domingo, 1 de julio de 2012

LUIS ALBERTO DEL PARANÁ, EL MÁS MEDIÁTICO POPULARIZADOR INTERNACIONAL DE NUESTRA MÚSICA, A VISITANTES Y LUGAREÑOS NOS EMOCIONABA HASTA LAS LÁGRIMAS CUANDO ENTONABA, CON SU PRIVILEGIADA VOZ, Y EXTRAORDINARIO DOMINIO ESCÉNICO DE GRAN ARTISTA MUSICAL, AQUELLO DE “…BIENVENIDO, HERMANO EXTRANJERO…”. CON ESTE SALUDO EL PUEBLO Y EL GOBIERNO PARAGUAYOS, RECIBIREMOS HOY AL SERVIDOR PÚBLICO INTERAMERICANO, JOSÉ MIGUEL INSULZA, SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS (OEA).

“¡Bienvenido hermano extranjero!” , José Miguel
Insulza, te saludan el pueblo y gobierno,
democráticos y constitucionales de la República
del Paraguay, soberana e independiente


(Ciudadano-soldado de la Patria Paraguaya)
Los presidentes y cancilleres de la infamia de la sima chavista de Mendoza, los “bolivarianos” y los “demócratas” vergonzantes, a quienes la historia no absolverá, por la cobardía, ilegal e ilegítima, con que pretendieron agraviar a la República del Paraguay, “cuna de la libertad de América” y hoy defensora del Estado de derecho democrático en la región (Fuente: bajada de la red, de medios de prensa escritas de la región).

La escoria golpista bolivariana, a la que se sumaran mandatarios
“demócratas” vergonzantes de la región, es la que por medio de un
verdadero coup de grâce (golpe de gracia), ilegal e ilegítimo, acaba
de enterrar al Mercosur en la Mendoza de la ex República
Argentina, sometida a la satrapía kirchnerista, la de la logia
patrimonialista y protototalitaria de los pingüinos y de la Cámpora,
con la complicidad de los “demócratas opositores” de un desvaído
congreso del país vecino, que por ello ya no es de la Nación
Argentina.
           ¡Los demócratas paraguayos, la inmensa mayoría de la
nación guaraní, lloramos por vos Argentina, porque tus hijos no son
capaces de defender el Estado de derecho democrático como sí lo
estamá haciendo el Paraguay!
           Por suerte ya se escuchan voces libertarias y democráticas en
la prensa argentina en general, excepto en la propaganda oficialista,
y también en Uruguay y otros países. Personalidades nacionales en
cada caso, y la prensa libre, están advirtiento, urbi et orbi, la
injusticia perpetrada en perjuicio del Paraguay y de la democracia
en la región, y exigiendo un pronto regreso a la normalidad.

Insulza nos visitará desde esta noche al frente de una
importantísima misión oficial in loco, en cumplimiento de lo decidido
por el Comité Político y Diplomático Permanente de la más
importante organización de las Américas, en la cual tuvo una
destacada, pulcra, firme, imparcial y justa intervención, en su
carácter de máxima autoridad ejecutiva de la OEA.
           Se logró así impedir que prospera la maniobra del malón (ver
la segunda acepción del diccionario de la Real Academia española)
de patoteros, no jóvenes en este caso, sino integrado por jefes de
Estado y cancilleres totalitarios “bolivarianistas”, y por aquellos
“demócratas” vergonzantes, quienes obedeciendo al dictador Hugo
Chávez casi estuvieron a punto de impedir que la OEA escuchase a
nuestro representante permanente en la sede oficial de Washington,
D.C., la de la institución surgida del Tratado de Bogotá (1948), el
embajador del Servicio Exterior de la Nación, Hugo Saguier
Caballero.
           Este, en cumplimiento de instrucciones de la Cancillería
Nacional, y aportando también su propia criterio de experimentado
diplomático, defendió con excepcional capacidad los derechos de la
República del Paraguay, la primera en Sudamérica, independiente y
soberana desde 1813, la de hacer escuchar nuestra voz, en el más
importante foro interamericano. ¡Jamás olvidemos que ya durante
las Revoluciones Comuneras en el Paraguay de inicios del siglo
XVII se erigió la primera República del mundo, basada en la
soberanía popular, antes de las Revoluciones Americana (1776) y
Francesa (1789)!
           Aquí, el secretario Insulza encontrará a un gobierno
constitucional y legítimo, respaldado democráticamente en la
inmensa mayoría de la ciudadanía (ya hemos dejado de ser meros
habitantes de nuestra tierra), y constatará que los únicos golpistas
locales fueron los fracasados lugo-bolivarianos. Después de esta
aplastante derrota intervencionista, al intentar ensangrentar nuestra
tierra, los bolivarianos locales y sus jefes caraqueños
irresponsablemente en la sima chavista de Mendoza enterraron el
ideal integracionista del Mercosur, institucionalizado a partir del
Tratado de Asunción (1991).

La de Mendoza fue una victoria pírricamente pírrica del
mercosur-chavista, como es fácil comprobar. Se produjo en medio
de la más grave crisis e inestabilidad mundiales (política y
estratégica, de especulación financiera trasladada a la economía y
financiera, ambiental, de liderazgo y de valores fundamentales), que
todavía impide que la humanidad pueda aprovechar los “dividendos
de la paz”, surgidos del cambio de época mundial de 1989.
           Los socavadores del Mercosur, desde el engendro chavista de
la Unasur, desplazaron al Paraguay de su sitial de fundador del
Tratado de Asunción (1991), en violación flagrante de tratados
internacionales, y la normas, costumbres y jurisprudencia y
principios que nutren al Derecho Internacional, codificado
orgánicamente desde la histórica y monumental Convención de
Viene sobre el Derecho de los Tratados (1969 y 1980). Se trata
nada menos que de un hecho antijurídico y punible, continuo y
continuado, de graves repercusiones internacionales, por las que el
Paraguay exigirá reparaciones políticas, democráticas y económicofinancieras,
en su momento.
           Con la célula cancerosa y de hecho dominante al interior del
Mercosur (que constituyen Unasur, Alba, Celac, Ushuaia II, y demás
sellos de goma politiqueros y ultraideologizados
fundamentalistamente), el proceso integracionista subregional,
iniciado auspiciosamente por los acuerdo bilaterales argentinobrasileños
de Yguazú (1985), a iniciativa de los presidentes Raúl
Alfonsín y José Sarney, plasmados posteriormente como Tratado de
Asunción (1991), acaba de ingresa a su crisis terminal.
           Ya heridos de muerte desde antes, el ideal y avances
mercosurianos, a partir de la “cumbre de la Traición” que fue la de
Mendoza, inicia su desaparición definitiva, retrocediendo desde
aquello tan bien sintetizado por el entonces presidente Fernando H.
Cardozo (Brasil), según el cual la marca Mercosur vende, como
espacio unitario, políticamente democrático y económicamente libre
y solidario. Ahora solo ofrece ideología totalitaria, inseguridad
jurídica y represión político-diplomática…, que nadie sensato en el
mundo querrá comprar.


Hoy, debido a ello, el Mercosur es un paria internacional, y no la
digna y refulgente República del Paraguay, independiente y
soberana, que apenas fácticamente, por medio de un golpe
institucional, ha sido expulsada-suspendida, e insólitamente
maltratada, por los traidores latinoamericanos de la cumbre
circense del mercosur chavista.
           A raíz de esta tan peligrosa y neo imperialista patraña,
Planalto (y el Palacio de Alvorada) e Itamaraty, deberán dar cuenta
de todo ello, ante el Congreso de la Unión y la opinión pública
brasileños. Esto es el inevitable resultado de la herencia de los
graves errores internacionales y gubernamentales del ex presidente
neopopulista y de “corazoncito” totalitario, Luiz Inácio Lula da Silva,
caracterizado por haber cedido en todo ante el totalitarismo
bolivariano.
           Es por ello que el Brasil secundó tan arteramente como última
comparsa a la cumbre de la indignidad, la de la Mendoza chavista,
pese a ser ya la sexta potencia económica del planeta, y que aspira
a convertirse en una potencia mundial, y en calidad de tal
representar a América Latina y el Caribe en el Consejo de
Seguridad de la ONU.
           Las vergonzosamente bolivarianas autoridades de Brasilia, la
presidente Dilma Rousseff y su canciller Antonio ¿Patriota?,
sometidos a Chávez lo secundaron para castigar injustamente el
independentismo paraguayo, y además rompieron con la tradición
ininterrumpida de Itamaraty, desde la época del barón de Río
Branco. Los brasileños ya se están dando cuenta de todo, y una
tormenta se cierne sobre Brasilia, abriendo una inesperada
coyuntura política para la alternancia en Planalto, que sin duda será
aprovechada electoralmente por el PSDB y otras organizaciones
democráticas, para las elecciones generales próximas.
           En la prensa y el Congreso brasileños e incluso en Itamaraty,
que en Mendoza debió soportar la humillación de que el embajador
Samuel Guimaraes Pinheiro, ex vicecanciller de Brasilia, y primer
Comisario Jefe del Mercosur, renunciara a su cargo, en
discrepancia con el intervencionismo expansionista chavista, con
connotaciones lusitanas e imperiales brasileñas. ¡También
demostraron su amor y agradecimiento al Paraguay nuestros
compatriotas “brasiguayos”, extraordinarios productores agrícolas
en su inmensa mayoría, quienes defendieron ante las autoridades
del Brasil los legítimos derechos del Paraguay, su segunda tierra
para numerosos de aquellos, y ya lugar de nacimiento para la
mayoría!


Hasta no obtener las debidas reparaciones, jamás el Paraguay
deberá votar en la ONU por un país vecino del peso de Brasil,
cuyas autoridades actuales hoy no son sino una “hoja en la
tormenta” desatada en la región por el castro-chavismo, cuyos
regímenes, ante la inminencia del juicio de la historia, quieren
desatar entre nosotros un vendaval de sangre y fuego, que obligue
finalmente a Estados Unidos a intervenir en América Latina y el
Caribe, desde su seguridad nacional amenazada. Castro y Chávez,
en la locura terminal que les destruye, pretenden que EUA regrese
a otras épocas, ya superadas sobre todo desde la administración de
Barack Obama, y cuya reelección esperan impedir La Habana y
Caracas con este estallido, el de “uno, dos y tres Vietnam…”,
propugnado décadas atrás por el asesino en serie Ernesto “Che”
Guevara de la Serna.
           Lamentablemente, la extraordinaria incompetencia de la
diplomacia latinoamericana del Departamento de Estado, hasta
ahora la mantiene en la complicidad en los hechos con la agresión
bolivariana al Paraguay, donde con el juicio político no solo hemos
defendido a nuestras todavía débiles instituciones democráticas,
sino que también estamos dando una muy dura lucha políticodiplomática
en defensa de la democracia en América.
           Los paraguayos no necesitamos de ningún “Séptimo de
Caballería” ni de marines, drones o SEALs para defender a la Patria
paraguaya: ¡solos enfrentaremos cualquier peligro, incluso de
agresión militar, llegado el caso! Deben saber las autoridades
norteamericanas que los valores democráticos y las sociedades
abiertas se defienden con decisión y coraje y no con “demócratas”
vergonzantes. Desde el juicio político el Paraguay volvió a ser un
país respetable, y no permitirá que se le falte el respeto, por
acciones u omisiones. ¡El respeto no se compra ni se vende: se lo
adquiere siendo respetables!

No dudamos que el señor Insulza llevará a las tres Américas,
después de su visita al Paraguay, la serena visión de quien ha
podido comprobar, de hecho y de derecho, que el juicio político que
destituyó al presidente bolivariano Fernando Lugo, no solo ha sido
constitucional (con lamentables errores formales, que ya no hubo
tiempo de rectificar), sino también legítimo y legal para nuestro
ordenamiento positivo.
           También lo es desde el punto de vista del derecho natural que
se basa fundamentalmente en el valor de la Justicia al emitir sus
fallos iusfilosóficos. Además fue políticamente oportuno, para
precautelar la integridad del Estado nacional, amenazada con
hechos subversivos por el abierto y descarado intervencionismo
“bolivariano”, con el respaldo local de los paraguayos Traidores a la
Patria.
           Regrese Ud. a la OEA, señor Insulza, y cumpla con la Carta
de Bogotá (1948) y toda la rica normativa de ella derivada, y
enséñeles a sus colegas de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH), quienes inexplicablemente se han
pronunciado de manera imprudente al calificar como golpe
parlamentario de Estado el juicio político al entonces presidente
Lugo, y su destitución. Se lo dice alguien que ha presentado casi
dos meses atrás, ante la CIDH, una denuncia en contra del Estado
paraguayo, empezando por la corte suprema de Injusticia local, a la
que acuso de denegación reiterada de justicia, la que habré de
retirar de inmediato, pues no puedo reconocer la jurisdicción de un
organismo que debe precautelar los derechos fundamentales de
nuestros pueblos y el que con su pronunciamiento, sobre la
coyuntura política de mi Patria, ha puesto en evidencia un
extraordinario e injusto parcialismo. ¡Antes que aceptar la injusticia
tan tremenda de la CIDH, prefiero continuar mi lucha por la Justicia
en el Paraguay, pacíficamente, pero en rebeldía ante la inexistencia
aquí de una verdadera Justicia, proba e imparcial! A partir de ahora
considero que la CIDH será también responsable de lo que vaya a
ocurrirme en consecuencia.

JLSG
Asunción, a 1 de julio de 2012

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