lunes, 31 de diciembre de 2012

La incertidumbre política se extiende por Venezuela, el continente y el mundo, debido a “complicaciones” en el estado del totalitario Chávez, mientras los “castro-bolivarianos” preparan una intervención militar, intentando el imposible del chavismo sin Chávez, que deberá ser enfrentado por el Paraguay y los demócratas de la región



En una pose “piadosa” el dictador totalitario Hugo Chávez, durante su última campaña “electoralista”, alimentada por su ego infernal, y a la vez por la presión del totalisaurio del Caribe, Fidel Castro, el próximo dictador en vías de extinción biológica (Fuente: Jorge Silva, Reuters, fotograma de “El País” de Madrid).



En plena madrugada de 31 de diciembre, desde la capital del “bolivarianismo”, La Habana (Cuba), el títere castrista Nicolás Maduro (canciller y vicepresidente Ejecutivo del chavismo, no de Venezuela, y heredero gubernamental designado por Fidel Castro y Chávez, en ese orden, pero resistido por sectores importantes del oficialismo y las FFAA, y por la oposición que aglutina al menos a la mitad de los electores), dirigió un mensaje preocupante a los venezolanos, al mencionar que el dictador se encuentra con “nuevas complicaciones” de salud, después de las intervenciones quirúrgicas que se le practicaran en el hospital particular de Fidel Castro, el mejor de la isla roja de sangre de lo mejor de su pueblo, lógicamente.

Es muy probable que de haber sido atendido en el Sirio-Libanés de San Pablo, Chávez hoy estaría más totalitario que nunca y saludable, o al menos con la enfermedad bajo control, presto para asumir su tercera “reelección” consecutiva, el 10 de enero.

Pero el totalitario Castro se apoderó de su enfermedad, no de su salud, y le obligó a tratarse en la isla totalitaria. Por nada del universo Fidel Castro iba a arriesgarse a que el mundo supiera el verdadero estado de salud de Chávez, y por eso le sometió a su “privilegiada” medicina, la mejor del mundo según él. Fidel Castro fue el primero en saber la gravedad terminal del cáncer que padecía Chávez, y antes de informarle a su mejor discípulo en atrocidades inhumanas, empezó a mover sus piezas en Venezuela, por si llegara a ocurrir lo peor, para intentar lo imposible: el chavismo sin Chávez.

Los Castro, y su KGB, supieron desde siempre que sin Chávez es muy improbable la supervivencia del chavismo, al menos sin una típica “dictadura del proletariado”, de elevadísimo costo humano y político ahora. Para Castro-Cuba es imprescindible que Chávez (en el peor de los casos, un imposible chavismo sin él) impere en Caracas, y someta a toda la región a sus delirios, pues de él depende la provisión gratuita de 100 mil barriles diarios de petróleo que hasta hoy le estaba enviando a la isla prisionera, a más del respaldo político-diplomático y financiero que le brinda el “bolivarianismo”, y de la peligrosa y agresiva alianza militar que todavía les da sustento recíproco, para evitar levantamientos populares y conspiraciones militares.

En Teherán también cunde el pánico y en Damasco y entre los fundamentalistas árabes y/o islámicos. Y en Managua, Quito, La Paz, Buenos Aires y Montevideo, las capitales “bolivarianas” de primera línea, lo mismo que en la neoimperial Brasilia (¡ultraideologizada “bolivarianamente”!) y en otras “democracias” de la región, sometidas al dictadorzuelo caraqueño. En Asunción es igualmente negro el panorama: si muere Chávez, o queda imposibilitado de continuar desgobernando, se desarma todo el soporte material y logístico “bolivariano”, y Lugo y su “Frente Guasú” se van al diablo. Así de simple.

¿Vive Chávez, todavía, aunque agonizante? ¿Ya murió? Cualquiera de las dos posibilidades es real. Pero ya no importa. No se sabrá si murió (lo más probable), o si quedó inhabilitado para reasumir su dictadura, hasta que la KGB cubana, con sus elementos chavistas (civiles y militares) haya asegurado la sucesión totalitaria de Maduro, al precio que sea.

El teniente Diosdado Cabello, presidente de la “Asamblea Popular” es el enemigo número uno de Maduro en el oficialismo, y no es querido en La Habana. No es confiable para el diabólico Fidel Castro, y tampoco para los “bolivarianos” sudamericanos. Cabello está operando intensamente desde que Chávez (en realidad Fidel Castro) escogió a Maduro (el descarado gorila menor e intervencionista en nuestra crisis de junio pasado, aquí) como sucesor. Tiene a su favor, Diodasdo, una parte importante de las FFAA y en contra a las “Milicias Bolivarianas”, los chavistas armados relativamente y ahora sin líder. ¡El horno de la política mundial no está para burdos bollos politiqueros “revolucionarios”!

Además, al menos la mitad de Venezuela está en contra de Chávez y de Castro, y de la abierta injerencia de la Seguridad de Estado castrista en las FFAA chavistas, en el aparato de desgobierno y en la atemorizada sociedad. En un caso de crisis declarada, en la lucha por el poder, Cabello tendría de su lado a parte considerable de los militares venezolanos, e incluso respaldo de la población y de la oposición democrática. Incluso podría ocurrir que Cabello rompiera con el chavismo y se aliara con las fuerzas democráticas lideradas por Henrique Capriles.

Es por eso que La Habana está conspirando contra la menor posibilidad de avance de las precarias democracias en Venezuela y América Latina, preparando un autogolpe palaciego, con el disfraz de la UNASUR, que incluiría protagónicamente a Buenos Aires, Brasilia, La Paz, Quito y Montevideo. Desde atrás, y no tanto, Teherán. Es muy probable un conflicto bélico generalizado en Venezuela, con repercusiones regionales e internacionales, que se concretaría como “guerra preventiva”, a ser desatada por La Habana-UNASUR.

No resulta descabellado pensar que, desde el Paraguay, nosotros ofrezcamos nuestra solidaridad combatiente, de ser necesario, a los demócratas venezolanos. Bajo la forma, por ejemplo, de una Brigada Paraguaya bajo el histórico nombre del Coronel de Granaderos José Félix Bogado, el lugarteniente paraguayo del Libertador General José de San Martín, ese prócer independentista argentino y regional hoy “olvidado” en la Casa Rosada de la CFK y de “la Cámpora”.

En el Paraguay somos muchos quienes no olvidamos del intervencionista en nuestros asuntos internos, Nicolás Maduro, el “bolivariano”, segundo jefe de sus mercenarios locales, por más que Nicanor Duarte Frutos, en un súbito acceso último de “sincericidio”, haya dicho que en la derecha paraguaya hay una especie de “neurosis” antichavista, marcadamente anticomunista como bajo la guerra fría (1947-1989). Somos muchos quienes no olvidamos que el intervencionismo “bolivariano” en el Paraguay comenzó bajo el desgobierno de Duarte Frutos. Por el momento es todo. Pero habrá más. Mucho más. Acaso cuando estas reflexiones sean subidas a las redes locales, en Venezuela haya comenzado una nueva batalla por la democracia en América Latina y el Caribe. Porque después de Chávez, el siguiente es Fidel Castro.




JLSG
Asunción, a lunes 31 de diciembre de 2012
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Enlaces:
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/12/31/actualidad/1356914469_310155.html
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/12/30/actualidad/1356895310_977821.html
http://www.vtv.gob.ve/articulos/2012/12/30/vicepdte.-maduro-6535.html

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