Escribe José Luis Simón G.
Ornella Muti, diva divísima siempre, am-hada madrina de un compatriota (Fuente: http://www.listal.com/viewimage/2158573).
Escena primera, de antecedentes (síntesis)
Personajes: ella, la diva y este servidor, José Luis. Asunto: Él (JL), muy apesadumbrado, desde Asunción “chatea” con Ornella (la mundialmente deseada, la que le dijo que NO a un truhán llamado Berlusconi, por ese tiempo ya un multi-multi-multimillonario, sin ínfulas presidenciales todavía, y le reiteró otro NO más estentóreo todavía, cuando el grotesco personaje llegó al Palacio del Quirinal: ¿qué más decir de ella? ¿hablar de sus películas…?), rogándole que le perdone, implorando que le disculpe, que no se enojara, que por favor recordase aquellos días y noches tan bellas en Nápoles, y en otros lugares de Italia, a lo largo de los cuales fue la inesperada, gentilísima y muy amorosa y romántica “cicerone” particular de un privilegiadísimo paraguayo, José Luis.
Ella, desde algún lejano lugar, interrumpe la comunicación, para desesperación de él… Pero él es más terco que una mula terca.
JL, casi tres décadas atrás. Pasea por el centro de Roma, donde asistía a una reunión de exiliados latinoamericanos y además escribía para su agencia de prensa una conferencia mundial sobre la enésima crisis de Oriente Próximo.
Al pasar frente al tradicional y muy exclusivo Hotel Stendhal (“¡Io sono Fabrizio, il marchesino di Dongo, Lombardía!”), en las inmediaciones del Teatro Sistina y de la Fontana di Trevi, y también por el lado del Teatro dell'Opera di Roma y del Mercado de Trajano, reconoció a Ornella Muti en el “lobby”, impotentes sus guardias y ayudantes, huyendo/enfrentando enfurecida de los infantables “paparazzi”, inmutables perros de presa de las celebridades, a las cuales deben cazar fotográficamente para el diario sustento.
Con su habitual cara dura y sentido de oportunidad, súbitamente JL se convierte en el seguridad de la desprevenida y airada di(va)vinísima, y tomándole del brazo y cubriéndola con un periódico del día desplegado, rápidamente la conduce como si conociera el lugar por salones, pasillos, terrazas, bares, cocinas, oficinas administrativas y demás lugares de la planta baja… Llegan a un salón privado de reuniones, y después de asegurar la puerta, ruborizado hasta el dedo gordo del pie derecho él intenta presentarse en un ininteligible tartamudeo, mezcla de susto, de incredulidad, de temblores varios y generalizados…, en una mezcla de ital-pañol.
Ella se da cuenta del embarazo de su “salvador” y con un tan gracioso mohín, único en el mundo, el de su rostro de “ragazza” eterna, en un español peninsular aceptable empieza a interrogarlo. Quiere saber quien es y porqué…
Así se conocieron la divanísima y el impertinente, atrevido pero ya gozoso guardaespaldas, su efectivo salvador. Desde el teléfono de la sala, Ornella llama a la recepción y ordena que informen a sus colaboradores donde encontrarla, y vienen. Es el inicio de una amistad impensable (quienes lean esto no lo creerán) que ahora está siendo puesta a prueba y nadie sabe cómo acabará… (Fin escena primera).
Escena segunda: Academia de Pastas Barilla (síntesis)
Personajes: ella, la diva-dísima y JL (presencias implícitas y voz en “off” relatando parte de la historia). Asunto: Imagen de una de las dependencias del mundialmente respetado instituto gastronómico Barilla, en el cual Ornella había inscripto a José Luis, a su pedido, para un curso básico sobre pastas…
Él se había comunicado con ella, su am-hada madrina en Italia, para informarle que declinaba el privilegio, por ahora, pues en otra ocasión concurriría. Desde luego, para JL lo de la Academia Barilla no era solo la cocina italiana, sino sobre todo la magnífica posibilidad (la quinta o sexta: “¡Oh Dioses, no me abandonéis ahora!”) de volver a encontrarse con Ornella (en Parma, esta vez), ya abuela desde hace tiempo, pero, obviamente, siempre b-Ella, o mejor, cada vez más b-Ellísima…
Ubicada sobre Largo Piero Calamandrei, en el 3/A, de Parma, Italia, la empresa Barilla, líder en el mercado mundial de pastas, en 2004 había inaugurado su Academia, para difundir, desarrollar y fomentar la cocina italiana y sus productos, “urbi et orbi”. En materia de pastas y creaciones culinarias de alta cocina, la empresa y la Academia Barilla son referentes mundiales.
Escena tercera, explicativa de la locura de JL (síntesis)
Dice la información de la afamada y distinguida Casa Báez (“restó” privado y anexos, y Centro Cultural): “Aprendiendo, disfrutando y degustando la cocina italiana, en un aula-taller (con apuntes, recetas, uniforme, y cultura, historia y geografía gastronómica), y después de haber puesto los participantes ‘las manos en las masas’, bajo las atentas indicaciones y miradas de Sergio Elena y de Estela Troche, todos paladearán los manjares elaborados por ellos mismos, aprendiendo maridajes, además, y escuchando música de piano en vivo, de la mano del gran maestro Sergio Elena.
¿Quiere saber más? llame al 0981-276362, aquí, en Asunción del Paraguay.
Aquí aparece JL, diciendo entre muchas cosas más, algunas cosas como las siguientes:
“¡¡A mí no solo me gusta: “ME GUSTÍSIMO!!”, lo que en lenguaje Felisbertiano-Joseluistico significa “¡¡ME GUSTA MUCHÍSIMO!!”
“¡¡Excelente iniciativa que tendrá un éxito extraordinario!!
¡¡Por favor, os imploro, reservadme una plaza!!
¡¡No os atreváis a dejarme fuera de juego!!
¡¡Qué privilegio: aprender a cocinar con un Maestro pianístico-gastronómico-artístico como Sergio Elena, quien secundará y a la vez será secundado por nuestra también Maestrísima Estela Troche, renombrada en materia de sabores, bebidas, postres, presentación de mesas y otros donaires!!
¡¡Todo para gentes con papilas gustativas de paladares refinados, y las de quienes se preparan para abandonar el mero deglutir y transformarse en degustadores de ‘delikatessen’ a nuestro alcance, las verdaderas, las de la simple y extraordinaria belleza de una mesa bien servida y mejor preparada, algo que solo es posible cuando el conocer va acompañado del amor por lo que se cocina en el fuego lento de los años de experiencia que saben de miligramos y secretos de la alquimia de la cocina!!”.
Para finalizar un primer plano de un compungido JL, que se va fundiendo en otra imagen, la de Ornella, afianzándose desde cualquiera de sus plenitudes.
Se escucha decir a JL: “¡No te olvido Ornela, am-hada, amiga, y cuando volvamos a vernos, donde quiera sea, y acaso sea aquí, en el Paraguay, y yo ya cocinaré para vos!”. “¡¡Y también después de Parma, cuando vaya, amiga mía tan querida, queridísima!!”.
Personajes: ella, la diva y este servidor, José Luis. Asunto: Él (JL), muy apesadumbrado, desde Asunción “chatea” con Ornella (la mundialmente deseada, la que le dijo que NO a un truhán llamado Berlusconi, por ese tiempo ya un multi-multi-multimillonario, sin ínfulas presidenciales todavía, y le reiteró otro NO más estentóreo todavía, cuando el grotesco personaje llegó al Palacio del Quirinal: ¿qué más decir de ella? ¿hablar de sus películas…?), rogándole que le perdone, implorando que le disculpe, que no se enojara, que por favor recordase aquellos días y noches tan bellas en Nápoles, y en otros lugares de Italia, a lo largo de los cuales fue la inesperada, gentilísima y muy amorosa y romántica “cicerone” particular de un privilegiadísimo paraguayo, José Luis.
Ella, desde algún lejano lugar, interrumpe la comunicación, para desesperación de él… Pero él es más terco que una mula terca.
JL, casi tres décadas atrás. Pasea por el centro de Roma, donde asistía a una reunión de exiliados latinoamericanos y además escribía para su agencia de prensa una conferencia mundial sobre la enésima crisis de Oriente Próximo.
Al pasar frente al tradicional y muy exclusivo Hotel Stendhal (“¡Io sono Fabrizio, il marchesino di Dongo, Lombardía!”), en las inmediaciones del Teatro Sistina y de la Fontana di Trevi, y también por el lado del Teatro dell'Opera di Roma y del Mercado de Trajano, reconoció a Ornella Muti en el “lobby”, impotentes sus guardias y ayudantes, huyendo/enfrentando enfurecida de los infantables “paparazzi”, inmutables perros de presa de las celebridades, a las cuales deben cazar fotográficamente para el diario sustento.
Con su habitual cara dura y sentido de oportunidad, súbitamente JL se convierte en el seguridad de la desprevenida y airada di(va)vinísima, y tomándole del brazo y cubriéndola con un periódico del día desplegado, rápidamente la conduce como si conociera el lugar por salones, pasillos, terrazas, bares, cocinas, oficinas administrativas y demás lugares de la planta baja… Llegan a un salón privado de reuniones, y después de asegurar la puerta, ruborizado hasta el dedo gordo del pie derecho él intenta presentarse en un ininteligible tartamudeo, mezcla de susto, de incredulidad, de temblores varios y generalizados…, en una mezcla de ital-pañol.
Ella se da cuenta del embarazo de su “salvador” y con un tan gracioso mohín, único en el mundo, el de su rostro de “ragazza” eterna, en un español peninsular aceptable empieza a interrogarlo. Quiere saber quien es y porqué…
Así se conocieron la divanísima y el impertinente, atrevido pero ya gozoso guardaespaldas, su efectivo salvador. Desde el teléfono de la sala, Ornella llama a la recepción y ordena que informen a sus colaboradores donde encontrarla, y vienen. Es el inicio de una amistad impensable (quienes lean esto no lo creerán) que ahora está siendo puesta a prueba y nadie sabe cómo acabará… (Fin escena primera).
Escena segunda: Academia de Pastas Barilla (síntesis)
Personajes: ella, la diva-dísima y JL (presencias implícitas y voz en “off” relatando parte de la historia). Asunto: Imagen de una de las dependencias del mundialmente respetado instituto gastronómico Barilla, en el cual Ornella había inscripto a José Luis, a su pedido, para un curso básico sobre pastas…
Él se había comunicado con ella, su am-hada madrina en Italia, para informarle que declinaba el privilegio, por ahora, pues en otra ocasión concurriría. Desde luego, para JL lo de la Academia Barilla no era solo la cocina italiana, sino sobre todo la magnífica posibilidad (la quinta o sexta: “¡Oh Dioses, no me abandonéis ahora!”) de volver a encontrarse con Ornella (en Parma, esta vez), ya abuela desde hace tiempo, pero, obviamente, siempre b-Ella, o mejor, cada vez más b-Ellísima…
Ubicada sobre Largo Piero Calamandrei, en el 3/A, de Parma, Italia, la empresa Barilla, líder en el mercado mundial de pastas, en 2004 había inaugurado su Academia, para difundir, desarrollar y fomentar la cocina italiana y sus productos, “urbi et orbi”. En materia de pastas y creaciones culinarias de alta cocina, la empresa y la Academia Barilla son referentes mundiales.
Escena tercera, explicativa de la locura de JL (síntesis)
Dice la información de la afamada y distinguida Casa Báez (“restó” privado y anexos, y Centro Cultural): “Aprendiendo, disfrutando y degustando la cocina italiana, en un aula-taller (con apuntes, recetas, uniforme, y cultura, historia y geografía gastronómica), y después de haber puesto los participantes ‘las manos en las masas’, bajo las atentas indicaciones y miradas de Sergio Elena y de Estela Troche, todos paladearán los manjares elaborados por ellos mismos, aprendiendo maridajes, además, y escuchando música de piano en vivo, de la mano del gran maestro Sergio Elena.
¿Quiere saber más? llame al 0981-276362, aquí, en Asunción del Paraguay.
Aquí aparece JL, diciendo entre muchas cosas más, algunas cosas como las siguientes:
“¡¡A mí no solo me gusta: “ME GUSTÍSIMO!!”, lo que en lenguaje Felisbertiano-Joseluistico significa “¡¡ME GUSTA MUCHÍSIMO!!”
“¡¡Excelente iniciativa que tendrá un éxito extraordinario!!
¡¡Por favor, os imploro, reservadme una plaza!!
¡¡No os atreváis a dejarme fuera de juego!!
¡¡Qué privilegio: aprender a cocinar con un Maestro pianístico-gastronómico-artístico como Sergio Elena, quien secundará y a la vez será secundado por nuestra también Maestrísima Estela Troche, renombrada en materia de sabores, bebidas, postres, presentación de mesas y otros donaires!!
¡¡Todo para gentes con papilas gustativas de paladares refinados, y las de quienes se preparan para abandonar el mero deglutir y transformarse en degustadores de ‘delikatessen’ a nuestro alcance, las verdaderas, las de la simple y extraordinaria belleza de una mesa bien servida y mejor preparada, algo que solo es posible cuando el conocer va acompañado del amor por lo que se cocina en el fuego lento de los años de experiencia que saben de miligramos y secretos de la alquimia de la cocina!!”.
Para finalizar un primer plano de un compungido JL, que se va fundiendo en otra imagen, la de Ornella, afianzándose desde cualquiera de sus plenitudes.
Se escucha decir a JL: “¡No te olvido Ornela, am-hada, amiga, y cuando volvamos a vernos, donde quiera sea, y acaso sea aquí, en el Paraguay, y yo ya cocinaré para vos!”. “¡¡Y también después de Parma, cuando vaya, amiga mía tan querida, queridísima!!”.
JLSG
Código del artículo: OLMH
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En “facebook”, ver Casa Báez
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