Escribe José Luis Simón G.
El “totalisaurio del Caribe”,
bien cuidado, sin
duda, pues no padece ninguna de
las necesidades básicas
insatisfechas de su
oprimido pueblo (materiales,
servicios y bienes
intangibles y valores humanos
fundamentales),
impedido de acceder a ellos por
la voracidad
insaciable de poder de Fidel y
Raúl Castro,
inseparables de purgas criminales
masivas,
desde hace 55 años. Pero el genocida
Castro,
pese a los inmensos privilegios
con que cuenta,
su rostro senil y estragado lo
delata,
no es sino un esperpento humano,
fantasma de sí mismo, y “ecce
homo”
espiritual, dada su naturaleza
infernal (Foto
recibida de la red, sin identificación del ©).
Cartes, y demás presidentes que se
proclaman democráticos en la región, asisten en la infernal Castro-Cuba a una
“cumbre presidencial” de la fantasmal Comunidad de Estados Latinoamericanos y
del Caribe (CELAC), que todavía no es un organismo regional internacional, pues
su tratado constitutivo no ha sido suscrito sino por una minoría de regímenes
de la Alianza Bolivariana de América Latina y del Caribe (ALBA), con lo cual es
apenas un mecanismo intervencionista político y diplomático de los países del
“socialismo Siglo XXI”, un batiburrillo de ideologías totalitarias que se
desmorona de manera inexorable, como ocurriera con el totalitarismo original
soviético y sus enemigos mellizos antagónicos, los también totalitarios
fascistas y nacionalsocialistas, como ocurriera con el maoísmo.
Esta
“cumbre”, en realidad otra sima histórica, será recordada como la de la
traición a los perseguidos demócratas, libertarios, opositores y disidentes
cubanos, por parte de América Latina y el Caribe, e incluso de la OEA, institucionalmente,
pues su oportunista y bipolar secretario general, el ahora acaudalado más
socialista-marxista que chileno, José Miguel Insulza, quien con dolor en la
garganta profunda de sus bolsillos insaciables, como sus ambiciones de
marquesinas, deja el cargo en Washington, pues no será reelecto.
GRAN PARTE DEL PARAGUAY “SE ENAMORÓ DEL INFORTUNIO”
El
Paraguay pos 1989 desperdició la apertura política de ese año y hoy padecemos
una democracia de la peor calidad, tanto se ha degradado que en cualquier
momento, con injerencia política externa excluida, volveremos a abiertas
prácticas de nuestro tradicional despotismo, pero con el peligro adicional de
encaminarnos a un modelo neototalitario y neopopulista de régimen político.
Esto
explica la violación a la Carta Magna, perpetrada por Carte$ y Loi$aga, al
asistir en calidad de decorado a la reunión de la CELAC. El coqueteo con La
Habana, lo hicieron también desgobernantes como Lugo, Duarte Frutos, algo más
aminorado con González Macchi e incluso Wasmosy y en menor medida con el mismo
Rodríguez. Raúl Cubas, el aventurero politiquero del oviedismo, no tuvo tiempo
para ello. La CELAC, emanación castro-chavista, por donde se la mire, es otro
engendro ideado para reemplazar “revolucionariamente” a la “pro imperialista
OEA” (y no solo para Caracas, La Habana y otras capitales de la región, porque
durante décadas estuvo muy cerca de Washington y tan lejos de un auténtico
interamericanismo), acompañada de la Alianza Bolivariana de los Pueblos (ALBA),
también un sello de goma neototalitario, y desde 2012 incluyendo al
Merc-Unasur.
Al
asistir al circo “antiimperialista” de la CELAC (¡que en su declaración de
principios se manifiesta partidaria de la democracia y los derechos humanos!),
Carte$, sobre todo, pero también Loi$aga, están incurriendo en mal desempeño de
sus funciones, porque de manera descarada (como hicieron al traicionar a la
Patria paraguaya Humanidad, al decidir el inquilino actual del Palacio de López
el “regreso” incondicional del Paraguay al Mercosur, travestido de Merc-Unasur
desde la “cumbre” presidencial del puñal antiparaguayo bajo el poncho, el del
terrorista nunca arrepentido Mujica) violentan y desconocen la letra y el
contenido del art. 143 de la Constitución Nacional de 1992, dedicado a
establecer los valores y orientaciones fundamentales de nuestras relaciones
internacionales, que estatuye cuanto sigue:
“La
República del Paraguay, en sus relaciones internacionales, acepta el derecho internacional
y se ajusta a los siguientes principios: 1) la independencia nacional; 2) la
autodeterminación de los pueblos; 3) la igualdad jurídica entre los Estados; 4)
la solidaridad y la cooperación internacional; 5) la protección internacional
de los derechos humanos; 6) la libre navegación de los ríos internacionales; 7)
la no intervención, y 8) la condena a toda forma de dictadura, colonialismo e
imperialismo”.
Tales
principios y valores de la humanidad deben ser interpretados en coherencia con
lo establecido en el preámbulo de la Carta Magna en el cual se expresa la
filiación político ideológica y jurídica que la orienta: “El pueblo paraguayo,
por medio de sus legítimos representantes, reunidos en Convención Nacional
Constituyente, reconociendo la dignidad humana con el fin de asegurar la
libertad, la igualdad y la justicia, reafirmando el principio de la democracia
republicana, representativa, participativa y pluralista, ratificando la
soberanía e independencia nacionales, e integrado a la comunidad internacional,
SANCIONA y PROMULGA esta Constitución”.
A
su vez el preámbulo es coherente con la parte dogmática (la primera) de la Ley
Suprema, sobre todo teniendo en cuenta los artículos del Título I, dedicado a
las “declaraciones fundamentales”: Estado social de derecho y democracia
fundada en la dignidad humana (art. 1); predominio de la soberanía popular de
acuerdo con la Constitución (art. 2); y el sufragio como procedimiento del
pueblo para ejercer el Poder Público, mientras el gobierno es responsabilidad
de los tres poderes tradicionales, con sus pesos y contrapesos, y colocando
fuera de la ley al monopolio del Poder Público, vulgarmente llamada dictadura
(art. 3). Todo ello se engarza con el Título II: “De los derechos, de los
deberes y de las garantías”.
DEGRADACIÓN DEMOCRÁTICA Y VAMPIRISMO
CASTRISTA
En
el Informe Mundial
de Human Rights Watch (HRW), correspondiente a 2014 (ver en http://www.hrw.org/world-report/2014, y además
informarse al respecto, por ejemplo, recurriendo al artículo de una
corresponsal de “El País” de Madrid: http://internacional.elpais.com/internacional/2014/01/21/actualidad/1390321034388653.html), que es una de
las más respetadas e influyentes organizaciones internacionales no
gubernamentales de derechos humanos del mundo, con sede central en Nueva York,
y que tiene como ejecutivo principal para nuestra región al chileno José Miguel
Vivanco, se explican las razones por las cuales los países que se consideran
democráticos en la región, los que por ello no deberán mantener “relaciones
carnales” con el régimen totalitario del castrismo, que impera en la agobiada y
ensangrentada Cuba ya por más de medio siglo, a pesar de lo cual lo hacen. Dice
una parte del documento:
“[…]
Aunque HRW reconoce los avances que han supuesto las reformas migratorias a la
hora de facilitar la libertad de movimiento y de expresión de la disidencia y
la reducción de las penas prolongadas de cárcel a los presos políticos, la
organización sigue siendo muy crítica con las detenciones arbitrarias y las
encarcelaciones breves, que el régimen de la isla utiliza ‘a modo preventivo
para evitar que las personas participen en eventos que se consideren contrarios
al Gobierno’ y la represión a disidentes como las Damas de Blanco, 30 de cuyas
integrantes fueron detenidas y golpeadas en agosto de 2013 por asistir a una
misa. El
informe denuncia la ausencia de libertad de expresión en Cuba y las condiciones
en los centros de detención en los que todavía se encuentran ‘decenas de presos
políticos’ […]”.
¿Cómo
se entiende, entonces, el contrasentido tan brutal de las “democracias” de la
región que se convierten en cómplices subordinadas del terrorismo de Estado
castrista? La respuesta, según HRW, es muy decepcionante por lo que ello
implica en términos de gobernabilidad democrática en nuestros países:
“La
concentración de poder en los países del bloque del ALBA, las amenazas que para
la libertad de expresión y prensa que suponen las leyes sobre telecomunciaciones
de Argentina o Ecuador; el incumplimiento de las leyes para reparar a las
víctimas de la violencia en Colombia o México; la indefinición en la estrategia
de seguridad del los países que se enfrentan al narcotráfico; la impunidad e
irregularidades a la hora de juzgar crímenes de lesa humanidad cometidos en el
pasado en países como Guatemala u Honduras –aunque se trata de una práctica que
se extiende a casi toda América Latina–; los abusos en las cargas contra los
manifestantes en Chile o Perú; el recurso a la justicia transicional para
ayudar a resolver el conflicto de las FARC; la falta de transparencia en las
elecciones venezolanas y la posterior represión a los simpatizantes de la
oposición que demandaban un recuento de votos; las leyes que prohíben o restringen
severamente el derecho al aborto; las cortapisas a la independencia judicial,
de nuevo, en Argentina, Ecuador y Venezuela; los programas de drones
operados por EE UU o los abusos al derecho de la intimidad revelados por Edward
Snowden en los que ha incurrido la inteligencia de este país constituyen las
líneas generales que dibujan el mapa de las violaciones de derechos humanos en
2013 de en el continente americano de acuerdo con el Informe Mundial de Human Rights Watch (HRW) que se ha dado a conocer este martes (21 de enero)”.
Y
prosigue sin tregua HRW: “Hemos apreciado un incremento de regímenes
autoritarios que mantienen una fachada democrática, pero donde esa democracia
es una ficción, donde se celebran elecciones, a veces limpias y otras no lo
suficientemente transparentes en las que el partido que las gana, al comprobar
que temporalmente constituyen una mayoría tratan de perpetuarse en el poder,
avasallando a la sociedad y a todos aquellos que no piensan como ellos e
interviniendo rápidamente el poder judicial. En esta región hemos identificado
ese comportamiento en Venezuela y es muy probable que Ecuador esté calificando
para esa liga”, ha señalado este martes 21 de enero José Miguel Vivanco, el
responsable para América Latina de Human Rights Watch, durante la presentación
del informe sobre la región […]”, realizado en Nueva York.
Es
tan inhumano el régimen castrista, totalitario y genocida de su propio y otros
pueblos, que persiste en la práctica criminal de décadas, de apropiarse con
diversos pretextos de la sangre del pueblo cubano. Antes era para apoyar el
“internacionalismo revolucionario” de las tropas cubanas en el tercer mundo,
haciendo el trabajo sucio del cruento intervencionismo militar para los
soviéticos y su bloque, existentes aún en esa época. El tráfico internacional
de sangre, expropiada a la fuerza de los cubanos, ahora se convirtió en un
factor económico importante para las exportaciones “no tradicionales” del
inviable modelo de explotación de los Castro, que cualquier cosa puede ocurrir
en la isla ensangrentada de hace poco más de medio siglo, si es que la propia
Cuba no hunde de una vez por todas, en el Caribe, al mefistofélico castrismo.
TIENE RAZÓN OPPENHEIMER (A VECES)
En
una de sus últimas entregas, semanales, que aquí publica “abc”, el periodista
argentino-norteamericano da en el blanco cuando afirma: “Ya es un chiste que
los presidentes latinoamericanos hayan elegido al único gobernante de facto de
la región –el general Raúl Castro, que es un dictador militar bajo la
definición de cualquier diccionario– como presidente de la CELAC, cuando esa
organización tiene entre sus principales objetivos “promover la democracia” en
la región […]”. Aunque esto sea apenas mala retórica, sí, es denigrante en
grado sumo que los Castro hablen de democracia y derechos humanos. Igual ocurre
con Maduro, Correa, Mujica, Morales, y otros castro-chavistas ahora en
desbandada, pero a lo mismo se prestan con Carte$, Piñera, Santos y Humala,
jefes de gobiernos supuestamente democráticos…
Agrega
Oppenheimer: “[…] Pero asistir a una cumbre de la CELAC en Cuba sin reunirse
con ningún representante de la oposición equivale a darle un espaldarazo
propagandístico a un régimen totalitario, y a darle la espalda a la oposición
pacífica de la isla. Muchos de nosotros, que nos opusimos a los gobiernos
militares latinoamericanos en la década de 1970, aún recordamos la manera en
que estas visitas de dignatarios extranjeros contribuyen a legitimar a las
dictaduras”. Sin la menor duda es así.
“Por
supuesto –prosigue el periodista del ‘Nuevo Herald’ de Miami, especializado en las
siempre tan asimétricas relaciones interamericanas–, algunos presidentes
visitantes alegarán que no pueden reunirse con disidentes durante una visita
oficial porque deben respetar ‘la autodeterminación de los pueblos’.
¡Tonterías! ¿De qué ‘autodeterminación’ hablan, si el pueblo cubano no ha
tenido la oportunidad de votar libremente para determinar su futuro desde hace
55 años?”. Recordamos: La “sovietización” castrista se hizo a sangre y fuego
para acabar hasta con el último vestigio de oposición o disidencia. Y a sangre
y fuego quisieron imponer el castro-chavismo en la región. Sus líderes,
empezando por el fallecido Chávez, estuvieron a punto de desatar una guerra
civil en el Paraguay, para impedir que se concretara la destitución por juicio
político de Lugo. Desde Planalto, Marco Aurelio García, asesor internacional de
la “emperatriz bandeirante-PT”, Rousseff, reconoció a fines del año pasado, en
“Política Externa”, un journal internacionalista de la Universidad de San
Pablo, que él fue uno de los ideólogos, y quien daba las órdenes operativas a
los traidores locales a la Patria paraguaya Humanidad, en el impúdico
intervencionismo castro-chavista, que intentó imponer aquí ese neo
totalitarismo, con muertos, sangre, destrucción, desde luego.
“Si
los presidentes visitantes no se reúnen con ningún miembro de la oposición
pacífica cubana, será un día muy triste en la historia de la democracia
latinoamericana”, concluye Oppenheimer. Mi única discrepancia con el periodista
y escritor del “Nuevo Herald” miamense es que desde hace muchas décadas
cotidianamente los días son tristes y negros para el proyecto de afianzar la
democracia y el bienestar en libertad y con Justicia de nuestras sociedades de
la región, y que debemos hacer un gran esfuerzo para no caer en algo peor que
los autoritarismos tradicionales y los de la Guerra Fría: que termine
triunfando el nuevo totalitarismo populista en nuestros países.
Carte$
y Loi$aga no tienen la menor idea de
todo esto y con seguridad aprovecharán su estadía en La Habana solo para
“farrear”, como se dice vulgarmente, y para vender mejor el Paraguay a quienes
lo convirtieron en su enemigo, mientras
aquí se está gestando, por medio de otro sanguinario “Marzo paraguayo”, la
destitución del pre$idente todo-lo-compro, algo que de prosperar será de nuevo
al precio elevadísimo de una inevitable gran cuota de sangre inocente.
Inmediatamente después de derrocado Carte$ comenzará aquí una muy cruenta lucha
por el poder, entre quienes decidieron que son los que tienen “derecho” a
facogitarlo.
JLSG
Asunción, a martes 28 de
enero de 2014