Escribe José Luis Simón G.
El castro-totalitario senador Fernando Lugo, de trágica
presidencia, persiste en sus ambiciones politiqueras, manejado desde La Habana,
A la derecha el multimillonario Horacio Cartes, quien acaba de comenzar su
carrera politiquera como presidente electo, cortejándolo en un acto de suicidio
político que tendrá nefastas consecuencias para el Paraguay (Fuente: “abc
color”).
En política,
cuando se habla del poder al servicio de las personas, los “amores” súbitos,
explosivos e inesperados (que nunca lo son tanto, porque en realidad se gestan
a escondidas hasta que se hacen públicos, cuando ya no es necesaria la
complicidad del silencio de la “prensa amiga”) son siempre peligrosos. Terminan
en odios incendiarios, letales.
Ocurre que cada parte
de la “relación” se precia de estar utilizando a la otra, para sus propios
fines. Y cuando llega el momento de quien se queda con la supremacía, es cuando
el lecho prostibulario de la politiquería se transforma en un campo de batalla.
Lugo y Cartes
o Cartes y Lugo, cada uno, no son sino “aprendices de brujos” y eso se constata
por medio del enlace siguiente:
Los
“aprendices de brujos”, como se sabe, son aquellos que desatan los fuegos
infernales que terminan devorándolos. Lo malo es que también nos incendian a
todos, en ese perverso proceso.
En este juego sucio, que intencional y
perversamente se ocultó al “electorado” del neo-coloradismo carterista, ni
Cartes ni Lugo, y mucho menos sus respectivos peones locales, son los
importantes. Aquí hay poderosas fuerzas internacionales manejando los siempre
satánicos trebejos del poder.
Detrás de Lugo
está su jefe supremo, el genocida Fidel Castro, del cual Nicolás Maduro y los
demás no son sino apenas fichas de un peligrosísimo juego. Y detrás de Cartes
no sabemos a ciencia cierta, todavía, aunque lo sospechemos, quiénes son sus
verdaderos mandantes, que no es nuestro pueblo. Saldrán ellos mismos a la luz
por imperio de las circunstancias.
El Paraguay debe estar alerta. Y lo que resta de
nuestros partidos, también, los tradicionales y los nuevos. Pero sobre todo el
Partido Colorado, que le hizo la cama a Cartes para adueñarse de esa tan
importante organización cívica, algo que por lo menos es responsabilidad de sus
“partidócratas”.
A los del PLRA
les cabe el dudoso honor de haber encumbrado a Lugo en el juego politiquero,
que ahora lo sigue asesorado por poderes internacionales a los cuales está
sometido.
La pregunta es: ¿por qué repentinamente el Paraguay
se convirtió en un escenario tan importante para los juegos de poder del resto
que queda del totalitarismo mundial (Cuba), y de otras fuerzas
transnacionalizadas, poderososas, aunque no tengan la forma de Estados?
¿Qué hay
detrás de todo esto que nada de bueno debe de tener pues se trata, en lo local,
de un matrimonio diabólico por conveniencia momentánea?
Lo sabremos muy pronto. Mientras, es necesario que
nuestro pueblo, la ciudadanía, sin distinción de partidos ni banderías
sectarias, ni de clases, nos preparemos para ser dignos hijos e hijas de una
historia escrita con el sacrificio de tantas generaciones de nuestros mayores.
JLSG
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