miércoles, 30 de abril de 2014

A los maestros (en su día, que en el Paraguay se celebra cada 30 de abril), y en todos ellos a quienes fueron, son, continúan y seguirán siendo mis maestros, mi sentido y sencillo homenaje de gratitud perenne, que comparte con ustedes este alumno o estudiante vitalicio del extraordinario privilegio que es la vida, la cual desde los desafíos del existir nos permite llegar a Ser, esto último en el sentido de la condición humana plena.

Escribe José Luis Simón G.
Un Maestro universal: “Sócrates de Atenas (en griego Σωκράτης, Sōkrátēs; 470-399 a. C.) fue un filósofo clásico ateniense considerado como uno de los más grandes, tanto de la filosofía occidental como de la universal. Fue maestro de Platón, quien tuvo a Aristóteles como discípulo, siendo estos tres los representantes fundamentales de la filosofía de la Antigua Grecia (Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Sócrates, el crédito también para la escultura romana del Maestro, del siglo I d.C., exhibida en el Museo del Louvre).


Mis maestros primordiales fueron padre y madre, y mis mayores, entre estos tanto los de la propia familia, la extensa de antes, como aquellos que eran los “parientes” del corazón y el afecto, que heredábamos de las amistades más cercanas de nuestros progenitores. ¡Fue todo un privilegio, casi desconocido hoy, porque la familia ya prácticamente no existe, ni siquiera como concepto! Padre, madre y mis mayores, no eran practicantes de la religión católica que en su mayoría profesábamos: eran creyentes, pero desencantados a raíz de la gran distancia existente entre los sermones y las prácticas de los predicadores, con las honrosas excepciones de siempre. Mis hermanos y yo estudiamos en colegios y universidades católicas, que no influyeron en nuestras convicciones y creencias, al menos tanto como el orar en familia y el sentir al buen Dios, gracias a la piedad de padre, madre y mayores. En mi caso particular (creo que también lo experimentaron mis hermanos) mi fe en el Nazareno sobrevivió a todas las crisis existenciales e intelectuales gracias al hogar-templo: el culto religioso privado, a los antepasados y al Dios o a los Dioses, que mucho después supe que era un fenómeno multicultural y pluricivilizacional, por ejemplo en la antigüedad romana y en las más que milenarias culturas asiáticas.

Regresando a lo de la genealogía de mis maestros, después de los primordiales casi enseguida se sumaron a ellos, de manera sucesiva, quienes fueran mis maestros en la escuela, en el colegio (básico y bachillerato) y en las universidades por las cuales pasé. ¡Fue otro privilegio el haber podido acceder a la educación formal, a la que en nuestro país siguen llegando minorías de minorías! En esos tiempos en que yo era de “profesión” estudiante, las instituciones educativas en nada se parecían a una de las más lucrativas industrias sin chimeneas de hoy, la de venta de títulos y pergaminos, incluyendo doctorados y posdoctorados. Creo firmemente que numerosas de las “universidades privadas”, de todas las categorías (¡algunas son exclusivas para jóvenes de familias al menos ricas!), no son sino eslabones de  sangrientas cadenas del crimen organizado, para lavar dinero…

No todos mis maestros y maestras tuvieron el privilegio de asistir a escuelas, colegios y universidades. Pero ellos y ellas eran sabios, y en consecuencia humildes, y también coherentes entre lo que pensaban, decían y hacían. Solo la sabiduría puede hacer que demos el gran salto del parecer al ser.

Las bibliotecas bien provistas y de obras cuidadosamente seleccionadas, respetando la gran conquista de la humanidad que es la libertad de pensamiento (sin la cual las libertades de expresión y otras garantías constitucionales carecen de valor), las  de padre y madre y de mis abuelos maternos, y de mis mayores, me conectaron con maestros de todas las culturas, lenguas, sexos, creencias y no creencias, ideologías, escuelas, especialidades, épocas, países, clases sociales… ¡En nuestro hogar nunca existió la censura y sí el estímulo para la lectura, el estudio, la reflexión y el debate! Así también se descubre que inteligencia y conocimiento son una cosa y la sabiduría otra, proceso en el cual además nos ayudan los arandú ca’ati (sabio del campo, sin estudios formales, en guaraní), más arriba mencionados. La inteligencia cultivada nos conduce al conocimiento conocimiento en diferentes niveles y campos, racional y/o empíricamente. La sabiduría es el conocimiento verdadero, que acaso tiene como primer enseñanza que no debemos aspirar a ser omniscientes, algo imposible, por cierto, y que el saber, desconociendo valores superiores (justicia, verdad, compasión, misericordia, en fin, humanidad) nos impide que la ética se transforme en la moral de cada existencia. Sin ello la condición humana no existe.


ALGUNOS PENSAMIENTOS SOBRE LA EDUCACIÓN Y LOS MAESTROS

Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo.
Benjamin Franklin (1706-1790) Estadista y científico estadounidense.

El maestro que intenta enseñar sin inspirar en el alumno el deseo de aprender está tratando de forjar un hierro frío.
Horace Mann (1796-1859) Educador estadounidense.

No podemos modelar a nuestros hijos según nuestros deseos, debemos estar con ellos y amarlos como Dios nos los ha entregado.
Goethe (1749-1832) Poeta y dramaturgo alemán.

Con mis maestros he aprendido mucho; con mis colegas, más; con mis alumnos todavía más.

Por la ignorancia se desciende a la servidumbre, por la educación se asciende a la libertad.
Diego Luís Córdoba (1907-1964) Abogado y político colombiano.

Excelente maestro es aquel que, enseñando poco, hace nacer en el alumno un deseo grande de aprender.
Arturo Graf (1848-1913) Escritor y poeta italiano.

Yo no enseño a mis alumnos, solo les proporciono las condiciones en las que puedan aprender.
Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense.

A pesar de que ya soy mayor, sigo aprendiendo de mis discípulos.
Cicerón (106 AC-43 AC) Escritor, orador y político romano.

(La recopilación de citas http://www.proverbia.net/citastema.asp?tematica=204 es un aporte de mi maestra en redes, María Isabel López Garcete).




JLSG
Asunción, a miércoles 30 de abril de 2014

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