lunes, 28 de julio de 2014

EL DOCTOR #MONTENEGRO, ES EL VERDADERO CANCILLER Y CIENTÍFICO COMPROMETIDO CON LOS PUEBLOS DE ARGENTINA Y #PARAGUAY, A LOS QUE NOS HERMANA CON SU SABIDURÍA Y CORAJE CÍVICO, Y EN MODO ALGUNO ES UN “TERRORISTA AMBIENTAL”


Como dice el desgobernador de #CFK en #Formosa, #Gildo #Insfrán, probable genocida SECUNDARIO de las dos naciones, si llegara a prosperar la construcción de la planta #nuclear en la provincia argentina fronteriza, dos ríos limítrofes de por medio (Paraguay y Pilcomayo), en la que ahora aparece la infernal tecnología atómica de la Rusia putinesca, que no es sino la soviética de #Chernobyl, como denunciáramos ayer…

El Dr. Montenegro es de la fibra de dos grandes internacionalistas argentinos, como Carlos Calvo (ministro de Carlos A. López en Europa, y no un vil traficante de influencias como NDF, y como tal traidor a la Patria paraguaya Humanidad) y Juan Bautista Alberdi, uno de los grandes ideólogos liberales del Plata, y crítico jurisconsulto del Tratado de la Triple Alianza (Mayo 1, 1870), que con su contenido también alteró aviesamente la doctrina del “equilibrio de poder” (Congreso de Viena, 1815), que ya había sido peligrosamente adulterada por Francisco Solano López, con sus campañas de Mato Grosso (fines de 1864) y de Corrientes, Entre Ríos y Uruguayana (primer y segundo semestre de 1865), suicidas para nuestra patria. Esto desde la ciencia y el arte de la guerra, y desde la perspectiva del estadista-estratego que López nunca fue, pues “olvidó” la cuestión fundamental del balance de poder en el conflicto bélico que había desatado, basándose en sus fantasías y delirios de su supuesto supremacismo regional...

Lo más grave es que FSL desoyó las recomendaciones del propio padre, CAL, quien ya en el lecho de muerte le designó su heredero en la presidencia (¿república despótica y hereditaria?) recomendándole que las cuestiones de límites con los vecinos, especialmente las de larga data con el Imperio del Brasil, debía solucionarlos político-diplomáticamente y no con la espada.

Déspota, sin duda, y criticable como tal, mas no un autócrata sanguinario y aislacionista como Francia, don Carlos fue el mejor gobernante nacional del siglo XIX, pues desde su sabiduría de “arandú ca’ati” (en este caso estadista sin formación académico ni profesional) siempre defendió con eficiencia la soberanía, dignidad e independencia del Paraguay. En varias oportunidades llegó incluso al borde del precipicio de crisis bélicas internacionales con sus declaraciones y decisiones, pero las veces que tal ocurriera no tuvo problema alguno en encontrar la forma diplomática (¡esta es la alta política!) de retroceder sobre sus pasos, consiguiendo que el enemigo a punto de serlo entendiera su maniobra y se sumara a ella… 


Dr. Raúl Montenegro, sobre la planta nuclear - Ultimahora.com

JLSG
Asunción, a lunes 21 de julio de 2014 

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