A criterio de este “escribidor”, ninguna de las fórmulas presidenciales en competencia para el electoralismo politiquero de abril próximo está en condiciones de hacer frente a la gobernabilidad democrática que el Paraguay pide a gritos. Colorados y liberales no pueden estar peor representados en candidaturas y propuestas de Estado y gobierno. No hablemos ya de los grupúsculos castro-bolivarianos de la izquierda totalitaria. La destitución constitucional del desgobernante Fernando Lugo no fue aprovechada para iniciar, siquiera tímidamente, el arreglo de la grave crisis de Estado que padecemos, en un ambiente internacional muy hostil e inestable. Un ejemplo de ello es la tesis de este artículo, según la cual, de haber sido jefe del narcotráfico local, Dionisio Villamayor pudo haber estado entre los candidatos presidenciales “lata parará” (ruido sin contenido), los maniquíes que se presentaron a un “debate” por TV, pobrísimo incluso en preguntas de una prensa poder fáctico que calla más que informa y orienta.

Escribe José Luis Simón G.

De izquierda a derecha, los candidatos politiqueros Efraín Alegre (PLRA), Miguel Carrizosa (PEN), Mario Ferreiro (de “Avanza Paraguay”, en soberbia pose de “único líder”) y Horacio Cartes (ANR). Ninguno de ellos puede ser considerado tan siquiera un ejemplo de político moderno, no digamos ya de Estadista… Ni la prensa cumple con el rol de informar y orientar el criterio público (Fuente: fotograma de “abc color”).

La tragedia de Dionisio Villamayor no es que haya muerto después de 76 días de huelga de hambre, iniciada y mantenida casi hasta el final en la “cárcel” regional de Coronel Oviedo. Pongo entre comillas lo de “cárcel” porque si la prisión “modelo” del Paraguay es Tacumbú, ¿cómo será la de la capital del Caaguazú? Trasladado “in articulo mortis” al Hopsital Nacional de Itauguá (no sabemos cuándo, en qué condiciones, si estuvo asistido en Oviedo, cómo llegó) ingresó en ese nosocomio únicamente para morir de un paro cardiaco. ¿Había recibido atención su salud durante su calvario en la “penitenciaría”?

La tragedia de Dionisio Villamayor no es que haya muerto como consecuencia de una prolongada huelga de hambre, como ocurre en la totalitaria Cuba, bastante a menudo, todavía, entre los presos políticos y los disidentes, pese a lo cual su régimen integra la mesa directiva del Comité de DDHH de la ONU...

La información escueta solo dice “que estaba preso por tráfico de drogas desde agosto de 2011”. No sabemos si realmente era un “narcotraficante”, si fue detenido de acuerdo a procedimientos legales, si lo procesaron y/o fue condenado ya, todo en el marco de las garantías procesales.  Nada dicen las brevez diez líneas al respecto. Tampoco sabemos, con los datos de “abc”, las causas de su huelga de hambre. Solo podemos presumir. Esta es la “libre” prensa poder fáctico. Y conste que quien  esto escribe es también un crítico sistemático de las represiones a las libertades de pensamiento y expresión en los países totalitarios de la región, los castro-bolivarianos.

Ninguna organización de “derechos humanos”, local o internacional, si es que una auténtica todavía queda, se interesó de Dionisio Villamayor. Ni siquiera era de la banda de terroristas del autodenominado EPP, para que la prensa se ocupase de él o los abogados “humanitaristas” o las organizaciones “del pueblo”. No se habla de gentes de Iglesias que lo acompañaran, si tenía familiares y amigos que le visitaban, para apoyarle en un proceso privado de rehabilitación (las políticas públicas al respecto no existen o lo son apenas de nombre), y, reitero, nada de nada acerca de si era o no un auténtico narcotraficante…

Para Dionisio Villamayor, de 54 años, lo peor que le pudo haber pasado no fue su muerte, ya olvidada, antes de ser enterrado con dignidad humana, si lo será. Lo peor que le ocurrió, de haber sido en realidad un narco, es que, y se trata apenas de una presunción, si acaso  apenas era una “mula”, un carne de cañón descartable, una piltrafa humana que va a la basura cuando deja de ser útil, como los preservativos usados. Lo peor para él es que, no hace falta mucha inteligencia para darse cuenta de ello, en modo alguno se trataba de un jefe de las organizaciones criminales de narcotraficantes operantes aquí. De haber sido un tal tiburón barracuda, sus millones de dólares habrían atraído a bandadas de buitres abogados, fiscales, jueces y demás, policías y politiqueros también, y no habría faltado la presencia incluso de algún religioso, de la Iglesia que el amable lector se sirva poner el nombre.

Por medio de la industria mundial del lavado, que hasta ahora incluye todavía en sus poderosas redes al banco del Vaticano (¡gracias, Benedicto XVI por haber enfrentado ese crimen y anticipados buenos augurios sobre el particular, al padre-papa Francisco!), habría llegado a convertirse en un importantísimo empresario local con grandes conexiones internacionales, multimillonario en dólares y aspirante al listado anual de “Forbes”.

¡Y quién sabe si Dionisio Villamayor, de haber sido esa su exitosa vida empresarial, entre los candidatos presidenciales del televisado y soporífero debate sobre lugares comunes de la politiquería de la noche del domingo 17 de marzo (por ambos lados: el de los invitados y los de la “prensa”), impecablemente trajeado, maquillado y peinado, y carente de la menor idea de lo que es la gobernabilidad democrática no hubiese sido el quinto recitador de pésimos versos en el peor espectáculo de la TV electoralista, en esta nuestra democracia de cada vez peor calidad, y no solo por culpa del constitucionalmente destituido Fernando Lugo, sino de quienes lo catapultaron al Palacio de López por ambiciones tan rastreras como colgarse del “paíma he´i”, para ser los próximos inquilinos de la sede central del desgobierno nacional!

¡Pobre Dionisio! ¡Jamás alguien le dijo a qué tenía que apostar en el tan sanguinario  juego de la narcoactividad!

JLSG

Asunción, a martes 19 de marzo de 2013
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Código del artículo: CEFP

  

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http://www.abc.com.py/nacionales/murio-preso-que-estaba-haciendo-una-huelga-de-hambre-550724.html
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