miércoles, 26 de diciembre de 2012

“Yo acuso a la suprema corte de la injusticia” (I): O la impunidad sistémica y la omnipotencia de los “omnívoros” intocables, perpetradores de todas las inconstitucionalidades posibles, y quienes con su terrorismo judicial ponen en peligro a la Patria paraguaya, la parte de la Humanidad que nos concierne de manera directa


En el Paraguay Temis / Astrea no impera desde hace tiempo, pues su ámbito 
está invadido por poderes fácticos que  amenazan la posibilidad del Estado de 
derecho  democrático entre nosotros. (Fuente: www.v1.pj.gov.py).


Quien esto firma, y se hace responsable de ello, ante la Justicia, y con su vida misma, está a punto de ser expropiado, en los hechos inconstitucionalmente, de su única propiedad, víctima de una persecución del poder fáctico que impera en el “poder judicial (pj)” del Paraguay, empezando por la denominada “corte suprema de justicia (csj)”. Solo entre comillas y en minúsculas se puede mencionar a tales “instituciones”. El Paraguay se encuentra, desde hace tiempo, en un auténtico “estado de naturaleza” hobbesiano.

Aquí no se trata solo de defender la propiedad privada legítima sino sobre todo de luchar en contra del sistema kafkiano de sistemática denegación de Justicia que existe en el Paraguay, que hunde sus raíces en la dictadura pasada, y en la debilidad histórica de nuestras instituciones y cultura cívicas y democráticas, y que a partir de 1989 hizo metástasis, al punto de convertir al Paraguay en una sociedad prejudicial y por ello en extremo perjudicial y peligrosa para la convivencia civilizada.

El Paraguay está sojuzgado por una fraudulenta democracia de muy baja calidad, en la que los poderes del Estado han dejado de serlo para convertirse en meros poderes fácticos, de hecho, al servicio de intereses injustos, inconstitucionales, ilegales e ilegítimos, lo que configura un sistema de perpetración de hechos punibles por parte de los poderosos locales, quienes actúan con absoluta impunidad.

Existen operadores judiciales y fiscales probos y capaces, pero son muy pocos y están atemorizados y nada hacen en definitiva cuando deben enfrentar a los poderes que manejan a nuestras instituciones, incluyendo en ello a sectores de la “prensa poder fáctico”. También los abogados se han rendido ante esta autocracia, que es uno de los resultados más perversos de la politiquería que ha creado este monstruo luciferino, pues los partidócratas, con excepciones individuales, también, intervienen descaradamente en los asuntos judiciales que deberían ser tratados con absoluta independencia de factores extra jurídicos, sean estos politiqueros, “sociales” o económicos e “institucionales”.

El resultado es que en el Paraguay impera el “estado de corrupción” generalizado y sin visos de intención al menos de cambiar. Esto no tiene nada que ver con las agresiones locales de los “lugo-bolivarianos” para embarrar el proceso electoralista que conduce a 2013, pues el ex presidente y sus pandilleros del desgobierno de la autodenominada Alianza Para el Cambio (APC), lo único que hizo fue incorporar a los poderes fácticos a sus propias huestes y beneficiarse con ello.

En este contexto de caos jurídico y político se dio el juicio político constitucional, legal y legítimo, que destituyera a Lugo el 22 de junio pasado. La medida apartó a la peor expresión del caos prejudicial que estábamos viviendo, pero lamentablemente quedó en eso, apenas, y todo sigue igual, pero sin Lugo y sus comparsas. Podría decirse que lo único que se ha democratizado generalizadamente en el Paraguay pos 1989 son la corrupción y la impunidad.

Esta serie que hoy inicio se titula genéricamente “Yo acuso al poder judicial del Paraguay” y que tendrá entregas sucesivas. Irá acompañada de otra serie también muy preocupante: “Yo acuso a Radio Cáritas – Universidad Católica”, que involucra a la prensa e Iglesia católicas en actos de terribles injusticias, aprovechando el desorden social al que nos condujo la quiebra de la conciencia jurídica nacional que tuvo mejores tiempos y exponentes en otras épocas, incluso ejemplos individuales señeros bajo la última dictadura tradicional del Paraguay.

Me persiguen porque soy un disidente, un objetor de conciencia y un insobornable luchador por la condición humana. He cometido errores pero jamás he delinquido y siempre, a todo lo largo de mi vida, y la que todavía tengo por delante, siempre me hice y me haré responsable de mis actos y omisiones. Lucho pacíficamente por la Justicia, que es luchar por la paz social, por las instituciones democráticas y por el imperio de la ley para realizar a aquélla.

Como no puedo seguir litigando en el Paraguay, estoy llevando mi caso, que es el decenas de miles, a instituciones internacionales. Incluso presenté una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la que debí suspender hasta que la mejor expresión de la OEA revea su posición sobre los sucesos de junio pasado aquí, que nada tienen que ver, como dijo su entonces máxima autoridad, Santiago Cantón, un “golpe de Estado parlamentario y reaccionario”. Acaso fue lo único serio que hizo como Congreso de la Nación el tan alicaído y desprestigiado “poder legislativo”, en ello coincidente con los demás poderes fácticos.

Pongo mi caso en manos de la conciencia jurídica internacional. También en manos de la Justicia divina. Y me dirijo a la ciudadanía del Paraguay y el mundo, recurriendo con ello a la tradición propia del derecho romano de acudir en defensa de mis derechos fundamentales a los tribunos del pueblo. No pido que crean en mí, y sí que lean muy cuidadosamente todas y cada una de las odiseas padecidas en nuestros “tribunales”, y que saquen sus propias conclusiones. Si ya no pasaron por situaciones similares, muchos de quienes leerán esto, pueden estar a punto de padecerlas.

Cédula de notificación de la barbarie
En preparación del despojo inconstitucional y fraudulento con que quieren castigarme (todavía no se atreven a decretar de hecho mi eliminación física), en este caso el cumplimiento de una aberrante y nula sentencia de “ejecución hipotecaria”, que es inminente, recibí lo siguiente:

Cédula de Notificación / Sello: República del Paraguay / Corte Suprema de Justicia / Asunción, 17 de diciembre de 2012 / Señor José Luis Simón G. /
Abogs. Patrocs. Carlos G. González Morel, Daniel Varela, Gloria Franco Pérez y Bonifacio Ríos Ávalos / Domicilio: Av. Gral. Santos Nº 710 casi Siria – Capital
Presente:

Comunícole, que en el expediente caratulado “Acción de Inconstitucionalidad en el Juicio: Bríos S.A. de Finanzas contra José Luis Simón Giménez sobre ejecución hipotecaria” Nº 451 / 2007, la Corte Suprema de Justicia, Sala Constitucional, ha dictado la providencia, que copiadas (sic) textualmente dice: “Asunción, 16 de abril de 2012.- Vista la inhibición del Ministro de la Excma. Corte Suprema de Justicia, Sala Constitucional, Dr. Antonio Fretes, pare entender en estos autos, intégrase la citada Sala, con el Ministro de la Corte Suprema de Justicia, Dr. Sindulfo Blanco. Hágase saber a las partes, notifíquese. Firmado: Víctor M. Núñez R. (Ministro). Ante mí: Héctor Fabián Escobar Díaz (Secretario).

Queda Ud. debidamente notificado. / Firma y sello: Gustavo Daniel Saucedo. Ujier Notificador / Hay un sello ovalado en el cual se lee: / Poder Judicial / República del Paraguay (escudo oficial, redondo) / Secretaría Judicial I / Corte Suprema de Justicia”.

¿Pueden juzgarme, los “magistrados” mencionados en este documento y más abajo, y otros que irán apareciendo en entregas sucesivas? ¿Son probos, honorables, competentes, capaces, independientes…? A continuación un primer enjuiciamiento de algunos de mis “jueces” y sus circunstancias.

Reino de la arbitrariedad y prepotencia
Un ejemplo, entre muchísimos más, del inconstitucional funcionamiento del “pj”, lo tuvo el accionante JLSG cuando, en un descuido de “sincericidio” de los intocables “magistrados supremos”, habitual aquí entre las autoridades de todos los poderes, y órganos constitucionales “extra poderes”, resultado deplorable y peligroso de la impunidad prevaleciente, cuando el entonces “ministro” presidente de la “corte suprema de justicia (csj)”, y titular nada menos que de su “sala constitucional”, Antonio Fretes [1], en una audiencia concedida en su despacho oficial al peticionante JLSG (era el segundo semestre del año 2007, casi con seguridad) le confirmó los peores temores del académico, intelectual y periodista.

Eso ocurrió cuando el litigante de manera educada, ética y legal le requirió que la “csj” ––en sus casos elevada a ella, por medio de auténticas acciones de inconstitucionalidad, y no arteras maniobras de “tercera instancia”–– empleara las leyes y el derecho para realizar la Justicia.

La solicitud de audiencia por parte del litigante fue necesaria porque JLSG supo de fuentes internas y confiables de la “corte”, y de los “mentideros” filtrados desde las sentinas de los Poderes Fácticos Paraguayos (PFP), que sus traficantes de influencia habían empezado a visitar regularmente a varios “ministros” en general y en especial a los de la “sala constitucional”, al haberse enterado que, en su oportunidad, cada una de las acciones de inconstitucionalidad del accionante había sido admitida.

El titular de la “corte” y de su “sala constitucional”, después de expresar típicas banalidades de rigor acerca del respeto del respeto que imperaba en el “pj” a la Carta Magna, respondió a su interlocutor, uno de tantos de sus miles de sus “ex alumnos” [2], que las pretensiones suyas como litigante en la acción de inconstitucionalidad eran legítimas y legales, constitucionales, en suma, pero que la “csj” no podría fallar en derecho y Justicia, porque eso acarrearía “el colapso del sistema financiero nacional”. Le sugería, en suma, “extrajudicialmente”, pre opinando escandalosamente de esa manera, que por propia voluntad retirase sus acciones, para evitarse males mayores.

Además, el doctor Fretes le manifestó en “confidencia” a JLSG ––autoexcluyéndose él de tal arbitrariedad, por supuesto–– que sus colegas de la “corte” no le perdonaban al periodista e intelectual recurrente en incosntitucionalidades sus campañas de crítica sistemática a las arbitrariedades imperantes en el denominado Poder Judicial.

Entre ellas la defensa humanitaria y en justicia que había realizado del siquiatra, escritor, poeta e intelectual paraguayo, Roque Vallejos Pérez-Garay, quien habiendo caído en desgracia en la “corte”, en la cual trabajaba profesionalmente, de manera arbitraria y con saña fue perseguido “judicialmente”, siendo cesado de su cargo de principal siquiatra forense de esa máxima instancia jurisdiccional, lo que terminaría acelerando su muerte por suicido.

El periodista JLSG, en el influyente espacio periodístico que dirigía entonces de lunes a viernes, emitido por Radio Cáritas-Universidad Católica (680 AM), de la que es licenciataria el Arzobispado de Asunción, entre las 13:30 y las 15:30 hs, después de investigar los hechos comprobó la injusta e ilegal persecución desatada en contra del doctor Vallejos por los poderes fácticos del “pj”, y durante una campaña denunció a lo largo de más de un año este caso atroz, como muchos más, de arbitrariedad “judicial” perpetrada en sus más altos niveles, y que concluiría con la auto eliminación de otra víctima de las injusticia y prepotencia del poder institucionalizas en el Paraguay, que caminaba a su bicentenario.

La “corte”, en esa coyuntura nunca se atrevió a “procesar” a JLSG: ¡ya habría tiempo para hacerle pagar muy duramente su osadía”, la de pretender Justicia. Fruto de esta terrible experiencia es una novela que JLSG está ahora escribiendo, utilizando para ello el testimonio último que le dejara por escrito el poeta Roque Vallejos, antes de suicidarse. La obra está aún en proceso de redacción.

A quien esta anécdota pudiera parecer una burla escandalosa y reprobable del ahora denunciante, el responsable de este blog, JLSG, se le responde que, en realidad, se trata de un tipo particular de “tomografía computarizada” de la metástasis que predomina en el “Estado” paraguayo.

Un ejemplo muy reciente de tal descomposición, de abril pasado, fue la lucha entablada entre un sector importante del “senado” (órgano que debería ser centro de la democracia, y que lamentablemente también se ha deslegitimado por completo de sus actuaciones politiqueras, patrimonialistas, y despóticas) y el “poder judicial”, expresión clásica esto del peligroso juego de suma cero entre instituciones públicas, convertidas apenas en expresiones de los poderes fácticos.

Ministro mentiroso e impune: ¿puede juzgar?
En dicho contexto, el también ministro de la Corte, Sindulfo Blanco, reconoció a la prensa que había mentido públicamente (cuando concursaba por una curul en la cúpula del “pj”) al declararse partidario de la tesis prevaleciente en el “senado”, según la cual los ministros del supremo tribunal duran en funciones sólo por periodos de cinco años, como cualquier otro magistrado judicial, hasta que constitucionalmente logren su inamovilidad.

Adujo que conscientemente había faltado a la verdad, a los efectos de ser seleccionado para integrar una de las ternas para “ministro de la corte” [3]. Sin rubor se justificó diciendo que había incurrido descaradamente en tamaño fraude para llegar a la “corte”. En otras palabras, oportunistamente y a sabiendas de su fraude, se embarcó en una acción contraria a la verdad y a la rectitud, sometiéndose así a la posición constitucional al respecto, que era la imperante en el “senado”, es decir, la “políticamente correcta”.

Después de la conmoción originada por tan degradante confesión pública, y presionado por sus preocupados cómplices-colegas, quienes temían las posibles consecuencias negativas que tendrían para ellos, esas y otras felonías, el ministro mentiroso Blanco explicó que “no dije lo que me atribuyen”. Y cuando la prensa le enfrentó con la grabación de su propio “sincericidio”, sostuvo que al haberse expresado en tales términos él no se encontraba bien de salud ––y así sigue estando––, sobre todo en lo emocional.

Hasta hoy Blanco aún sigue siendo ministro de la Corte: él no se siente obligado a renunciar, los partidos políticos representados en el “poder legislativo” no han pedido su juicio político, y tampoco los colegas del mentiroso magistrado supremo se dieron por enterados del caso, y el “ministerio público (mp)”, dizque el representante de la sociedad ante los estrados judiciales, tampoco investiga la auto confesión del comportamiento inmoral, fraudulento y degradado en extremo de Blanco.

Los poderes fácticos que imperan en el Paraguay, por ahora, no consideran necesario ni tan siquiera la declaración de la supuesta inimputabilidad de tan peculiar ministro de la “csj”. Un denominado “tribunal ético” judicial, interinado por un seudo constitucionalista, ex “parlamentario” y correligionario liberal de Blanco finalmente cerró el caso con una amonestación simbólica… Son estos escándalos, y tantos más, auténticas manifestaciones de terrorismo judicial que terminan deslegitimando al ideal del Edd y son utilizados por terroristas como los del autodenominado EPP para justificar sus locuras de violencia y sangre.

Esta es la calidad moral, acaso con alguna que otra excepción, de los jueces supremos, y en general de los magistrados y fiscales, que imparten “justicia” en el Paraguay y deben producir las carpetas fiscales para llegar a ese estado.

En contra de tanta injusticia institucionalizada, y del Estado de derecho democrático de tan baja calidad que padecemos los paraguayos, y de otras manifestaciones similares e incluso peores, es que se eleva esta denuncia, pues no solo hace referencia a los padecimientos del ciudadano JLSG que lleva décadas luchando por el imperio de la ley en su patria, y también en el continente y el mundo: se trata de un eslabón más en la lucha local, que es también mundial, por alcanzar el Edd, el que por definición no puede ser perfecto, pero sí tiene que incluir y asegurar el funcionamiento de los mecanismos necesarios para el ejercicio diario y sistemático de su perfectibilidad [4].




JLSG
Asunción, a miércoles 26 de diciembre de 2012
Código del artículo: JLD5 


 
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Notas y Referencias bibliográficas, documentales y periodísticas

[1] En ese entonces, el ministro-presidente Fretes (como otros integrantes de la “corte”, desde 2008 se convertiría en asiduo visitante de las “carnestolendas” de excesos lujuriosos en la mburuvicha roga del desgobernante Fernando Lugo, hasta 2012), al igual que no pocos de sus antecesores y varios de sus colegas de antes, durante y después, se encontraba envuelto en un grave escándalo de denuncia pública de corrupción realizado por sectores de la prensa, resultado de investigaciones periodísticas, ninguna de las cuales finalmente fue sustanciada en una verdadera investigación judicial, tal como lo establecen la Constitución, Tratados, Códigos y leyes ordenan. No pocas veces, la “prensa” también actúa como otro poder fáctico, amenazando con escándalos para después negociar sus pretensiones “judiciales”. Ese affaire mencionado sobre tierras, según las denuncias, también involucraba directamente al también miembro de la “sala constitucional”, y actual presidente de la “csj”, Víctor Núñez, quienes con los demás integrantes de la cúpula del “pj”, a principios de 2012 tuvieron el descaro de recurrir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a raíz de la lucha entablada entre los poderes fácticos, el “judicial” y un sector importante del senado (formado a tales efectos por una de tantas mayorías circunstanciales y coyunturales), el que igualmente envió a dos de sus miembros a Washington, para hacer “lobby”, desde sus intereses, ante la OEA y la Comisión. A Fretes y Núñez se les acusaba de haber recibido ilegalmente tierras del Indert (Instituto de Reforma Agraria), y otros hechos punibles, al igual que el también ministro Sindulfo Blanco, quien ni siquiera pagó el oportunista y mínimo “precio” de remate por el cual inconstitucionalmente accedió a tierras que debían destinarse exclusivamente a pequeños ganaderos y no a muy ricos y poderosos “juristas”, especuladores de la propiedad inmobiliaria del “estado”: ver http://www.ultimahora.com/notas/527570--Blanco-no-termino-de-pagar-por-las-5-mil-hectareas-que-recibio-del-IBR y http://www.ultimahora.com/notas/527572-Ariel-Blanco-dijo-desconocer-si-su-padre-pago-todo-o-no .
Lo narrado ocurría cuando acababa de tener repercusión local un último informe de la CIDH sobre las inhumanas condiciones de detención y de internamiento ––en realidad infernales–– que todavía imperan en sedes “policiales” y en el denominado “sistema penitenciario” nacional, con las excepciones de rigor, desde luego. Un eco de tales tratos inhumanos, crueles y degradantes, algo habitual en tales ámbitos (al igual que lo que ocurre en sedes “judiciales” y “fiscales”, y “legislativas” y “ejecutivas”), y refiriéndose al reciente documento de la CIDH sobre el Paraguay oficial, que con otras instituciones internacionales muy a menudo desnudan la verdadera realidad nacional, fue el del periodista Eliseo Paciello: http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/tortura-y-hacinamiento-carcelario-401332.html.
Correspondería también investigar la prostitución en que han caído tantas organizaciones de “derechos humanos”, locales e internacionales, a causa de sus orientaciones ideológicas y politiqueras, y/o porque han incurrido en la degradación de convertirse en verdaderas industrias sin chimenea, las del enriquecimiento de sus burócratas fashion, ¡tan cerca siempre del rol adoradores del Moloch del poder de lo politiqueramente corrupto y de lo tan alejado que se encuentran del ideal de la organización y rol de servicio que debieran cumplir, incluso poniendo en peligro la propia vida, como hacen quienes denodadamente continúan siendo fieles a la condición humana, “lo contrario de la humillación”, según André Malraux! Forma parte de esta gravísima perversión del ideal de las sociedades abiertas y de sus exigencias éticas y de políticas públicas, las “cumbres” de jefes de Estado y de Gobierno que han proliferado en la región, para perfeccionar el asalto al modelo del Estado de derecho democrático (Edd); este travestismo y/o transformismo de la política en politiquería se consuma cada vez que en tales conferencias, inconsecuentes y atemorizados líderes democráticos (¿quintacolumnistas?) hacen profesión de fe de ideales democráticos con dirigentes opresores, los de regímenes totalitarios (Cuba), neo populistas-autoritarios (Argentina), y los del totalitarismo light al estilo venezolano (Teodoro Petkoff dixit), ecuatoriano, boliviano, y nicaragüense, y hasta donde puede llegar, el también apóstata (político y religioso) desgobernante paraguayo Fernando Lugo, el “teólogo de la liberación”, en realidad violador consuetudinario de todos los valores humanos sustantivos, que si no ha llegado más lejos en arbitrariedades desde su desgobierno (2008-2012), es sólo a causa de su extrema debilidad politiquera.
Pero volvamos a lo de las últimas denuncias que involucran a miembros de la “corte” en negociados de grandes extensiones de tierra ––en un país en el que, sin la menor contaminación de populismo y politiquería, afirmamos que sigue siendo uno de “grandes extensiones de tierras sin hombres y de cifras abrumadoras de hombres sin un trozo de ellas para sobrevivir, y de grandes sectores sociales excluidos hasta de lo mínimo de bienes y servicios propios de la vida moderna––, y a sus testaferros y colaboradores cercanos, los novísimos escándalos de ayer que hoy envejecieron, algo que ocurre a diario, y sin solución de continuidad, sus primeros registros periodísticos, entre numerosísimos más, se encuentran en los siguientes enlaces:

[2] Es todo un tema de investigación, no explorado en serio, y siempre dejando a salvo a los verdaderos catedráticos, escasos y excepcionales, lo que desde hace tiempo se denomina la “docencia” en las Facultades de Derecho y Ciencias Sociales de las universidades paraguayas, en las que ejercen de “catedráticos” no pocos “ministros” de la “csj” y otros muchos magistrados, sin realmente ser académicos. Extrañamente resulta imposible acceder a las tesis doctorales de los más encumbrados jerarcas “judiciales” de los últimos tiempos, que como tales son documentos públicos y deberían estar al acceso libre de académicos, ciudadanos, periodistas, etc. Vinculado a todo ello está el fenómeno relativamente reciente del negociado las “disertaciones doctorales “express o copy page” de muy elevadas “personalidades”, que solamente en el Paraguay de las últimas décadas no genera sanciones, excepto la social que ya se manifiesta en público. Pero todo se reduce a eso, a diferencia de lo que ha ocurrido recientemente en Europa, en cuyas universidades fueron privados de sus doctorados y debieron renunciar a sus cargos, un ministro de defensa (Alemania) y un ex jefe de Estado (Hungría), en tanto le fuera retirado su doctorado a un hijo del asesinado y vejado genocida Muammar Gadafi, obtenido en la (ex) prestigiosísima London School of Economics (LSE), pues su tesis aprobada sobre “Edd y sociedad civil” se vió ahogada en sangre inocente del pueblo libio, derramada sanguinariamente por el summa cum laude londinense, en el marco de un gran escándalo que también fue acompañado por el derivado de una “donación” de la Libia todavía de Gadafi, de un millón y medio de libras para la Universidad de Londres, efectivizada muy oportunamente antes de la “consagración académica” de uno de sus hijos, poco después también convertido en genocida de las etnias de su propio país. El director de la escuela británica debió renunciar y el doctorado le fue casado. Aquí, nada de eso ha ocurrido hasta ahora. Es por eso que, refiriéndose a otros asuntos, un articulista local habla de la versión paraguaya de la ley, que en tiempos coloniales se “acataba pero no se cumplía” y que ahora ni se acata ni se cumple.

[3] Al respecto, entre infinidad de más fuentes periodísticas, consultar los siguientes enlaces en la red: http://blogs.ultimahora.com/post/5576/40/por-sus-lapsus-calami-los-conocereis.html

[4] La cuestión de los graves déficit que padece el Paraguay en materia de su tan anémica cuan anómica institucionalidad, que prevalece históricamente desde 1811, situación que agravó la peligrosa herencia de autocracia con rasgos autoritarios y totalitarios dejada por el stroessnerismo, es objeto de estudio en varios trabajos sobre derecho constitucional y políticas públicas, por ejemplo: Carlos Mateo, El desarrollo institucional, El Lector, Asunción, 1995, primera edición; y, Mikel Barreda y Andrea Costafreda, “La transición democrática y el sistema político institucional”, pp. 71-124, y Germán Burgos Silva y Joaquín Támara Espot, “Marco constitucional y legal y desempeño institucional del Estado de derecho para el desarrollo”, pp. 169-244, en Joan Prats i Catalá (Director del Estudio), en Diagnóstico institucional de la República del Paraguay, IIG / PNUD, Asunción, 2002.
 

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