sábado, 27 de octubre de 2012

La vida del comandante Gutiérrez Menoyo, un canto al inextinguible ser humano rebelde, del que tanta necesidad tienen la decadente Cuba-Castro y este Paraguay de generalizadas traiciones, confusiones y oportunismos




Ernesto “Che” Guevara, Antonio Nazario, una persona no identificada y Eloy Gutiérrez Menoyo, en Las Villas (Cuba), en diciembre de 1958. Era todavía un tiempo de esperanzas para muchos combatientes, aunque empezaban a aparecer las señales de la gran traición a Cuba y la humanidad (Fuente: fotografía bajada de Wikipedia).


En junio de 1995, en La Habana, de regreso a Cuba después de su último exilio, y tras décadas de inhumana prisión política, y cuando ya ha abandonado la lucha armada en contra del régimen totalitario, de la que siguió siendo un tenaz opositor, Gutiérrez Menoyo observa con suspicacia a un sonriente y amistoso Fidel Castro (Fuente: fotografía bajada de Wikipedia).


¡A todo el mundo! ¡Que la tierra detenga su rotación y traslación, decreto, es un decir, un instante de profundo silencio planetario, homenaje a un hombre extraordinario, historia ya desde hace tiempo, y hoy en el descanso de un justo que nos ha legado su ejemplo humano de insuperables luces y de unas pocas tinieblas! ¡Era humano, no perfecto y jamás lo ocultó, porque así era él! Ahora se encuentra en la paz definitiva que alcanzan pocos, pues los dioses la reservan para quien fue capaz de compartir con alguien más hambriento que él su último mendrugo de pan, y para el que arriesgó una y mil veces su vida, intentando preservar la de quienes estaban a punto de perderla, o les rinden ese tributo desde el Olimpo a aquellos tan nobles capaces incluso de desnudarse en las nieves para abrigar a cualquiera sintiendo más frío que él… De un tal ser humano vamos a hablar.

(Por favor, lean los materiales que “posteó” Gloria D. Franco desde su página, los enlaces de abajo y que informan de la muerte física del Señor Comandante Hombre Rebelde Eloy Gutiérrez Menoyo, uno de los pocos auténticos Comandantes de la Revolución Cubana quien nunca la traicionó: el “Gallego” le apodaron, porque era natural de Galicia, de esa ruda tierra de la entrañable España de las nacionalidades).

Solo que actual, el “Gallego” era de la misma estirpe de sus antecesores, quienes vinieron al Paraguay, desde el Imperio español entonces en plena expansión “indiana”: ahora los descendientes de aquellas gentes soportan la dura crisis de la improvisación y debilidad de sus mínimos líderes, los de hace poco y los actuales, quienes al alimón nos excluyeron del bicentenario de Cádiz, por haber el Paraguay honrado a la vida en la crisis de junio. Algunos solo recuerdan que el imperio en el que “el sol no se ponía” trajo a estas tierras indoblegables capitanes de la conquista y no pocos santos varones.

Es por eso que, sin quererlo, diera origen a auténticas primicias de la modernidad, por ejemplo la de la soberanía del “común o pueblo”, los Comuneros, quienes a principios del siglo XVII (antes que las revoluciones Americana, 1776, y Francesa, 1789) originaran en “la madre de ciudades”, Asunción, el primer gobierno de la historia moderna (muy breve, desde luego) erigido sobre la base del verdadero soberano, el pueblo. Fue el aporte, entre tantos, de ese inconmensurable franciscano, el obispo-gobernador del Paraguay, natural del Alto Perú (la Bolivia de hoy), legado que recogiera don José de Antequera y Castro, nuestro Cicerón criollo, con todas las virtudes del original y ninguno de sus terribles defectos de sumisión al poder ilegal e ilegítimo, y a la vanidad de la riqueza.



El Paraguay pos 1989 y los DDHH en Cuba

Y lean también ésta, muy sentida oración profana, brotada del Paraguay, al que el Señor Comandante Gutiérrez Menoyo no pudo conocer, a raíz de la estulticia y egoísmo de algunas personas. La Patria paraguaya, desde 1989 está en deuda con los luchadores por la condición humana en Cuba, porque ninguno de los gobiernos de la apertura política de mala calidad que nos humilla todavía cumplió con lo estatuido sabiamente en la Constitución Nacional de 1992, lo de la garantía constitucional de la defensa irrestricta de los derechos humanos, convirtiendo ese valor en uno de los principios orientadores de nuestras políticas públicas externas. Es algo que, también, solo muy a duras penas y en ínfima porción se cumple en la Patria paraguaya y nunca jamás con relación a ese inmenso presidio que todavía es la Cuba castrista, acercándose a su crisis terminal, que solo espera el veredicto final de la biología de uno, de la que, infaustamente, depende todavía el destino de todo un pueblo.

Uno de los cómplices paraguayos de esa monstruosa dictadura totalitaria es el “embajador escalafonado”, el patrimonialista Luis Domingo Laíno Guanes. Este al menos lleva poco más de un lustro de vacaciones lujosas en La Habana, al servicio de los Castro, cargo al que accedió por nepotismo politiquero, gracias a sus tan controvertidos cuan ambiciosos progenitores y desde el cual jamás cumplió con lo preceptuado en nuestra “Ley Suprema”, en materia de DDHH. Lo más grave es que sucesivos desgobiernos locales nunca se diesen por enterado de ello. Como hoy ocurre con el presidente Federico Franco, y su no tan inconfeso canciller “cristinista-pepista”, “merc-unasuriano”, “bolivariano”, “castrista de lujosos cafetines” e “itamaratiense”, esto último de la línea de Marco Aurélio García y Samuel Guimaraes Pinheiro, entre los más visibles ideólogos del chavismo ortodoxo, quienes todavía imperan en Planalto.

A La Habana, ahíta de presos políticos y de bárbaras oleadas represivas, últimamente centradas en las indómitas hijas de la mujer que ilumina al mundo con la antorcha de la libertad en alto, las “Damas de Blanco”, acudió servil en peregrinación “revolucionaria” el entonces presidente Fernando Lugo, y su séquito de personajes de paja como él, para rendir pleitesía al caribeño totalisaurio (mezcla de saurio con totalitario) en su “hora final”, Fidel Castro, y honrar la memoria de una de las deshonras de la humanidad, la de ese asesino seriado que fuera el también comandante Ernesto “Che” Guevara Lynch de la Serna, no le negamos su condición de tal, conquista como combatiente guerrillero, para quien la única manera de ser humano era desde la condición de “revolucionario marxista-leninista”, el mejor de los cuales, para serlo, según él, debía convertirse en la más fría y eficiente máquina de matar, sin alterar el sentido de la frase, citada de memoria de una edición de sus obras completas en cinco o seis tomos (Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1984).

Al respecto del tan deteriorado régimen castrista, consultar, entre centenares de obras más, por ejemplo: Régis Debray, “Alabados sean nuestros señores. Una educación política”, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1999, primera edición; y de Norberto Fuentes, “La autobiografía de Fidel Castro. 1. El paraíso de los otros”, Destino, Barcelona, 2004, primera edición también.




Contra Batista y Castro el “soviet” del Caribe

Es en contra de esa ideología y política de la muerte que, después de las sierras revolucionarias, insurgiera casi medio siglo atrás, y nada menos que contra Fidel Castro, entonces en su primera apoteosis sanguinaria, el comandante Gutiérrez Menoyo.

Era un auténtico “hombre rebelde” (en el sentido de Albert Camus), al que hoy saludamos y rendimos homenaje, no al fin de todas sus vidas, una sola, siempre entregada a causas justas hasta en sus errores humanos. Por eso inclinamos reverentes la cabeza ante la consumación incorruptible, plena de valores sustantivos, de la existencia de un hombre honesto, radicalmente auténtico, más allá de cualquier conveniencia personal, que a todo lo largo de su riquísima lucha (“la vida es acción”: Giuseppe Mazzini, ideólogo garibaldiano) fue siempre una persona coherente entre lo que pensaba, predicaba y hacía, pagando elevadísimos precios por ese atrevimiento de ser, ni más ni menos, que un auténtico ser humano.

El Gallego”, a quien nunca pudieron comprar, porque jamás estuvo a la venta, fue de los pocos jefes revolucionarios auténticos, desde la ortodoxia revolucionaria cubana de mediados del siglo XX, que se sumaría después a la fachada castro-comunista del Movimiento 26 de Julio (M-26), y muy pronto “contrarrevolucionario”, equiparable en ello al también Señor Comandante Rebelde Huber Matos, otro grande de la condición humana, en la Cuba ya por entonces preñada de sovietismo cada vez más visible. Al “Gallego” y a Matos no les degradamos con el calificativo de “revolucionario”, por haber sido este desgastado con tantas perversiones en perjuicio de la humanidad, y les brindamos la honrosa distinción que siempre ejercieron, la de “rebeldes”, auténticos luchadores contra la opresión en cualquiera de sus formas.

Matos, al igual que Gutiérrez Menoyo fue disidente, por lo cual soportó dos décadas de cruelísima prisión, sobrevivió a ellas y hoy todavía vive en el exilio. Eran y son aún extraordinariamente inhumanas las condiciones de vida de generaciones de los “plantados” anticastristas cubanos, disidentes dentro de la misma prisión donde guarda(ba)n injusta reclusión, en esos museos del horror “revolucionario” que siguen siendo las sentinas terroríficas del Combinado del Este, La Cabaña, El Príncipe, Boniato e Isla de Pinos, entre muchísimos más infernales centros de detención exterminadora del castrismo.

Frente a ellos es casi un convento de monjas de clausura la tan grave injusticia de la prisión antiterrorista que los norteamericanos erigieran en Guantánamo (pisoteando leyes internacionales y propias), después del 11-S, en un área que, además, ocupan sus “marines” por la universal “ley del mbareté” en Cuba.




Castro totalitario, Stroessner autoritario

Los luchadores cubanos que hoy sobreviven, en tumbas de-apenas-vivos-ya-casi- muertos, siguen el ejemplo entre otros, de combatientes de la estatura mitológica de “el Gallego” y Matos, quienes jamás traicionaron a sus ideales humanistas de auténticos rebeldes. En sus lóbregos sótanos hoy padecen todavía miles de prisioneros condenados sin ni siquiera la farsa de un juicio injusto.

Soportan condiciones infinitamente más crueles e inhumanas que la represión de la dictadura stroessnerista aquí (1954-1989) que perseguía, torturaba e incluso ultimaba y hacía desaparecer a disidentes, opositores y comunistas, en el Paraguay sometido a su yugo, con gran respaldo internacional de las desarrolladas democracias occidentales, empezando por la de la “República imperial” (los EUA, según Raymond Aron) hasta inicios de los años de la década de los ochenta del siglo XX.

Este terrorismo de Estado, el del Paraguay sometido a Stroessner, se ejercía sin piedad alguna, con asesoramiento de torturadores norteamericanos de la época de la Guerra Fría, quienes en ese contexto histórico cumplían el mismo rol que en Cuba ejecutarían poco después los “especialistas” de la KGB soviética. En el Paraguay “democrático” la Técnica, la “Tercera”, Investigaciones, el Cuartel Central de Policía, el R.I. 14 Cerro Corá y la Guardia de Seguridad, en Tacumbú, y en tantas horrendas comisarías de Asunción, después en Emboscada, eran violados sistemáticamente los derechos humanos fundamentales. Pero nada comparable al régimen “penitenciario” para presos “contrarrevolucionarios” en la Cuba de los Castro y del “Che”. Aunque muchos no lo crean o lo nieguen por alienación ideológica.

Gutiérrez Menoyo y Matos, entre numerosos héroes libertarios más, fueron traicionados alevosa y sangrientamente por los Castro, Fidel y Raúl, y Ernesto “Che” Guevara Lynch de la Serna, heraldos negros de la muerte, parafraseando a César Vallejo, quien se refirió de esa manera, en uno de sus grandes poemarios, a los fascistas españoles de la guerra civil (1936-1939).

Esta dividió a España en dos mitades (la franco-falangista y la republicana de anarquistas, comunistas y otras corrientes socialistas y de trabajadores), en cada una de las cuales fueron perpetradas iniquidades atroces indignas del ser humano, como en su tiempo lo denunciara un libertario combatiente de las brigadas internacionales, el escritor inglés George Orwell, todo ello confirmado por las investigaciones históricas posteriores. ¡Es que la ciencia siempre llega tarde a lo que los creadores ya transformaron en arte, narrativo en este caso!

El vínculo de Castro-Cuba con la poética del inmortal peruano Vallejo no es forzado pues fue esa su no-Cuba, la que en los años de la década de los cincuenta liderara el derrocamiento de la atroz dictadura del sargento Fulgencio Batista, para suplantarla por el más inhumano régimen totalitario marxista-leninista, de tendencia soviética, que todavía oprime la condición humana de millones de cubanos, dentro y fuera de la patria de José Martí (cónsul honorario del Paraguay en Nueva York, por disposición del entonces presidente don Manuel Gondra, un alma gemela del patriota cubano y de la dignidad del ser humano), ese país maravilloso y convertido en una ergástula sobreviviente del sovietismo en el tropical Caribe.




Gallego” rebelde, humano e íntegro 

El combatiente libertario Gutiérrez Menoyo, como cualquier ser humano, no siempre tuvo razón. Pero jamás huyó de sus responsabilidades. Siempre asumió su deber de comandante: el primero en el combate y en la cita con la muerte, que le perdonó su abrazo de guadaña infinidad de veces en tantos campos de batalla. Él, primero también, en enfrentarse a su juez más severo: su propia ética de rebelde con causa.

Guerrillero y disidente de armas empuñar, prisionero masacrado y exiliado devastado, desde el destierro en Miami regresó a la isla, su patria de adopción, al frente de una organización de terroristas anticastristas. Cometió entonces el gravísimo error de la “soberbia armada”, la de intentar combatir el terror con el terror. Prisionero de nuevo, la diabólica inteligencia de Fidel Castro le conmutó la condena a muerte por décadas de inhumana prisión. Sobreviviente de tanta barbarie, y liberado gracias a un Felipe González todavía no desgastado por el poder, de nuevo al exilio y luego regresar a Cuba, para fundar un movimiento que, desde fines de los años de la década de los ochenta de la centuria anterio, alentó el cambio político, pacífico y negociado, en Cuba, aparentemente sin éxito. 

Su iniciativa aparentemente no tuvo éxito y le valió el mote de “títere castrista” que le endilgaran los fundamentalistas cenáculos del exilio cubano desde la seguridad de Miami. Nada menos que a él, sobreviviente de mil batallas, en las cuales el suyo era el primer pecho expuesto a las miras de los fusiles de los opresores.

Pero la historia le dio la razón en vida, una vez más, y así surgieron nuevos retoños de disidentes, Oswaldo Payá (el pacifista líder disidente cubanomuerto hace poco) y la “bloguera” mundial Yoani Sánchez, y las albas mujeres de las rosas de ternura cultivadas en sus heroicos corazones… Todos y todas buscan el cambio pacífico en una Cuba desangrada de la peor manera, en su último poco más de medio siglo, y son parte de la mejor obra del Señor Comandante Rebelde, entre otros, directa o indirectamente, sentenciará la historia lo que esta página anticipa.

En ese trance el gran “Gallego” dejó la envoltura terrena para, sin renegar de su España de nacimiento, arraigarse definitivamente, como el polvo que somos, en su tierra cubana, la porción de humanidad que escogiera para ser humano, él mismo, en la mejor escuela para ello: la propia vida.

Desde este Paraguay de indolencias, confusiones, traiciones y oportunismos tan generalizados, en el que se sigue lucrando con el ser humano, humillándolo en todas sus ricas dimensiones, empobreciéndolo en extremo, aun cuando fuera creado a imagen y semejanza del buen Dios, en una perdida página de la red que es esta, se recuerda la gesta del Señor Comandante Rebelde de la Humanidad, Eloy Gutiérrez Menoyo, y se le rinde el homenaje que merece el “condottiere”, nunca mercenario, y siempre al servicio de sus semejantes, ora contra los Batista, ora contra los Castro y el “Che”. A ellos la historia no les perdonará.

El “Gallego”, por el contrario, es desde hace tiempo un contertulio de Clío, con la cual departe acompañado de quien también él era, el ilustre caballero manchego, “desfacedor de entuertos” a su manera, y no por locura senil el original, antes bien por hambre de justicia, que es la lectura que hacemos de la obra cumbre del “Manco de Lepanto”, quien nos legara la humilde grandeza de la encarnación de la utopía en don Quijote, el caballero redentor de la triste figura, en su propia tierra, donde nadie es profeta, y al que la humanidad entera reverencia como la promesa de la justicia justa, que solo un alucinado como él podía buscar, anticipándose así el manchego, al “Gallego” de siglos después, nuestro contemporáneo, que ahora es un personaje en busca de su Cervantes.

¡Hay alegría en la vida porque un ser humano justo, en su balance final, superó de muy lejos en la columna del haber a la de su “debe”, demostrándose así, en la historia, que hombres y mujeres podemos trascender nuestros propios egoísmos y tan grandes limitaciones! También aquí, en nuestro Paraguay, que solo habrá de ser el de “campos de blanco algodón”, a sembrar y cosechar honradamente, cuando nos enrolemos masivamente en el Ejército en formación de nuestra ciudadanía, para desde aquí contribuir con nuestro grano de arena en la urgentísima tarea de la construcción de la paz perpetua (Emmanuel Kant) en la Humanidad, a la que sin justicia, sin amor, sin sacrificio no es posible llegar. “Sangre, sudor y lágrimas” es siempre el precio a pagar para no dejar de ser humanos, como bien lo supo ese gran estadista de la primera mitad del trágico siglo XX, Winston Churchill, un compendio de errores enormes pero superados muy de lejos por las cumbres tan elevadas de sus virtudes.



JLSG
Asunción, a sábado 27 de octubre de 2012




Enlaces:

http://elpais.com/diario/2006/08/08/internacional/1154988010_850215.htmlhttp://internacional.elpais.com/internacional/2012/10/26/actualidad/1351276181_592532.htmlhttp://internacional.elpais.com/internacional/2012/10/26/actualidad/1351254132_251001.htmlhttp://internacional.elpais.com/internacional/2012/10/26/actualidad/1351255111_911255.html

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1 comentarios:

EXCELENTE RECORDARIO DE UN HOMBRE EJEMPLAR, QUE VIVIO 22 AÑOS EN PRISION, POR HABER INTENTADO REVERTIR EL ERROR COMETIDO DE SER, UN AMIGO DE CASTRO Y SUS CORSARIOS, UN MARAVILLOSO , MAESTRO DE COMO SE TENDRIA QUE SER, PERO LAMENTABLEMENTE, PARA EL Y PARA LAS PERSONAS QUE INSISTEN EN ARREGLAR ENTUERTOS AJENOS, SUS BATALLAS, FUERON COMO MOLINOS DE VIENTO, SIN QUE CONSIGUIERA ALGO DE LO DESEADO
REALIZO SU TRABAJO, COMO EL LO QUIZO PAZ EN SU TUMBA, A UN HOMBRE INTEGRO.