Escribe José Luis Simón G.
Años atrás, en
el gabinete de trabajo de su
domicilio
particular, el entonces profesor e
investigador
JLSG, preparando una de sus
clases, para la
Escuela de Posgraduación
Académica, de la
Dirección General de
Posgrados y
Relaciones Internacionales, y de
su Dirección
Académica, dependientes del
Rectorado de la UNA (Foto: JAVF).
José Luis Simón G.
Asunción
del Paraguay
A miércoles 17 de julio de 2014
La defensa de la condición
humana siempre
cobra un precio a
quienes cumplen con ese deber moral y cívico,
lo cual excluye intenciones o intereses subalternos.
¡Jamás se debe abandonar tal lucha,
por elevadísimo
que sea su costo,
e incluso si el precio a pagar es el
de las propias libertad y vida!
Prof.
Economista
Filomena
Netto Duarte
Directora
General de
Administración
y Finanzas
Rectorado,
Universidad Nacional de Asunción (UNA)
Señora
Directora General de Administración y Finanzas:
Por la presente me veo
en la muy penosa obligación de comunicar, ahora oficialmente, a la Universidad Nacional de Asunción (UNA),
y para que Ud., ante quienes corresponda, confiera a esta carta-documento el
trámite de rigor, que también será difundida públicamente. Contiene ella la renuncia irrevocable del suscrito –a
partir del sábado 31 de mayo de los corrientes– al alto honor de haber servido a la Patria paraguaya Humanidad, desde
nuestra UNA, la primer universidad en la historia del Paraguay y la única durante
71 años, ilustre cuan insigne institución pública, creada por la Ley de Enseñanza Secundaria y Superior,
promulgada un 24 de setiembre 1889, durante la administración presidencial del
general Patricio Escobar –1886-1890: correspondiente al “quinto periodo
constitucional”, contado desde la Carta Magna de 1870, carente de imperium, en sentido estrictamente
legal, y potestas, hasta su derogación formal en 1940– y que fuera respaldada
sin hesitación alguna por la dirigencia nacional de la Patria vieja, integrada
por plurales sobrevivientes del holocausto que significara para el Paraguay la “Guerra
Grande” internacional, la de 1864-1870.
En
su derrotero de apenas 125 años, la UNA ha padecido diversas etapas de
oscurantismo inquisitorial-represivo, de politiquería partidocrática y, por
tanto, de vicios prebendarios y patrimonialistas. La UNA experimentó lo peor de
su historia durante la última autocracia, hasta ahora, la de 1954 a 1989. Esto empezó
a revertirse, sin la velocidad ni profundidad que muchos deseábamos, pero dándose
inicio así al imprescindible tránsito a sus propias “perestroika”
(reestructuración) y “glasnost” (transparencia), a partir de la “apertura
política” del último año indicado líneas arriba.
Tuvo principio tal proceso por
medio de la correspondiente elección, por asambleas universitarias, de los
sucesivos rectores, doctor Darío Zárate Arellano e ingeniero agrónomo Pedro
González, quienes durante sus respectivos mandatos acataron las normas
constitucionales y legales de la autonomía de la UNA, frente a cualquier
intromisión de poderes fácticos, empezando por los politiqueros y partidocráticos.
Los
rectores Zárate Arellano y González, entre sus logros tienen el de haber hecho
a un lado, gradual y sistemáticamente, el partidismo “neocolorado
stroessnerista” en la universidad, y sin estimular otro nuevo, sabia e
imprescindible política universitaria que criminalmente acaba de ser dejada de
lado, bajo la administración del actual rector, el ex decano casi vitalicio de
Veterinaria, el doctor Froilán Peralta.
De “reptor” lo he
tratado públicamente, por merecimientos propios, a raíz de su sumisión
politiquera al “senador lista sábana” Juan Carlos Galaverna, “gal-avernista”,
primero, “colorado” después. Se trata Galaverna de uno de los más encumbrados
plutócratas politiqueros del pos 1989, jamás investigado por tráfico de
influencias ni súbito enriquecimiento, en la “fiscalía”, y también nunca sometido
a la “justicia” después de haber reconocido él, Galaverna, públicamente, su
destacada participación en el fraude de las votaciones intra oficialistas
(1992), que le robara la victoria en las urnas al entonces candidato disidente
del coloradismo pos-stroessnerista, Luis María Argaña.
Se
generó así la nulidad absoluta e insalvable de la “elección” del “colorado”
Juan Carlos Wasmosy, caballo del comisario de entonces, el ex presidente
general Andrés Rodríguez, el supuesto triunfador de las “elecciones libres pero
no limpias” de 1989. Entre 1993 y 1998 Wasmosy ostentó la “presidencia de la
república”, con el vicio invalidante adicional del “poder detrás del trono”, el
del general Lino Oviedo, el jefe de Galaverna en el monstruoso fraude electoral
de 1992, que desde entonces volviera ingobernable la apertura política de 1989.
Jamás los “opositores”, disfrutando de sus cuotas mínimas de prebendarismo
patrimonialista impugnaron tal crimen electoral, y nunca se ocuparon de Galaverna
las sentinas del “poder judicial”, donde opera con absoluta impunidad, al punto
de jactarse, y no solo entre sus allegados, de bajarles “líneas políticas” a
indignos “titulares y ministros” de la “csj”: Carlos Fernández Gadea fue uno de
ellos…
La
regresión a la intromisión partidocrática, ahora galavernista-neocolorada pos
1989 ya ha empezado a repetirse bajo el actual, ilegal e ilegítimo rector
Peralta (fue politiqueramente “votado” en la última “asamblea” de los
estamentos de la UNA, lo que genera la nulidad absoluta del acto jurídico, por
ausencia manifiesta de “autonomía de la voluntad” en los asambleístas), quien irresponsablemente
asumió a fines de mayo último la tan elevada e importante dignidad del
Rectorado, por medio de inconstitucionales y arteras maniobras típicas de las “seccionales”
del coloradismo autoritario y oligárquico-fraudulento de Galaverna y sus
súbditos. Tales procedimientos son violatorios el art. 79, “De las
universidades e institutos superiores”, de nuestra así llamada “Ley Suprema”, y
de la normativa resultante en materia de autonomía universitaria. En este caso,
los hechos punibles fueron planeados y ejecutados visiblemente por el
antidemocrático “neo-neocoloradismo galavernista”, vil negocio este de
propiedad de Juan Carlos Galaverna, uno de los principales “senadores listas
sábanas”, y en consecuencia muy próspero plutócrata actual, gracias a su más
resaltante actividad público-privada, la de traficante número uno de influencias
oficialistas coloradas, desde el 3 de febrero de 1989. No está demás recordar
aquí que el presupuesto anual que provee Hacienda a la UNA, muy pronto trepará
hasta los US$ 300 millones…
Galaverna no actuó solo
en la universidad. Lo hizo en alianza espuria con sectores minoritarios de
maniobreros poderes fácticos locales (subordinados) y externos (conductores),
que tienen al frente, por ahora, a un supuesto intelectual, académico falaz y
exitoso “empresario” de la tan rentable industria sin chimeneas, la de los
“derechos humanos”, Martín Almada, el mascarón de proa de quienes están
empeñados en ideologizar castrochavistamente a la UNA. La verdadera historia de
Almada supera a las ficciones de los mejores novelistas: de “secretario”
stroessnerista de la Facultad de Veterinaria y Agronomía, por intrigas típicas
de la época terminó convertido en “preso político” del dictador y, sin haber
hecho nada para merecer tan injusto y doloroso trato, fue sometido a las
torturas y tratos crueles inhumanos y degradantes, vejatorios en suma, con que
flagelaban, por auténticos méritos propios, a los verdaderos luchadores antidictatoriales,
democráticos o no.
Después,
Almada marchó al inmerecido exilio, recalando en La Plata, y muy extrañamente
en esa universidad argentina “trotskistizada” se doctoró en educación, no con
una disertación doctoral, sino perpetrando apenas una pésima monografía
(intitulada: “Paraguay: educación y dependencia”), que además hace evidente sus
tan severas deficiencias en lecto-escritura, lo que le impide ser un académico
o intelectual. Por entonces encuentra el muy rico filón de la mina de los
“derechos humanos”, y seguramente se “posdoctora” en tales afanes, convertido
ya en un cortesano del dictador izquierdista panameño, el general Omar Torrijos
(1969-1981). Es este quien termina catapultándolo para un alto cargo de la
dorada y fraudulenta burguesía de los organismos internacionales
gubernamentales, que correspondía en ese momento al ministro de Educación (o a
un ex secretario de Estado de tal cartera) de Panamá.
En
la sede de la Unesco en París, donde Almada lleva la gran vida y organiza la firma
fantasma “Martín Almada DDHH, Co. & Ltd.”, que lo convierte en un gran millonario.
Eso lo saben los compatriotas que entonces vivían en la “ciudad Luz”, entre
ellos el hace poco fallecido escritor, académico y ex embajador nuestro ante el
Elíseo, Rubén Bareiro Saguier, quien me narrara los negocios y demás de un
“premio nobel alternativo de La Paz”, que seguramente fuera instituido por genocidas como Castro, Kim Il-sung, Pol-Pot,
las Farc y Abimael Guzmán… Entre paréntesis: es en Francia donde Almada conoce
al veterinario stroessnerista Peralta, o vuelve a encontrarse con él, quien
entonces usufructuaba una beca de posgrado en Europa. Tal vez eso explique su
presencia, la de Almada pos 1989 en Veterinaria, donde es considerado un
planillero de lujo.
Es
por todo lo narrado y explicado que el suscrito abandona el histórico buque
insignia, la UNA, del tan deteriorado sistema universitario paraguayo. En ella cumplió
responsabilidades académicas y profesionales, de docente (facultades de
Economía y de Filosofía, en carreras de grado, por relativamente corto tiempo)
y de catedrático y después investigador, actividades todas desarrolladas a lo
largo de casi dos décadas de ininterrumpida docencia, también de investigación
científico social en el Rectorado, según lo evidencia su vasta y cualificada
producción científico social, que debido a limitaciones financieras recién
desde el año pasado ha comenzado a ser publicada, en un emprendimiento conjunto
con la reputada “Editorial Intercontinental” de la plaza, y antes por
publicaciones académicas locales y del exterior. Las responsabilidades de
investigación, producción de conocimientos científicos sociales y de
publicación en la UNA, fueron cumplidas por el Prof. Simón G. dentro del ámbito
institucional de la Dirección General de Posgrados y Relaciones Internacionales
y las propiamente docentes en sus aulas, desempeñándose también en la Coordinación
Académica, responsabilidad que ejerciera por varios años.
En tales áreas
académicas, de investigación y administrativas, y como resultado de un largo y
sacrificado trabajo de docentes investigadores, liderados desde la Dirección
General, por el Ph. D. Ricardo Garay Argüello, por al menos dos décadas, y
eficazmente secundado en el último más de un lustro, por el Director Académico
e historiador, el Doctor Herib Caballero, tal centro de docencia y de
producción de conocimientos del Rectorado, hasta ahora, ha logrado hacerse cada
vez más respetado, y así es reconocido, elogiado y apoyado por académicos y
universidades del exterior y locales.
La
decisión de renunciar irrevocablemente,
adoptada por el suscrito se basa en razones de dignidad académico-profesional y
de decoro ciudadano, dada su condición de experimentado disidente y luchador
democrático de décadas, aquí en etapas no tan lejanas de muy dura represión
autoritaria con matices totalitarios esto último, entre 19854 y 1989. Fruto del
compromiso de vida del suscrito con la condición humana, en el Paraguay y el
mundo, las persecuciones que padeciera incluyeron también varios exilios, derivados
de las circunstancias históricas ominosas que vivía la Patria paraguaya
Humanidad. También en el pos 1989, y en especial a partir del “desgobierno de
desunión nacional” de Angel Luis González Macci (1999-2003), el ahora renunciante
a la UNA, y en su condición de disidente volvió a experimentar las
arbitrariedades represivas, cuando en diferentes ocasiones fuera sujeto de
invisibles (más dolorosos por ello) ostracismos y exclusiones persecutorias. Es
uno de los precios que deben pagar quienes jamás han aceptado ser partícipes
y/o cómplices de infames acontecimientos históricos en la historia
contemporánea de la Patria paraguaya y de la Humanidad. Demás está decir que,
por dignidad de combatiente democrático, el suscrito jamás acepto la
inconstitucional e inmoral reparación del Estado para las víctimas de la
dictadura stroessnerista.
Al
comunicarle mi renuncia irrevocable
a las mencionadas actividades docentes y profesionales en la UNA, lo hago desde
la triple condición que ostento:
ciudadano democrático y disidente, catedrático-investigador
universitario (en la Patria y el exterior) y también de intelectual crítico y
comprometido a carta cabal con una ética y moral de vida. He adoptado esta
drástica decisión, después de mucho meditar, en defensa de mi condición humana
(lo contrario a la humillación injusta, arbitraria, indigna y oprobiosa que
significa lo ocurrido últimamente en la UNA, que es de público conocimiento), y
por tal procedimiento también defendiendo implícitamente y “motu proprio”, la
dignidad de los integrantes honestos de esa comunidad académica, agraviados de
igual manera por el proceso regresivo que se acaba de instalar, por así decir, en el “alma mater”
del tan deplorable sistema universitario nacional.
Por
último, y como no forma parte generalizada de la cultura local la modalidad de
la renuncia irrevocable, algo
rarísimo en las últimas seis décadas en el Paraguay, le informo que no necesita
ser aceptada pues por definición se ejecuta desde el momento de la determinación
fundada y adoptada por el actor, y más todavía tratándose de un caso como este,
de disidencia por evidente objeción de conciencia, protegida por derechos,
libertades y garantías constitucionales, en fin, por los instrumentos
internacionales en materia del derecho internacional de los derechos humanos,
suscritos, ratificados, promulgados, canjeados y depositados como establece la
Carta Magna, y normas derivadas.
Como
tengo por norma ser siempre responsable de mis pensamientos, palabras y
escritos, y de mis acciones y omisiones, bajo fe de juramento me hago
responsable de lo expresado en la presente carta-documento, y mantengo, como
debe ser, absolutamente todo lo expresado a través de las redes y de diversos
medios de comunicación del país y el exterior, en lo que hace referencia a la
actual crisis institucional que acaba de instalarse en la UNA, en el más amplio
marco de la del país, y que ya empieza a tener graves consecuencias académicas
en su seno. Esto es apenas el inicio de lo que con seguridad habrá de ser un
largo e intenso debate público acerca del necesario y urgente regreso a la
legalidad y legitimidad de la institución Universidad Nacional de Asunción.
Esta carta y otros antecedentes, serán elevados a organismos internacionales de
derechos humanos, teniendo en cuenta que el politiquero Galaverna, hoy “patrón”
de la UNA, es el poder fáctico visible número uno, en lo que aquí, por
costumbre, y sin ser tales, se siguen llamando “poder judicial” y “ministerio
público”.
Me
despido de Ud., educadamente, como corresponde.
José Luis Simón G.
Ex Profesor-Investigador
Sociología, Ciencia Política y Relaciones
Internacionales
Dirección General de Posgrado y Relaciones
Internacionales
Escuela de Posgraduación Académica
Rectorado
UNA
Fecha de publicación:
Asunción, a viernes 18 de julio de 2014
Fecha de entrega de la Renuncia/Denuncia:
Asunción, a jueves 17 de julio de 2014
“ADDENDA”
PARA ESTA PUBLICACIÓN DEL DOCUMENTO:
El
título que encabeza este espacio de publicación en el blog o sitio web de JLSG,
no aparece en la versión original de la carta-documento. En absolutamente nada
altera su contenido, y era imprescindible agregarlo, a causa de las exigencias
de edición de la rudimentaria plataforma que utiliza este blog, recién ahora en
vías de transformación de tan importante instrumento de comunicación de las redes.
En
la cita inicial, que pertenece a JLSG, en la línea final se hizo una levísima
corrección sintáctico-gramatical, para subsanar ahora un error que pasara
inadvertido al autor en la versión original de la carta.
A
raíz de la prisa con que fuera editado el texto de la carta, no se incluyó un
párrafo, en la cual el ex Prof. JLSG informa que la última remuneración
percibida por él, de la ex UNA, vía su tarjeta de débito, corresponde al mes de
mayo último, después de lo cual el interesado ni siquiera revisó su saldo en
pantalla, como es de fácil verificación en el banco Itau, la entidad financiera
que maneja esta cuenta de la ex UNA. Tampoco se insertó en la versión entregada
a la autoridad arriba mencionada de la ex UNA, pues corría el tiempo, la información
de que el entonces Prof. JLSG le comunicó a tiempo, al director académico de los
cursos de posgrado, el Dr. Herib Caballero, que a raíz de la intromisión de la politiquería
“galAvernista”, seccionalera neocolorada, en nuestra universidad, y como a raíz
de ello había decidido renunciar, le disculpara su negativa a dictar su curso habitual
de Introducción a la Teoría Sociológica, a partir del segundo cuatrimestre del año
en curso.
Estas aclaraciones, por creerlas
de su obligación, las realiza el ex Prof. JLSG, bajo fe de juramento.