domingo, 20 de enero de 2013

La seguridad ciudadana, un componente en la seguridad y defensa nacional, solo puede ser eficiente si es constitucional, en el sentido de las sociedades abiertas, organizadas como Estado de derecho democrático y representativo, bajo fiscalización participativa de “Ñandé (nosotros: ‘we’) ‘the people’ (el pueblo)”, doctrinas a las que también debe sumarse la ciudadanía regional, pues nos amenaza un agresivo y expansionista rebrote totalitario “castro-bolivariano”


Escrito (también en representación y con autorización de Carlos Crichigno) por José Luis Simón G.
JLSG y Carlos Crichigno, ciudadanos de la Patria paraguaya y de la Humanidad, decidieron llevar adelante una alianza estratégica, a la que está invitada a adherirse la ciudadanía que comparte esta suerte de declaración de principios de la seguridad y defensa nacionales, que es el contenido de la presente entrega (Foto de José A. Valenzuela F.).



La seguridad humana integral, individual y colectiva, que tiene uno de sus componentes en las políticas de Estado referidas a la Defensa Nacional (DN), no es un fin en sí mismo para el Estado de derecho democrático (Edd), entendiendo por tal el marco jurídico-político del sistema democrático representativo de gobierno, que exige la más amplia participación de la ciudadanía. Esto no en el sentido totalitario castro-comunista y “bolivariano”, el de la locura del denominado “socialismo siglo XXI. 


El Edd, representativo, es a la vez uno de ciudadanía vigilante de sus representantes, quienes deben ser auténticos servidores públicos, constitucionalmente hablando, y, por encima de todo, es una sociedad política (¡jamás politiquera!) con hombres y mujeres cumplidores de sus obligaciones-deberes constitucionales, y exigentes sin jamás claudicar de sus derechos, libertades y garantías.

El Edd es característico de las sociedades abiertas, con economía de libre mercado, responsabilidad social y sostenibilidad, integrada bilateral, regional, continental y mundialmente con pueblos y Estados que comparten similares valores, ideales, principios y propósitos. Este Edd requiere de intereses e identidad nacionales definidos, y con aparatos estatal y gubernamental eficientes y adecuados a las necesidades del país.

Unicamente en los regímenes dictatoriales, autoritarios o totalitarios la seguridad se autonomiza de los límites legales y legítimos que caracterizan al Edd, para convertirse en un fin supremo, en sí mismo, que no es otro que el mantenimiento de una opresiva estructura de dominación, a cualquier precio, como ocurre con los sistemas totalitarios, de izquierda (comunismo) o de derecha (nazi-fascismo). Y al que pueden conducir los “totalitarismos de mercado”, que resultan del poder económico-financiero no sujeto a leyes legales, legítimas, justas y razonables (de cumplimiento posible), lo que nada tiene que ver con economías estatizadas o centralmente planificadas (totalitarismos comunista y nazi-fascista).

En las sociedades abiertas, jurídico y políticamente organizadas como Edd, la seguridad resulta del funcionamiento pleno y legal de las instituciones, del mayoritario respeto a la ley por parte de ciudadanos y autoridades, y de la respuesta que, en el marco de las leyes, dan los legítimos servidores públicos a los desafíos, tanto a los de origen interno como externo, que amenazan a la convivencia civilizada y a sus instituciones.

Esto último es el contenido central de la DN, que es amplia, abarcativa de todas las dimensiones de la realidad, y que al poder disuasivo militar de la defensa solo tiene como “ultima ratio”. Solo se la emplea (y para ello se debe estar preparado) cuando, por ejemplo, los agresores de la Patria paraguaya y de la Humanidad quieren imponernos sus intereses geopolíticos e ideologías totalitarias, como pretenden los “castro bolivarianos”, con sus subordinados “luguistas” aquí, ya sea comprando y sobornando a las “autoridades”, o paralizándolas por el miedo.

El ambiente o la situación de seguridad, empezando por la jurídica, que es característico del Edd, es el que le permite estar en las mejores condiciones para asumir su responsabilidad central, la de asegurar la convivencia civilizada, en el frente externo, y, llegado el caso, en el ámbito interno o local, sin por ello tener que sacrificar los valores de la sociedad abierta y las conquistas del Edd, para lo cual -entre otros prerrequisitos- deben funcionar las instituciones y liderazgos democráticos, y la más amplia participación ciudadana.


La historia demuestra que la seguridad y la defensa, entendidas como se plantea aquí, permiten el más pleno disfrute individual y social de las ventajas del Edd y de la sociedad abierta, y su proyección en el tiempo, todo lo cual requiere del instrumento de las Políticas Públicas de Defensa (Ppd), entre otras complementarias e interdependientes, para que la imprescindible Seguridad Ciudadana sea auténtica realidad. Y no como ocurre ahora, cuando la situación es caracterizada por la inseguridad generalizada que hoy padecemos, resultado de los ataques de los regímenes totalitarios del área y de los gobiernos “democráticos” que a ellos se subordinan; y de los desafíos del crimen organizado (corrupción sistémica, narcoactividad terrorismo y delincuencia criminal), todo alimentado por la indefensión jurídica que significa la impunidad y por la debilidad de la ciudadanía e instituciones.

De todo lo anterior se desprende que para nosotros la integración no es el adefesio totalitario del “Merc-Unasur”, y que enterrado por los “bolivarianos” el Tratado de Asunción (lo que debe ser denunciado ante la Corte Internacional de La Haya), debemos encaminarnos de inmediato hacia los acuerdos bilaterales de libre comercio y al audaz y promisorio diseño de la Alianza del Pacífico.

También se desprende que, para nosotros, es sinónimo de inseguridad la “socialista siglo XXI” Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), neoimperialista y totalitaria, al igual que otros mecanismos de fachada comunista-chavista, como la Alianza Bolivariana Americana (ALBA) y la denominada Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). También debemos reclamar nuestros derechos conculcados en la desfalleciente Comunidad Iberoamericana de Naciones (CIN), que se encuentra en estado comatoso desde Cádiz 2012.

En la OEA, a raíz de la brutal traición reciente del secretario general José Miguel Insulza, en la actual crisis creada por el castro-chavismo en Venezuela, debemos mantenernos en el marco de su Carta Democrática, y emplear la diplomacia bilateral, subregional, regional, continental y mundial como la primera línea de la seguridad y defensa nacionales, sin por un segundo dejar de lado la preparación para nuestra propia defensa, la que jamás debe ser puesta en otras manos que no sean las nuestras, y sin por ello desechar las alianzas que debemos promover desde los legítimos intereses de la Patria paraguaya y en el marco de los valores y principios de la Humanidad.

Es por eso que, a los com-Patriotas del Paraguay y de la región y del mundo, propios y de otras naciones, les invitamos a integrarse a la alianza estratégica, en defensa de la Patria paraguaya y de la Humanidad, que convinimos en realizar Carlos Crichigno (Defensa Nacional: desde sus páginas web y en “fb”) y José Luis Simón G. (blog y páginas en “fb”, también), y que muy pronto aportará también sus programas de radio “on line”, por medio de una emisora en internet  (http://www.desdeparaguay.com/grc) que ya está transmitiendo 24 hs. al día, por ahora solo música paraguaya.

¡Con el brazo, el respeto, la fraternidad y la amistad de siempre, soberanos y soberanas de la Patria paraguaya, defensora heroica y todavía solitaria de la Humanidad en la región!


JLSG y con la autorización de Carlos Crichigno

Asunción, a domingo 20 de enero de 2013
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Código del artículo: CCV3

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