domingo, 19 de enero de 2014

Las muertes del teniente primero de Ingeniería del Ejército, Mario Francisco Ávalos Cañete (33), y antes, también víctima fatal del mismo operativo, la del sargento primero de la Fuerza Aérea Paraguaya (FAP), César Antonio Fernández Carvallo (29), entrenados para combatir contra grupos armados irregulares y terroristas, constituyen nuevas y sangrientas constataciones de la grave crisis de extinción en que se encuentran las FFAA del Paraguay, al igual que la Policía Nacional (PN), y otros organismos de la defensa y seguridad del aparato de Estado, imposibilitadas por ello de cumplir con sus deberes constitucionales. Cabe preguntarse si nos estamos encaminando hacia una clepto-narco-cracia. Esto es, a una suerte de “fujimorismo” criollo, pero con apoyo “izquier-idiotizante”, local y regional, y el respaldo suicida de politiqueros y partidócratas de la mayoría de partidos y movimientos con bancas en el “parlamento”, sin olvidar las excepciones existentes en la “máquina” de desgobernar y traicionar a la Patria paraguaya Humanidad. A la clase politiquera nacional se le suman los jefes de los “movimientos sociales” de la naturaleza de los “carperos 4x4” y las extremadamente ideologizadas organizaciones de “derechos humanos”, partidarias del castro-chavismo, en descomposición regional. En tanto la prensa local, convertida en un poder fáctico, prostituye las libertades de pensamiento y de su expresión por medio de lo que acertadamente María Clara Mernes denominara la “infopolución”, en su tesis de grado (2000) en la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la UCA.

Escribe José Luis Simón G.
En un acto castrense, el Teniente 1º Mario Francisco Ávalos 
Cañete, izando el pabellón patrio al que sacrificara su 
vida, como soldado ejemplar (Foto de Archivo: abc color).



Ávalos y Fernández, ofrendaron cada uno la propia vida, demostrando que no solo la institucionalmente casi desintegrada Policía Nacional (PN, además sometida a incapaces y/o traidores a la patria “ministros” politiqueros del Interior), también los militares tienen oficiales subalternos y suboficiales que honran con lealtad el juramento profesional de morir en defensa del pabellón patrio, en el marco de nuestro siempre precario ordenamiento constitucional.

Tales sacrificios personales ponen en evidencia la traición a la Patria, irresponsabilidad y cobardía profesionales de los mandos superiores de la seguridad nacional (FFMM, Estado Mayor, ministerio de Defensa, Secretaría Nacional de Defensa y demás), politiqueramente alentadas aquí y desde el exterior, con la complicidad de sucesivos comandantes de las Fuerzas Militares, y el servilismo criminal de los jefes de las armas componentes, siempre dejando a salvo las dignas excepciones en las cadenas de mandos. Eso ocurre también con las cúpulas policiales, ministros del Interior y titulares de la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD).

Tan graves irresponsabilidades y/o complicidades de sucesivos desgobiernos “plutocratecidos” (en especial los del colorado y “revolucionario” Nicanor Duarte Frutos, 2003-2008, y el de Fernando Lugo, dirigido por el neototalitarismo castro-chavista, y sustentado politiqueramente, en lo interno, hasta 2012, por los “liberales” paraguayos), de cara a la violencia desatada por los narcoterroristas del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), que mantuvieran una relación de dependencia con las también narcoterroristas Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), por medio de la Venezuela castro-chavista.

Un proceso tal de descomposición institucional es estimulado además por el “estado de  corrupción” que también impera en las áreas estratégicas de la defensa y seguridad de la “república”. Todo ello con la complicidad ya de lustros, del Palacio de López y demás “poderes fácticos” del aparato de Estado.

MILES DE MILLONES PARA FRACASOS MORTALES
El grupo operacional táctico de la Fuerza Pública (miltares y policías), en la madrugada del 8 de diciembre (día de la virgen serrana y la festividad católica paraguaya de mayor acompañamiento popular) fracasó en un mal planeado y peor ejecutado supuesto intento de asestar un primer duro golpe a los narcoterroristas locales, en uno de sus campamentos móviles. Esta vez el precio en sangre lo pagaron los militares muertos y un herido, lo que ocurriera en el área de los asentamientos campesinos 5 y 6 de Arroyito, distrito del departamento de Concepción, en el noroeste de la región oriental. Es una de las áreas principales de actividad del narcoterrorista EPP.

A raíz de desenlaces como el mencionado, el desgobierno actual, cada vez más “carteri$ta” y menos neocolorado, no hace otra cosa que incrementar la ingobernabilidad y las tendencias a la centrifugación de las sociedad y política de un Paraguay oficial sometido a las fuerzas regionales del castro-chavismo, ¡en plena etapa de crisis terminal de ese fracaso modelo neo totalitario regional! De mantenerse tal tendencia, también afectará negativamente a la economía, hasta ahora con notable desempeño y sostenida tendencia al crecimiento macro, pero incrementándose a la vez la extrema inequidad social.

Desde 1999, sucesivos desgobiernos paraguayos se comportaron con absoluta irresponsabilidad en la represión y punición constitucional del EPP, y en los casos de las desastrosas administraciones de Duarte Frutos y de Lugo (2008-2012), se habla no solo de negligencia extrema, sino incluso de complicidad del Palacio de López con los narcoterroristas, con el saldo fatal (previo al de ahora) de al menos una decena de oficiales subalternos y suboficiales muertos en las filas de la PN y de una cantidad similar de heridos, algunos de los cuales quedaron lisiados. Las respectivas familias de los policías ultimados por el EPP, todas de origen muy humilde, quedan desamparadas materialmente al perder a sus  principales aportantes del sustento diario o quedar ellos lisiados.

Los miles de millones de guaraníes votados por el “parlamento” para “vencer” al EPP, han sido fuente de enriquecimiento ilícito, impune todavía, por parte de sucesivos mandos militares y policiales, ministros de la seguridad y defensa y líderes politiqueros, mientras soldados y policías carecen de lo más imprescindible, empezando por una todavía inexistente “Estrategia y políticas de defensa y seguridad para derrotar al narcoterrorista EPP”.

La situación es un reflejo del “estado de corrupción” que impera en el país, cuya fotografía son los “liderazgos” politiqueros y de los poderes fácticos del aparato estatal, los que a costa del sacrificio de los contribuyentes nadan en la opulencia. Para ello incluso perpetran hechos punibles, que hasta ahora no han sido castigados con severidad legal y justa en el marco del debido proceso, garantizado en la Carta Magna.

NEGOCIOS E IDEOLOGÍA: PRENSA Y ONG DE “DDHH”
Más allá de la tragedia última y de otras anteriores, que costaran vidas de oficiales y suboficiales de la PN, y que enlutan a las respectivas familias de los caídos en cumplimiento de su deber, a los pocos verdaderos militares y policías profesionales y patriotas que todavía integran nuestra tan debilitada “Fuerza Pública”, y a la inmensa mayoría del pueblo, el trágico revés sufrido por la fuerza de tareas militar-policial es un verdadero diagnóstico del Paraguay actual.

El país vive los tiempos oscuros y crueles de la traición a los intereses nacionales, perpetrada por sucesivos desgobiernos pos 1989, y en especial desde 1999, con irresponsabilidades compartidas entre los tres poderes fácticos del aparato de Estado, y por abyectos y acaudalados intelectuales, politiqueros y “dirigentes sociales”, de todos los pelajes, y por fraudulentos plutócratas enriquecidos gracias la corrupción sistémica, público-privada, que se origina en el predominante tráfico de influencias en los negocios oficiales, que estimula el elevado índice de impunidad e inseguridad jurídicas que predominan.

Lo que queda de la Nación y de la República del Paraguay está sometido a las fuerzas de centrifugación de los poderes regionales y de sus lacayos internos, y eso debilita a nuestra incipiente ciudadanía y débiles instituciones, o de mala calidad, y republicanas apenas de nombre.

Completan tan oscurecido cuadro de situación del Paraguay, en una coyuntura local e internacional en la que imperan la inestabilidad y crisis, las empresas multimedios que invierten fortunas en la “prensa poder fáctico”, para favorecer a sus intereses particulares espurios a costa del bien común. Igualmente es muy rentable el “negocio sin chimeneas” de los “derechos humanos”.

La mayoría y las más importantes de las organizaciones no gubernamentales del sector tienen orientación ideológica “revolucionaria”, e incluso infiltran a las públicas. Para tales entidades, los policías y militares que mueren o son mutilados en enfrentamientos con el EPP no son sino “terroristas de Estado”, aunque cumplan sus obligaciones según lo estatuyen la Constitución y las leyes. Ciertamente existen excesos represivos, resultado sobre todo de la debilidad institucional y corrupción que predominan en los denominados “poder judicial” y “ministerio público”.

ELEVADO COSTO EN VIDAS HUMANAS E IMPUNIDAD
El teniente primero Ávalos Cañete falleció debido a las complicaciones renales, pulmonares y otras (víctima de las heridas producidas por el proyectil que le atravesó el aparato digestivo de lado a lado, partiéndolo “en dos”, lateralmente) el jueves 16 a las 22 horas, después de 39 días de agonía.

El deceso del oficial de la ingeniería militar se produjo en la UTI renovada, modernizada y bien dotada en recursos humanos, equipos e insumos médicos del Hospital Militar (HM), donde fue atendido integralmente desde su ingreso, y que años atrás estuvo al borde de su autoextinción por prácticas generalizadas de corrupción, las que permanecen impunes. El sargento Fernández Carvallo del arma aérea tan debilitada como las demás, murió en el área del enfrentamiento en la madrugada del 8 de diciembre.

Según el director del HM, el doctor Ricardo Isaías Fretes (contralmirante asimilado al servicio profesional), y uno de los mejores especialistas locales en cuestiones abdominales, explicó que los militares fueron impactados por armas modernas con proyectiles de muy elevada velocidad, que de inmediato destruyen el organismo en el cual hacen blanco. Por eso Fernández Carvallo falleció de inmediato.

En el caso de Ávalos Cañete, un paramédico militar que acompañaba al grupo constató que, si bien herido muy gravemente todavía estaba con vida, y logró mantenerlo así hasta que fuera trasladado a Concepción y enseguida después a esta capital. El director Fretes narró que el paramédico forma parte de una promoción de profesionales y técnicos altamente capacitados para prestar primeros auxilios especializados a heridos en combate, entrenados para tales efectos en el HM, por especialistas extranjeros y locales.

El diario “abc” informó durante la cobertura periodística del caso que “[…] el EPP asesinó a siete civiles y a cinco uniformados en 22 golpes perpetrados en el año 2013, y con el deceso de Ávalos ahora son seis los efectivos fallecidos.

“El año pasado fueron muertos por ataques de la banda armada los civiles Benjamín Lezcano (53), en Arroyito; Santiago Morel Leiva (37), en Tacuatí; Luis Alberto Lindstron Picco (63), en Tacuatí, y Catalino Ortiz Larrea (60), Ramón Nolberto Ayala Insaurralde (49), Jorge Sebastián Rojas Vera (25) y Pedro Pablo Ramírez Esquivel (22), en Tacuatí.

“También mataron en sucesivos ataques a los policías Cirilo Díaz Escobar (29), en Paso Tuyá; Feliciano Coronel Aguilar (38), en Tacuatí; Solano David Burgos Sena (29), en Tacuatí, y a Manuel Enrique Escurra Acosta (48), en Horqueta. Otras víctimas del EPP que lograron sobrevivir están postradas en cama, conectadas a máquinas o lisiadas a causa de explosiones […]”.

IRRESPONSABILIDAD PÚBLICA Y DESGOBIERNO
Lo que pasó en Arroyito (Concepción) no es casual, y, trágicamente, en breve habrá de repetirse de nuevo, porque a la irresponsabilidad de los desgobiernos anteriores se suma la del actual, del presidente Horacio Carte$, tan siquiera sin experiencia politiquera, como el apóstata y constitucionalmente destituido (2012) ex presidente Fernando Lugo. 

Otro ejemplo preocupante de la liviandad del inquilino actual del Palacio de López en el manejo de sus responsabilidades presidenciales es el conocido como el caso de “su gerente y amigo, titular visible del Banco Amambay”, que es propiedad de Carte$.

Meses atrás, efectivos de la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD), encabezados por su titular Luis Rojas, también fracasaron al pretender la captura de mandos operativos del EPP. Cuando esta noticia se difundió en las redes, Rojas justificó el hecho diciendo que los narcoterroristas logratron escapar antes que él y sus hombres llegaran a la “casa de seguridad” que ocupaban en un distrito de Capitán Bado (en el límite de los departamentos de Amambay y San Pedro), un área “santuario” de grupos narcos y narcoterroristas.

Según Rojas los narcoterroristas fueron avisados del peligro que corrían, porque los vehículos que transportaban a los agentes de la SENAD se empantanaron en un recodo del camino y eso hizo que fuesen detectados por la seguridad externa de los criminales del narcoterror. Después se supo que formó parte de esa misión tan delicada y peligrosa un lastre muy pesado para tales operaciones, el presidente del Banco Amambay, Hugo Portillo.

Este financista fronterizo, muy probablemente con clientes e infiltrados del narcotráfico y narcoterrismo y en su intensa vida social, quienes sin mayores restricciones hacen de las suyas en la frontera común con Brasil, pudieron haberse enterado con anticipación del operativo montado por el titular de la SENAD para congraciarse con Portillo y por este medio con el jefe directo de ambos, el presidente Carte$, quien todavía no logra entender la separación entre lo público y privado, es decir que ahora es el titular del poder fáctico ejecutivo del país, con responsabilidades que superan de lejos su rol anterior de conspicuo integrante de la plutocracia (no llega a ser una burguesía) fraudulenta surgida en la época de la “itaiputización” del Paraguay, bajo la dictadura del general Alfredo Stroessner (1954-1989), apoyado casi hasta su derrocamiento por militares y colorados oficialistas.

“Es muy sencillo entender esto” –explicó a este sitio un investigador extranjero especializado en el narcoterrorismo regional, a quien interrogamos acerca de estos problemas, aprovechando una de sus últimas visitas, de las varias que realiza anualmente al Paraguay y el Cono Sur. Agregó: “Portillo, en su rol de insólito ‘007’ fronterizo, muy cercano a Cartes, en una de las habituales frivolidades de estos personajes con la floreciente industria paraguaya de las ‘damas de compañía’ entrenadas por experimentadas empresas brasileñas del ramo, pudo haberse jactado ante ellas y los demás de su próxima actividad con la SENAD”. Narcotraficantes y narcoterroristas tienen muy buenos servicios de inteligencia, más efectivos que la ABIN del Brasil, e inexistente en el Paraguay: esto también nos recordó el experimentado investigador del crimen organizado mundial.

De hecho, la “incrustación” de Portillo, en un operativo de “caza” montado para que Carte$ se enterase, generó mucha irritación con Rojas, entre quienes arriesgan sus vidas, militares, policías y agentes de la SENA. Varios de ellos, entrevistados por este sitio, afirmaron sospechar que el grupo de tareas de la SENAD ya había sido detectado antes de ponerse en marcha, debido a algún comentario hecho irresponsablemente por Portillo entre sus amigos y “ninfetas” de Pedro Juan Caballero, la capital del Amambay y del Brasil.

Uno de los problemas del desgobierno actual es que Carte$ inmiscuye de manera ilegal a gerentes y empleados suyos en actividades de su desgobierno, incluso en materias tan sensibles como las de seguridad, lo que le ha generado más de un problema, que el presidente se niega a reconocer y a poner fin. En una situación tal, y ya no por razones politiquero ideológicas, como experimentaran NDF y Lugo, por ejemplo, sino debido exclusivamente al “mal de Hybris” (el pecado de la soberbia y desmesura de los poderosos), que padecen el presidente y sus “carteri$ta$”, adoradores de “becerros de oro”, cualquiera sea su origen, se incrementan exponencialmente los riesgos de estallidos de la ingobernabilidad histórica del Paraguay, que el pos 1989 jamás se interesó en empezar a buscar la solución de la institucionalidad democrática.

CONCLUSIÓN SOBRE EL TAÑER DE LAS CAMPANAS
Es por todo lo expuesto que estas reflexiones se cierran con la lírica-metafísica del poeta irlandés de los siglos XVI y XVII, John Donne, inmortalizado gracias a la cita que hace Ernest Hemingway de un verso de uno de sus poemas, antes de iniciar esa gran novela del narrador norteamericano del siglo pasado que es “Por quién doblan las campanas”, que hace poco fue compartido en el FB de este blog:

“Ningún hombre es una isla, / entera en sí, / cada hombre es pieza de continente, parte del total. / Si el villano es arrastrado por el mar, Europa se reduce. / Cual si fuera  promontorio, / cual si fuera coro de amigos, / o  fuera propia: / Toda muerte me disminuye, / pues estoy con la humanidad. / Así no pidas saber por quién dobla la campana; / dobla por ti”.


Fuentes periodísticas:



JLSG
Asunción, a domingo 19 de enero de 2014


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