domingo, 28 de septiembre de 2014

LA DESTITUCIÓN DE MONSEÑOR LIVIERES POR EL PAPA FRANCISCO PUEDE CONVERTIRSE EN LA PRIMER GRIETA DEL ACTUAL PONTIFICADO ROMANO

Fuente de la foto www.uniminuto.edu (Google Imágenes)


LA DESTITUCIÓN DE MONSEÑOR LIVIERES POR EL PAPA FRANCISCO NO CIERRA UNA CRISIS EN EL CATOLICISMO PARAGUAYO Y PUEDE CONVERTIRSE EN LA PRIMER GRIETA DEL ACTUAL PONTIFICADO ROMANO
Meses atrás –algo que pasó desapercibido para tanta "sabiduría" que pulula en la mediocridad de los medios locales de “infopolución”, antes que de comunicación– dos personajes de la peor ralea que en muchísimo tiempo produjera la iglesia católica local, tan “piadosos, devotos, pastorales y santos” ellos, anunciaron la tempestad que se cernía sobre monseñor Rogelio Livieres, el hoy destituido obispo de Ciudad del Este.

Eso era señal de que los dos voceros locales del fundamentalismo castrochavista, el de los autodenominados “teólogos de la liberación”, estaban en conocimiento de las maniobras disciplinarias e inquisitoriales, de la peor tradición del Vaticano, las que desde la inauguración del pontificado del papa Francisco algunos ingenuos creíamos que ya era algo del pasado y que a Roma le había sonado la hora de la expiación de sus pecados.

Desde esta página pública de Facebook se llamó la atención acerca de lo que probablemente significaba, en Paraguay y el Vaticano, la desenfundada espada de la venganza, con coro de difuntos para Livieres, que entonaran entonces, ya sin ocultamientos, dos de los más importantes responsables de la profunda crisis que desde hace tiempo está destruyendo no solo a la iglesia católica paraguaya, sino sobre todo escandalizando a la feligresía católica y sembrando desconcierto en la sociedad nacional.

Uno de los agoreros fue el ex desgobernante Fernando Armindo Lugo Méndez, el ex monseñor apóstata, nunca castigado por el Vaticano, depravado, síntesis en una sola persona de lo amoral e inmoral, corrupto, aventurero politiquero subordinado en el Paraguay al castrochavismo, con graves consecuencias para el interés nacional y la muy anémica y anómica República del Paraguay.

El otro agorero, y tan rico y depravado como Lugo, es el seudo “obispo de los pobres”, el tan dicharachero e inescrupuloso prelado de Misiones, monseñor Mario Melanio Medina, extrañamente llamado a silencio en público y hoy de nuevo exhibiendo su muy rosado rostro, y sonriente, disfrutando del “derrocamiento”, del tan odiado por ellos, ex monseñor Livieres, el destituido ahora oficialmente por el papa Francisco.

Livieres, de la prelatura del Opus Dei, la tan controvertida obra de monseñor Josmaría Escrivá de Balaguer, llevado a los altares por el papa Juan Pablo II, fue el único prelado paraguayo que osara enfrentar al “bolivariano”, degenerado y corrupto Lugo (hoy “senador” del denominado Frente Guasú), jamás reprendido por el Vaticano, cuando galopaba triunfante hacia el Palacio de López, aupado en las ambiciones y hambre de presupuesto de actuales líderes politiqueros y partidócratas liberales. Durante su “presidencia” Lugo degradaría a la Patria paraguaya Humanidad, tal como había hecho con la iglesia católica.

En busca de una interpretación acerca de esta crisis, de su gravedad y probables repercusiones, en el cristianismo católico y en el tan convulsionado y en crisis régimen internacional de poder, problema que desde hace tiempo abandonó los ámbitos tan agrietados de la iglesia católica paraguaya, para instalarse de manera escandalosa nada menos que en el Vaticano, convirtiéndose de paso en el primer problema serio que enfrenta el pontificado del papa Francisco, y que es de su responsabilidad, recurrimos a un amigo “vaticanólogo”, con rigurosa formación académica en teología y otras disciplinas científicas, y quien desde hace tiempo es un avezado “arqueólogo” de las catacumbas romanas, en su personal camino hacia el buen Dios.

Por pedido expreso del especialista, su identidad es mantenida en el anonimato, no por temores a la dogmática católica, que en este caso no afecta a la “infalibilidad” papal, sino porque su práctica de creyente le autoimpone lo que podríamos denominar un “voto de humildad”. Este es su informe, sin tocar una sola coma y va entrecomillado, del principio al fin, de manera textual:

“I) La actitud del Vaticano con Livieres Plano fue durísima. En el mundo vaticano, decir en un comunicado que hubo “serias razones pastorales” es un lenguaje demasiado fuerte. En otras palabras: lo sacaron a patadas.

“II) El tema de la pedofilia pudo ser determinante pero no como se presenta a nivel mediático. La visita apostólica (intervención) venía preparándose desde hacía varios meses antes a su consumación.

“III) Esta movida reafirma el progreso del ala pro-ecuménica y liberacionista de la Iglesia católica, contra el ala más conservadora y tradicional representada por el Opus Dei y Comunión y Liberación.

“IV) Al momento en que nombraron como visitador al Cardenal Arcipreste de Sta. María La Mayor de Roma, Livieres debió haber visto lo que se venía y organizado una salida decorosa. El Cardenal Arcipreste justamente encabezó una fuerza de lucha contra la pedofilia y fue quien reemplazó al Cardenal Bernard Law, Primado de Estados Unidos, en el puesto de Arcipreste de Sta. María La Mayor cuando estalló el escándalo de pedofilia, así que el solo simbolismo de dicho nombramiento debería haberle advertido de lo que se venía.

“V) Más allá del tema pedofilia, uno de los más fuertes motivos de la destitución, mucho más que la supuesta pedofilia, es el tema financiero. Livieres es del Opus Dei y el talón de aquiles del Opus es la plata. Tienen un desmesurado amor al dinero, y NADA, absolutamente NADA de transparencia. Es muy posible que los interventores se hayan encontrado con un descalabro financiero tremendo.

“VI) La sentencia de muerte para Livieres fue, a mi criterio, el haberse referido a Cuquejo, el Arzobispo de Asunción, del modo en que lo hizo. En una iglesia tan cerrada como la romana, la jerarquía es lo máximo y el haberse referido al superior de ese modo es imperdonable.

“VII) El Opus Dei como mínimo debe recibir otra diócesis ya sea en Paraguay o en otra parte a cambio de la de CDE. Y aun así, Francisco debe negociar para calmar al Opus porque estoy seguro de que este gesto lo toma como afrenta pública. Si esto no se produce, el Opus podría iniciar una guerra sorda a nivel de la Curia romana, en donde tiene un cierto grado de control, con el objetivo de destituir, debilitar o controlar a Francisco: el Opus no pudo evitar la elección de Francisco en el último cónclave, pero puede hacerle la vida muy difícil. El Opus tiene varios cardenales y obispos entre sus miembros, y mucho más entre sus partidarios y simpatizantes. Esto, sin mencionar que son maestros de la intriga y la maniobra.

“VIII) Livieres y Bergoglio se conocen personalmente y es posible que la relación entre ellos no fuera muy cordial. Bergoglio era primado de Argentina, mientras que Livieres era Delegado del Opus Dei para Argentina. Es decir, era el número uno del Opus en Argentina, a cargo de todo el accionar del Opus en ese país. La relación no debió ser muy cordial ya que Livieres es del Opus mientras que Bergoglio es Jesuita, y entre ambas instituciones hay un odio mortal (especialmente desde el Opus hacia los jesuitas). Era inevitable que ambos se conocieran personalmente por necesidades pastorales, así que esta decisión es mucho más significativa bajo esta circunstancia”.

Continuaremos explorando esta coyuntura de crisis tan grave en el cristianismo católico paraguayo y “urbi et orbi”. Como Livieres no tuvo derecho a la defensa, y su destitución fue cantada por Lugo y Mario M. Medina, antes de haber sido oficializada por el papa Francisco, es evidente que no todo el mar de fondo es conocido. Por eso esta serie inesperada de artículos no tiene otra pretensión que la de brindar diferentes enfoques sobre un grave problema actual que no afecta únicamente a los cristianos católicos paraguayos y del mundo, pues ya está empezando a repercutir en el corazón mismo de la Roma católica, el Vaticano. Solo una feligresía y una ciudadanía bien informada pueden convertir un grave problema o crisis en una oportunidad para acercarnos a la verdad, la del buen Dios, y siempre sin la menor pretensión de infalibilidad. Que conste.


JLSG
Asunción, a 26 de setiembre de 2014 

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