Escribe José Luis Simón G.
La
Universidad Católica de Asunción (UCA), casa central, en su fachada
principal. Al costado derecho la Iglesia Catedral. Por desidia o
complicidad de sectores de sus autoridades y estamentos, en la UCA se
está gestando su “bolivarianización”, desde la Facultad de Filosofía y
Ciencias Humanas (Foto de abc.com, bajada de Wikipedia).
Con preocupación comparto con mis lectores la carta que enviara el lunes 29 de octubre, a la directora de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, la controvertida profesora Diana Serafini, ex alta funcionaria del MEC, bajo el (des)gobierno “lugo-bolivariano”, por medio de la cual rechazo asistir a un homenaje de parte de la UCA al sacerdote jesuita Francisco de Paula Oliva, y explico mis razones, así como advierto una nueva “conjura de los necios” en el Paraguay actual, para orientar ideológicamente hacia el “socialismo siglo XXI” a la Universidad Católica, debilitada institucionalmente por la desorientación en que se encuentra y por la cobardía (¿complicidad?) de sus autoridades actuales para enfrentar la grave amenaza que ya desde hace tiempo se cierne sobre ella. La carta dice así:
Asunción, a lunes 29 de octubre de 2012, y dirigida a la
Señora Profesora / Diana Serafini / Directora / Departamento de Ciencias de la Comunicación / Facultad de Filosofía / ¿UNIVERSIDAD CATÓLICA? DE ASUNCIÓN
Señora Profesora: Tengo el agrado de decirle que, debido a razones de coherencia con mi lucha de décadas por la condición humana, en el Paraguay y donde quiera haya estado, declino su invitación para asistir a un acto de “homenaje a la trayectoria del Padre Oliva”, de quien fui amigo, jamás discípulo y mucho menos acólito, a lo largo de décadas, hasta que llegué a comprobar que la egolatría que le desborda –buscando desde hace tiempo la inclusión de su nombre en el martirologio de los “liberacionistas teológicos del catolicismo” latinoamericano, pero con extrema prudencia para haberlo evitado siempre, sin importarle las consecuencias de sus actos y omisiones respecto de otros, como ocurriera con las víctimas indefensas del trágico “marzo paraguayo”, hasta ahora nunca investigado en serio, histórica, criminal, jurídica y cívicamente, pues sus propiciadores de tan variado pelaje ideológico y credo religioso continúan dominando la politiquería nacional, impidiendo aún que se llegue a la verdad y a los responsables directos e indirectos de tan nefasta como nefanda matanza de inocentes– se nutre de una en extremo perversa y extraviada cultura de la muerte, la de los demás, desde luego. Oliva, se lo dije varias veces en público, fue uno de los responsables ideológicos de esa matanza.
Él lo sabe. Y lo calla. No digo que haya sido premeditado. Lo que sostengo es que su ultra ideologización “¿revolucionaria?”, tipo “teología de la liberación”, llegó a convertirlo en un muy eficiente practicante de aquello según lo cual “el fin justifica los medios”. Me dolió comprobarlo y me sigue doliendo el hecho y también me duele decirlo.
Plan “bolivariano” para destruir a la UCA
¿Cómo es que Oliva puede ser homenajeado en la UCA por una de sus unidades académicas? Esto no es casual. Forma parte de un plan actualmente en curso de convertir a la UCA en la guarida ideológica del “socialismo siglo XXI”, que tantos beneficios materiales y de bienestar ha generado –con el hedor inevitable del aparato de gobierno mal utilizado, ya que los “lugo-bolivarianos” al poder nunca llegaron– en un amplio sector de capas medias profesionales e intelectualizadas, quienes pretenden imponernos aquí el nuevo rostro del modelo castrista en su crisis terminal, bajo el liderazgo del dictador totalitario y corrupto Hugo Chávez, quien perfeccionó los procedimientos de votación de Stroessner, alcanzando en ello una capacidad extraordinaria. Se trata de la nueva “dictadura perfecta”.
El proyecto actual, tiene de nuevo como quinta columna central al denominado PLRA, y de manera todavía encubierta propone algo así como un “luguismo sin Lugo”, con inevitable aterrizaje final en el “bolivarianismo”, en el remotísimo caso de que Alegre y Filizzola logren llegar al Palacio de López. Pero en eso están y la UCA (como en su tiempo ocurriera en las hermanas universidades católicas mayores de Santiago y Lima, y en especial en esta última, las cuales conozco muy bien por haber estudiado en ambas) camina sin liderazgo hacia su extinción como Universidad Católica, con el silencio de muchos y la complicidad abierta de pocos pero decididos integrantes de sus diversos estamentos. Alguien debía decirlo y me cabe el honor de ser quien lo haga. Y de manera responsable. Que después nadie diga “yo no estaba enterado”.
Durante años invité a Oliva desde mi programa diario en Radio Cáritas –Universidad Católica, “La vereda de enfrente”, a un debate público acerca de sus graves responsabilidades en los tan luctuosos sucesos mencionados más arriba. Nunca aceptó porque corría el riesgo de sacarse la máscara que esconde su verdadero rostro. Para peor, a fines de diciembre de 2006 fui despedido de Radio Cáritas – Universidad Católica, por el director “bolivariano” ya entonces, Augusto dos Santos, quien para ello tuvo la complicidad (i) del actual decano de la Facultad de Filosofía de la UCA, el siempre ubicuo Ilde Silvero, quien muy bien combina sus tímidas pulsiones “izquierdistas”, y de “laico comprometido”, con una insulsa columna dominical en “abc”; (ii) la de nuestro actual director académico, Roque Acosta, nada menos que Secretario General Adjunto de la CEP por los laicos, él, un “bolivariano” ahora algo descafeinado pero vociferador siempre de encubiertas ideas totalitarias; (iii) la del entonces Vicerrector Administrativo de nuestra universidad, el incombustible Enrique Cáceres Rojas, atornillado todavía en Yacyretá; y muchos otros más. Resultado de ello es una demanda en lo laboral, ganada por el accionante, JLSG, en primera y segunda instancia, legal y legítimamente, sentencias impedidas de ser ejecutadas, por una inconstitucional acción de inconstitucionalidad, de terrible tufo chicanero, de las que son tan habituales en ese otro “poder fáctico” del Paraguay que es la denominada CSJ. ¡Y pensar que la UCA tiene un Instituto Tomás Moro en su Facultad de Derecho y Ciencias Diplomáticas! ¡Cuánta falta nos hace en la UCA un padre Juan Antonio de la Vega, un verdadero discípulo del buen Dios, eterno capellán de Tacumbú, donde todavía es llorado, mientras ni la Compañía de Jesús ni nuestra universidad reivindican su límpida y tan pastoral existencia!
Todo lo antedicho en relación con Radio Cáritas – Universidad Católica ocurrió cuando aquí se preparaba la tan peligrosa “conspiración de los necios”, la que con Fernando Lugo en el Palacio de López intentara “bolivarianizar” al Paraguay, sin éxito hasta el momento.
Oliva disidente en la Nicaragua sandinista y JLSG
Con la invitación a Oliva a debatir acerca de su trayectoria, de mi parte también buscaba poner en conocimiento público aspectos de su vida en la Nicaragua sandinista, recién estrenada la revolución y ya orientada hacia el totalitarismo castrista. Por entonces, dadas mis vinculaciones con algunos auténticos revolucionarios democráticos nicaragüenses, y también el momentáneo acercamiento que había tenido con ciertos comandantes sandinistas, logré que el todopoderoso ministro del Interior, el comandante Tomás Borge, y otras autoridades, desestimaran la orden de deportación de Oliva, quien en aquella época, en un rapto de autenticidad, había empezado a darse cuenta que gran parte de lo “revolucionario” no solo no era justo y sí aberrante, y a mí me pareció correcta en esa época la posición disidente del mencionado sacerdote jesuita.
Menciono esto porque Oliva, hace poco, recordó emocionado su época en Nicaragua, rindiendo homenaje a esa revolución que estuvo a punto de deportarlo porque empezaba a ser disidente. No supe más nada de él después, hasta su regreso al Paraguay. Solo supe en el pasado que había logrado quedarse y no puedo decir qué precio pagó por ello, si así fue. Mi intervención solo consistió en dar fe de que era –así lo pensaba– una persona honesta y un auténtico perseguido por la dictadura stroessnerista y que nada de “contrarrevolucionario” podía ser cierto en él, de lo que le acusaba la KGB cubana que dirigía la seguridad sandinista.
Personalmente decidí no quedarme en Nicaragua, porque no tenía sentido que yo fuera un disidente en ese país. Esto me generó graves problemas durante largo tiempo, debido a la persecución del “revolucionario” Tomás Borge, muerto hace poco en una de sus lujosas residencias en Managua, quien dejó una multimillonaria herencia expropiada a los somocistas, jamás entregada a sus verdaderos dueños, los paupérrimos y masacrados nicaragüenses, que de la horrenda dictadura de extrema derecha pasaron sin solución de continuidad hacia la “solución final” del modelo totalitario cubano, que por suerte no logró establecerse en esa otra porción tan martirizada de América Latina y el Caribe que es Nicaragua.
¡Cuánta razón tuvo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, el heroico dueño, director y mártir de “La Prensa” de Managua, al haber luchado toda su vida, con las armas en la mano, incluso, buscando un camino democrático para su Patria! ¡Cuánta razón tuvo el mítico Edén Pastora, el “Comandante Cero”, cuando se pasó a la disidencia muy poco después del triunfo de la Revolución Nicaragüense, aprovechada por los sandinistas dirigidos desde La Habana. Quienes dudan de lo que digo, lean las memorias del ex vicepresidente sandinista, Sergio Ramírez…
Borge, una vez en el poder, momentáneamente, por suerte, no cumplió su promesa de que la revolución jamás torturaría, ni se seguiría el camino totalitario. Él alentó ese camino y él fue el jefe de los torturadores y sicarios del pos somocismo sandinista, y por haber denunciado eso en la prensa latinoamericana fui perseguido internacionalmente por él. A raíz de ello me vi obligado en Lima (Perú), donde estuve asilado entre 1976 y 1983, y en calidad de refugiado del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Los Refugiados (ACNUR), a realizar dos huelgas de hambre seguidas, para defenderme de una conspiración de “revolucionarios” peruanos e incluso de muy altos funcionarios de esa sede limeña del Alto Comisionado de la ONU. Estos últimos, con la complicidad de aquéllos, tenían la misión de remitirme a Managua. No lo lograron. Yo sigo luchando, sigo siendo siempre el mismo hombre rebelde, y a Borge de nada le valieron su poder omnímodo y la riqueza que le demandaban sus putas tan caras y su vida de burgués sandinista y corrompido.
Si alguien duda de mis palabras, acerca del diferendo que tuve con Borge puede preguntar a los compatriotas de grupos de izquierda de los años duros de la dictadura, quienes estaban entre México y Brasil, dirigiendo la revista “Síntesis”, en la cual colaboré de manera independiente hasta que los “revolucionarios” paraguayos también me censuraron, y sin darme derecho a la defensa me pusieran en la lista negra del totalitarismo paraguayo en ciernes. ¡Por orden de Tomás Borge, comparado con el cual Stroessner jamás pasó de ser un principiante, apenas, y sin proclamarse “revolucionario”, desde luego!
El ejemplo de Borón, García y otros “bolivarianos”
Aprovecho también la oportunidad para decirle que no estoy de acuerdo con su nombramiento para ejercer el cargo que ahora ostenta, pues Ud., quien sin duda es una persona capacitada en sus intereses cognitivos, no comulga con los principios, valores, filosofía y compromisos convertidos en letra muerta en los estatutos de la UCA. Desde el MEC, con ese tan excelente ejemplo del “intelectual” lugo-bolivariano que era el ministro Luis Alberto Riart, su jefe, Ud. fue una de las responsables de un giro copernicano, y en extremo peligroso, para lo que restaba de la educación paraguaya, y no solo en la UCA. Ud. tiene todo el derecho del mundo a pensar libremente, y en expresarse como tal, que para ello hemos luchado muchos seres humanos en la historia mundial, en tanto los modelos de sociedad, Estado y economía que Ud. preconiza ideológicamente, una vez que imperan en un país, en primer lugar terminan con las libertades de pensamiento y de su expresión. Ud. y quienes comparten su ideología: ¿no han considerado nunca fundar la “Universidad Revolucionaria Bolivariana del Paraguay”? Creo que sería lo correcto, en lugar de realizar el trabajo de zapa de vaciar de contenido a la UCA, contando con la cobardía de sus autoridades actuales, quienes no fueron capaces de debatir pública y democráticamente los vaivenes de su designación, patrocinada por el decano Silvero y el director académico Acosta.
Connotados promotores del culto a la personalidad castrista y chavista, como Atilio Borón, Marco Aurelio García, Samuel Pinheiro Guimaraes, Theotonio Dos Santos, Emir Sader, y tantos otros “intelectuales orgánicos” del neototalitarismo latinoamericano, conocen muy bien las ventajas de todo tipo que otorga el dictador Hugo Chávez a quienes son dóciles a sus órdenes. Varios de los mencionados, entre paréntesis, tuvieron destacada actuación como “asesores o consultores” de la cancillería “lugo-bolivariana”, bajo la administración trágica para el Paraguay del ministro Jorge Lara Castro, colega nuestro en UCA, como otros prominentes ex funcionarios del régimen pasado, del que fui un real perseguido laboral, en los más variados ámbitos, como es de público conocimiento. ¡Hoy algunos y algunas hablan de persecución!
No estoy proponiendo una “caza de brujas” en la UCA, Señora Profesora. Estoy manifestando el malestar de muchos profesores, estudiantes, autoridades, empleados y trabajadores, que es por ahora un murmullo sordo, que deja de serlo con esta iniciativa absolutamente personal, que no representa sino a quien la suscribe. Lo que propongo es que debatamos en serio, en un auténtico claustro universitario, lo que está ocurriendo en la UCA, en el Paraguay, en la región y en el mundo, para que afloren libremente en nuestro medio académico las diferentes visiones educativas, académicas, científicas y sus correspondientes visiones sobre la sociedad, la economía, el Estado y el poder, para que no ocurra lo que en una de mis ex universidades foráneas, la pomposamente denominada “Pontificia Universidad Católica” de Lima, que ya hace mucho tiempo había dejado de serlo, antes de las recientes sanciones que le impusiera el Vaticano, las de retirarles la categoría de “Pontificia” y la identidad de “Católica”.
Estoy de acuerdo con esas decisiones, promovidas por el Cardenal Juan Luis Cipriani, Arzobispo metropolitano de Lima, y no constituye un argumento descalificador para él el que pertenezca al “Opus Dei”, y adoptadas por Santa Sede, pues ya en mi época de estudiante y de disidente en ella, la PUC había dejado de ser lo uno y lo otro para convertirse en el refugio ultraideologizado de todas las corrientes del microcosmos de la radicalizada, dogmática, incoherente, totalitaria y retrógrada izquierda del Perú, que padecí entre 1976 y comienzos de 1983, fecha esta última en la que abandoné el Perú, escapando de un inminente secuestro sandinista en Lima.
Confesional y respetuosa del conocimiento
Soy de los que piensan que en la UCA debemos tener cátedras de sociología de las religiones, de estudios sobre el ateísmo y el agnosticismo, etc., y que en sus claustros tengan cabida profesores identificados incluso con posturas anticatólicas, amparados en las libertades de la ilustración, en el constitucionalismo contemporáneo y en la apertura hacia el diálogo entre la ciencia y la fe de la que es un precursor el papa actual, Benedicto XVI. Pero la UCA debe ser fiel a sus estatutos y declaración de principios, a sus valores filosóficos y teológicos y a su fe, pues se trata de una universidad confesional, lo que nada tiene que ver con la inquisición. La única inquisición que existe ahora es la de quienes pretenden vaciar de identidad a la UCA, sin hacerlo abiertamente y aprovechando los resquicios que les dejan tantos oportunistas y acomodados, todos ellos “bienpensantes”, que no son capaces de llamar a las cosas por su nombre y mucho menos debatir democráticamente, y con argumentos, si la mayoría de nuestra comunidad académica quiere que la UCA siga siendo UCA, una que deje sus lacras actuales, por cierto, o que se transforme en un brazo académico del “bolivarianismo” local, es decir, el neototalitarismo, ya que se rompieron los dientes sus promotores al intentar hacer ese vaciamiento en la UNA, empezando por el eslabón más débil del “alma mater” del sistema universitario paraguayo que es su Facultad de Filosofía, hasta hace poco mantenida en jaque por el chantaje de personajes de la catadura de un Camilo Soares, por ejemplo.
Mientras aguardo su respuesta, Señora Profesora, para debatir sobre todos estos temas, aprovecho la oportunidad para saludarla con el respeto que me merece como ser humano, pero sin aprobar su comportamiento académico, al no considerarlo ético, de igual manera que jamás estuve de acuerdo con las propuestas de la administración del MEC, de la que Ud. fuera una conspicua autoridad, bajo la para mí tan desacertada dirección del ministro Luis Alberto Riart, al haberse prestado, él y sus sucesores, a jugar el papel de mascarón de proa del desquiciamiento político-ideológico de la educación paraguaya, que a su crisis de larga data, desde el 15 de agosto de 2008 sumó el de su desorientación “bolivariana” que por suerte no logró implantarse del todo.
Firma: José Luis Simón G. / Profesor-Investigador / Cátedras de Teoría del Estado, Política Comparada y Relaciones Internacionales / Carreras de Sociología y Ciencia Política / Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas / UCA
Se agrega la siguiente nota: por el momento es todo, y se deja constancia de que esta versión ha sido muy levemente corregida por el suscrito, en cinco o seis partes, para pulir algunos defectos sintáctico-gramaticales, que resultaron de su escritura “calamo currente”, o a vuela pluma. Los subtítulos no están en la versión original.
JLSG