Escribe José Luis Simón G.
A lado de la forzada y media sonrisa triunfalista de Horacio Cartes (presidente electo), y entre las manos entrelazadas con su antesor, el rictus de la derrota a duras penas contenido de Federico Franco (presidente saliente), existe una alternativa real para que el Paraguay enfrente el sistemático ataque de las fuerzas totalitarias de la región, que operan con los agentes castristas del FG, con estrechos lazos que lo vinculan al conspirador Nicanor Duarte Frutos, el “revolucionario” e izquierdista multimillonario, esto último después de su paso por la función pública, y quien ya calentó motores para regresar al Palacio de López, ahora sí con el respaldo del genocida Fidel Castro y de sus lacayos en el Paraguay y la región (Fuente: Última Hora).
El supremo, legal y legítimo, constitucional e internacionalmente, interés de la Patria paraguaya, respaldada por nuestra historia y la Constitución, y el sistema jurídico internacional, institucionalizado mundialmente por la ONU, y hemisféricamente por la OEA, injusta e ilegal e ilegítamente fue agredido desde diciembre de 2011, en la “cima presidencial”, la del pozo ciego de Montevideo (Uruguay), la del Mercosur travestido como Unasur y su cláusula “democrática”.
Esta nos fue clavada en el corazón paraguayo por el terrorista Tupamaro jamás arrepentido, José Mujica, presidente uruguayo y enemigo de la humanidad, y firmada por los lacayos del totalitarismo y traidores a nuestra historia, Fernando Lugo y Jorge Lara Castro, lacayos del totalitario Hugo Chávez y de sus esbirros regionales, respaldada por todo el desgobierno de entonces, y jamás aceptada por el Congreso de la Nación Paraguaya, en la más brillante página escrita en el pos 1989.
Además: ¡¡¡esa cláusula no le fue aplicada a la Venezuela oprimida por Chávez para su asalto al Mercosur, proceder totalitario que también resultó rechazado, constitucionalmente y en los términos del Tratado de Asunción, y sus normas reglamentarias y derivadas, en un todo coherente por el Derecho Internacional Público (en especial el de Tratados y Derecho Diplomático) y positivizado en solemnes convenciones y tratados!!! Tampoco le fue aplicada ahora, a la Venezuela somestida al inmperialismo castrista, la del patético payaso del genocida Fidel Castro, Nicolás In-Maduro, golpista frustrado en el Paraguay, porque una parte mayoritaria de la cúpula militar de entonces cumplió con el supremo interés nacional paraguayo al respetar la decisión constitucional del Congreso de la Nación.
Todo esto es evidencia de la ilegalidad e ilegitimidad, y de la nulidad de todo lo actuado en contra del Paraguay, en el marco del derecho y sistema jurídico internacional, usual y público, que tiene “imperium” sobre todos los regímenes concernidos en esta vil manifestación de neo imperialismo tardío, los totalitarios de la región.
Ateniéndonos a tal preocupante coyuntura internacional, y al interés superior de la Patria paraguaya y de la Humanidad inextricablemente unidos, JLSG, en su condición de ciudadano-soldado paraguayo, propone lo siguiente en términos del traspaso presidencial, para preservar nuestros intereses nacionales y los del precario ordenamiento jurídico internacional:
1 1. Entre Franco y Cartes consensuar para, en nombre de la unión nacional bajo los términos de nuestra Carta Magna y del ordenamiento jurídico y diplomático internacional, realizar el traspaso del mandato presidencial de la manera más absolutamente austera, destinando de inmediato lo ahorrado a las más urgentes necesidades sociales, no como limosna, sino, con espíritu de honesta caridad humana, escuchando las sabias palabras del papa Francisco, las de sentar el principio de que las necesidades insatisfechas más perentorias de los pobres y miserables, material y culturalmente, en todo el mundo, deben regir como servicio las políticas de gastos protocolares, suntuarios, etc., y las políticas públicas, con invocación desde el poder político para que la sociedad siga el ejemplo en todo cuanto a ella concierne. Esto no significa otra cosa que regresar a nuestras antiguas y hoy perdidas costumbres de lo que Weber denominaba “la ética del calvinismo”;
2. La República del Paraguay no puede aceptar condicionamiento alguno (los “fait accompli” o hechos consumados de los asaltos de la Venezuela castro-chavista al Merc-Unasur y después a la voluntad soberana de su pueblo en unas elecciones en las que realmente triunfara el candidato opositor Hernrique Capriles) para “normalizar” nuestras relaciones con los países del contexto contigo y de la región, pues son ellos los que están en deuda jurídica, diplomática, política y humana con el Paraguay, que es el único país que sigue estando, legal y legítimamente, dentro de los términos de la inspiración, vocación, ideales y normas del Tratado de Asunción. No proceder así por quienes son servidores públicos de rango presidencial, Franco y Cartes, los convierte en traidores de la Patria para ludibrio histórico de sus nombres;
3. La República del Paraguay, basándose en una de las normas originarias del derecho internacional o de gentes, el de la reciprocidad en el trato, no tiene la obligación patriótico-humanitaria, primero, y después política y diplomática y de interés nacional, de cursar las invitaciones correspondientes a los desgobiernos totalitarios o rumbo a tan sangriento experimento históricamente fracasado que nos han agredido: los de Cuba, Venezuela, Brasilia, Argentina, Uruguay, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Surinam y Guyana, en ese orden. Ellos nos agredieron, ellos retiraron a sus embajadores y generaron un asfixiante cerco politiquero-diplomático gubernamental en perjuicio del Paraguay, que jamás ha sido aceptado por sus pueblos.
4. Serán cursadas las invitaciones correspondientes a los gobiernos que respetaron la dignidad, la soberanía, la independencia, la seguridad, la defensa y el interés nacional del Paraguay, y sus representantes homenajeados con las distinciones correspondientes, para demostrar que la Justicia predomina por sobre la politiquería de aventureros politiqueros seguidores del último genocida del hemisferio a punto de abandonar su infernal encarnadura mortal, quien después no encontrará lugar ni siquiera en los infiernos, una vez producido su deceso, o que un golpe militar fulminante acorte la agonía del pueblo cubano, que bien pudiera también estallar en una insurrección exitosa, que sería sangrientamente reprimida al principio pero que triunfaría inevitablemente. Mención especial merece la monarquía constitucional del Reino de España, que debe estar presente a través de don Juan Carlos, quien si decide hacerse acompañar por autoridades de su gobierno, serán recibidos dignamente y con la generosidad que siempre ha sido característica de nuestro pueblo, la cual hace tiempo no tiene ejemplos en La Moncloa (Presidencia del Gobierno), el Ministerio del Exterior y el Poder Legislativo de la entrañable España;
5. De inmediato iniciar gestiones para: [i] luchar diplomáticamente en la OEA para la aprobación del “Informe Insulza”, después de presentado boicoteado por el mismo indigno secretario-general, José Miguel Insulza, en razón de su rastreras ambiciones politiqueras chilenas, de las que el electorado de la nación trasandina sabrá cobrárselas en las urnas; [ii] solicitar conjuntamente. por el mandatario saliente, con legitimidad activa para ello, y acompañado como apoyo a tal política de Estado y de unidad nacional, de manera subsidiaria suscrita la acción también por el mandatario entrante; [iii] desarrollar una activa política pública externa de incorporación plena del Paraguay a la Alianza del Pacífico, sin salirnos del Mercosur ahora inexistente, por lo antedicho más arriba; y, finalmente [iii] elevar una denuncia ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya, incluso sin el consentimiento de los gobiernos demandados para trabar la “litis”, pues por sus normas vigentes la Corte debe pronunciarse sobre las causas sometidas a su alta autoridad, no solo jurisdiccionalmente sino también en “fallos” de justicia, también de gran valor político-diplomático internacional.
De esta manera, el mandatario saliente, Federico Franco, y el próximo a asumir, Horacio Cartes, y sus respectivos gobiernos, sentarán las bases de una imprescindible unidad nacional, que será respaldada por la inmensa mayoría de las fuerzas parlamentarias que tendrán mandato legítimo hasta el 30 de junio, y por las fuerzas democráticas a jurar sus bancas el 1 de julio.
Las limitaciones políticas del desgobierno del presidente Franco se verán así atenuadas con una manifestación de muy Alta Política, y entonces el presidente electo se hará acreedor de los cien días de tregua política para iniciar la administración de su gobierno, poniendo en evidencia que en realidad, honestamente, y respetando la Carta Magna, al haber irrumpido en la politiquería nacional como lo hizo, en realidad pretende convertirse en un ejemplo de gobernante servidor público del pueblo soberano.
Franco no se retiraría entonces en medio del descrédito generalizado, sino respetado por este su único verdadero servicio al pueblo soberano, y Cartes iniciaría su administración en auténtico olor y sudor de multitudes nacional, convocadas no por el dinero, sino por el magnífico gesto inaugural de su gobierno que, de mantenerse en tal sentido, no será jamás olvidado por la Patria. Ambos ingresarán a la historia por la puerta de la fundación de la nueva política paraguaya, que empezará a así a dejar atrás los males de la politiquería.
Como creyente que es el suscrito, y por el bien de la Patria paraguaya y la Humanidad, pide al buen Dios que ilumine con sabiduría las voluntades, intenciones y buenos propósitos de los mandatarios saliente e ingresante. Y como ciudadano que es, y soberano, este ciudadano, como la inmensa mayoría de los compatriotas apoyará todo lo que benefice a la Patria y será también crítico severo de sus inconsecuencias.
¡¡¡SEÑORES MANDATARIOS FRANCO Y CARTES: TIENEN LA MAGNÍFICA OPORTUNIDAD, EN CONJUNTO, Y PARA BIEN DE LA PATRIA Y DE LA HUMANIDAD, DE DAR UNA LECCIÓN DE POLITICA DE ESTADISTAS, AL PARAGUAY Y EL MUNDO: NO LA DESPERDICIEN!!!
JLSG
Asunción, a lunes 13 de marzo de 2013
Código del artículo: LFMS
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