viernes, 22 de junio de 2012

El Congreso Nacional destituyó a los caraqueños locales (traidores a la Patria todos ellos), defendió la soberanía paraguaya y derrotó la intervención bolivariano merco-unasuriana aquí, ante la cual se postraron los gobiernos de Bogotá, Brasilia, Lima y Santiago, con la complicidad por omisión de la OEA y Washington.



El “rey ha muerto. ¿Viva el Rey?”. El presidente Federico Franco observa cuando
el nuevo ministro del Interior, Carmelo Caballero, firma el acta de su designación (Foto de abc color digital).
Sería injusto e innoble desconocer, que en su postrer momento como 

mandatario, Fernando Lugo tuvo su único gesto de grandeza y serenidad en el 

Palacio de López, al haber aceptado con desconocida responsabilidad, el 

veredicto del Senado, ayudando así al inicio de la transición pacífica del gobierno 

de Federico Franco, de emergencia nacional. Tampoco se debe olvidar que en 

este último lapso de tiempo, la Iglesia católica paraguaya, con una nueva actitud 

pastoral, reparó en parte el daño de sus tan graves desorientación y 

permisividad, entre 2006 y 2008, y que durara casi hasta ahora, desde entonces, 

y que incluso fue de comportamiento cómplice, de parte de algunos sectores de 

la jerarquía, y de sacerdotes, clérigos y religiosas, y de grupos laicos, etc.




Recordemos también, que en el cielo en el que creía sinceramente, como 

católico practicante que era, el inolvidable Luis Manuel (“Luli”) Andrada Nogués, 

luchador democrático de mucho antes de 2008 y de 1989, debe ahora estar 

tranquilo, porque el Paraguay acaba de derrotar la peligrosa infiltración 

“bolivarianista” aquí (desde 2006 en adelante, y en especial entre 2008 y hoy), y 

de dar el primer paso para que América Latina se sacuda de los regímenes 

neopopulistas y neototalitarios de la región, de inspiración chavista-castrista, que 

responden a una etapa de descomposición, debilidad y decaimiento 

democráticos en el área, y en un contexto de gran inestabilidad internacional y de 

carencia de estadistas mundiales.


          Estarás orgulloso, Luli, hermano querido, al comprobar que nuestros 

habitualmente tan limitados líderes politiqueros, a veces se crecen en clase 

política para salvar a la Patria, y que el Paraguay acaba de dar una lección al 

mundo en defensa de sus débiles instituciones democráticas e incipiente 

sociedad civil, enfrentando las amenazas del “neoimperialismo” chavista, que

logró subordinar a sus peligrosos planes expansionistas a la “sexta potencia 

económica mundial” (el Brasil del Palacio de Planalto), y a otros gobiernos 

democráticos vergonzantes de la región, con sus respectivas sedes en La 

Moneda, el Palacio de Pizarro y la Casa de Nariño.


          Ahora sí descansarás, querido compatriota, sabiendo que tu sacrificio no 

fue en vano, pues mientras el cáncer que te debilitaba día a día, y que al final te 

llevara más allá del horizonte, hacia la luz inextinguible, no te hacía sufrir tanto 

como la traición de casi todos los viejos compañeros de ideales y luchas 

democráticas, quienes pusieron en peligro el interés y la identidad nacionales, 

jugándose a los dados cargados de Lugo, el manto de nuestra tan desvaída (ya 

entonces) república democrática. Fuiste uno de los poquísimos que supo ver el 

peligro que representaba, la candidatura, primero, y la elección presidencial 

después, de Lugo, cuando con él empezó a cernerse sobre el Paraguay la 

amenaza “bolivariana”. Advertiste muy temprano, sin ser escuchado por la 

inmensa mayoría de los compatriotas (el peor grado de sordera es el de quien no 

quiere oír), que era muy peligrosa para el Paraguay la combinación de Chávez 

con el tan inmaduro Lugo, imprudente, ambicioso en extremo, jactancioso, 

delirante, desordenado en su vida personal, apóstata de sus creencias, y carente

de la menor experiencia y formación políticas. ¡Incluso el Departamento de 

Estado de la Casa Blanca creyó en él y lo hizo hasta su hora veinticinco!




Ahora, el cáncer de Chávez, que no se lo deseamos, a él ni a nadie, no es 

tan grave para el históricamente terminal “socialismo del siglo XXI”, como el 

Paraguay sin Lugo, pues si con él en el Palacio de López el bolivarianismo no 

pudo ingresar en el Mercosur, ni imponer el totalitario y antiparaguayo protocolo

de Ushuaia II, ante el cual se rindieran tantos presidentes y cancilleres, dizque 

“democráticos”. No hablemos ya del presidente José Mujica, que en este caso 

tuvo un rebrote senil de su pasado de terrorista Tupamaro, o de la señora CFK 

(no vale la pena gastar energía en escribir su nombre completo), la que está 

hundiendo a su país en el feudalismo politiquero de La Cámpora, con tanto 

“intelectual” barato que pulula por el Plata, como aquende las fronteras patrias, y 

ni qué decir en La Paz, Quito o Caracas…


           Nuestro país enfrentará graves problemas regionales ahora, porque la 

presidente Dilma Rousseff, con anacronismo imperial pedrosegundiano, ya 

propuso nuestro bloqueo, olvidando que no recibimos órdenes de Brasilia, de La 

Habana, de Buenos Aires, de Caracas, y tampoco de Washington. Ella nos 

condena, no los brasileños ni tampoco los verdaderos demócratas del Brasil. A

ella y a su canciller intervencionista les enseñaremos la diplomacia de la dignidad 

de un pueblo que quiere buenas relaciones con sus vecinos, pero no al precio de

la sumisión ni de la indignidad. ¡Colaciónense en Planalto e Itamaraty!


          No vamos a someternos a una inconsecuente ex luchadora antiditatorial 

que fuera torturada por luchadora, entonces, pues sin sonrojarse se abrazó con

el totalisaurio del Caribe, Fidel Castro, en La Habana, mientras en las ergástulas 

castristas morían y padecían demócratas y disidentes cubanos, y ni siquiera fue 

capaz de recibir a las novias actuales de la libertad en América, las Damas de 

Blanco, y tampoco a la voz de los sin voz en la gran isla-prisión del Caribe, la 

bloguera Yoanni Sánchez.




Unidad nacional y recuperación de los intereses nacionales deben guiar a 

las autoridades de esta transición hacia el proceso electoral de 2013, que debe 

ser normal y democrático y ejemplar. Se debe iniciar de inmediato ahora el juicio 

político a la totalidad de los “ministros de la corte suprema de Injusticia” y el 

Congreso tiene la obligación de eliminar por completo, de inmediato, el yugo de 

las listas sábanas y el sistema de cocientes electorales. También de tomar 

inmediatas medidas, racionales y justas, para sin pérdida de tiempo atender en 

serio desde el Estado el tan injusto como grave problema de la tierra y del 

campesinado en el Paraguay, y contener con justicia y políticas públicas serias el 

desborde de los “carperos”.


          Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional deben limpiarse, sin injusticias 

legalmente, de la pústula chavista, y democratizar la “TV Pública” y la red de 

medios “nacionales”, y de encarar en serio el desastre en que ha caído el sistema 

de educación nacional, incluyendo la gravísima cuestión del negocio de las 

universidades privadas. Respetar los derechos humanos e iniciar políticas de 

Estado para enfrentar en serio las amenaza del autodenominado EPP, de la 

expansión del crimen organizado y de la generalización de la inseguridad 

ciudadana y de la corrupción sistémica.


           Son todas cuestiones que deberá atender el presidente Franco, al menos 

diferenciándose de las complicidades, omisiones y desatenciones del 

desgobierno de Lugo. Por encima de todo, no debemos incurrir en los riesgos de 

una política represiva del luguismo-chavista, y sí investigar desde una Justicia en 

terapia intensiva todo aquello que sea hecho punible cometido por las 

autoridades que ahora acaban de dejar de serlo. Es necesario revisar las

actuaciones de los altos funcionarios de Lugo, y de sus círculos palaciegos, los 

carperos y no carperos, respetando escrupulosamente los derechos humanos y 

el debido proceso y sin desatar una cacería de brujas.


          El frente internacional del Paraguay exigirá una atención especial. No 

creemos correcta la designación de José Félix Fernández al frente de la 

Cancillería, tan destruida por el improvisado Jorge Lara Castro y sus comparsas

y antecesores. Muy amigo de sus amigos y de sus defectos, y en materia de 

estos últimos adicto en extremo a los suyos propios, Fernández tiene muchas 

deudas con la Patria, y no dudamos en decir que no es la persona idónea para el 

cargo de la recuperación internacional del Paraguay, y además porque desde sus 

actividades últimas en la Cancillería fue uno de los traidores a la Patria, que en 

los momentos de la agresión de Ushuaia II, al igual que otros como él, 

cobardemente rehuyó la defensa del Paraguay. Tampoco podemos olvidar que el 

nuevo ministro del Interior, Carmelo Caballero, fue el segundo de Rafael Filizzola, 

asimismo de triste memoria en el Ministerio del Interior, ya antes del 

ensangrentado con sangre inocente, el ex ministrito, peor político y pésimo 

parlamentario, Carlos Filizzola. Federico Franco no tiene derecho a tres meses 

de luna de miel. En dos semanas sabremos si apenas hemos cambiado seis por 

media docena, algo que fue imposible de evitar, sin riesgo de caer en una guerra 

civil. A Franco le corresponde el cargo de presidente porque constitucionalmente

era el número uno en la línea de sucesión. La oposición deberá ser leal y no 

fundamentalista, y por completo alejada de los tradicionales juegos politiqueros 

de “suma cero”




No vamos a decir que el juicio político fue perfecto, pero lamentablemente se 

volvió inevitable, a raíz del Lugo mataparaguayos y cada vez más bolivariano, y 

se desarrolló dentro del imperfecto marco institucional que todavía no es un 

Estado de derecho democrático. Pero bajo ningún punto de vista fue un golpe de 

Estado como sostuvieran los bufones abogados defensores del todavía 

presidente, siguiendo el libreto de los chavistas y de los entornos palaciegos del 

ex mandatario. El pueblo paraguayo jamás debe olvidar a los gobernantes y sus

cancilleres intervencionistas y extorsivos en estas durísimas jornadas, en las

cuales el Paraguay demostró que puede enseñar la dignidad de la defensa de 

sus instituciones democráticas a más de un supuesto gobernante del área.


          En la durísima jornada de la fecha en el Poder Legislativo, especial 

mención merecen las actuaciones de los senadores Marcelo Duarte (PPQ), Juan 

Carlos Galaverna (ANR) y Miguel Abdón Saguier (PLRA), y la muy buena 

conducción de la presidencia del senado, Jorge Oviedo Matto (Punace). La 

absoluta mayoría del Senado votó republicanamente y en defensa de la 

soberanía nacional, y desde esa base debe el Congreso de la Nación serlo cada 

vez más, acercándose al clamor de la soberanía nacional que reside en el 

pueblo.


          La débil legalidad solo podrá fortalecerse con la legitimidad del buen 

gobierno provisorio. No basta con cambiar de hombre en el Palacio de López, 

porque la alternancia en el mandato presidencial no significa necesariamente una 

alternativa política. Dependerá del actual inquilino, a plazo fijo, de mburuvicha-

roga, la principal responsabilidad en esa tarea y también del Congreso de la 

Nación. Pero todo en definitiva dependerá de un pueblo vigilante, exigente en sus 

derechos y obligaciones, que debe fortalecerse como ciudadanía plena. En 

nuestras manos está nuestro destino. La Patria paraguaya no debe ser 

defraudada nuevamente.




JLSG
Asunción, 22 de junio de 2012
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