martes, 26 de marzo de 2013

Mientras un puntual otoño está empezando a moderar la canícula extrema del cambio climático, la temperatura politiquera, camino a las votaciones (estrictamente no serán elecciones competitivas, propias del Estado de derecho democrático, Edd) de abril próximo, están empezando a subir abruptamente. Los principales candidatos, y los no tanto también, son sospechados de vínculos diferenciados con el estado de corrupción que vive el Paraguay desde el régimen autoritario stroessnerista, derrocado en 1989 por la alianza de poder colorado-militar que lo había sustentado por décadas. La politiquería, oficialista u opositora, es sinónimo de corrupción, con las excepciones de personas individuales que no hacen sino confirmar la regla. En el tramo final de la recta a las “votaciones”, la carencia de liderazgos, programas y planes de gobierno son suplantados por las acusaciones generalizadas sobre vínculos de los principales candidatos, verdaderos o supuestos, con el Paraguay real, el “clepto-narcocrático”, que es un neologismo inventado por el autor de esta serie. Somos una auténtica Sociedad de Irresponsabilidad Ilimitada que recién ahora se rasga los harapos de su decencia, esto último también una innovación de la clásica frase. Desde 1989 nada serio ni sistémico se hizo para avanzar paso a paso hacia la construcción del Edd y hoy todos los poderes del Estado, y los organismos extrapoderes, son tan fácticos en su funcionamiento como los “poderes fácticos”. Los paraguayos de las últimas seis décadas olvidamos el “saneamiento moral de la nación”, como advirtieran en una carta pastoral los obispos católicos de medio siglo atrás, muchos de los cuales también forman parte de las generales de la ley. Esta serie brinda una interpretación de este proceso de disolución de nuestra sociedad y al finalizar publicará documentos que los grandes medios de prensa (otro poder fáctico) ocultan a la ciudadanía que debe elegir a sus próximos servidores públicos, constitucionalmente hablando.


Escribe José Luis Simón G.
(Memorándum Número 1)
La totalidad de la energía generada por Itaipú no será suficiente para
 iluminar el Palacio de López, a los demás poderes del Estado, y a
 la sociedad  paraguaya, de manera tal a generar una verdadera
 “perestroika” (reestructuración) y “glasnot” (transparencia) que
 nos encaminen a un real Edd y a una sociedad abierta


A Cartes se lo vincula con el narcotráfico. De Alegre se dice que manejó el MOPC sin la menor transparencia, y su administración ahora es “investigada”. El candidato del neototalitarismo marxista, Carrillo Iramain, nunca estuvo en la administración pública y tiene perfil de profesional honrado: pero es la continuidad del régimen de Lugo, que dejó muchos nuevos ricos en apenas cuatro años de desgobierno. Ferreiro, el de ¿Avanza Paraguay? tiene a Camilo Soares en el número tres de sus candidatos a senadores, y el número uno es Adolfo Ferreiro, jefe jurídico de Petropar hasta hace poco, ente público desde su creación, y hasta ahora, sinónimo de escándalos. El recientemente fallecido Lino Oviedo no hizo su fortuna al estilo de “la ética calvinista y el espíritu del capitalismo” (Max Weber). Y el tan recio-recto Carrizosa, pertenece a una acaudalada familia tradicional de empresarios, que amplió su fortuna formando parte de la burguesía que realizaba negocios con el aparato de Estado corrupto del dictador Alfredo Stroessner. Y si vamos a hablar del empresariado y de la prensa, entre sus principales exponentes de hoy también sobresalen quienes hacían lo mismo.      

El Estado de derecho democrático (Edd), en sentido estricto el espacio jurídico-político de la sociedad abierta, regido por una Constitución legal y legítima, que es la de 1992 (y a la peor de todas las que tuvimos en la historia nacional, excepto en la parte de los derechos, libertades y garantías fundamentales), no existe todavía en el Paraguay. Incluso diría que en el imaginario colectivo ha dejado de ser una aspiración auténticamente entendida. Los partidos tradicionales y decimonónicos (colorado y liberales), otros ya de la segunda mitad del siglo XX (como los febreristas y democristianos, e incluso los colorados democráticos disidentes), con sus prácticas predominantemente politiqueras terminaron pervirtiendo lo que se llamó “transición a la democracia” (1989 en adelante), desfigurada en una democracia de cada vez más baja calidad y contenido. Organizaciones finiseculares como el “Encuentro Nacional” y después “Patria Querida”, y otros micropartidos desde la socialdemocracia hacia la izquierda marxista, comunista y en algunos casos terrorista, tampoco contribuyeron a expandir, profundizar y consolidar una nueva institucionalidad del tipo Edd. Con la aparición del lugo-bolivarianismo corrimos el serio peligro de terminar convertidos en un satélite del Caracas “socialista siglo XXI”, a su vez dependiente de los genocidas y totalitarios hermanos Castro de La Habana. Ahora, camino a las urnas, el desgobierno actual se empeña en continuar practicando los viejos vicios de nuestra politiquería tradicional. Ni los autodenominados “revolucionarios” se salvan de ella…

¿Cómo entender esto? En lo que sigue, y de ahora en adelante, resumiremos la “parte segunda” (titulada: “Riesgos para la consolidacion democrática: sociedad sin ética, estado de corrupción, narcotráfico y los riesgos de una cleptocracia”) de un libro que nunca encontró editor en el Paraguay, y que solo fue publicada fragmentariamente, en suplementos periodísticos o en algunas de las escasas publicaciones académicas y científico sociales de nuestro medio. Al finalizar la serie, si todavía no han sido publicados por la “gran prensa” local, algunos documentos fundamentales para conocer el quien es quien de varios candidatos, lo haremos desde este humilde “blog”. Y si son publicados, también los difundiremos nosotros, porque un principio elemental de la más primitiva democracia es que debemos conocer a quienes van a ser nuestros “mandatarios”, es decir los servidores públicos electos de la sociedad nacional.

En la “introducción” de la mencionada “segunda parte” del libro inédito se intenta una aproximación inicial al peligro que plantea para la consolidación democrática en el Paraguay el estado de corrupción (la expresión pertene a Mariano Grondona), que fue gestado y cristalizado bajo el autoritarismo stroessnerista (1954-1989), y que todavía no ha empezado a ser removido en serio a partir de la transición desde arriba que se inició con el golpe militar de 1989. En especial se pone énfasis en considerar la corrupción del narcotráfico, aunque en nuestro análisis y en nuestro enfoque no nos circunscribirmos exclusivamente a ese problema que sigue estando en el tope de la agenda internacional. Si en el Paraguay no nos ocupamos en serio de las amenazas que se derivan de la corrupción estructural que corroe a las instituciones estatales y a la misma sociedad, se sostiene aquí, el Paraguay puede convertirse en una cleptocracia del Mercosur. Después inventaríamos el término “clepto-narcocracia”.

(Todo esto fue escrito e investigado aquí en Paraguay, la región, el hemisferio y el mundo, desde el regreso del autor a la patria, después de su último y más prolongado exilio, en 1984 y hasta inicios del siglo XXI. Al final se ofrece un enlace de una obra colectiva, editada por una muy importante universidad norteamericana, en la que aparece uno de los primeros estudios de esta naturaleza, investigados y escritos por el autor).

Desde luego: no se sostiene, ni siquiera se insinúa, que el problema de la corrupción (incluyendo la transnacionalizada del narcotráfico) constituya un patrimonio exclusivo de los paraguayos. Pero, subregionalmente hablando, no existe otro país en las condiciones nuestras, bajo ese aspecto, y es importante que tomemos nota de ello. El de la corrupción, se trata, sin duda, de un fenómeno que tiene ramificaciones y ejemplos mundiales. Pero en la realidad nacional carecemos casi por completo del antídoto de la Justicia para enfrentar el desafío como sociedad civilizada.

Teniendo tal perspectiva nos pareció lógico iniciar esta sección del trabajo con una pincelada (capítulo segundo) sobre las transformaciones mundiales de este fin de siglo. Le sigue un capítulo, el tercero, dedicado a consideraciones generales sobre democracia y sociedad civil. En el capítulo cuarto se ofrece al lector una serie de consideraciones acerca de los procesos latinoamericanos de transición y consolidación democráticos de los años ochenta y de los ya transcurridos de los noventa: con ello se pretende advertir que de por sí (sin corrupción y sin narcotráfico) son preocupantes los desafíos a enfrentar para estabilizar nuestras democracias en la región.

A tales dificultades, específicamente políticas y socio-económicas, para no entrar en detalles, se suma la nueva ingobernabilidad, que es el tema desarrollado en el capítulo quinto. Pero como se trata de ubicar nuestro objeto de estudio en la realidad nacional, resumimos muy brevemente nuestra visión de la transición paraguaya (expuesta con amplitud en un capítulo de la parte primera) y sobre la fase actual de consolidación democrática: en otras palabras, ofrecemos el marco general de la posibilidad y límites específicamente político-institucionales del camino paraguayo a la democracia, que se desarrolla en el capítulo sexto, conectado a su vez con el siguiente (el séptimo), en el cual el contenido se dedica de manera  específica a reflexiones en relación con las características de una sociedad sin ética y un estado de corrupción, antesala tal vez de una cleptocracia. El siguiente capítulo, el octavo y penúltimo, es el de las conclusiones. Las notas y referencias bibliográficas están al final de esta segunda parte (capítulo noveno).

En razón del tiempo que falta para llegar al compromiso electoralista de abril, después de este memorándum, iremos directamente al capítulo séptimo.

JLSG
Asunción, a martes 26 de marzo de 2013
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Código del artículo: LEGI


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https://dl.dropbox.com/u/98415291/Drug%20Trafficking%20in%20the%20America%2C%20Bruce%20M.%20Bagley%20and%20William%20O.%20Walker%20III.pdf

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