Escribe José Luis Simón G.
Prensa libre, perro guardián y no poder fáctico
La mejor definición que leí de la libertad de prensa es la que la define como “un perro guardián que ladra noche y día, incluso cuando una seca cae del árbol sobre el césped del jardín”, para advertirle a su amo, incluso exageradamente, de hasta la menor novedad que ocurre en su predio. El amo somos nosotros, la ciudadanía, y el perro guardián y preventivo es la prensa contra-poder.
La unión contra natura entre prensa y poder, históricamente ha debilitado a las sociedades abiertas y depredado el Estado de derecho democrático. En el totalitarismo, la prensa es propaganda sometida al poder politiquero, y en las economías de mercado, cuando la prensa abandona su verdadero rol, el de contra poder, pues no tiene otro principal, sucumbe ante los poderes fácticos, que van desde los económico-financieros hasta los del crimen organizado que debe lavar sus inmensas fortunas.
Bajo el desgobierno de Fernando Lugo, y con asesoría “bolivariana”, se creó aquí un engendro en nacimiento del poder fáctico de la prensa-propaganda, el de la prensa en simbiosis con el poder totalitario en gestación. El ahora callado, y multimillonario Augusto dos Santos, uno de los privilegiados ángeles negros del “socialismo siglo XXI” aquí, al principio con la ceguera del apoyo de importantes de prensa inició la creación de un imperio de comunicaciones luguistas y no públicas.
Esto creíamos terminado, cuando ahora el “federiquismo”, nepotista y también crecientemente patrimonialista y prebendario, acaba de inaugurar la era de la prensa-amiga-del-Palacio, y, como siempre, contando para ello con los fondos de la EBI, que los mal administra en perjuicio de sus verdaderos dueños: nosotros, el Pueblo de la Patria.
Un periodista y su gesto de coherencia
Es a raíz de todo ello que felicitamos al colega periodista Carlos Peralta por una lección de moral periodística que acaba de brindarnos. Habla muy bien de él y su actitud debe motivar reflexiones, entre colegas periodistas y empresas de prensa, quienes ahora empiezan a unirse en un contubernio humillante entre periodismo y politiquería.
Ocurre que los recursos de la EBI (la cueva de Alí Babá que no terminó con el fin del autoritarismo stroessnerista en 1989, y que hoy es asaltada todavía de manera más alevosa que en sus tiempos, por muchos de quienes entonces eran críticos de ese régimen, numerosos de ellos devenidos en tales cuando fueron excluidos del reino de los privilegios patrimonialistas, y quienes así descubrieron el negocio del “oposicionismo”, como diría don Eligio Ayala, hoy olvidado hasta por quienes se dicen liberales) una vez más están a disposición de quien ya empieza a ser el desgobernante de turno, quien debiera tener como tarea principal asegurar el más limpio y transparente proceso electoral de la historia patria (2013), y la defensa insobornable y eficiente de la soberanía e independencias de la nación y el Estado paraguayos.
El aparato Estado no debe financiar viajes de periodistas en cumplimiento de sus tareas profesionales, porque eso vulnera la ética del periodismo y hace que el poder “administrador”, el Ejecutivo en este caso, busque réditos politiqueros. Ni siquiera si el Palacio de López hubiese invitado a periodistas críticos se justificaría tal dilapidación de recursos imprescindibles para atender a necesidades humanas fundamentales, hoy todavía insatisfechas en grandes grupos sociales de compatriotas excluidos de toda de una vida digna, y lo que es peor, de la esperanza de alcanzarla, el combustible objetivo del autodenominado EPP, la banda terrorista.
Es muy probable que el alto funcionario del sector comunicaciones de la EBI, hoy un burócrata gubernamental, antes un periodista siempre cercano a grupos de poder, Clari Arias, haya sido el de la “genial” idea acerca de cómo malgastar el dinero de todos los paraguayos financiando viajes oficialistas de periodistas de poderosos medios de prensa dedicados al negocio de la (des)información.
Prensa, propaganda y dineros del pueblo
Pero la responsabilidad primera nunca es de los empleados, sino del dueño del circo, en este caso el presidente Federico Franco, quien a diario borra con el codo lo que de bonito suele a veces escribir sobre promesas democráticas. Las putas lujosas y nada tristes de Lugo, por sus orgiásticos servicios, fueron pagadas a precio de oro en cada gramo de sus siliconas, y esas erecciones, perdón: erogaciones, son el hambre, la falta de educación y de trabajo, y la mala salud de nuestro pueblo, todo ello acentuados. ¿Hay alguna diferencia ahora? El puterío sin siliconas, y sin erecciones, pero sí con erogaciones inmorales, se trasladó a las empresas y redacciones periodísticas, convertidas de esta manera en oficinas oficialistas de propaganda.
Así de simple. Una sola vez en mi vida de periodista cometí el error de viajar, rumbo a Quito y Lima, en un avión presidencial con más de un centenar de invitados (entre amigos, funcionarios, politiqueros, parientes, correligionarios de todos los colores, empresarios, intelectuales y periodistas, etc.), bajo el relativo (des)gobierno de Juan Carlos Wasmosy, si lo comparamos con la “era Lugo” y la que está empezando ahora. Escribí entonces mi autocrítica en el desaparecido diario “Hoy”, en el que trabajaba. En este domingo de cielo azul, sereno e iluminado, con vergüenza reitero con humildad esa autocrítica, una mancha en mi carrera de periodista.
Por si todo fuera poco, el Poder Legislativo ya solicitó un par de miles de millones de guaraníes para campañas publicitarias, y la prensa, ni las publicitarias, ávidas de ganancias a cualquier precio, y lo que es peor, la ciudadanía, están criticando este abuso de poder. El Poder Judicial, y otros institutos extrapoderes de la Carta Magna de 1992, con sus escandalosos “gastos reservados” sin control real, también tienen patente de corso para pagar silencios y comprar voluntades, antes de castigar a los réprobos que rechazan tales “emolumentos”, y no solo en ámbitos periodísticos.
Más de lo mismo
No estamos por buen camino hacia el proceso cada vez menos electoral y más electoralista de 2013, al mantenerse las listas sábanas, bloqueadas. Nunca cuestioné la legalidad de origen de la presidencia de Federico Franco. Pero revisando mis publicaciones, preocupado compruebo que, cada vez más, estoy teniendo que criticar sus actos públicos y privados que lo deslegitiman como “gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo”, incluyendo en él a los restantes poderes e instituciones gubernamentales.
Después de la destitución constitucional de Lugo nada serio se está haciendo para que los poderes dejen de ser fácticos y se conviertan en parte palpitante de un Estado de derecho democrático en construcción fortalecida. Lamentablemente.
JLSG
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