sábado, 22 de marzo de 2014

El “humanista, demócrata y revolucionario” Carlos Filizzola y la discriminadora minis(tri)ta de ¿justicia? (tan importante concepto en el Paraguay solo puede escribirse entre interrogantes y en minúsculas) Sheila Abed, entre muchos otros VIP (sigla en inglés de personas muy importantes) locales, hacen que adquiera utilidad la metáfora de la “escopeta de dos cañones”, tan usada esta, aquí y en el mundo, por poderosos opresores y aspirantes a serlo, identificados todos por el nauseabundo proceder autoritario, inmoral-amoral y leguleyesco, tanto de los traidores castro-chavistas a la Patria paraguaya Humanidad como por parte de funcionarios “públicos” electos y no electos, quienes constitucionalmente deben ser servidores del pueblo, observantes estrictos de las leyes y el derecho, para la realización de la Justicia a cualquier precio, incluso al de la propia vida. Sin Justicia no existe vida civilizada que es sinónimo de auténtica democracia y soberanía popular, por la que hoy luchan, entre otros con ejemplar fidelidad a la condición humana, los indignados revolucionarios democráticos de Venezuela y Ucrania, vanguardias entre tantos pueblos más en la defensa de las tan preteridas y ultrajadas libertad, igualdad y fraternidad en el mundo

Escribe José Luis Simón G.
A la izquierda, el “senador” Fernando Lugo, ex desgobernante 
paraguayo, destituido constitucionalmente por el Congreso. Le 
acompaña su colega Carlos Filizzola. A ambos les "preocupa" 
la prohibición politiquero-administrativa de autoridades de 
turno, que les impidiera visitar a huelguistas de hambre, quienes 
así protestan por el indebido proceso que padecen, acusados de 
“subversivos”. En la crisis venezolana, ambos “defensores de
los derechos humanos” en el Paraguay estána favor del sicario 
Maduro de los genocidas Castro (foto bajada de Google).


En “sociedades” como la paraguaya –que son apenas conglomerados de personas y grupos sociales yuxtapuestos, a partir de criterios de extrema desigualdad, exclusión e injusticia en la correspondiente estratificación social, y por consiguiente en el acceso a bienes, servicios y oportunidades– la experiencia histórica demuestra que no existe “Estado democrático de derecho” (Edd), y ni siquiera Estado, sino apenas un aparato coercitivo que funciona fácticamente, a lo Leviatán, por lo que no puede suplirlos, en particular a la primera variedad mencionada del espacio jurídico-político (el Edd) de una sociedad moderna y abierta. Para el funcionamiento de tales conglomerados rigen criterios organizacionales que van desde lo despótico, pasando por el absolutismo y la autocracia, también el autoritarismo, hasta llegar al totalitarismo, tanto el político-ideológico como el económico. En tiempos y espacios históricos semejantes al paraguayo, que todavía están lejos de las ventajas siempre perfectibles del Edd, una de las crueles manifestaciones despótico-autoritarias es la metáfora de la “escopeta de dos cañones”.

¿Qué quiere decir esto último? Sencillamente que rige el poder fáctico que no alcanza el estatus propio de la dominación institucional democrática, sino tan solo el poder opresivo y arbitrario, propio de culturas a las que genéricamente, y para simplificar, denominamos autoritarias. Bajo la vigencia del régimen de poderes fácticos, la ley, el derecho y la Justicia son suplantadas por la escopeta del poderoso de turno, la que, cuando apunta a un “amigo”, correligionario o cómplice, lo hace con el cañón que usa cartuchos de fogueo. Y cuando la mira se dirige al “enemigo” (“contreras”, opositores, disidentes, “cerdos burgueses”, “títeres del imperialismo” u “oligarcas y plutócratas”), es decir, al “hereje contrarrevolucionario”, el tubo cañón está cargado con munición tigrera, listo para “liquidar” a quien sea, sin más ni más.

Se trata de la jurisprudencia del paredón castro-guevarista, después de la “sentencia” a pena de muerte, decidida de antemano por quienes dan orden tras bambalinas (los “revolucionarios”) al “tribunal popular”, y muchas veces sin haber pasado por tan trágico circo, montado este al solo efecto “pour la gallerie”.

Ahora mismo, por ejemplo, se recurre al proyectil castro-chavista de guerra, de bajo calibre y elevadísima velocidad, para clausurar sangrientamente la vida del enemigo democrático en la cabeza  destrozada del o la mártir que se inmola por valores supremos, como lo hicieran Espartaco y los esclavos rebelados (73 a 71 a. de C.), entonces contra la opresión de la Roma republicana, encaminándose raudamente hacia el imperio, que ya lo era para pueblos y naciones aplastados bajo la férula de sus legiones. Ahora las armas que siegan vidas libertarias son disparadas por francotiradores de los genocidas Castro y para eliminar terroríficamente a una víctima propiciatoria escogida al azar, de entre los heroicos revolucionarios democráticos venezolanos, estudiantes y ciudadanía, que salen a manifestarse y a conquistar las calles en busca de soberanía nacional, Edd y sociedad abierta que, por la vía de las urnas es imposible lograr, debido al fraude “electoral” del castro-chavismo, es decir del totalitarismo regional.

Los francotiradores que aprietan el gatillo, cumpliendo las órdenes emanadas del comandante castrista Ramiro Valdéz (su sobrenombre es “sanguinario”), quien controla al fantoche del “presidente” Nicolás Maduro, buscan diseminar el terror entre los pacíficos revolucionarios democráticos, a pesar de lo cual, sabiendo que corren mortal riesgo al proseguir la protesta, los opositores al régimen títere de La Habana, en CastroZuela, continúan valerosamente manteniendo su dominio de las calles que conquistaron en la inmensa mayoría de centros urbanos de Venezuela, país en el que es minoría de lejos la población rural. Y, desde luego, la carnicería castrista en Venezuela, que ya lleva más de un mes, y que en lugar de aplacarse, arrecia, porque lo hace la protesta popular, ¡sin que todavía se haya enterado el tan “revolucionario” y refinado senadorete (neologismo de nuestra invención, que agrega una partícula aumentativo-despectiva, al nombre del supuesto representante del soberano, el pueblo), en este caso el bufón Carlos Filizzola, admirador desde tiempo atrás de los genocidas Castro, él nada menos que es uno de los más refinados “luguistas” aquí! Se puede afirmar: “¡Me decís quien es tu líder y te puedo decir quien sos, si ser humano o engendro del mal, de vocación totalitaria, en este caso!

Filizzola (“Filizzbola”: el pueblo “dixit”) pertenece al pro totalitario Frente Guasú (FG), uno de los grupetes de criollos caviarnícolas (deglutidores de caviar y demás extravagancias propias de los nuevos plutócratas, cavernícolas ideológicos, totalitarios y populistas), de pequeños (y no tanto) burguesitos enriquecidos fraudulentamente bajo el lugo-liberalismo (2008-2012). El FG es la ínfima mayoría de la microscópica minoría electoral que (salvo en el electoralismo aluvional de 2008) son en el Paraguay las “fuerzas de izquierdas”, como les gusta autodenominarse así a los tan chetos y elitistas y corruptos integrantes de estas partículas de la tan nociva politiquería local, y que convirtieran en presidente de la República al aventuro y apóstata Fernando Lugo, y ubicaran a sus entornos de oportunistas e irresponsables partidos y grupos electoralistas en el Palacio de López, otros poderes de aparato de Estado y con categoría de inundación devastadora en el patrimonialismo de la empleocracia pública, entre 2008 y 2012.

En junio de ese año, antes de culminar su catastrófico desgobierno, Lugo fue destituido constitucionalmente por mal desempeño de sus funciones y otras causas, todas de la mayor gravedad para la República del Paraguay y nosotros, el pueblo. Con él en la presidencia, los “izquierdistas” burgueses locales (incluyendo a miles de infiltrados castro-chavistas) no llegaron a aplicar el recetario castro-guevarista del paredón, que integra el arsenal totalitario, sencillamente porque, teniendo en sus manos tan solo el desgobierno propio de los aventureros politiqueros, y cobardes, desde el gerifalte Lugo hacia abajo fueron incapaces de construir “poder revolucionario”, para cumplir con el menú ideológico “de la lucha de clases”, violenta por definición. ¡Por suerte no tuvieron tiempo de poner en práctica las órdenes castro-chavistas del terrorismo de Estado generalizado y sistemático para tomar el poder, al precio que fuere, y a ser pagado en sangre, lógicamente, y no solo por los “contrarrevolucionarios burgueses”, sino también por el pueblo en general.

La “escopeta de dos cañones” de Filizzola, el oportunista politiquero “revolucionario”, de voz cada vez más blanca, a medida que envejece, cocinándose en su propia hiel de traiciones alevosas a sus falsamente esperanzadores pregones juveniles, cuando apunta a la CastroZuela madurista lo hace con cartuchos de fogueo, y al dirigir el arma a los “contrarrevolucionarios”, los de aquí y acullá, la tiene cargada con munición de guerra. Ahora bien, ¿qué tiene que ver con esto la ministr(it)a de “justicia” Abed? Mucho, y feo, repugnante, hablando republicana, cívica y moralmente, como se evidencia en las líneas siguientes.

Filizzola, no dice ni “mu” cuando se trata de estudiantes y ciudadanos venezolanos, que se manifiestan desarmados en contra de la dictadura neo totalitaria castro-chavista, que impera desde hace casi tres lustros en Venezuela, y que son masacrados por ello, pero se “rasgó la investidura” que dice poseer (en realidad en un senadorete “lista sábana” y sistema d’Hondt: máxima corrupción electoralista, y traidor a la Patria paraguaya Humanidad en la crisis del “Merc-Unasur” y quien todavía evade a la justicia gracias a sus “fueros” despóticos, que no puede investigarlo por supuestos actos multimillonarios de corrupción, en su época de minis[de]tritus del Interior del apóstata y desgobernante Lugo, quien de haber continuado en el Palacio de López hoy sería una repodrida réplica en miniatura del sicario Maduro de los genocidas Fidel y Raúl Castro. 

En otras palabras, Filizzola estalla en denuncias contra los poderes fácticos del aparato de Estado, tratándose de personas sometidas al indebido proceso, todas de supuesta orientación de izquierdas, aquí, por la masacre de Curuguaty, ocupaciones violentas de tierras, y, además, incluso, algunos de ellos acusados de estar vinculados con el narcoterrorista y mal autodenominado Ejército Popular Paraguayo (EPP). Estos “procesados” padecen prisión preventiva en la “cárcel pública de Tacumbú” (un auténtico centro de degradación humana, al que poco le falta para ser un campo de exterminio), por decisión “judicial”, después de las correspondientes “imputaciones” fiscales, y quienes ahora en protesta por el indebido proceso, del que son víctimas, sino todos, al menos la mayoría, se declararon en huelga de hambre, poco más de un mes atrás.


Se trata de campesinos, los más de ellos ya en descomposición en esa identidad y categoría social de ex sufridos y muy explotados trabajadores de la tierra, y de activistas sociales rurales en sentido lato (no lo son todos quienes reciben esa denominación, que no integra la mayoría de los auténticos liderazgos de base de lo que resta del campesinado paraguayo en acelerada y muy injusta descomposición, exógenamente alimentada), a los que el “Ministerio Público”, por si todo lo narrado fuese poco, además tiene un titular con nombramiento nulo, y por ende fraudulento, incompetente y politiquero en extremo, y hasta ahora inimputable.

¡Pues con ello se le “rasgó la investidura” al  supuesto tribuno y falso defensor de los derechos humanos, el tal Carlos Filizzbola, alias “Filizzola”, en lejanos tiempos de luchas juveniles, cuando todavía no estaba contaminado del todo por la ideología totalitaria estalinista-castrista!

¿Por qué hablar no del debido proceso constitucionalmente garantizado, y sí  de la injusta farsa procesal que lesiona garantías constitucionales muy seriamente en el caso de los huelguistas de hambre de Tacumbú y en tantos otros? Porque mediante fiscales probos, honestos y no involucrados en maniobras leguleyescas, y también gracias a algunos pocos jueces con características semejantes (sus nombres no se mencionan bajo el amparo de la cláusula periodística de la protección de la fuente) es posible conocer realmente lo que ocurre en los  ámbitos del poder fáctico “Judicial” y de la “Fiscalía”, que tampoco esta merece tal nombre.

Y aquí aparece, también con su “escopeta de dos cañones” la minis(tri)ta de los poderes fácticos, surgida de los polvos tóxicos de tantas “ONG” (“pro domo sua”) que se transforman en el barro contaminado de supuestos especialistas actuales, lo que está saliendo a la luz en el caso de Sheila Abed. Ella eludió su responsabilidad de funcionaria (que no se delega) en el caso de la prohibición del ingreso de senadores del FG, al “penal” de Tacumbú, aduciendo que no sabía que se trataba de senadores… Ergo, si le hubiesen informado que los visitantes eran senadoretes, ¿habría ordenado un tratamiento VIP para ellos? ¿Acaso los imputados, procesados y en situación de prisión preventiva constitucionalmente no están en libre comunicación? Es este otro ejemplo del “iter criminis” de la supuesta ley del más poderoso, pues los procesos de marras (como tantos más) tienen características inconstitucionales y antijurídicas y punibles, ¿Pesa sobre los huelguistas la restricción judicial de recibir visitas, sean o no “parlamentarios” o prelados?

La minis(tri)ta de “Justicia” Sheila Abed, del gabinete del pre$idente
Horacio Carte$, quien llegó al Palacio de López comprando a los líderes
del oficialista (de nuevo) Partido Colorado, e incluso a referentes de la
oposición, gracias al silencio cómplice de la prensa “poder fáctico”,
y a la inmensa fortuna que posee, y que la ciudadanía paraguaya sospecha
se originó en sus “negocios” con el crimen organizado y transnacionalizado
de lanarco-actividad, en la que formaría parte del imprescindible engranaje
del lavado de dinero, razón por la cual ha sido y sigue investigado por
la DEA norteamericana y otras agencias antidrogas ilegales de varios
países que padecen los efectos tan dañinos de la adicción y del crimen de
la narco-actividad (foto bajada de Google).


La pregunta es para quien con comportamientos como los aquí denunciados se perfila como una no tan distinguida servidora pública y abogada-minis(tri)ta de los poderes fácticos del aparato de Estado local. Las fuentes consultadas aseguran (y no son “correligionarios” ni simpatizantes de los supuestos “subversivos”, sino funcionarios operadores del ámbito jurisdiccional-fiscalía, que intentan ser auténticos servidores públicos de lo que deberían ser Poder Judicial y Ministerio Público) que sobre tales “procesados” no rige orden alguna de incomunicación, que de haber sido dictada, tendría que ser una resolución del juez natural de la causa, fundada en la ley y la justicia, y por razones de investigación, por ejemplo, y no por acto de arbitrariedad judicial, fiscal o de la autoridad carcelaria.

La “escopeta de dos cañones” de la ¿ministra de Justicia? dispara flores para los senadores del FG, que “no saben” que Maduro es un sicario de los genocidas Castro (los que violan cruel, horrenda y masivamente los derechos humanos de los venezolanos), y sostienen en cambio que es víctima de una “conspiración del imperialismo yanqui”. Tales senadoretes, acompañados de los de todas las bancadas, en cambio, se “escandalizaron” por la interferencia de un órgano administrativo del aparato fáctico del Estado y  se “horrorizan” incluso por lo que muy pronto denunciarán como “terrorismo de Estado”, que no lo es (al menos todavía) en el caso de los huelguistas de Tacumbú.

En realidad, a Filizzola y sus colegas “de izquierdas”, y a la mayoría de los senadoretes, les interesa en nada la fundamental cuestión del debido proceso, y al parecer tampoco a la señora Abed, y por ello lo de “ministrita”. “Parlamentarios” y “ministra”, quienes en este caso ejercen de proxenetas de la Justicia, saben que el Paraguay está sometido al derecho internacional de los derechos humanos, en asuntos de tanta trascendencia como el debido proceso y los de la legalidad y legitimidad de las condiciones de vida penitenciaria, aun tratándose de prisión preventiva y ni qué decir cuando se trata de la pena privativa de libertad de las personas, a la que debe arribarse por la esencia ética de la democracia que son los derechos humanos efectivamente garantizados y respetados, por las autoridades y la ciudadanía, que para eso existe la institución y el valor de la Justicia.

Por último, por si alguien entendió mal, quien firma este artículo no se solidarizo con los delitos y crímenes de delincuentes y terroristas, sean estos “revolucionarios” o los del aparato de Estado, en la eventualidad de que existan. Pero partidario del Edd y de la sociedad abierta como es el suscrito, no puede estar de acuerdo con procedimientos fiscales, judiciales y penitenciarios que no respeten a la Justicia, sin la cual la vida civilizada es imposible. Como sus cómplices del FG, Filizzola es un patético “revolucionario” que no hesitaría en cumplir con la ley no escrita de los paredones castro-guevaristas, si se lo ordenasen en La Habana y los luguistas estuviesen en el poder. Y los “senadores” en su mayoría están interesados solo en el espectáculo de “rasgarse la investidura”, la de ellos, quienes estrictamente hablando no son servidores del soberano el pueblo, sino que se sirven de él en bandeja de oro. Y a la ministra Abed tampoco parece en este caso importarle la Justicia, por lo que debiera empezar a estudiar en serio leyes y ciencia jurídica, como instrumentos institucionales para  su realización, sin olvidar que en la materia ella tiene responsabilidades ¿ministeriales? que no se delegan.


JLSG
Asunción, a sábado 22 de marzo de 2014



0 comentarios: