martes, 22 de abril de 2014

Casi todos los actuales “parlamentarios” del Paraguay, sin diferenciar entre oficialistas y “opositores”, y tampoco entre castrochavistas y reaccionarios, a diario agravan la ingobernabilidad de la precaria estabilidad de nuestro nominal régimen político republicano y democrático, y en sentido estricto, no apenas metafórico, son terroristas institucionales de uno de los muy desprestigiados “poderes fácticos” del aparato de Estado. La tendencia se originó y profundizó a partir de la apertura política de 1989, oficialmente gestada para acabar con las peores lacras del último autoritarismo. Sin embargo, desde entonces, el “poder legislativo” (entre comillas y en minúsculas) nada avanzó en la consolidación de un verdadero Congreso de la Nación paraguaya. Sucesivas legislaturas, sin solución de continuidad, con las excepciones individuales de rigor –antes que ocuparse del desarrollo y fortalecimiento del Estado de derecho democrático (Edd), y de la sociedad abierta que privilegia el bienestar de sus soberanos y mandantes, la ciudadanía nacional–, se esmeraron corporativamente en erigir un inconstitucional y corrupto imperio de privilegios, propio de la lujuria e irresponsabilidades de despotismos, autoritarismos y totalitarismos. Mientras, la inmensa mayoría del “soberano, el pueblo paraguayo”, padece el agravamiento de inenarrables carencias y necesidades básicas insatisfechas, se exacerba el malestar ciudadano, que por este camino será presa fácil de demagogos politiqueros, como los ideológicamente neototalitarios y populistas castrochavistas, con las consecuencias que todos conocemos en la región

Escribe José Luis Simón G.
Entre sesiones gastronómicas de elevado costo, y del más descarado consumismo de “delikatessen”, todo acompañado de escándalos semanales, transcurre el lamentable desempeño legislativo, “fiscalizador· del Ejecutivo, administrativo y político, no politiquero, del que debería ser el Poder Legislativo o Congreso de la Nación. Este terrorismo institucional, el de los poderes fácticos del Estado, es tan peligroso como el narcoterrorismo de la banda del autodenominado Epp, pero con el agravante de que surge del mismo seno del “parlamento” que debería ser la auténtica representación legal y legítima de la ciudadanía toda, pues en teoría es el más representativo órgano del Edd (© Foto de Archivo de abc color).

Una prueba del tan peligroso comportamiento corporativo, patrimonialista inmoral e inconstitucional del “parlamento”, es su enésimo escándalo, que acaba de hacerse público. Se trata de la divulgación de multimillonarios contratos con dos de las empresas de medicina privada prepaga más costosas del país, para beneficio de 80 senadores y diputados, y de poco más de un millar de funcionarios nombrados del “congreso”, extensivos tan lujosos privilegios a los familiares de todos ellos. El hecho sepultó en el olvido la crisis de los contratos laborales viciados de nepotismo en el “poder legislativo”. Hoy ya no es noticia en los medios, como tampoco son los pedidos de desafuero de legisladores, de variados colores e ideologías, imputados por supuestamente haber perpetrado hechos punibles contra el patrimonio del fisco. Eso derivó en la purga politiquera de los fiscales que habían “osado” investigar a los “legisladores”.

La nueva mancha de esta legislatura se conoció el 7 de abril, cuando un notable “constitucionalista”, Alfredo Mongelós, director de la Unidad Operativa de Contratación del “congreso”, tratando de justificar el multimillonario dispendio en favor de la corporación “parlamentaria”, de la que el funcionario es parte, explicó la nueva “doctrina social”, según la cual, por el solo hecho de ser “legisladores”, ellos tienen un “status social diferente y (¡oh novedad!, porque) forman parte de un poder del Estado”. Ergo, por derecho de casta los “parlamentarios” no deben rebajarse, y concurrir como el pueblo a los institutos oficiales para la salud pública. Y tampoco tienen que correr con sus gastos en la medicina empresarial privada.


Para 80 diputados y 1100 funcionarios permanentes del “congreso”, privilegiados con sus familias, fueron contratados los servicios de la firma “Asismed San Roque”, del muy elitista grupo “La Costa”, a un precio global de 10.797.064.000 millones de guaraníes (1 U$S equivale a 4.500 Gs.) por este año. Amén de ello, y mientras casi la totalidad del gasto social de este desgobierno ha sido reducido a su mínima expresión, lo que ha quedado, los diputados y sus funcionarios también se beneficiarán con los servicios de “Odontología Tres S.A”, por un monto de 1.861.008.000 guaraníes.

“El Senado, por su parte, firmó contrato con el Centro Médico Santa Clara, por un monto de 6.959.700.000 guaraníes. Así se alcanza una suma global de casi G.18.000 millones en seguro médico privado para los legisladores y los funcionarios permanentes. Mongelós indicó que la adjudicación ya se hizo el 22 de noviembre del año pasado”, y a la prensa todavía no se le ocurrió investigar el proceso licitatorio. En los pasillos del “congreso” desde días corre la especie de que algunas autoridades, en lo público y privado, se habían beneficiado con jugosas comisiones: es otro ejemplo del campante sistema de corrupción pública-privada.

Mongelós, para más, “aseguró que el monto pagado por el Congreso es inferior a los pagados en Hacienda, Itaipú, Yacyretá y otros entes” públicos centralizados y descentralizados.

Según “abc color”, a “este seguro VIP para los legisladores, se suman otros beneficios, como cupos de combustibles por G. 5.000.000 (por mes y “parlamentarios”)  y millonarios gastos por alimentos en el Congreso.
Para este 2014 solo en la Cámara Baja adjudicaron fondos para servicios gastronómicos por importe de G. 2.540 millones”.

Una vez más el “congreso de los parlamentarios politiqueros” viola autoritariamente importantes normas de la Carta Magna, por ejemplo los siguientes artículos constitucionales:

“[…] reconociendo la dignidad humana con el fin de asegurar la libertad, la IGUALDAD y la justicia […]”. (Préambulo).

“La República del Paraguay es para siempre libre e independiente. Se constituye en Estado social de derecho […]. (Art. 1).

“La calidad de vida será promovida por el Estado mediante planes y políticas que que reconozcan factores condicionantes, tales como la extrema pobreza y los impedimentos de la discapacidad o de la edad”. (Art. 6).

Y todo el Capítulo III, “De la igualdad” (arts. 46-48), del Título II: “De los derechos, de los deberes y de las garantías”, de la Parte I: “De las declaraciones fundamentales, de los derechos, de los deberes y de las garantías”.

Más temprano que tarde la rebeldía cívica pacífica se convertirá en el instrumento político al que deberá recurrir la ciudadanía democrática, sin distinciones partidarias, ni de ninguna otra naturaleza, para que “ñandé, el ‘people’” impidamos que se sigan consumando oprobiosas y en grado sumo denigrantes manifestaciones de lo que puede considerarse, sin ninguna exageración, actos de esta naturaleza de “terrorismo parlamentario”, emanado de un “congreso” que ya hace mucho tiempo cortó cualquier amarra con la nación paraguaya, derogando así, de manera totalitaria, el contrato social básico y fundamental (la carta magna) de toda sociedad que pretenda erigirse en Estado de derecho democrático, propio de una sociedad abierta.


JLSG
Asunción, a martes 22 de abril de 2014

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