propietario intelectual, se concluye por ahora parafraseando al rey Juan Carlos I, haciéndole escuchar al señor Bastenier un estentóreo y muy apropiado “¡por qué no te callas!”, resultado de su prosa de “magister dixit” en “crecimiento político del continente iberoamericano”,  acerca de su esperpento periodistiquero, para nada “delvalle-inclaniano”, que en esa materia sí don Ramon era un maestro, de los de verdad.

Es tan obtuso en su invención del “continente iberoamericano”, el pobre señor Bastenier, quien en sintonía con don Juan Luis Cebrián (Consejero Delegado de Prisa en El País) no paró mientes para elogiar a Dilma Rousseff, casi como si fuese una estadista. ¡A la presidente brasileña que entregó Planalto e Itamaraty a Chávez, sometiéndole el Brasil que pretende ser una potencia mundial!

Es/son tan obtuso/s algún/algunos personajetes, en Madrid, que no saben o no se dan por enterados, que la herencia del neopopulismo y neototalitarismo castro-“bolivariano” de estas últimas dos décadas en América Latina y el Caribe en realidad tiene el muy pesado significado de un gran retroceso en la institucionalización del Estado de derecho democrático y de la sociedad abierta.

No hay pues motivo para ponderar lo que no existe, pues lo que se tiene es apenas, sino totalitarismo encubierto, una grosera, tosca y peligrosa y generalizada democracia de pésima calidad o muy baja intensidad, en la Atlántida “iberoamericana”, la del novísimo cartógrafo del presente, Bastenier, y que desborda en los dos lados del Atlántico, incluyendo a España, que ya no es la del brazo en alto, y tampoco la de la promesa democrática, y sí tan solo la de la rampante y rapaz politiquería, que expropia soberanía y rentas a los ciudadanos, para repartirlas entre los nuevos señores del feudalismo posmodernista, los de la ausencia de la política (como nos recordaba el nunca bien ponderado Jean Baudrillard) que tiene su continuación en la guerra, si no se supera su falsificación de origen.


JLSG
Asunción, a martes 1 de enero de 2013
Código del artículo: RHD3


Enlace de “El País” (Madrid):
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/12/26/actualidad/1356513810_174419.html

0 comentarios: