Entrevista
Exclusiva de José Luis Simón G.
UNO:
Nota editorial
Meritorios luchadores
democráticos y revolucionarios durante la larga y última dictadura,
y desde antes, y muchísimos más autoproclamados tales, vendiendo
vía operaciones de descarada mercadotecnia politiquera la imagen
falsa de ser la gente del “cambio” que el Paraguay necesitaba,
quienes mintieron descaradamente al asegurar que enterrarían de
manera definitiva la opresión, la humillación de la corrupción y
del mbareté,
la prepotencia del poder, para lograr lo cual erradicarían la
exclusión social, las violaciones a los derechos humanos, etc., y
establecerían el imperio de la ley legal y legítima aquí,
resultaron peores que Stroessner y el stroessnerismo.
Es que, como reacción
decepcionada a este desgobierno, el del presidente Fernando Lugo
Méndez, el-de-cada-vez-menos-paraguayos,
que sumado al anterior, y al desgobierno de desunión nacional,
iniciado con el el trágico “Marzo paraguayo” del año 2000, a
partir de un “democrático” golpe parlamentario de Estado gestado
desde 1999, y respaldado entonces internacionalmente por democracias
inconsecuentes de la región y el mundo, ahora ¡hasta la dictadura
de Stroessner empezó de nuevo a ser revalorizada! Lo demuestra
incluso un estudio último del programa latinoamericano de una buena
universidad de EUA (http://www.vanderbilt.edu/lapop/index.php),
entre tantos indicadores más.
El irresponsable y moralmente
inimputable Fernando Lugo y sus entornos de “revolucionarios” y
de partidócratas tradicionales y modernos, todos ambiciosos
incapaces, presuntuosos y soberbios, para nada democráticos, la
nomenklatura
bolivariana
del Paraguay sometido y entregado a los muy rastreros fisiologismos
(los del bajo vientre y adyacencias) de sus oportinistas cabezas
visibles, y por ello entregados a los petrodólares del
“totalitarismo light” (Teodoro Petkoff, dixit),
el del neopopulista y autocrático Hugo Chávez, en realidad son
continuadores de la mayoría de los vicios de la predominante
tradición autoritaria paraguaya, que contemporáneamente tuvo su
exaltación superlativa en el régimen autoritario que nos oprimiera
entre 1954 y 1989, heredero directo de la tragedia dictatorial que en
1947 ensangrentara al Paraguay.
Lo único que Lugo y sus
comparsas no pudieron hacer todavía, pero lo presagian las huestes
de patriotas al estilo de Paková
piré
Ledesma, de José Rodríguez, y de otros “revolucionarios”
latifundistas y de 4x4, la oligarquía lugo-chavista, para alegría
del crimen organizado local, es desatar las sistemáticas oleadas
represivas de antes, las que una vez iniciadas tendrán su principal
brazo armado en los terroristas autodenominados del EPP, así
autodenominados, una peligrosa expresión más del deterioro social,
cultural y cívico tan profundo que también pone en peligro la
supervivencia de la patria paraguaya. Todos, desde Lugo y hasta los
partidócratas del “cambio”, pasando por los del EPP y sus
protectores, la neo-oligarquía lugo-chavista, también burguesía
fraudulenta, son verdaderos caviarnícolas:
por deglutidores de caviar e inspirarse en los cavernícolas
“bolivarianos del socialismo siglo XXI”.
DOS:
Entrevista y algo más
De tales reflexiones surgió
esta entrevista ficticia, realizada a uno de los dos o tres
estadistas paraguayos, el docto doctor Eligio Ayala, el presidente
patriota, intelectual y probo servidor público como jefe de Estado y desde otras altas funciones, en suma un verdadero revolucionario en la
libertad del orden legal y legítimo en construcción, y así surgió
la idea de la entrevista, que es respondida extrayendo textos de una
obra extraordinaria de don Eligio (“Capítulo VIII: La política”,
pp. 49-63, en Migraciones,
Imprenta La Sud-América, Santiago de Chile, 1941(ensayo escrito en
Berna, Suiza, en 1915, editado en memoria de su esclarecido autor,
por dos amigos, admiradores de su brillante obra gubernativa),
escrupulosamente seleccionados para evitar distorsiones y/o
manipulaciones a los que nos tiene tan habituada gran parte de la
prensa, esa que no aprovecha las conquistas de las libertades de
pensamiento y de expresión para ser lo que debe, no un “cuarto
poder”, sino un verdadero contra-poder, y por ello suelen incurrir
tales medios, más a menudo de lo que es tolerable por el inevitable
error humano, en los excesos de la prensa
poder fáctico,
una de las caras visibles de la también deplorable y peligrosa
“judicialización” de los excesos en que incurren el periodismo y
los periodistas, y no para restablecer el imperio de la Justicia por
la vía del derecho. A continuación las preguntas y las "respuestas":
–La política, en nuestro país, ¿está tan mal porque todo se reduce a la lucha a muerte por el poder? Todos contra todos. Hay excepciones individuales, que como siempre no neutralizan los males sistémicos y sus tan nocivos efectos.
–La política, en nuestro país, ¿está tan mal porque todo se reduce a la lucha a muerte por el poder? Todos contra todos. Hay excepciones individuales, que como siempre no neutralizan los males sistémicos y sus tan nocivos efectos.
[Don Eligio no vacila al
responder. Su voz, fría y metálica, suena a artificio para
ocultar la pena que le embarga al expresarse con su proverbial estilo
de llamar a las cosas por su nombre, como siempre hizo:]
–Todos
los críticos de nuestras instituciones convienen en que el vicio
radical, fundamental, primario de nuestra política, es el afán de
adquirir y conservar el poder. El defecto de los partidos políticos,
se ha dicho, es que tengan por fin el ataque y la defensa del poder.
Y a este defecto se ha atribuido numerosas y funestas consecuencias,
casi todos nuestros males sociales
(Ayala, op.
cit.: 52).
–¿Qué pasa con esa
porción tan influyente de nuestras élites, que son los políticos?
¿Por qué entre ellos predominan los mendaces, incompetentes,
incapaces inimputables cívicos? Son interminables los calificativos
peyorativos que existen para designarlos.
–Para ser
diputado, o ministro no se requiere preparación: (en el Paraguay) el
puesto hace todo. El hombre inteligente, el reformador de talento, el
salvador a quien todos idolatran en su pupitre ministerial, pierde
todas sus buenas cualidades con la pérdida del puesto. El hombre es
el mismo; pero no se le conoce más, ha muerto en vida, desde que no
es ministro…
[Hace una pausa, y lo que sigue
–si no fuera porque quien habla es un auténtico karaí
guazú–
más parecería estar brotando de la indignación de un indignado
de hoy, de aquí y de cualquier parte del mundo:]
–De este ridículo
prejuicio–, el de la obsesión nacional por el cargo público, ha
derivado la preocupación de vivir de sueldos. Los puestos públicos
son considerados no solamente como título de distinción social,
sino como fuente de recursos
(Ibíd.:
56).
[El entrevistador piensa –y
seguramente que también el heroico lector de esta simoniaria,
versión criolla y desvaída de las
Catilinarias
auténticas, las de Cicerón– en el proceso electoral de 2013, que
ya empezó el año pasado, y antes, con las cajas bien provistas, por
el parlamento incompetente, y los fondos sin control de las
binacionales de la energía patrimonialista y prebendaría, y las
contrataciones dizque públicas y sin control, y con complicidad
adicional que les permiten los poderes fácticos que pululan en los
organismos internacionales de la ONU, debilitándola y
desligitimándola (ver por ejemplo:
http://www.ultimahora.com/notas/529150-El-PNUD-deslinda-responsabilidad-de-las-compras-de-oficina-de-la-ONU-para-Salud,
y
http://www.abc.com.py/edicion-impresa/politica/en-solo-37-dias-el-negocio-entre----salud-y-el-pnud-se-inflo-1000-403211.html),
y que se canalizan por medios espurios, como los de la SAS, de la
Secretaría de Informaciones, y de innumerables otras instancias
filtradoras de desinformación y subastadoras de votos, esto último
incluso al precio vil de pagos miserables, los únicos posibles
provenientes de tales engendros. Además, al cómplice lector de este
escribidor, en esta tarea, sin duda le duele la “democracia” de
muy baja calidad que padecemos desde 1989, lo que en modo alguno
significa añoranza del régimen autoritario con incrustaciones
totalitarias que se inauguró como una dictadura en 1954. Los juicios
aquí expuestos nacen del hambre insaciable que tenemos la mayoría
de los compatriotas de inaugurar un real y efectivo Estado de derecho
democrático y con preocupación en materia de calidad de vida. El
golpe de 1954 se justificó, por autores y aprovechadores, como un
“precio de la paz” para poner fin autoritariamente a la etapa
previa de anarquía colorada entre 1947 y aquél año. A su vez, esa
coyuntura no se explica sin la revolución y guerra civil, la
culminación inevitable de la dictadura del general Morínigo, que
fue trágica: como nunca antes el Paraguay terminó dividido en dos
mitades irreconciliables, la de los vencedores y la de los vencidos.
En realidad solo hubo vencidos, todos los paraguayos, porque como
dijera Antonio Machado sobre los efectos de la guerra civil española
(1936-1939), un país no puede hacerse con dos mitades, y mucho menos
si sus enfrentamientos se acrecentaron ensangrentados y con
destrucción irremediable, en el campo
de Marte en
que se había convertido España].
De esto surge otra consulta
dirigida al entrevistado:
–El doctor Ayala ha
hablado en sus escritos de “la úlcera de la política paraguaya”.
Yo llamo a eso la politiquería, la perversión de la política.
¿Puede explicar lo de la política “ulcerosa?
–El
fin de la política, de los partidos, de las luchas electorales, es
llegar […] a las elevadas posiciones en el Presupuesto…
El Poder
Ejecutivo es el poder distributor de los puestos públicos, él
asegura su obtención y conservación. Y por esa razón ese poder es
el fin de la actividad política. Los partidos políticos pues,
luchan en el Paraguay por adquirir y conservar el poder del Estado,
el motor efectivo de ese poder, el Poder Ejecutivo, como fin, como
fuente de distinción, de prestigio social, y como fuente de
ganancias y de recursos. Y esta es la úlcera de la política y de
los partidos políticos paraguayos, esta es la mancha que le
distingue de la política sana de otros países cultos. En otras
partes el poder político es un medio para satisfacer otros
intereses, para realizar otros fines; en el Paraguay él es un fin en
sí mismo, es el término de las ambiciones. En esto consiste la
perversión de la política paraguaya. Esta perversión política es
el agente morboso que inficiona nuestra organización social. No hay
función social a donde no llegue su aliento venenoso; es un cáustico
que disuelve todo, la moralidad de las costumbres, la solidaridad, la
disciplina social. La política así depravada ha absorbido todas las
aspiraciones, todas las ambiciones, ella es el principal estímulo de
todos los esfuerzos políticos
(Ibíd.:
56-57).
–¿Dice
Ud. que carecemos de política en el sentido de servicio público
para realizar el bien individual y el social, y que la política y el
poder se convirtieron en fines para acumular poder y riquezas?
–En
el Paraguay, el poder político, el Poder Ejecutivo, la
administración, los puestos públicos y sus sueldos, son el fin
predilecto de los partidos. Los partidos carecen de fines políticos,
sociales o económicos ulteriores. Los principios e ideales
enumerados en sus programas, son fórmulas teóricas, son
decoraciones exóticas. La política se ha convertido en una
profesión lucrativa… Se ingresa en la política, en los partidos
políticos, para adquirir puestos públicos, para distinguirse,
divertirse y ganar plata.
(Ibíd.:
58).
–Pareciera
que la “política ulcerosa” y partidocrática, la politiquería
como se la llama hoy, no requiere sino de líderes incompetentes,
incapaces, deshonestos y oportunistas.
–Para fabricar salchichas se requieren aptitudes especiales; para ser legislador o ministro en el Paraguay el talento y los conocimientos son superfluos. La preparación, el carácter, la honestidad, a veces estorban. Valen más ciertas contorsiones y genuflexiones del cuerpo que veinte años de estudios, que la decencia y la probidad. Los que ocupan los puestos públicos creen saber todo, se creen aptos para todo; pierden la conciencia de la propia ineptitud... Los políticos paraguayos creen que basta patinar de un puesto a otro, de ministerio a ministerio y recoger las rentas que les son anexas para ser estadista… En el Paraguay para brillar con reputaciones falsas basta ser diputado, senador o ministro. Luego, es lógico que la pasión dominante sea la de adquirir esos puestos y conservarlos y que para eso en vez de estudiar, de prepararse y dignificarse, se adule, se intrigue o se implore servilmente. Por esta razón la mayor parte de los que ejercen los elevados cargos políticos son los arribistas petulantes. Todas las magistraturas han sido profanadas por la inepcia más franca y por la nulidad más absoluta. Así se ha llenado el Parlamento y los ministerios de aprendices, que se instruyen en almanaques del año pasado y destrozan la actividad económica nacional con sus caóticos y torpes ensayos legislativos (Ibíd.: 59).
–Para fabricar salchichas se requieren aptitudes especiales; para ser legislador o ministro en el Paraguay el talento y los conocimientos son superfluos. La preparación, el carácter, la honestidad, a veces estorban. Valen más ciertas contorsiones y genuflexiones del cuerpo que veinte años de estudios, que la decencia y la probidad. Los que ocupan los puestos públicos creen saber todo, se creen aptos para todo; pierden la conciencia de la propia ineptitud... Los políticos paraguayos creen que basta patinar de un puesto a otro, de ministerio a ministerio y recoger las rentas que les son anexas para ser estadista… En el Paraguay para brillar con reputaciones falsas basta ser diputado, senador o ministro. Luego, es lógico que la pasión dominante sea la de adquirir esos puestos y conservarlos y que para eso en vez de estudiar, de prepararse y dignificarse, se adule, se intrigue o se implore servilmente. Por esta razón la mayor parte de los que ejercen los elevados cargos políticos son los arribistas petulantes. Todas las magistraturas han sido profanadas por la inepcia más franca y por la nulidad más absoluta. Así se ha llenado el Parlamento y los ministerios de aprendices, que se instruyen en almanaques del año pasado y destrozan la actividad económica nacional con sus caóticos y torpes ensayos legislativos (Ibíd.: 59).
TRES:
Conclusiones del entrevistador
Acto seguido, nuestro
entrevistado manifestó que, por esta primera vez, llegábamos hasta
aquí. Que continuaremos más adelante, pues ya estaba atrasado en la
atención de otros asuntos, por culpa nuestra, pero que comprendía
la preocupación del entrevistador y de los potenciales lectores,
acerca de la situación política en el Paraguay de mediados de 2012.
El se despidió dando a
entender que intuía que muchos compatriotas se sienten intranquilos
desde hace tiempo, porque después de 1989 quisieron cambios en
libertad e institucionales, y fueron defraudados, en especial desde
2008, ya que a partir de entonces supuestamente los únicos
privilegiados iban a ser “los niños, los indígenas y los
ancianos”. Se marchó, raudo y enérgico como siempre fue. No nos
dio tiempo de ensayar un saludo de despedida.
La eternidad de los justos y
limpios de corazón debe de tener también sus exigencias. No resulta
atrevido pensar que el doctor Eligio Ayala, demócrata ejemplar, en
sus vidas, la terrena, e imaginamos en la celestial también, por
sus principios de liberal íntegro del histórico radicalismo
paraguayo, que él aceptó un encargo de San Pedro, rechazado por
todos, de encargarse de la defensa de Chávez ante las cortes
celestiales, si es que muere víctima de su enfermedad, para que a
pesar de todo no vaya al infierno, desde donde lo reclaman en
estricta justicia los fiscales del Averno, contratados de entre los
mejores estudios de litigantes chicaneros eximios, entre quienes
sobresalen grandes “juristas” paraguayos, pre y pos 1989.
Hay ocasiones –si así
pensamos debemos pedir perdón al buen Dios– en que un simple y
pertinaz pecador como el suscrito quisiera elevar una plegaria, para
que la misericordia divina no ampare también a opresores como Chávez
y su acólito local, ya que no paraguayo, el obispo apóstata
Fernando Lugo Méndez, el-presidente-de-ya casi-ningún-paraguayo.
Asunción, viernes 18 de mayo de 2012
5 comentarios:
Muy buena como creativa la publicación. Felicito al Prof. Simón por la iniciativa de este blog.
Creo q dsmeritar el gobierno dl presidente lugo como si hubiera sido peor que el de ls colorados anteriores a el no solo es injusto sino desluce el artículo sobre ayala que es muy interesante por sierto
Lo referente al Docto Eligio, felicito el artículo del Prof. Simón, de los pocos intelectuales probos y honestos. Al respecto de los comentarios sobre los boliviarianos, Lugo, etc. commparto plenamente y agrego... Lugo es el peor sinverguenzas y corrupto, peor que Nicanor y otros tan funestos, sólo que "agarró" el gobierno en una relativa bonanza económica.
profesor Simón . creo que debe seguir con sus entrevistas ficticias..pero muy veraces porque las palabras son efectivamente del entrevistado...le sugiero haga también con personajes funestos...para desaprender tantas mentiras,iniquidades y diversas malevolencias que hoy son parte grande de nuestra idiosincracia y el principal obstáculo para el verdadero desarrollo,estable y sostenible...
A Julián, Raquel, Adolfo y Oscar: les pido mil disculpas por haber tardado tanto en respendorles. Me siento muy honrado con sus visistas y comentarios, y prosigamos utilizando esta partícula del diálogo nacional que tanta falta nos hace siempre! El blog está abierto no solo para comentarios, sino también para que cada uno realice sus aportes, previa identificación, privada o pública, y los textos aparecerán en la nueva sección "Visitantes y Colaboradores".
1. Gracias Julián por la voz de aliento y espero que nuestro diálogo prosiga, también con tus artículos.
2. Raquel: pienso que siempre tuve razón al criticar a lugo y al luguismo. Pude haberme equivocado en cuestiones puntuales, pero no en el fondo. Este blog está abierto a que escribas, para criticar mi pensamiento. ¡Bienvenida!
3. Adolfo: nuestro país tiene muchos Eligio Ayala que no conocemos, porque nos dominan, todavía, los "imposrores". Un abrazo y espero tus colaboraciones.
4. Oscar: ¡muy pronto leerás "conversaciones en el Averno, entre Lugo y don Añá", y aguardo tus reflexiones, las del cuaderno manuscrito con tus pensamientos e ideas.
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