El pabellón nacional se eleva a los cielos de la tierra y atrás el Templo de la Patria, el Panteón Nacional de los Héroes y Oratorio de la Virgen Santa María de la Asunción, que nos acogen a todos, creyentes y no creyentes, nacionales y gentes de otras tierras. ¡Este Templo-Oratorio representa soberanía entre iguales, Estado de derecho democrático y sociedad abierta, que permiten construir a diario, paso a paso, con justicia y libertad, la condición humana!

miércoles, 30 de mayo de 2012

El 29 de Mayo 200+1: Histórico triunfo cívico del Paraguay y retroceso del “bolivarianismo” lu(go)jurioso

Escribe José Luis Simón G.


La ciudadanía convertida en Congreso de la Nación paraguaya en la calle(Foto de Aníbal Gauto, La Nación)
La ciudadanía paraguaya, autoconvocada democráticamente, por medio de las libertarias redes sociales, sin ninguna contaminación de las “úlceras” (Eligio Ayala, dixit) partidocráticas ni politiqueras, y enfrentando con contenida indignación, pacífica y constitucionalmente, a la tradición autoritaria nacional, patrimonialista y prebendaria, además, acaba de inaugurar una nueva era de verdadera política, de civismo real y participativo, que, en lo inmediato, significa aquí un serio revés para los “parlamentarios” del pasado, quienes, “legislando” en función de sus intereses sectarios, quedaron aislados por completo del pueblo. Pero cuidado, Fernando-Armindo (poder ejecutivo = desgobierno), y Víctor Núñez (dizque corte suprema de justicia, en minúsculas, también), porque la iniciativa cívica del 29 de Mayo es en realidad una inmensa purga democratizadora, para que los poderes fácticos del aparato de Estado se conviertan en Poderes de un Estado de derecho democrático.
El líder comunero (Fuente: desconocida)
Monumento a los Comuneros, en la Escalinata José Antequera y
      Castro en Asunción (Foto cortesía de Jorge Rubiani, copiada de la red) 
La Libertad Iluminando al Mundo (Fuente: desconocida)
La imponente movilización cívica, que se está extendiendo por todo el país, con su límpida e iluminadora llama, ardiendo en defensa de las instituciones del Estado de derecho democrático, es una contribución actualísima de la tierra de los Comuneros del Paraguay (tan promisoriamente estudiados por don Viriato Díaz-Pérez, el gran Maestro español al que el Paraguay enamorara por siempre, y el historiador compatriota, Roberto Quevedo, entre otros) a la Estatua de la Libertad que Ilumina el Mundo, desde la entrada noratlántica a Nueva York.
Los destellos de esa libertad esclarecedora, enrojecieron de sangre en todo el mundo, en diversas épocas, dondequiera la ciudadanía se irguiera en defensa de sus derechos fundamentales, como ocurrió en la Plaza de Tiananmen, en Beijing (China continental), también en un Mayo alborear, de décadas atrás, cuando los jóvenes chinos disidentes enfrentaron desarmados, pero inflamados de dignidad, a los masacradores tanques de un denominado Ejército Popular, totalitario, otro más del mundo contemporáneo.

Un auténtico referendo popular (Foto de Fernando Romero, abc)
         Acostumbrados al lucrativo negocio de la politiquería y a la sensualidad de los placeres de quienes nunca fueron servidores públicos, en su gran mayoría, al igual que otros “servidores públicos” los “parlamentarios”, diputados y senadores, por ello también estaban destruyendo a nuestra nación y minando a la República, y se disponían a perpetrar otro acto criminal de lesa democracia, al haber logrado semanas atrás la sanción de legislativa, para que la supuesta justicia electoral, una vez más, robara al cada vez menos tesoro público. El poder ejecutivo, oportunistamente vetó la ley y por ello regresó al “congreso” y obtuvo nuevamente la sanción de “diputados”, y estaban a punto de lograr lo mismo en el “senado”.
         No contaban con la vigilancia cívica de nuestro pueblo, que dijo ¡¡¡basta!!! por medio de un  tsunami pacífico y democrático
         Sin distinción de banderas partidarias, y defendiendo la enseña patria, como en otras épocas de nuestra historia, esta vez, “el común o pueblo”, ejercitando su voluntad consciente y libre, la de una ciudadanía en acelerado proceso de constitución, con su movilización patriótica y no patriotera, enfrentó a los déspotas del Poder Legislativo, et alii poderes faranduleros, y no a ese poder auténtico que debe ser el de la Nación organizada jurídica y políticamente como Estado de derecho democrático, real y palpitante, y no de “democracia” de mera, pésima o baja calidad y/o intensidad.
Por decisión de un pueblo cansado de ser mero habitante y sufriente espectador de tantas tropelías de parte de sus autoridades, una ciudadanía en ebullición, y respetuosa de la Constitución, sin la menor violencia puso en su lugar al poder legislativo de los partidócratas oportunistas y viles traficantes de influencia, mientras el pueblo no tiene recursos, por ejemplo, para atender a sus enfermos de cáncer (ir al vídeo: http://www.abc.com.py/multimedia/cancer-en-el-paraguay/)...

         El desgobierno-de-desunión-nacional, el de Fernando-Armindo-Lugo-Méndez, el lu(go)jurioso presidente-de-ya-ningún-paraguayo, el que incluso entregó nuestra soberanía al intervencionismo indignante y oprobioso de Ushuaia II, por oportunismo politiquero había vetado la “ley” del robo público de los partidos al pueblo, para desacreditar todavía más a un legislativo deplorable, en el cual los luguistas son absoluta minoría. También lo hizo, porque ese robo iba a financiar sobre todo a los “correligionarios” opositores, algo muy peligroso en pleno proceso electoralista, y muy en menor medida a sus escuálidas huestes de caviarnícolas locales (deglutidores de caviar y cavernícolas totalitarios).
Total, Lugo tiene las cajas mágicas y sin control de las binacionales Itaipú y Yacyretá, y de los grandes negociados del aparato de Estado, algunos de los cuales cuentan con la complicidad de la sede en Asunción del PNUD, para evadir los controles de Contrataciones Públicas, y de muchos otros negocios ilícitos, entre los cuales no sería raro encontrar vínculos con el crimen organizado internacional, filial Paraguay.
Los ciudadanos comuneros paraguayos, hombres y mujeres, saben muy bien que la verdadera democracia no es la bolivariana, sino la del perfeccionamiento sistemático y permanente de las instituciones, bajo control de la ciudadanía, y es por eso que este 29 de Mayo 200+1, es doblemente histórico: porque significa el triunfo de la voluntad democrática de nuestro pueblo, que así manifiesta no desear ningún aventurerismo “revolucionario” y populista. Ya veremos que la receta paraguaya de la democracia de ciudadanos y ciudadanas, se expandirá por la región, como un aporte nacional a la tan desvalida y vapuleada, como distorisonada y vaciada de contenido, democracia latinoamericana.

         Falta todavía destrabar las listas electorales por completo, y tantas otras medidas políticas de bien común. Necesitamos limpiar al poder judicial de la verdadera mafia allí empotrada, para contar con un auténtico Poder Jurisdiccional, y un Ministerio Público, e integrarlos no politiqueramente después del juicio político a los ministros de la corte –en ella nadie se salva– con todas las garantías constitucionales, y no para “pulverizar” a la corrupta dictadura supuestamente judicial que nos oprime, como en su momento llevara a cabo el tendota-í de Nicanor Duarte Frutos, quien con pena y sin gloria vegeta por ahí, en su ostracismo cívico, de indigno nuevo rico ex presidente del Paraguay. Debe hacerse lo mismo con la “justicia electoral”, la “contraloría”, la “defensoría del pueblo” y otros órganos extra poderes.
Es la hora de formar una amplia coalición democrática y nacional, con auténticos y comprobados líderes cívicos, novísimos, nuevos y más antiguos, sobre una base programática seria y realista, y sin ninguna concesión al “cuoteo” politiquero, entre gentes sin afiliación y los pocos líderes partidarios que han sobrevivido al desprestigio causado por la voracidad sin límites de sus correligionarios.
Esta será la causa nacional, patriótica y democrática, del pueblo paraguayo camino a las elecciones generales de 2013. En esta época de grandes desafíos, y en un año de redobles libertarios e igualitarios en términos de oportunidades, el renunciamiento histórico de quienes se consideran líderes deberá ser la norma y no la excepción, y siempre bajo la atenta mirada del soberano el pueblo, que está abandonando su letargo tan prolongado.
“¡Patria querida, somos tu esperanza…!” (Foto de Rubén Alonso, Última Hora)
         El 29 de Mayo de 200+1 hunde sus raíces en las luchas y doctrinas de la soberanía popular de nuestros comuneros, y es la continuidad histórica del proceso independentista y republicano que dura entre 1811 y 1813, y que abruptamente fue interrumpido por la “dictadura provisoria” de 1814, la que en 1816, el doctor Francia convirtió en perpetua para sí, autodefinido como ser-sin-exemplar. Hunde también sus raíces en todas las luchas libertarias y democráticas del pueblo paraguayo a lo largo de nuestra historia por instaurar un verdadero gobierno de las leyes, la única protección de la libertad de los seres humanos y de la posibilidad de progresar en paz.
El 29 de Mayo de 200+1, si todos nos convertimos en activos participantes y vigilantes de nuestras instituciones políticas, significará el real inicio de la transición democrática en el Paraguay del presente, que se abre como posibilidad, hasta ahora frustrada, gracias a la apertura política de 1989, bastardeada por tanta incompetencia y corrupción politiqueras, que impidiera la fundación y puesta en marcha del Estado de derecho democrático en nuestra patria, para convertirnos en contemporáneos del siglo XXI en materia política. El 20 de abril de 2008 aprendimos que la mera alternancia en el gobierno no significa real alternativa política para el bien común. Que converjan la alternancia con la alternativa es la tarea de la hora.



JLSG
Asunción, miércoles 30 de Mayo de 2012
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martes, 29 de mayo de 2012

El cabrón del Lugo-joso asiático, el “revolucionario” del Taj Mahal


Escribe José Luis Simón G.


Menor “en situación de calle” durmiendo en el duro e insalubre suelo de una vereda asuncena, tal vez bajo los efectos de la última piedra de crak, que convirtió al Paraguay en territorio libre de las adicciones ilegales, con anuencia cómplice, o por omisión, de las autoridades nacionales Mientras tanto, Lugo prosigue su lujo-juriosa gira asiática, intrascendente para el Paraguay y el mundo. Fuente: http://www.portalguarani.com/obras_autores_detalles.php?id_obras=14890


Hay que tener mucho cuidado, extremar las precauciones, cuando se trata de Fernando-Armindo-Lugo-Méndez (F-A-L-M). Este eximio apóstata, cada vez más siniestro, es un auténtico cabrón, no el vulgar y declarado “rufián que trafica con prostitutas”, sino el más peligrosísimo de ellos, el que negocia sin escrúpulos con impúdicas promesas de cambio y revolución. Él y sus sucesivos entornos, entre estos últimos algunos ya expulsados del reino patrimonialista y prebendario de las mieles del presupuesto público, al haberse vuelto inservibles para él, condujeron al Paraguay a las puertas del infierno. Estas, una vez abiertas por F-A-L-M, si no lo detenemos, los paraguayos nos calcinaremos en el fuego eterno de sus ambiciones desmedidas.

Las de Fernando-Armindo-Lugo-Méndez, el traidor por antonomasia, que ha vendido a su patria, no apenas por 30 monedas de oro, sino por una inmensa fortuna, imprescindible para él que debe satisfacer su lascivia devoradora, incontrolable, que le hace parecer salido de una vulgar porno-producción de cinco y más X, envidiado seguramente por el también gozador de un particular priapismo venéreo, Dominique Strauss-Khan, ex supremo del FMI, autodevorado en su monumental incontinencia de tantas veces al día, hasta su escandalosa caída del sitial que ocupaba entre los Amos-del-Universo, para decirlo con Tom Wolfe, uno de los padres del nuevo periodismo americano y mundial

Es tan lujurioso, este F-A-L-M, que en el marco de su actual gira de lujo asiático (así denominada la modalidad extrema de la vanidad humana) el Lugo-joso y lujurioso presidente de ya-casi-ningún-paraguayo, sin la menor vergüenza se exhibe posando con el fondo del Taj Mahal (el palacio de corona”, un complejo de edificios construido entre 1631 y 1654 en la ciudad de Agra, estado de Uttar Pradesh, India, a orillas del Yamuna: http://es.wikipedia.org/wiki/Taj_Mahal), al que la UNESCO considera una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno. O mejor, “una lágrima en la mejilla del tiempo”, para decirlo con el gran Rabindranath Tagore (1861-1941: el grandioso bengalí, poeta, filósofo, hinduista, artista, dramaturgo, músico y novelista, y Premio Nobel de Literatura en 1913: http://es.wikipedia.org/wiki/Rabindranath_Tagore) .


Fuente: La Nación, diario de Asunción.

Y qué casualidad, F-A-L-M es para nada original en sus gustos de nuevo rico gracias a la politiquería, en los cuales ha sido precedido por su archienemiga (todavía no sabemos porqué, pero presuponemos), la inefable destructora de la República Argentina, la presidente asimismo bolivariana Cristina Fernández Vda. de Kirchner (CFK), quien también en su portal presidencial ostenta la escandalosa foto de pose teniendo detrás de ella al Taj Mahal, desde donde no se observa la negra tempestad que está desencadenando sobre su país, como resultado del malsano malabarismo politiquero del nepopulismo neoautoritario del kirchnerismo, hoy La Cámpora, que todavía mantiene engañados a la mayoría de los argentinos. De Fernando-Armindo y CFK se podría decir que, la ambición de poder y riqueza a cualquier precio, les convierte en un rarísimo caso de gemelos diferentes y antagónicos, y altamente tóxicos para sus respectivos pueblos.


Fuente desconocida
¿Porqué es correcto tratar de “cabrón Lugo-joso” a Fernando-Armindo? Por innúmeras razones. Entre ellas porque aceptó convertirse en el cabo furriel del “bolivariano” dictadorzuelo Hugo Chávez, al parecer en el final de su laberinto, su jefe y mentor. Es, por tanto, alguien que se las trae y de quien no podemos fiarnos un segundo, y mucho menos menospreciarlo. Tan diabólico son, el jefe y su soldadesca, ambos terrenales, que el mismísimo y satánico Lucifer, teme que alguna vez, tan diabólicos seres lleguen al Averno para inaugurar una nueva era en los reinos infernales de los íncubos y súcubos… Es que el autopromocionado electoralistamente teólogo-de-la-revolución-paraguaya, así proclamado también por tanto politiquero que anda, entre los partidócratas tradicionales, ávidos de gobierno a cualquier precio, y los nuevos, los caviarnícolas (al estilo de los insaciables y ávidos de poder y riquezas a como dé lugar, los de la ralea de los Camilos, de los Paková “piré”, de los Sixto “fashion”, de los constitucionalistos camachescos y de los lacayunos palaciegos tipo López Perito, este de imperturbable y pérfida apostura), el tal Fernando-Armindo-Lugo-Méndez, es un reverendísimo mentiroso.


Fuente “Corazón Venezolano”, Dirección General de Prensa Presidencial, Gobierno Bolivariano de Venezuela, Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información.


Si alguien lo duda, debe comparar la foto del niño “en situación de calle” (la de la cabecera de este artículo) durmiendo en el duro e insalubre suelo de una vereda asuncena, tal vez bajo los efectos de la última piedra de crak, que convirtió al Paraguay en territorio libre de las adicciones ilegales, con anuencia cómplice, o por omisión, de las autoridades nacionales, a la luz de la siguiente “información” bolivariana, de cuando el Lugo-joso asumía la presidencia de la República, jurando que su gobierno se comportaría de manera exactamente opuesta al desgobierno que ocultaba:
El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, subrayó que ‘el cambio no es sólo una cuestión electoral’, y se comprometió con su pueblo a trabajar duro en las áreas más sensibles, al referirse al reto que asume tras romper con 61 años de hegemonía del Partido Colorado. Agregó que el cambio es ‘una apuesta cultural, quizás la más importante’ ”, en la historia del Paraguay.

Dijo también “que los pueblos ancestrales ‘son los genuinos dueños de nuestra historia y nuestra tierra’, y que pretende formar una sociedad fundada en los principios de justicia, de equidad y de igualdad. El presidente Lugo agregó enfáticamente que hoy (15 de agosto de 2008) ‘termina un Paraguay exclusivo, un Paraguay secretista, un Paraguay con fama de corrupción; hoy se inicia la historia de un Paraguay, nuestros pobladores serán implacables con los ladrones de su pueblo’. El líder paraguayo resaltó: ‘Renuncio a vivir en un país en donde unos no duermen porque tienen miedo y otros no duermen porque tienen hambre’. Así mismo reiteró su compromiso para reducir los factores que provocan la pobreza estructural y hacer que ‘la responsabilidad social no sea solamente un discurso’. El mandatario Lugo reiteró su compromiso con la conservación del medio ambiente, lo cual calificó como ‘una pasión’ ”.

Sobre ese punto comentó que ‘las naciones originarias, los paraguayos son los primeros propietarios de los recursos naturales’, al tiempo que insistió en el respeto de las tierras indígenas. ‘Ningún blanco que negocie en tierras indígenas tendrá la misma impunidad que tuvo siempre’, enfatizó al referirse a la explotación de los indígenas. Agregó que ‘renuncia a un Paraguay con jóvenes tristes’, y resaltó que su Gobierno pretende la creación —en conjunto con los jóvenes— de ‘un Paraguay con jóvenes protagonistas de su destino’. Refirió asimismo que ‘los niños de la calle y en situación de miseria, así como los indígenas tendrán la ocupación personal de este Presidente’ ” (ver Belén Alexandra Sánchez, “Corazón Venezolano”, Dirección General de Prensa Presidencial, Gobierno Bolivariano de Venezuela, Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información: http://www.minci.gob.ve/noticias-prensa-presidencial/28/182373/el_cambio_no.html, Caracas, 15 de agosto de 2008).

F-A-L-M es un dechado-portento de la mentira al estilo del eficientísimo jefe de propaganda del totalitario régimen nacionalsocialista, Paul Joseph Goebbels (1933-1945), e incluso del mismo sanguinario y totalitario dictador soviético Iósif Stalin. Gobbels convirtió en eficientísima virtud aquello de “miente, miente, miente…¡que algo queda!”. En esta tarea totalitaria, Fernando-Armindo es ayudado a diario por su ministro de la Secretaría de Comunicación e Información para el Desarrollo (Sicom), Augusto Dos Santos, aventajadísimo alumno de su homólogo ecuatoriano, Fernando Alvarado Espinel, el Torquemada de los medios de comunicación libres del Ecuador, que padecen la persecución inmisericorde de la dictadura bolivariana del termocéfalo y vociferante Rafael Correa, modelo también de Lugo.




Asunción,   martes 29 de mayo de 2012




sábado, 26 de mayo de 2012

El camino “comunero” de hoy hacia la revolución democrática en el Paraguay


Escribe José Luis Simón G.

Foto de Rudy Lezcar, abc color

               El escritor galo Anatole France (1844-1924), tiene una de sus tantas sabias frases, que se aplica perfectamente a la realidad paraguaya actual; decía el Premio Nobel de Literatura de 1921, que Los dioses ciegan a quienes quieren perder. Otro pensamiento –Cuando los gobernantes abandonaron toda vergüenza, los pueblos dejan de respetarlos–, es de autor anónimo, o acaso no recuerde ahora su nombre, y también ayuda a explicar la crisis nacional del presente, que una grave manifestación de la bicentenaria crisis, todavía no resuelta, del Estado paraguayo.
Las reflexiones mencionadas forman parte de la multimillonaria herencia cultural que mis hermanos y yo recibimos de nuestro padre, un lector impenitente, incansable y voraz, y de gran capacidad de asimilación. Comprobémoslo. Enceguecidos por sus bajezas y tan indignas motivaciones y peores finalidades, casi ninguna autoridad es hoy respetada por la inmensa mayoría del pueblo paraguayo. Nuestros “gobernantes”, en permanentes guerras intestinas entre ellos, forman una corporación de agresivos aliados, cuando de defender sus inmorales, ilegítimos e ilegales privilegios se trata. Lamentablemente, solo para eso se entienden y forman consenso, entre novísimos y prepaolíticos politiqueros. Es por todo esto que incluso quienes los votaron, sin elegirlos, en 2008, también ya no los consideran dignos de respeto.

El respeto no se puede imponer: sólo es respetado quien es respetable. No hay poder, dinero, inteligencia o capacidad humana que vuelva respetable a una persona indigna de serlo. Esto ocurre cuando la autoridad se ha licuado en el Paraguay, las instituciones no existen, y la sociedad civil es todavía débil, aunque en los últimos tiempos está dando señales alentadoras de vida. Tampoco han emergido aún las nuevas élites dirigentes y esclarecedoras, tan necesarias sobre todo en tiempos tan oscuros de tsunamis históricos en ciernes. Para peor, desde lo profundo de nuestra historia, pende amenazadora sobre nosotros la predominante tradición autoritaria, en lo cultural y político, esto último por ello apenas politiquería.

Cambio de época y no sólo tiempo de cambio
Lo que está ocurriendo en el Paraguay del presente es una coyuntura de aceleración del tiempo político, local y mundial, que debe interpretarse no apenas como señal de una época de cambios. Se trata nada menos que del inicio de la posibilidad de llevar a cabo una auténtica revolución democrática, que debe gestarse de abajo hacia arriba, por líderes éticos y capaces, en el contexto de un cambio de época histórica, como dicen los sociólogos que no se aíslan del proceso histórico de transformación local y mundial en curso, en el cual deben cumplir el doble papel de estudiosos de la realidad social y de actores-ciudadanos. Tales sociólogos –los nuestros, los del común o pueblo, para decirlo desde nuestra intencionalmente olvidada tradición comunera– se encuentran en la vereda de enfrente de los patrimonialistas “intelectuales orgánicos”, los del statu quo “bolivariano” local, es decir, de quienes se han convertido en muy bien pagos ideólogos de los cada vez más ilegales e ilegítimos poderes establecidos, los fácticos partidocráticos, y los de otra naturaleza, que se apropiaron de los constitucionalmente establecidos poderes, de un Estado apenas nominal. Tales intelectuales abdicaron de la razón crítica y ayudan a sojuzgar y oprimir a sus pueblos. Todo a cambio de la fugaz gloria humana, que Tomás de Kempis (1380-1471), el fraile cristiano renacentista y beato, sintetizara en la profunda frase latina, sic transit gloria mundi.

Los transformistas de los ideales y prácticas democráticas, los autoritarios y corruptos locales, son los mandantes de tantos alquilados pontífices de lo obvio, imprescindibles en la tarea de someter a la patria al “socialismo del siglo XXI”, desde las asépticas y privilegiadas torres de cristal de sus lujosos gabinetes, en la cátedra, en el monopolio de medios oficiales, en los grandes negociados públicos y privados, y en lo altos cargos oficiales reservados para los integrantes de las burguesías fraudulentas que nos expolian a diario. La administración de Fernando Lugo Méndez, el-presidente-no-de-la-nación-sino-el-subordinado-número-uno-en-el-Paraguay-al-demencial-Hugo-Chávez, dictadorzuelo este que surgiera de la descomposición total de la formal democracia venezolana contemporánea, realizada por las ambiciones e irresponsabilidades sin límites de los partidócratas venezolanos…

De habitantes a ciudadanos. La jornada de protesta del viernes 25 de mayo, en las inmediaciones del denominado Poder Legislativo, organizada bajo el lema After Office Revolucionario, de manera independiente a lo banal de su nombre, es otra de muchas señales de que también en el Paraguay estamos empezando a transitar nuestro propio y arduo y largo camino de la verdadera lucha cívica, que significa la conversión de nosotros mismos en ciudadanos, dejando atrás el mero rol de habitantes.

Esto es algo imprescindible para iniciar la construcción y consolidación del Estado de derecho democrático, tantas veces históricamente frustrado por la debilidad de nuestra sociedad civil, y debido también a la traición a ese ideal perpetrada por innumerables dirigentes políticos y sociales, de sectores privilegiados antes, y hoy incluso de los de origen popular, que por ambiciones desmedidas jamás trepidaron, ni tampoco vacilan ahora, en pisotear de la manera más vil el sacrificio de tantas generaciones de compatriotas, desde 1811 en adelante, quienes en innumerables oportunidades incluso ofrendaran sus vidas para hacer realidad entre nosotros el ideal de la sociedad abierta, la única que perfectiblemente puede garantizar la condición humana, al organizarse jurídica y políticamente como Estado de derecho democrático.

Resultaría interminable incluso la sola mención de hechos y manifestaciones que demuestran que en el Paraguay el pueblo está preparado para la democracia, y dispuesto a luchar cívicamente por ella. Un ejemplo válido, entre miles más, es el de Miguel Darío, visitante de este blog ––sin duda el más humilde de la “galaxia internet”, pero todo un logro para su perpetrador, quien lo escribe, algo hecho posible gracias a la generosidad del tutor y editor digital de estas páginas, José Valenzuela Fernández, uno de tantos genios en redes entre nuestros jóvenes––, y quien en su mensaje del viernes 25 de mayo (21:16 hs.), criticaba a este blog, porque no había leído todavía en él materiales que se ocuparan directamente de “alguno de los temas de actualidad, como el rechazo en el parlamento del veto presidencial que dejaba sin efecto varios millones de guaraníes para operadores políticos”. Miguel Darío terminaba su texto, publicado en la sección “Foro Público”, manifestando “que el electorado debe dejar de votar a los nefastos pillos que lucran con el bien público”.

El reclamo al blog realizado por el visi-participante mencionado era válido, pues él no podía saber que el responsable había levantado un texto, inoportuno en ese momento, para escribir un nuevo comentario, el que ahora los sufridos lectores están padeciendo, y que Miguel Darío interpretará también como respuesta a su tan válido requerimiento, que habrá sido el de muchísima gente más, la cual, por la razón que fuese, no la expresó como hiciera aquel.

Foto de Marta Escurra, abc color
Hartos de politiqueros mendaces, corruptos e incapaces. La inmensa mayoría de compatriotas trabajadores, honestos y capacitados ha dejado de ser una típica, gris y sometida “mayoría silenciosa”. En todo el territorio patrio la gente está deseosa de recuperar el tiempo perdido desde 1989, para avanzar hacia la calidad de vida en el marco de las instituciones del Estado de derecho democrático, el insuperado marco jurídico y político para organizar la convivencia civilizada, poner límites y controles a quienes debieran ser servidores públicos (las autoridades nacionales, departamentales y locales) y establecer institucionalmente las reglas de juego de una economía de libre iniciativa, pero con responsabilidad social y ambiental. Entre muchas cosas más, y por ello la esperanzadora protesta del viernes 25, esta ciudadanía paraguaya en desarrollo y expansión, por enésima vez acaba de advertir, a quienes se creen los dueños del país, que estamos hartos de irregularidades y prevaricadores, y que ya no seguiremos tolerando, entra tantas irregularidades más, lo siguiente:
  • La corporativa dictadura partidocrática que impera en el Paraguay, que convirtió a la Constitución en una pestilente ruma de hojas, lo que posibilitó la emergencia y lucha despiadada de los poderes fácticos del aparato de Estado, que desnaturalizaron el bien público y a la República, convirtiéndolos en el botín de una fraudulenta y demencial oligarquía politiquera que busca perpetuarse en el poder para continuar enriqueciéndose en complicidad con otros poderes fácticos, incluso de los extra constitucionales. Los dirigentes políticos que escapan a tales comportamientos constituyen una minoría incapaz de revertir tal caos degradante y pervertido de la convivencia ciudadana, y con su presencia en las instituciones no hacen sino justificar este desorden generalizado, que del caos actual puede llevarnos a la violencia fratricida;
  • La subordinación casi total de los intereses y soberanía nacionales, por parte del desgobierno actual de desunión nacional, a proyectos politiqueros regionales, de naturaleza neopopulista, neoautoritaria y neototalitaria, lo que de continuar terminaría en la desaparición de la República y de la Nación paraguayas, fenómeno que ya se manifiesta con claridad en los poderes fácticos del aparato de Estado, y en instituciones fundamentales como las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional, la administración pública, la educación, etc., todo ello en grave desmedro de la sociedad;
  • La impúdica ostentación que hacen los partidócratas y politiqueros, con sus aliados traficantes de influencia y burguesía gangteril, enquistados en el aparato de Estado (“gobierno y oposición”), de sus riquezas malhabidas y privilegios inmorales, ilegales e irresponsablemente ejercidos, que agravan de manera la posibilidad en extremo frágil de construir la convivencia civilizada. Esto se agrava a causa de la generalizada exclusión social, de la pobreza crítica, de la desigualdad de oportunidades, de la degradación crítica del medio ambiente, y de toda suerte de iniquidades, que estimulan la expansión pandémica de patologías sociales (criminalidad común, adicción a drogas legales e ilegales, anomía, etc.) que son aprovechados por las organizaciones del crimen organizado (narcotráfico y terrorismo) para fortalecer sus intereses, todo lo cual genera la situación de inseguridad total, desde la jurídica hasta la ciudadana, y que no hace sino incrementar la conflictividad social y política;
  • La abierta y descarada complicidad del desgobierno actual con los terroristas del autodenominado EPP y la proliferación de verdaderas organizaciones delictivas (“carperos”, “sin tierras” y otras), que nada tienen de movimientos sociales;
  • El descarado e irresponsable lujo en el que vive la “dirigencia” paraguaya actual (vehículos costosísimos, viajes de placer, mansiones, negocios, estancias, hiperconsumismo, oficinas fastuosas, telefonía móvil y servicios sin límites, jubilaciones y sueldos de privilegio, nepotismo, patrimonialismo, etc.), todo lo cual contrasta con las inmensas necesidades básicas insatisfechas (salud, alimentación, trabajo, educación, transporte, seguridad, etc.) de la inmensa mayoría de los paraguayos, mientras el presidente-de-ya-ningún-paraguayo, Fernando Lugo, se encuentra viajando en su enésimo periplo de placer por el mundo, escandaloso e insultante sibaritismo que pagamos todos;
  • La colusión entre “parlamentarios” y la denominada justicia electoral y su burguesía partidocrática fraudulenta, en la cuestión de los planilleros; los grandes negociados y atentados contra el orden social emanados del Indert; la corrupción generalizada en Aduanas, tributación y en el manejo del presupuesto público, vía ministerios como el de “Salud Pública”, por ejemplo, o la “Corte Suprema de Justicia”, con la complicidad de la agencia local de la ONU, el PNUD, en lo internacional, y de las criollas “instituciones” como Hacienda, Procuraduría, Fiscalía y Contraloría, etc. Todas son señales de los profundos males que corroen a la sociedad y a la “república” del Paraguay.

Sería interminable y es innecesario continuar enumerando los vicios de esta “democracia” de muy baja calidad e intensidad. La mayoría coincidimos en el diagnóstico de los males y en sus causas y estamos convergiendo también hacia concertaciones en materia de política y no de politiquería del poder. La cuestión ahora consiste en nos pongamos de acuerdo en qué hacer en el Paraguay de principios del siglo XXI. Por eso no nos basta con ser indignados. Nosotros debemos construir –nos va la vida de la Patria en ello–, en libertad y constitucionalmente, un nuevo orden social, económico y político, y desde tal proceso también aportar los paraguayos a similares esfuerzos que se experimentan hoy en el mundo.


De los Comuneros a las redes. Debemos buscar la unidad entre paraguayos (entre todos, los sin partido y los que siendo afiliados no aceptan los vicios partidocráticos), organizarnos y salir a las calles a protestar en el marco de la Constitución y las leyes, pacíficamente y respetando los derechos de terceros. Necesitamos organizar el descontento, y estimular y promocionar el surgimiento de los nuevos liderazgos de auténticos servidores públicos, no de adictos al poder, que requiere el momento histórico. Tales dirigentes irán surgiendo en las sucesivas crisis que nos esperan.

En las condiciones actuales debemos reflexionar acerca de si es posible impulsar “candidaturas democráticas” para 2013. Lo impide el inmoral e inhumano subsidio electoral y aporte del Estado para los partidos políticos. Lo impide la politiquería de las chequeras y del lavado de dinero de los poderes fácticos. Lo impide el perverso sistema electoral destinado a preservar a los partidócratas, lo que el lúcido politicólogo alemán que fuera Robert Michels (1876-1936) denominara “la ley de hierro de los partidos políticos”, la de su oligarquización, que afecta también a instituciones públicas y privadas, a organizaciones sociales, en fin a las estructuras complejas de la sociedad. Lo impiden las trampas y maniobras descaradas de la legislación electoral y las que se preparan para no abrir realmente las listas…

               En estas condiciones, tenemos que ponernos a pensar si no sería útil agitar la consigna del abstencionismo electoral de cara a las elecciones generales de 2013, para lograr el porcentaje necesario que anule el proceso electoral, creada tan significativa crisis político-institucional de legalidad y legitimidad del sistema. Para salir de ella, con la Constitución y leyes en el corazón y la mente, la ciudadanía organizada y democrática obligará al desgobierno y partidócratas a negociar en un plazo perentorio elecciones realmente libres, competitivas y limpias, y dejar definitivamente atrás la perversión que significa el continuar apenas votando, que no significa elegir. No debe descartarse que, con transparencia y de cara al pueblo, se discuta con franqueza acerca de esta situación con sectores políticos democráticos y democratizadores de las fuerzas predominantemente politiqueras, pensando en la integración de una fuerza política consensuada, con candidatos que mayoritariamente representen a la política servicio y no al-servirse-de-la-política que es la politiquería. Todo sobre bases programáticas, para formar un gobierno de emergencia nacional, sin peligrosos “cuoteos” oportunistas y electoralistas, desde luego.

               La esperanzadora oleada de indignación que hoy recorre a nuestro país, y aterroriza a los partidócratas y mafiosos de la politiquería, lo que les vuelve más peligrosos aún, sin ninguna duda es parte de las movilizaciones mundiales que tumbaron a dictaduras terribles y consolidadas y que hoy buscan en Europa y otras partes del mundo el camino de la libertad y de la justicia para salir del entrampamiento del expolio mundial financiero, al que se someten los débiles y oportunistas politiqueros, en la Unión Europea (UE) y demás lugares. La tecnología de las redes es un instrumento insustituible y muy útil para la ampliación de los espacios públicos y la gestación de la “ágora electrónica”, pero ella es apenas condición necesaria para los cambios. La condición suficiente es la voluntad en la historia, organizada, plural y democrática, lo que significa rescatar a la política de la trampa politiquera, y ejercer realmente nuestra ciudadanía, sin olvidar jamás que a los derechos y garantías corresponden en la otra vereda las correspondientes obligaciones, y que solo el control legítimo y legal de las autoridades, por parte del pueblo organizado y movilizado, participativo en la verdadera política, es capaz de impedir que vuelvan a confiscarnos nuestra soberanía, las autoridades electas y no electas, las cuales no son sino mandatarios nuestros, como dueños del poder coludidas con todo tipo de poderes fácticos.

                Muchas páginas memorables de lucha por la condición humana democrática y por la igualdad de oportunidades tiene nuestra historia. Una de ellas es la del ciclo de la Revolución de los Comuneros (entre 1644-1650, de 1717 a 1735 y el postrer y también fracasado intento, fugaz, de 1747). Esta saga histórica nuestra, que en lejos supera a las de la mejor literatura, en 1730, sobre la base de la doctrina de la soberanía popular, y por inspiración de Fernando de Mompox, siguiendo a su maestro, don José de Antequera y Castro, erigió la primer Junta Gubernativa de la modernidad, de resonancias republicanas, como se comprueba por sus fundamentos políticos. Eso ocurrió décadas antes de 1776 (Revolución Americana) y de 1789 (Revolución Francesa), nada menos.

                Por eso no puede estar demás concluir este ya extenso análisis de coyuntura leyendo a Efraím Cardozo (en Breve historia del Paraguay, El Lector, Asunción, 1991, pp. 43-44), quien sintetiza el pensamiento soberano de la voluntad del común o pueblo, por encima de cualquier otro, tratándose de asuntos públicos, resumiendo las palabras de Antequera y Castro, para el cual “[…] Los pueblos no abdican su soberanía. El acto de delegar sus formas externas y el ejercicio de la facultad de legislar, residen en él por razón de la naturaleza y suprema dispensación de Dios, y no implica de manera alguna que renuncie a ejercerla, cuando los procedimientos de los gobiernos los hieren, y falseando su deber, lesionan los preceptos eternos de la razón absoluta, que está sobre todas las leyes, y por consiguiente es superior a todas las autoridades […]”. Esto es complementado por las ideas de Mompox: “[…] el poder del común de cualquier República, ciudad, villa o aldea, es más poderosa que el mismo rey; en manos del común está admitir la ley y el gobernador que gustasen, porque aunque se los diese el príncipe, si el común no quería, podía justamente resistirse y dejar de obedecer […]”. Esas ideas siguen siendo tan válidas como cuando fueran formuladas, y la ventaja de hoy es que la posibilidad de realizar los cambios históricos en libertad y constitucionalmente, sin recurrir a la violencia, son enormes, aunque nunca debemos descartar la posibilidad de que la irracionalidad de la fuerza sea empleada por los poderes fácticos del presente para aferrarse al poder por el poder a cualquier precio.




Asunción, sábado 26 de mayo de 2012


jueves, 24 de mayo de 2012

El pueblo está maduro para el Estado de derecho democrático y no los politiqueros

por José Luis Simón G.

En la desapacible noche del miércoles 23 de mayo, lluviosa y otoñal, y en ese templo de academia y civismo sintetizado en el "Salón Centenario" (Av. España 1098), del Rectorado tradicional, del alma máter del sistema universitario paraguayo, que es la Universidad Nacional de Asunción (UNA), casi un centenar y medio de personas se dieron cita para asistir a la presentación del libro Decretos y obras del gobierno febrerista. 17-II-1936 - 13-VIII-1937. La Revolución Paraguaya, compilación de Rafael Luis Franco Vázquez, a partir de una iniciativa original, de décadas atrás, de ese gran hombre público que fuera el doctor Juan Stefanich Irala --el canciller del presidente provisional de la República, Rafael Franco--, ideólogo del febrerismo, destacadísimo intelectual compatriota y producto, como ciudadano y académico, de ese extraordinario centro formador de meritócratas, que estaba en todo su esplendor entonces, la UNA. En esa oportunidad se dirigieron sucesivamente al público el director de Intercontinental Editora, Alejandro Gatti; el doctor Herib Caballero Campos (quien se refirió al libro); y el tenaz compilador de esta primera edición paraguaya, posterior a una suya inicial de Argentina, que es el periodista y escritor compatriota, Rafael L. Franco V., residente en Buenos Aires.

Ninguno de los actuales precandidatos presidenciales, de cualquiera de los partidos "partidócratas", "movimientócratas" o "frentócratas", empeñados en que el Paraguay continúe "enamorado del infortunio" (parafraseando a Augusto Roa Bastos y a Teodosio González), hubiese logrado concitar la presencia voluntaria de tanta auténtica ciudadanía paraguaya, de todas las condiciones sociales, orientaciones ideológicas y definiciones políticas, como lo hizo --de manera no partidista-- la memoria histórica de uno de nuestros grandes héroes de la Epopeya del Chaco, y comandante combatiente, y ejemplar ciudadano que fuera don Rafael Franco, coronel de la Nación por méritos guerreros, en esa noche desapacible iluminada por un pedazo vivo de nuestra historia contemporánea, como lo fue el convocante de esa revolución paraguaya.

No se necesita ser "correligionario franquista", ni tampoco incurrir en el totalitario culto de la personalidad, para valorar como se debe la figura histórica de Franco y sus compañeros de gesta, quienes en términos de sus aportes a la historia paraguaya están muy por encima de los errores políticos que cometieron como seres humanos que fueron. Salieron del Palacio de López tan pobres como habían entrado y sin mengua alguna del patriotismo que les condujera por medio de un golpe de Estado al gobierno del Paraguay, como lamentablemente era costumbre entonces, y lo siguió siendo después, en ese apenas formal antes que real Estado liberal, que tuvo su época de oro institucional en el periodo que va de 1924 a 1936, bajo las sucesivas administraciones de los presidentes liberales Eligio Ayala, José P. Guggiari y Eusebio Ayala, este último el "presidente de la victoria" que ostenta legítimamente ese título, que él sin ninguna duda, en su profundo interior de estadista, compartió personalmente con sus predecesores nombrados. 

El golpe del 17 de febrero de 1936 debe interpretarse, no como sostienen tantos fundamentalistas de lo superficial, sino como una expresión más de la recurrente crisis del Estado liberal, que duró entre 1870 y 1940. Esa crisis del Estado liberal, con el tiempo se transmutó en la crisis de realización del Estado de derecho democrático en el Paraguay, porque la apertura política de 1989, que costara la sangre inocente de hijos del pueblo convertidos en soldados "carne de cañón", muy pronto fue bastardeada en esta "democracia" de bajísima calidad, que es nuestro "Estado de derecho democrático y social" (resultado de la "constitución" de 1992, la más democrática y legítima de nuestra historia, pero la única en la tradición del constitucionalismo mundial que naciera con fe de erratas...). Esa carta fue el parto de los montes de una egoísta, corrupta, incompetente, desalmada e irresponsable y gris napa politiquera paraguaya actual, que ha llevado a la patria al borde del abismo histórico de sucesivos desgobiernos de desunión nacional, el peor de los cuales es el del presidente-de-ya-casi-ningún-paraguayo, Fernando Lugo Méndez, que busca perpetuarse en el gobierno, como poder detrás del trono de cualquier figurita mediática seleccionada de entre sus entornos de personajes "pachanescos". El supuesto gobierno del cambio, y sus aliados y subordinados, pretenden someter al Paraguay al cadáver histórico del aventurerismo politiquero que es el "bolivarianismo" castristizante, el denominado "socialismo del siglo XXI".

Regresando a la convocatoria de la figura de Franco, tuvo esa manifestación de poder, décadas después de muerto, porque los paraguayos de hoy estamos hartos de los politiqueros que nos tiranizan con sus pequeñeces y egoísmos de elevadísimo costo histórico, y porque estamos dispuestos, por medios constitucionales y pacíficos, a dar las batallas cívicas que conduzcan al país a reformas legales y constitucionales, imprecindibles, para que hombres y mujeres, que estén dispuestos a dar todo por la Patria, sin pedir nada a cambio, puedan llegar a los puestos más elevados de decisión política por la vía de las urnas,  es decir, por medio de procedimientos genuinamente electorales, que no son los perversos de esta falsa "democracia" de tan mala calidad y bajísima intensidad, que nos agobia todavía en el 200 + 1. 

Los paraguayos de hoy queremos realizar, constitucionalmente y en libertad, las grandes transformaciones sociales, políticas, económicas y ambientales, que entre sus antecedentes nacionales, con genuina vocación de cambio, tiene entre sus antecedentes a las figuras históricas inmensas de Franco y sus colaboradores.  Y vamos a realizar tales transformaciones, para revertir la crisis de Estado que padecemos, sin necesidad de recurrir a los tradicionales golpes militares o civil-militares, tan frecuentes en nuestra atribulada historia.

Asunción, jueves 24 de mayo de 2012
































domingo, 20 de mayo de 2012

El Paraguay “preñado de futuro” (I)


Política, Estado y sociedad, antes y después de la apertura política desde arriba


El dictador Alfredo Stroessner sube a la aeronave de LAP, para dirigirse al exilio, casi enseguida después del golpe políticamente liberalizador que encabezara su consuegro, y número dos del régimen, el general Andrés Rodríguez. Al cabo de casi 35 años de imperar autoritariamente en el Paraguay, Stroessner conocería el dorado ostracismo de tantos autoritarios y totalitarios depuestos. Moriría en el Brasil, “triste, solitario y final”, como se lee en el título de una novela del argentino Osvaldo Soriano, que algunos memoriosos habrán sabido aprovechar en su momento (Fuente: Paraguay.com, del 14 de mayo de 2011).


 
Nota del Editor: Lo que sigue son la páginas iniciales de la primera parte de La singladura de tres decenios de la Revista Paraguaya de Sociología y del Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos: política, Estado y sociedad, antes y después de la apertura política desde arriba, un estudio crítico introductorio del volumen colectivo sobre Ciencia Política, editado por el Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos (CPES) y la Revista Paraguaya de Sociología (RPS), a ser publicado próximamente, como un homenaje tardío en conmemoración del trigésimo aniversario de ambas instituciones, que introdujeran los modernos estudios de Ciencias Sociales en el Paraguay. Este trabajo, escrito especialmente para los fines de la publicación que presenta, no hubiese podido ser pensado y mucho menos realizado sin haber contado con la solidaria cooperación interinstitucional de parte de la Dirección General de Posgrado y Relaciones Internacionales del Rectorado de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), en la cual el autor es uno de sus profesores-investigadores. Desde luego, los juicios y reflexiones expresadas en el texto no comprometen a las autoridades académicas mencionadas de la UNA, como tampoco a las del CPES/RPS. Esta versión, introduce algunas pequeñas correcciones de los gazapos [en la segunda acepción de la segunda entrada del término, en el Diccionario de la Lengua Española (RAE / Editorial Espasa Calpe, Madrid, 2001, vigésima segunda edición, en dos tomos, y actualizada de manera permanente en línea: http://buscon.rae.es/diccionario/cabecera.htm), e incluso de algún pequeño dislate, escapados al corrector, en la siempre penúltima tarea de corregir un texto antes de su publicación. La última versión del original fue concluida a mitad del segundo semestre de 2011, y eso explica algunos datos y reflexiones en algo superados por nuevos hechos y procesos ocurridos después, que en modo alguno hacen perder vigencia al contenido del análisis ofrecido en las páginas referenciadas.

El golpe militar del 2 y 3 de Febrero de 1989, que concluyera con el exitoso y cruento derrocamiento del autoritario general Alfredo Stroessner, puso fin a su muy prolongado régimen (1954-1989) de naturaleza unipersonal y de la época de la guerra fría. Desde sus mismos orígenes golpistas había pisoteado la condición humana, tan magistralmente evocada por la narrativa del auténticamente inmortal André Malraux, a quien nunca dejamos de recordar entre varios intelectuales y pensadores más.

Aquél acontecimiento de 1989, estuvo a la vez “preñado de futuro” y amenazado por el arraigo tan profundo entre nosotros de las subsistentes napas del siempre excluyente tradicionalismo patrimonial paraguayo, desde 1954 con los rasgos propios de un régimen sultanístico y prebendario de larga duración. Este desenlace se había estado gestando en la debilidad proverbial de nuestra sociedad e instituciones jurídicas y políticas, decapitadas como posibilidad histórica inmediatamente después del auspicioso Mayo del Paraguay de 1811. Entonces el verdugo fue el inicial “despotismo republicano” que nos condujera, inexorablemente según Cecilio Báez, al Armagedón de 1864-1870, el del trágico aut vincere aut mori, la versión paraguaya del Apocalipsis del evangelista San Juan.

De los restos de la Patria todavía humeantes iría a nacer una muy peculiar “república liberal”, en la que constituyeron auténtica excepción las breves etapas de acercamiento sistemático del país real al legal. En el Paraguay, de aquella época, y desde el inicial constitucionalismo, apenas formal, lo que ya era un inmenso paso histórico, nunca pudo concretarse el avance decidido hacia un auténtico republicanismo democrático, entendiendo por tal a uno de los regímenes del Estado de derecho surgido de las ideas de la ilustración y plasmado inicialmente en las revoluciones Americana y Francesa y sus correspondientes procesos político-constitucionales.

El Paraguay llega al siglo XX político. El golpe militar del 2 y 3 de Febrero de 1989, sin ninguna duda fue un auténtico parteaguas histórico que instaló políticamente al Paraguay en el siglo XX, muy tardíamente y con no escasas limitaciones, por cierto. Fue todo el inevitable resultado derivado de los condicionantes históricos líneas arriba recordados, que ayudaron a configurar una sociedad que, en lo fundamental e incluso hasta el presente, y a pesar de las sacrificadas luchas libertarias de sucesivas generaciones de sus hombres y mujeres, mayoritariamente se mantiene reacia a proponerse en serio la edificación de un Estado de derecho democrático, el espacio jurídico y político de la sociedad abierta de Karl Popper, preanunciado como la forma legal de dominación desde la plasmación teórica y metodológica de la sociología, el monumental aporte de Max Weber para la constitución autónoma de un nuevo campo de conocimiento.

Sin ninguna duda, y más allá de las intenciones, en mucho hemos demostrado incapacidad quienes, desde la pluralidad de generaciones de compatriotas, que recorren toda la historia nacional, aún no hemos logrado convertir en auspiciosa realidad, y mejor futuro, la siempre postergado combinación de la utopía con la ética de la responsabilidad política. Es hora de repensarnos autocríticamente, desde nuestras individualidades y como integrantes de la sociedad paraguaya en su propia historia, para incorporarnos a la universal y sin ningún fatalismo interno o externo.

En fin: el 2 y 3 de Febrero concluyó la crisis terminal del autoritarismo stroessnerista, en su parte visible, al menos, con el obligado abandono del país al que inevitablemente se había hecho acreedor el general Stroessner, a lo largo de sus casi treinta y cinco años de reinado autocrático, cada uno de ellos annus horribilis y no mirabilis. Gracias al acontecimiento el Paraguay pudo incorporarse al proceso regional de transición a la democracia, el del hoy tan viciado, desde su ostentoso bautismo como Mercado Común del Sur, y nacido Tratado de Asunción entre las partes contratantes, en 1991, en la ciudad epónima. Lo acabado de recordar y no pocas cosas más fueron hechas desde la futuridad del 1989 paraguayo, año que lo es también de las crisis terminales del Chile del autoritarismo pinochetista y del sistema totalitario soviético que no pudo sobrevivir a la catastrófica ingeniería social [la de los campos de exterminio, el soviético, originado a partir de 1917, del Gulag (acrónimo de Glávnoie Upravlenie Lagueréi o “Dirección General de Campos de Concentración”), y los complejos nacionalsocialistas de la “solución final”, como el de Auschwitz I, en la entrada del cual se podía leer la ominosa expresión en alemán, Arbeit macht frei (el trabajo hace libre], que convirtieron al siglo XX en uno de tiempos muy nublados, en extremo oscurecidos por la infernal demencia genocida, como nunca antes se había conocido.

Otra oportunidad desperdiciada, local y mundialmente. De manera muy lamentable, por cierto, aquella ventana paraguaya a la historia, la del 2 y 3 de Febrero, tardíamente abierta, estuvo comprometida en sus inicios por nuestros propios tiempo y actores, y por eso tampoco pudimos aprovechar de manera plena la oportunidad que abría el contexto internacional de la inmediata posguerra fría, que por entonces se estaba inaugurando en el mundo, entre muchas cosas más a objeto de prepararnos para la realidad de la globalización, ya de por sí arrolladora para las sociedades del Estado nacional westfaliano, mal que bien sometido este al ordenamiento del Derecho internacional mientras persiste la desregulación casi total del sector financiero mundial hoy con la ventaja de la sociedad en red.

Esta profunda asimetría normativa y sociológica ya costó al mundo la crisis financiera de 2007, convertida después también en económica, y más recientemente en la crisis fiscal norteamericana que amenaza con derrapar en una cesación internacional de pagos y en la correspondiente guerra comercial de todos contra todos. Un fantasma recorre el planeta: el de la sensación, casi ya convertida en realidad, de la anomia mundial.

De ello es evidencia en todas sus dimensiones, por ejemplo, la economía política en extrema grave crisis en los países de la Unión Europea y en los Estados Unidos. Entre las nubes oscuras de las contradicciones de esta potencia única, que rige el régimen internacional de poder, se encuentra la muy grave amenaza de la propia ingobernabilidad desatada por fuerzas fundamentalistas, las de la irracionalidad nihilista, en pleno trabajo de zapa del primer sistema político de la libertad en el mundo, el que más allá de los esfuerzos del solitario inquilino actual de la Casa Blanca, institucionalmente pareciera haber abdicado de los siempre duros caminos de la racionalidad constructiva, para fatalmente autoenajenarse en la suicida atracción del profundo vacío. Tal como ocurriera casi un siglo atrás en una Europa de pueblos en pánico y desorientados, casi sin estadistas, que se encaminaba raudamente hacia la furia del estallido totalitario, el de la banalización del mal, estudiado por esa extraordinaria heroína de la racionalidad humanista, que fuera Hannah Arendt.

A esto último se llegaría después y sucesivamente de la Gran Guerra (1914-1918), de la conmoción histórica del Octubre rojo (1917), de la hasta ahora todavía más grande crisis mundial de pagos que estallara en 1929, y a continuación del nefasto anti Tratado de Paz de Versalles (1919), que con una sola aguja enhebrara tantos hilos infernales, los de una humanidad convertida en su contrario, el aprendiz de brujo, el que una vez desatado los fuegos infernales, que no será capaz de controlar, también arderá en ellos.



Por José Luis Simón G.
 Asunción, domingo 20 de mayo de 2012