Escribe José Luis Simón G.
El desprestigiado presidente Franco hablando ante el Congreso de la democracia paraguaya de pésima calidad,
en otro ejemplo de narcisismo politiquero y entre bostezos y el rumiar de parlamentarios partidócrtas
(Foto: "abc color").
en otro ejemplo de narcisismo politiquero y entre bostezos y el rumiar de parlamentarios partidócrtas
(Foto: "abc color").
El
Paraguay no está pacificado, aunque así lo haya manifestado en su último
Informe anual al “Congreso” (entre comillas, porque se ha convertido en una de
las instituciones más incompetentes, autoritarias, corruptas y desprestigiadas
del aparato de Estado, en manos de la partidocracia politiquera de nuestra
“democracia” de muy baja calidad), el presidente provisorio Federico Franco,
del oficialista ¿“Partido Liberal Radical Auténtico”?, PLRA, durante una
monótona sesión, el domingo 30 de julio.
Corrobora
nuestra afirmación, la existencia de tal “Poder Legislativo”, fruto de lo cual
también es la permanente amenaza terrorista-narco del autodenominado Ejército
Paraguayo del Pueblo (EPP), y otros indicadores como los índices tan elevados
de inseguridad ciudadana, que convirtieron al Paraguay en uno de los países de
la región en camino a la acelerada y expandida “violentización” de la vida
cotidiana. No puede ser menos en un país en que la Constitución, en términos
generales, sigue siendo letra muerta y los poderes del aparato de Estado, por
lo general, no son otra cosa sino “poderes fácticos”. Estado, como espacio
jurídico y político de la ciudadanía, constitucionalizado legal y
legítimamente, todavía no existe en el Paraguay.
No
es solo responsabilidad del breve desgobierno de Franco, nuestra crítica, pues
de ello son responsables todos los desgobiernos pos 1989, sin olvidar la
responsabilidad histórica del autoritarismo stroessnerista, con algunos matices
totalitarios, entre 1954-1989.
¿PAZ Y SEGURIDAD SIN JUSTICIA NI DEMOCRACIA
REAL?
¿La
paz y la seguridad? Sin un Poder Judicial probo, imparcial e independiente:
¿qué es eso? Sin seguridad jurídica, imposible. Además, nuestro país carece de
FFAA y de una Policía Nacional (PN) eficientes, bien equipadas y entrenadas,
disciplinadas y honestas, salvo las excepciones excepcionales (¡expresión esta
no redundante!), de los ciudadanos uniformados, en su carácter de profesionales
individuales. Nuestra Fuerza Pública (las FFAA más la PN) también carece de moral alta, de orientación
estratégico-doctrinaria: ¡ni siquiera de hipótesis de conflictos!
Aunque
sí ya poseemos un muy gris y recientemente publicado “Libro Blanco de la
Defensa”, auténtica recopilación de naderías, resultado de un pésimo “copy
page”, como tantas tesis doctorales de la inmensa mayoría de nuestras
universidades, que no son sino sociedades de irresponsabilidad ilimitada. La
Fuerza Pública hace tiempo carece de una mayoría de mandos superiores, jefes y
oficiales subalternos, que enseñen con buenos ejemplos a sus mandos institucionales, dotándoles de un
sano patriotismo y de seguridad y defensa institucionales y profesionales de la
nación, la sociedad, el territorio y la Constitución.
Los
poderes del aparato de Estado siguen siendo fácticos, porque las más altas
autoridades nacionales no cumplen con el fondo y ni siquiera con las formas
constitucionales en casos muy graves y delicados. Ninguno de los poderes y
organismos del Estado es respetado porque sus jefaturas no son respetables…
Siempre debemos mencionar a las “excepciones excepcionales”.
Mientras
el PIB crece sostenidamente, los índices de pobreza y miseria solo bajan en las
estadísticas oficiales e internacionales maquilladas y eso no presagia nada
bueno, sobre todo porque la crisis mundial está llegando a nuestras
exportaciones. La distribución del ingreso sigue siendo muy inequitativa, al
igual que el incremento de los índices de desempleo y subempleo. Prolifera el
trabajo precario, temporal, de ocasión.
La
corrupción pública y la privada aumentaron en la breve administración “doble
FF”, y hasta se podría decir que la corrupción de tal desgobierno, superó
comparativamente a la de los años anteriores, debido a la intensidad del robo a
cara descubierta, como es el caso de la “compra” por el Indert, de las tierras
sobrepreciadas de un grupo de oviedistas y por razones politiqueras y
electoreras.
En
materia ambiental, de población nativa, de menores, de ancianos, de salud
pública, de educación y de servicios básicos todo lo malo se agravó. ¡Aunque el
gasto social esté en aumento sostenido!
AVENTURERISMO DEL PLRA
El
PLRA hasta ahora no se hizo la autocrítica que nos debe, por el aventurerismo
politiquero de la politiquería de 2008-2013, que felizmente no llegó a la
violencia generalizada gracias al tardío juicio político constitucional, legal
y legítimo. El presidente electo Horacio Cartes es un hijo directo del
oportunismo voraz y delincuencial del PLRA de 2008, bajo su forma de réplica
colorada: ¡llegar al Tesoro Nacional es la consigna”, aunque se hable del
¿“nuevo rumbo”? del Paraguay.
No
hemos avanzado hacia el Estado de derecho democrático y la sociedad abierta.
La
seguridad y defensa nacionales, que decayeron muchísimo desde la época de
González Macchi y con Nicanor, y se agravaron con Lugo, no cesaron de
profundizarse y expandirse. La indefensión político-diplomática y jurídica del
país son preocupantes, entre otras razones por nuestra negativa a ir a La Haya
y a luchar diplomáticamente por la imprescindible aprobación del informe
Insulza de la Misión de la OEA de 2012.
En
materia de civismo, el debilitamiento de los partidos politiqueros se pone en
manifiesto con las presidencias de Lugo y de Cartes. ¡El Paraguay carece de
partidos políticos, estrictamente hablando y sus poderes fácticos del Estado,
al ser tales, complican la gobernabilidad del Paraguay, para cualquier
presidente! Quien está por asumir carece de la menor idea de sus
responsabilidades, de equipos, de definiciones fundamentales de políticas
públicas y nuestra juventud marcha a la deriva: aquí ni siquiera tenemos
indignados en serio, que es una manera pre-política de intentar superar los
males de la partidocracia politiquera. Federico Franco: ¡Ud. quedará en la
historia como apenas una nota negativa al pie de una página cualquiera!
CONCLUSIÓN
En
realidad hay paz social, a pesar de los desgobiernos sucesivos y sin solución
de continuidad como el de Franco, porque el pueblo paraguayo ha aprendido que
la violencia no es la partera de la historia, sino su muerte, es decir la
extinción de la vida. Aunque todavía estamos muy lejos del ideal kantiano de
“La paz perpetua”, y a veces no hay más alternativa que recurrir a la
autodefensa, en el marco de la Constitución y del sistema internacional de
Derechos Humanos y del Derecho Humanitario, cuando el terrorismo y el
totalitarismo coaligados buscan subyugar a los pueblos, como está ocurriendo
con el Paraguay, por parte del engendro castro-chavista, en los inicios de sus
crisis terminal.
JLSG
Asunción, a 2 de julio de 2013
Enlace con “abc color”: Devolvimos la paz
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