viernes, 18 de julio de 2014

CARTA RENUNCIA IRREVOCABLE Y DENUNCIA DEL PROF. JOSÉ LUIS SIMÓN G., A LA AHORA EX UNIVERSIDAD NACIONAL DE ASUNCIÓN (UNA), TRAVESTIDA EN “SECCIONAL GAL-AVERNISTA NEO-COLORADA”, POR LAS AMBICIONES SIN LÍMITES DE SU ACTUAL “REPTOR” (YA QUE NO RECTOR), FROILÁN PERALTA, “ASESORADO” POR EL ENRIQUECIDO TRAFICANTE DE LOS DDHH, EL OPORTUNISTA MARTÍN ALMADA, TAMBIÉN DE TAN NEGRAS INTENCIONES Y BIOGRAFÍA COMO EL PETRÓLEO…

Escribe José Luis Simón G.
Años atrás, en el gabinete de trabajo de su
domicilio particular, el entonces profesor e
investigador JLSG, preparando una de sus
clases, para la Escuela de Posgraduación
Académica, de la Dirección General de
Posgrados y Relaciones Internacionales, y de
su Dirección Académica, dependientes del
Rectorado de la UNA (Foto: JAVF).


José Luis Simón G.

     Asunción del Paraguay

A miércoles 17 de julio de 2014

La defensa de la condición
 humana siempre cobra un precio a
quienes cumplen con ese deber moral y cívico,
lo cual excluye intenciones o intereses subalternos.
¡Jamás se debe abandonar tal lucha,
 por elevadísimo que sea su costo,
e incluso si el precio a pagar es el
de las propias libertad y vida!


Prof. Economista
Filomena Netto Duarte
Directora General de
Administración y Finanzas
Rectorado, Universidad Nacional de Asunción (UNA)

Señora Directora General de Administración y Finanzas:

Por la presente me veo en la muy penosa obligación de comunicar, ahora oficialmente, a la Universidad Nacional de Asunción (UNA), y para que Ud., ante quienes corresponda, confiera a esta carta-documento el trámite de rigor, que también será difundida públicamente. Contiene ella la renuncia irrevocable del suscrito –a partir del sábado 31 de mayo de los corrientes– al alto honor de haber servido a la Patria paraguaya Humanidad, desde nuestra UNA, la primer universidad en la historia del Paraguay y la única durante 71 años, ilustre cuan insigne institución pública, creada por la Ley de Enseñanza Secundaria y Superior, promulgada un 24 de setiembre 1889, durante la administración presidencial del general Patricio Escobar –1886-1890: correspondiente al “quinto periodo constitucional”, contado desde la Carta Magna de 1870, carente de imperium, en sentido estrictamente legal, y potestas, hasta su derogación formal en 1940– y que fuera respaldada sin hesitación alguna por la dirigencia nacional de la Patria vieja, integrada por plurales sobrevivientes del holocausto que significara para el Paraguay la “Guerra Grande” internacional, la de 1864-1870.

En su derrotero de apenas 125 años, la UNA ha padecido diversas etapas de oscurantismo inquisitorial-represivo, de politiquería partidocrática y, por tanto, de vicios prebendarios y patrimonialistas. La UNA experimentó lo peor de su historia durante la última autocracia, hasta ahora, la de 1954 a 1989. Esto empezó a revertirse, sin la velocidad ni profundidad que muchos deseábamos, pero dándose inicio así al imprescindible tránsito a sus propias “perestroika” (reestructuración) y “glasnost” (transparencia), a partir de la “apertura política” del último año indicado líneas arriba.

Tuvo principio tal proceso por medio de la correspondiente elección, por asambleas universitarias, de los sucesivos rectores, doctor Darío Zárate Arellano e ingeniero agrónomo Pedro González, quienes durante sus respectivos mandatos acataron las normas constitucionales y legales de la autonomía de la UNA, frente a cualquier intromisión de poderes fácticos, empezando por los politiqueros y partidocráticos.

Los rectores Zárate Arellano y González, entre sus logros tienen el de haber hecho a un lado, gradual y sistemáticamente, el partidismo “neocolorado stroessnerista” en la universidad, y sin estimular otro nuevo, sabia e imprescindible política universitaria que criminalmente acaba de ser dejada de lado, bajo la administración del actual rector, el ex decano casi vitalicio de Veterinaria, el doctor Froilán Peralta.

De “reptor” lo he tratado públicamente, por merecimientos propios, a raíz de su sumisión politiquera al “senador lista sábana” Juan Carlos Galaverna, “gal-avernista”, primero, “colorado” después. Se trata Galaverna de uno de los más encumbrados plutócratas politiqueros del pos 1989, jamás investigado por tráfico de influencias ni súbito enriquecimiento, en la “fiscalía”, y también nunca sometido a la “justicia” después de haber reconocido él, Galaverna, públicamente, su destacada participación en el fraude de las votaciones intra oficialistas (1992), que le robara la victoria en las urnas al entonces candidato disidente del coloradismo pos-stroessnerista, Luis María Argaña.

Se generó así la nulidad absoluta e insalvable de la “elección” del “colorado” Juan Carlos Wasmosy, caballo del comisario de entonces, el ex presidente general Andrés Rodríguez, el supuesto triunfador de las “elecciones libres pero no limpias” de 1989. Entre 1993 y 1998 Wasmosy ostentó la “presidencia de la república”, con el vicio invalidante adicional del “poder detrás del trono”, el del general Lino Oviedo, el jefe de Galaverna en el monstruoso fraude electoral de 1992, que desde entonces volviera ingobernable la apertura política de 1989. Jamás los “opositores”, disfrutando de sus cuotas mínimas de prebendarismo patrimonialista impugnaron tal crimen electoral, y nunca se ocuparon de Galaverna las sentinas del “poder judicial”, donde opera con absoluta impunidad, al punto de jactarse, y no solo entre sus allegados, de bajarles “líneas políticas” a indignos “titulares y ministros” de la “csj”: Carlos Fernández Gadea fue uno de ellos…

La regresión a la intromisión partidocrática, ahora galavernista-neocolorada pos 1989 ya ha empezado a repetirse bajo el actual, ilegal e ilegítimo rector Peralta (fue politiqueramente “votado” en la última “asamblea” de los estamentos de la UNA, lo que genera la nulidad absoluta del acto jurídico, por ausencia manifiesta de “autonomía de la voluntad” en los asambleístas), quien irresponsablemente asumió a fines de mayo último la tan elevada e importante dignidad del Rectorado, por medio de inconstitucionales y arteras maniobras típicas de las “seccionales” del coloradismo autoritario y oligárquico-fraudulento de Galaverna y sus súbditos. Tales procedimientos son violatorios el art. 79, “De las universidades e institutos superiores”, de nuestra así llamada “Ley Suprema”, y de la normativa resultante en materia de autonomía universitaria. En este caso, los hechos punibles fueron planeados y ejecutados visiblemente por el antidemocrático “neo-neocoloradismo galavernista”, vil negocio este de propiedad de Juan Carlos Galaverna, uno de los principales “senadores listas sábanas”, y en consecuencia muy próspero plutócrata actual, gracias a su más resaltante actividad público-privada, la de traficante número uno de influencias oficialistas coloradas, desde el 3 de febrero de 1989. No está demás recordar aquí que el presupuesto anual que provee Hacienda a la UNA, muy pronto trepará hasta los US$ 300 millones…

Galaverna no actuó solo en la universidad. Lo hizo en alianza espuria con sectores minoritarios de maniobreros poderes fácticos locales (subordinados) y externos (conductores), que tienen al frente, por ahora, a un supuesto intelectual, académico falaz y exitoso “empresario” de la tan rentable industria sin chimeneas, la de los “derechos humanos”, Martín Almada, el mascarón de proa de quienes están empeñados en ideologizar castrochavistamente a la UNA. La verdadera historia de Almada supera a las ficciones de los mejores novelistas: de “secretario” stroessnerista de la Facultad de Veterinaria y Agronomía, por intrigas típicas de la época terminó convertido en “preso político” del dictador y, sin haber hecho nada para merecer tan injusto y doloroso trato, fue sometido a las torturas y tratos crueles inhumanos y degradantes, vejatorios en suma, con que flagelaban, por auténticos méritos propios, a los verdaderos luchadores antidictatoriales, democráticos o no.

Después, Almada marchó al inmerecido exilio, recalando en La Plata, y muy extrañamente en esa universidad argentina “trotskistizada” se doctoró en educación, no con una disertación doctoral, sino perpetrando apenas una pésima monografía (intitulada: “Paraguay: educación y dependencia”), que además hace evidente sus tan severas deficiencias en lecto-escritura, lo que le impide ser un académico o intelectual. Por entonces encuentra el muy rico filón de la mina de los “derechos humanos”, y seguramente se “posdoctora” en tales afanes, convertido ya en un cortesano del dictador izquierdista panameño, el general Omar Torrijos (1969-1981). Es este quien termina catapultándolo para un alto cargo de la dorada y fraudulenta burguesía de los organismos internacionales gubernamentales, que correspondía en ese momento al ministro de Educación (o a un ex secretario de Estado de tal cartera) de Panamá.

En la sede de la Unesco en París, donde Almada lleva la gran vida y organiza la firma fantasma “Martín Almada DDHH, Co. & Ltd.”, que lo convierte en un gran millonario. Eso lo saben los compatriotas que entonces vivían en la “ciudad Luz”, entre ellos el hace poco fallecido escritor, académico y ex embajador nuestro ante el Elíseo, Rubén Bareiro Saguier, quien me narrara los negocios y demás de un “premio nobel alternativo de La Paz”, que seguramente fuera instituido por  genocidas como Castro, Kim Il-sung, Pol-Pot, las Farc y Abimael Guzmán… Entre paréntesis: es en Francia donde Almada conoce al veterinario stroessnerista Peralta, o vuelve a encontrarse con él, quien entonces usufructuaba una beca de posgrado en Europa. Tal vez eso explique su presencia, la de Almada pos 1989 en Veterinaria, donde es considerado un planillero de lujo.      

Es por todo lo narrado y explicado que el suscrito abandona el histórico buque insignia, la UNA, del tan deteriorado sistema universitario paraguayo. En ella cumplió responsabilidades académicas y profesionales, de docente (facultades de Economía y de Filosofía, en carreras de grado, por relativamente corto tiempo) y de catedrático y después investigador, actividades todas desarrolladas a lo largo de casi dos décadas de ininterrumpida docencia, también de investigación científico social en el Rectorado, según lo evidencia su vasta y cualificada producción científico social, que debido a limitaciones financieras recién desde el año pasado ha comenzado a ser publicada, en un emprendimiento conjunto con la reputada “Editorial Intercontinental” de la plaza, y antes por publicaciones académicas locales y del exterior. Las responsabilidades de investigación, producción de conocimientos científicos sociales y de publicación en la UNA, fueron cumplidas por el Prof. Simón G. dentro del ámbito institucional de la Dirección General de Posgrados y Relaciones Internacionales y las propiamente docentes en sus aulas, desempeñándose también en la Coordinación Académica, responsabilidad que ejerciera por varios años.

En tales áreas académicas, de investigación y administrativas, y como resultado de un largo y sacrificado trabajo de docentes investigadores, liderados desde la Dirección General, por el Ph. D. Ricardo Garay Argüello, por al menos dos décadas, y eficazmente secundado en el último más de un lustro, por el Director Académico e historiador, el Doctor Herib Caballero, tal centro de docencia y de producción de conocimientos del Rectorado, hasta ahora, ha logrado hacerse cada vez más respetado, y así es reconocido, elogiado y apoyado por académicos y universidades del exterior y locales.

La decisión de renunciar irrevocablemente, adoptada por el suscrito se basa en razones de dignidad académico-profesional y de decoro ciudadano, dada su condición de experimentado disidente y luchador democrático de décadas, aquí en etapas no tan lejanas de muy dura represión autoritaria con matices totalitarios esto último, entre 19854 y 1989. Fruto del compromiso de vida del suscrito con la condición humana, en el Paraguay y el mundo, las persecuciones que padeciera incluyeron también varios exilios, derivados de las circunstancias históricas ominosas que vivía la Patria paraguaya Humanidad. También en el pos 1989, y en especial a partir del “desgobierno de desunión nacional” de Angel Luis González Macci (1999-2003), el ahora renunciante a la UNA, y en su condición de disidente volvió a experimentar las arbitrariedades represivas, cuando en diferentes ocasiones fuera sujeto de invisibles (más dolorosos por ello) ostracismos y exclusiones persecutorias. Es uno de los precios que deben pagar quienes jamás han aceptado ser partícipes y/o cómplices de infames acontecimientos históricos en la historia contemporánea de la Patria paraguaya y de la Humanidad. Demás está decir que, por dignidad de combatiente democrático, el suscrito jamás acepto la inconstitucional e inmoral reparación del Estado para las víctimas de la dictadura stroessnerista.

Al comunicarle mi renuncia irrevocable a las mencionadas actividades docentes y profesionales en la UNA, lo hago desde la triple condición que ostento:  ciudadano democrático y disidente, catedrático-investigador universitario (en la Patria y el exterior) y también de intelectual crítico y comprometido a carta cabal con una ética y moral de vida. He adoptado esta drástica decisión, después de mucho meditar, en defensa de mi condición humana (lo contrario a la humillación injusta, arbitraria, indigna y oprobiosa que significa lo ocurrido últimamente en la UNA, que es de público conocimiento), y por tal procedimiento también defendiendo implícitamente y “motu proprio”, la dignidad de los integrantes honestos de esa comunidad académica, agraviados de igual manera por el proceso regresivo que se acaba de  instalar, por así decir, en el “alma mater” del tan deplorable sistema universitario nacional.

Por último, y como no forma parte generalizada de la cultura local la modalidad de la renuncia irrevocable, algo rarísimo en las últimas seis décadas en el Paraguay, le informo que no necesita ser aceptada pues por definición se ejecuta desde el momento de la determinación fundada y adoptada por el actor, y más todavía tratándose de un caso como este, de disidencia por evidente objeción de conciencia, protegida por derechos, libertades y garantías constitucionales, en fin, por los instrumentos internacionales en materia del derecho internacional de los derechos humanos, suscritos, ratificados, promulgados, canjeados y depositados como establece la Carta Magna, y normas derivadas.

Como tengo por norma ser siempre responsable de mis pensamientos, palabras y escritos, y de mis acciones y omisiones, bajo fe de juramento me hago responsable de lo expresado en la presente carta-documento, y mantengo, como debe ser, absolutamente todo lo expresado a través de las redes y de diversos medios de comunicación del país y el exterior, en lo que hace referencia a la actual crisis institucional que acaba de instalarse en la UNA, en el más amplio marco de la del país, y que ya empieza a tener graves consecuencias académicas en su seno. Esto es apenas el inicio de lo que con seguridad habrá de ser un largo e intenso debate público acerca del necesario y urgente regreso a la legalidad y legitimidad de la institución Universidad Nacional de Asunción. Esta carta y otros antecedentes, serán elevados a organismos internacionales de derechos humanos, teniendo en cuenta que el politiquero Galaverna, hoy “patrón” de la UNA, es el poder fáctico visible número uno, en lo que aquí, por costumbre, y sin ser tales, se siguen llamando “poder judicial” y “ministerio público”.


Me despido de Ud., educadamente, como corresponde.




José Luis Simón G.
Ex Profesor-Investigador
Sociología, Ciencia Política y Relaciones Internacionales
Dirección General de Posgrado y Relaciones Internacionales
Escuela de Posgraduación Académica
Rectorado
UNA

Fecha de publicación:
Asunción, a viernes 18 de julio de 2014
Fecha de entrega de la Renuncia/Denuncia:
Asunción, a jueves 17 de julio de 2014


“ADDENDA” PARA ESTA PUBLICACIÓN DEL DOCUMENTO:

El título que encabeza este espacio de publicación en el blog o sitio web de JLSG, no aparece en la versión original de la carta-documento. En absolutamente nada altera su contenido, y era imprescindible agregarlo, a causa de las exigencias de edición de la rudimentaria plataforma que utiliza este blog, recién ahora en vías de transformación de tan importante instrumento de comunicación  de las redes.

En la cita inicial, que pertenece a JLSG, en la línea final se hizo una levísima corrección sintáctico-gramatical, para subsanar ahora un error que pasara inadvertido al autor en la versión original de la carta.

A raíz de la prisa con que fuera editado el texto de la carta, no se incluyó un párrafo, en la cual el ex Prof. JLSG informa que la última remuneración percibida por él, de la ex UNA, vía su tarjeta de débito, corresponde al mes de mayo último, después de lo cual el interesado ni siquiera revisó su saldo en pantalla, como es de fácil verificación en el banco Itau, la entidad financiera que maneja esta cuenta de la ex UNA. Tampoco se insertó en la versión entregada a la autoridad arriba mencionada de la ex UNA, pues corría el tiempo, la información de que el entonces Prof. JLSG le comunicó a tiempo, al director académico de los cursos de posgrado, el Dr. Herib Caballero, que a raíz de la intromisión de la politiquería “galAvernista”, seccionalera neocolorada, en nuestra universidad, y como a raíz de ello había decidido renunciar, le disculpara su negativa a dictar su curso habitual de Introducción a la Teoría Sociológica, a partir del segundo cuatrimestre del año en curso.

Estas aclaraciones, por creerlas de su obligación, las realiza el ex Prof. JLSG, bajo fe de juramento.


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