lunes, 8 de octubre de 2012

Capriles y el ideal democrático convertidos en más de 6 millones de votos, triunfan en lo cívico mientras declina el dictador Chávez, que no pudo impedirlos desde su poder erosionado



Con la mano en el corazón de la historia, la serenidad de espíritu del demócrata auténtico en el momento de reconocer auténticamente su momentánea derrota, Henrique Capriles Radonski acaba de iniciar de la mejor manera, sin odio y por ello con grandeza, el poschavismo, en su país y la región (Fuente: Eilan Abramovich de AFP, tomada de “El País” de Madrid, edición del lunes 8 de octubre de 2012).


Al verdadero líder político, el de acendrados ideales y prácticas democráticas, se le conoce no en el momento de la gloria sino en la grandeza, responsabilidad y realismo con que asume el previsible revés electoral. La política, la historia, en suma, no es lo que yo deseo que sea: es lo que puede ser en una coyuntura determinada.

Quien es capaz de darse cuenta de ello, y de comportarse como se ha dicho más arriba, se llama Henrique Capriles Radonski, la esperanza cada vez más fortalecida de la inminencia de la democracia en Venezuela y de su expansión y fortalecimiento en nuestros países. Al comportarse cívicamente de manera ejemplar como lo está haciendo, Capriles demuestra que tiene carne y espíritu de estadista, esa especie tan rara en las crisis de los cambios de época, cuando pululan los demagogos oportunistas y autocráticos, los mesiánicos que pretenden eternizarse en el poder al precio que sea, el del modelo castrista totalitario, por ejemplo, que tampoco puede ser ya copia exacta, como lo acaban de demostrar más de seis millones de David luchando en un muy desbalanceado proceso electoral contra el supuestamente todopoderoso Goliat.

Este, Chávez, que aparte de su innegable liderazgo carismático controla todo el aparato de Estado, empezando por las rentas petroleras, además tiene a su favor la miserabilización material y cívica de millones de venezolanos, “bolivarianos” dependientes, quienes padecen una de las promesas incumplidas de la democracia moderna, la de la “educación del soberano”, según el maestro Norberto Bobbio, quien con ello explica implícitamente porqué el Platón de La República, una obra dedicada a la política, le dedica dos terceras partes de sus páginas a fundamentar su tesis acerca de la educación del ciudadano griego de ese tiempo.

Quien no se hunde en el revés ya empieza a triunfar
Es comprensible que muchísimos seguidores de Capriles estén experimentando ahora la desazón que les genera lo que todavía sienten como una derrota abrumadora. Es digno de todo elogio que el líder de todos esté  comportándose como lo está haciendo.

La corresponsal en Caracas del madrileño “El País” (lunes 8 de octubre), Maye Primera, en una breve crónica de avance de información escribe cuanto sigue: “Al minuto de conocerse los resultados oficiales, el candidato opositor Henrique Capriles Radonski ha reconocido el triunfo del presidente Hugo Chávez, reelecto para un cuarto mandato que lo mantendrá durante 20 años en el poder. ‘Quiero felicitar al presidente de la República y le quiero decir que ojalá que lea con grandeza la expresión de nuestro pueblo el día de hoy. Hay un país que tiene dos visiones y ser un buen presidente es trabajar por todos los venezolanos’, ha dicho Capriles durante una conferencia de prensa”.

Agrega la periodista: “Con el 90% de las papeletas escrutadas, el Consejo Nacional Electoral ha declarado que Hugo Chávez obtuvo 7.444.082 de los votos, que representan el 54,42% de los sufragios totales. Mientras tanto, Capriles obtuvo 6.151.544 de los votos, que son el 44,97%”.

Y enfatizó el líder de la opositora Mesa de la Unidad de Democrática (MUD) venezolana: “Aquí el que no logró la victoria fui yo, que el pueblo no se sienta derrotado (…) Quiero decirle a esos más de seis millones de venezolanos que cuentan conmigo (…) Siéntanse todos orgullosos, aquí hemos sembrado muchas semillas por toda Venezuela (…) Estoy convencido de que Venezuela puede ser un país mejor y que va a ser un país mejor” (consultar el enlace que se indica: http://internacional.elpais.com/internacional/2012/10/08/actualidad/1349666622_247145.html).

No es posible considerar una derrota el haber logrado reunir poco más de 6 millones de sufragios libres y de conciencia, casi el 45% del padrón electoral de Venezuela, frente a la modesta cosecha de cerca de 7 millones y medio de adherentes chavistas, poco más del 54% de los votos válidos emitidos ayer. Chávez lleva prácticamente tres lustros consecutivos en el Palacio de Miraflores, de los cuales 12 años ya son de construcción dictatorial de un régimen totalitario adaptado a la crisis mundial e histórica del comunismo. Además, Venezuela experimentó un proceso electoral en olor a multitud, que supera el 80% de participación: vencer al miedo y acudir a votar: ¿no constituye un éxito extraordinario de la voluntad democrática de un pueblo?

La peor elección de Chávez
Esta ha sido la peor de las elecciones para Chávez, quien aparte de los petrodólares y del poder casi total que ejerce e infunde tanto miedo, tuvo que recurrir al sable y las pistolas del libertador Simón Bolívar, a su cadáver y a la correspondiente iconografía tanática chavista del personaje histórico, de manera similar a cómo los totalitarios Castro de Cuba se apropiaron de la figura reverenciada del mártir José Martí, vaciándole de su verdadero contenido, para transformarlo en una marioneta de la agitación y propaganda castristas.

Los datos electorales de estos 14 últimos años certifican nuestra interpretación:
6 de diciembre de 1998: Ganó las elecciones presidenciales con el 56,2% de los votos frente al 39,97% de Henrique Salas Römer. 30 de julio de 2000: Derrotó a Francisco Arias Cárdenas con el 59,76% de los votos frente al 37,52%. 3 de diciembre de 2003: Gana las elecciones para el periodo 2007-2013 con el 62,84% de los sufragios frente al 36,9% de Manuel Rosales. 7 de octubre de 2012: Derrota a Henrique Capriles con el 54,4% frente al 44%” (la información se encuentra en:
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/10/07/actualidad/1349633710_923402.html).

Nunca antes las fuerzas de la oposición democrática venezolana habían superado la barrera del 40% del electorado. Quien más cerca estuvo de ello fue Enrique Salas Römer, en 1998, cuando Chávez recién llegaba al Palacio de Miraflores y era el candidato extrasistémico. Ayer, domingo, Chávez fue candidato-gobernante con todo lo que ello implica en términos de ventajas para los oficialistas autoritarios.

“¡Miente, miente, miente que algo queda!”
Ante la auténtica y hábil jugada de Capriles, Chávez no pudo ser menos y se vio obligado a mostrarse prudente, por ahora dejando de lado su mbareté soberbio y su rotunda demagogia: “El presidente Chávez habló poco después de que lo hiciera su oponente, Henrique Capriles, y lo hizo desde el Balcón del Pueblo del Palacio de Miraflores ante miles de partidarios. Comenzó felicitando a la oposición y ‘a todos los que votaron contra nosotros por su talante democrático, por su participación, por la demostración cívica que han dado, a pesar de que no están de acuerdo con el proyecto bolivariano’ ”.

Agregó Chávez: “ ‘También felicitar a la dirigencia opositora porque han reconocido la verdad, han reconocido la victoria del pueblo. Para ellos nuestro reconocimiento. El candidato de la derecha y su comando de campaña acaban de anunciar al país que reconocen la victoria bolivariana, eso es un paso muy importante en la construcción de la paz en Venezuela, de la convivencia entre todos nosotros. Les extiendo la mano porque somos todos hermanos en la patria de Bolívar’ ”, e insistió el dictador que había sido ‘una victoria en toda la línea’ al ganar en 20 de los 23 Estados del país y haber arrasado en el distrito capital de Caracas. Dedicó su triunfo a la juventud venezolana y se comprometió a ser ‘cada día mejor presidente’ ”. Quien no lo conoce que lo compre (para más datos ver: http://internacional.elpais.com/internacional/2012/10/08/actualidad/1349673533_847079.html).

El presente de sacrificios para construir el futuro
No hay motivo alguno para que nos sintamos desmoralizados. El jefe de la pandilla totalitario-venezolana, Chávez, acaba de constatar el resquebrajamiento de su hechizo sobre la ciudadanía y en los hechos comenzó la transición poschavista. Chávez, amenazado por su enfermedad y condenado por la historia, ahora sabe que diez puntos porcentuales por debajo de él, apenas, se encuentra Capriles, quien de persistir en su mesura, liderazgo democrático e implantación local y externa se convertirá en el próximo primer mandatario venezolano.

En su área de influencia regional “bolivariana” el panorama no es mejor: la contestación, el paso previo a la alternativa opositora, ya lo están experimentando CFK y su colega uruguayo, aunque todavía en menor medida, José Mujica. En Paraguay el chavismo ha sido derrotado, más que por la destitución de Fernando Lugo, porque nuestro pueblo se ha dado cuenta lo que significaba su proyecto, y por eso la absoluta orfandad electoral en que se fragmentan los caviarnícolas locales.

El PT acaba de fracasar en su intento de lograr en la primera vuelta la emblemática alcaldía de San Pablo: es el resultado de las locuras del MercUnasur y consecuencia también de la corrupción sistémica sobre la cual se erigieron las presidencias del padrino Lula. Bolivia, Ecuador, Cuba y Nicaragua están todos en la fase inicial de la desbandada que hace visible las respectivas crisis terminales y se perfilan muy próximos cadáveres políticos. ¡Estarán todos en Cádiz controlando a duras penas el pánico del tsunami democrático que las placas tectónicas de nuestro civismo regional en construcción, en choque con los proyectos “bolivarianos”, les producen a cada uno de estos amigos de Rajoy y su cancillerito de intrascendente nombre!

Por último, si “el cartero llama dos veces”, el de la tan excelente novela negra (1934) del norteamericano James M. Cain, la historia solo lo hace una vez. El verdadero líder, el que se proyecta incluso como un posible estadista, debe tener sintonía fina con ella para acudir presto a su convocatoria e interpretar con sabiduría las lecciones que imparte, casi siempre con dolor.

Henrique Capriles Radonski escuchó y sigue escuchando a la historia, y por eso es que exhibió durante la campaña, y lo hace ahora en la momentánea derrota, la sabiduría de la ética de la responsabilidad, que es el deber y el ser del auténtico líder político democrático, quien tiene que seguir siéndolo en los momentos de las grandes pruebas. A estas solo sobreviven, y se engrandecen en ellas, los verdaderos conductores y Capriles está demostrando de manera consistente que no es apenas una operación de muy cara mercadotecnia politiquera, algo que lamentablemente abunda en el mundo y también en nuestro país, corroyendo el civismo al que pretende suplantar.


JLSG

Asunción, a 8 de octubre de 2012


Código del artículo: HCG8

0 comentarios: