Escribe José
A. Moreno Ruffinelli
Doctor en Ciencias
Jurídicas. Ex canciller, parlamentario
y embajador del Paraguay.
Doctor en Ciencias Jurídicas,
y catedrático e
investigador en Ciencias Jurídicas y
Relaciones Internacionales,
en las Universidad
Nacional de Asunción, UNA,
y Universidad Católica
de Asunción, UCA
(Foto: www.resumenespoliticos.blogspot.com).
“[…] Es curioso
que un país en el que tantas páginas se han escrito sobre su historia, la parte
internacional, salvo excepciones, haya sido abordada siempre desde la
perspectiva de las causas de las guerras –enormes e inexplicables ambas– más no
con una visión global de qué significaron las relaciones internacionales en
todo el contexto histórico de dos siglos. Porque no debe perderse de vista, que
cualquier acontecimiento acaecido en la República tenía sus causas inmediatas o
remotas en el amplio escenario internacional y principalmente en el de los
vecinos. Y es precisamente allí donde el actor con la aguda
interpretación que hace de los procesos históricos, los vincula a las
relaciones internacionales, concebidas hoy como elemento central de todas las
políticas de Estado de los países serios.
“Creo que el Paraguay, al inicio nomás de su
independencia ya comienza a transitar
por el mundo internacional con aquella brillante nota del 20 de julio de 1.811,
que algunos atribuyen al Dr. Francia y otros a Fernando de la Mora. No interesa
finalmente quién fue el autor material, sino su contenido, en el cuál el
Paraguay como parte del virreinato que era,
sienta por primera vez su independencia ante la Argentina, pero que
estaba sin dudas emitida como un mensaje que
había de tener trascendencia en todo el mundo ya que era el de su total
independencia de España.
“La larga noche del
gobierno de Francia, cuya interpretación también divide a los estudiosos de la
historia paraguaya, entre quienes los admiran como el factor fundamental de la Independencia y
entre los que lo critican por el aislamiento y la autocracia con que gobernó,
es analizada por el autor casi como un referente de la reticencia con que se
movía Paraguay en esa época.
“Lo concreto es que en realidad el aislamiento no
produjo resultados positivos para el Paraguay. Aparte de algunos gestos en los
que se permitió resaltar la soberanía del Paraguay como la respuesta a Bolívar
cuando este amenaza invadirnos si no liberaba Francia a Bonpland, o algún otro,
no puede decirse que ese accionar suyo, de aislar al país, haya sido
determinante para su independencia.
“Recuérdese que todos los reconocimientos de la
independencia paraguaya de nuestros vecinos, vinieron recién con el gobierno de
Don Carlos A. López, el que manejó personal y directamente las relaciones
exteriores de nuestro país. Y si bien lejos estuvo su gobierno de tener una
política exterior amplia, la tuvo sin embargo restringida, dirigida especialmente al reconocimiento de
nuestro país como independiente. Y este no es un hecho menor. Pero también supo relacionarse con
otras potencias de ultramar, aunque no muy exitosamente.
“Es también sabido que su gobierno estuvo lejos de
ser una democracia a la americana o como la soñara Tocqueville, Pero el
contexto que le rodeaba tampoco era un ejemplo para ello. En Brasil, un
imperio; en la Argentina, caudillos que
pugnaban por unificar la Argentina o federalizarla. O enfrentar al puerto de
Buenos Aires con las provincias. Y Uruguay nacido como contrapeso entre
Argentina y Brasil peleaba por sobrevivir en un ambiente permanente de
tensiones entre sus vecinos que pretendían sojuzgarla.
“Luego puede colegirse
que las luchas internas, en los países todavía no consolidados del área,
eran pasto fresco para que las grandes
potencias extra continentales trataran de aplacar su hambre de extensión, de
colonialismo y de dominio sobre las nuevas tierras.
“La sucesión de don Carlos, corolario lógico de su
manera de pensar y dirigir el país, recayó en su hijo Francisco, al cual había
enviado al mundo de aquél entonces para que viera otros horizontes, para que
ampliara la perspectiva del Paraguay
como Estado consolidado. Pero el
escenario que vivió Francisco Solano fue absolutamente diferente
al que había diseñado su padre.
“Y nuevamente la política exterior era la del
gobernante, el General Francisco Solano López,
quien no sería fácil que
escuchara consejos, dado su especial
carácter y por estar educado dentro del esquema del poder desde su más
remota juventud.
“La constitución del setenta, a pesar de las condiciones en las que ella
fue dictada, presagiaba un Estado de derecho constituido conforme con la doctrina
adoptada por dicha norma magna. Sin embargo no fue así, y la anarquía y el
desorden fueron la regla, lo cual era explicable dada la situación en que se
encontraba el país luego de la guerra.
“Pero lo importante del este libro es que nos
introduce en temas a los que nuestra clase política en especial no está tan
acostumbrada. Las sociedades abiertas, las políticas de Estado en un país que
según el autor todavía carece de Estado (propiamente tal, como espacio
jurídico-político de la sociedad, y no mero aparato burocrático e
institucional) son desafíos que deben enfrentarse con valentía, pero sobre todo con sabiduría, que
es lo que puede beberse leyendo estas
páginas. La obra que prologamos, con una exhaustiva investigación, nos ofrece también una visión
del Estado de Derecho. Este no es
sino aquél en el cual se respetan las
normas, en el cual se instaura el gobierno de las leyes y no el de los hombres. Generalmente el mismo va acompañado de una
Constitución que le da el marco necesario para su desenvolvimiento. Por eso se
afirma que tanto el constitucionalismo
como el Estado de Derecho son conceptos que van unidos estrechamente pues el
uno está en función del otro.
“Simón hace
también un interesante estudio sobre el realismo en las relaciones
internacionales que es de mucha utilidad para entender los procesos que se han
dado en la historia. El principio de la dominación, de la ley del más fuerte,
de las guerras, es sostenido por doctrinadores importantes de la talla de Hans
Morgenthau y Edward Carr. Son variados los enfoques que hace Simón
en este recorrido de la Historia del Paraguay desde la perspectiva de las
relaciones internacionales. Estoy seguro concitará la atención de los
estudiosos pues revela dos aspectos que son insoslayables en nuestro pasado: la
historia y las relaciones internacionales. Pues a través de ellas pueden
entenderse muchas cosas que a veces parecieran inexplicables.
“También comparto con el autor que nos falta mucho para alcanzar
políticas de Estado públicas en nuestro país, pero en cuanto a Relaciones
Exteriores, dimos inicio a ellas en el año 2.002 cuando presentamos las “Bases para la política exterior del siglo
XXI”. Muchos no saben que dicho trabajo fue aprobado por el Consejo de la
Defensa Nacional y por lo tanto es nuestra política exterior, que está vigente,
aunque debe ser actualizada como todo plan de este tipo conforme a la
coyuntura. En ese trabajo tuvo activa participación el autor de esta obra, lo
cual valoriza aun más el presente libro, ya que une a sus conocimientos
teóricos la visión práctica de los problemas fundamentales de nuestro país en
esa área. Tiene también el mérito de unir el pasado con el presente a la luz de
una interpretación metodológica que permite visualizar cuáles fueron los
errores y aciertos de nuestros antepasados dirigentes del país.
“Estoy absolutamente convencido que una diplomacia fuerte, parte
de la política pública de Estado, es necesaria para la consolidación del
Paraguay como estado soberano. Los últimos acontecimientos relativos al
Mercosur y Unasur así lo demuestran. Y
estoy también convencido que solamente dentro del escenario internacional
tenemos que jugar el gran partido: el de la defensa intransigente de nuestros
derechos. Y agregarle siempre a la política exterior la impronta de nuestra
injusta mediterraneidad. Muchos males pudimos haber evitado de tener costas
marítimas. Pero la historia, injustamente nos condenó a esta posición y debemos
luchar para que ella sea minimizada con políticas eficientes, con negociadores
capaces, y por sobre todas las cosas con ciudadanos que tengan un verdadero
sentido de patria.
“El Libro del profesor Simón, que tiene además como complemento
una bibliografía riquísima, estoy seguro despertará en todos el interés por
estos temas. Y comparto su sueño de tener una política exterior vibrante,
actualizada, vital, que defienda a los intereses del Paraguay con altura y
dignidad. Con lo cual concluyo que solo una diplomacia eficaz nos hará fuertes”.
Publicado por JLSG
Asunción, a domingo 24 de noviembre de 2013
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