lunes, 10 de marzo de 2014

Cas(tra)(triza)ción de Venezuela, o el genocida neo imperialismo castrista en su primera colonia regional Castro-Zuela, ahora en peligro de muerte por la revolución democrática en la que se sacrifica al punto del martirio la inmensa mayoría de los venezolanos, quienes luchan por recuperar su perdida condición humana y soberanía e independencia de la República de Venezuela. A propósito de ello, es esta una lectura desde la Patria paraguaya Humanidad sometida a quienes “usaron y abusaron” y “usan y abusan” de ella desde el Palacio de López y demás poderes fácticos del aparato de Estado y de la sociedad, para beneficio ilegal, inconstitucional e ilegítimo de sus intereses mezquinos y egoístas (sean “revolucionarios”, politiqueros tradicionales y/o nuevos, guiados tanto por el afán de ilícita acumulación de poder y de enriquecimiento a cualquier precio, amén de otras irregularidades de la más variada naturaleza inhumana de los poderes fácticos involucrados, tanto del aparato de Estado como de la sociedad), que así ponen en peligro la supervivencia de la República del Paraguay (¡un cuarto de siglo después de 1989!) e incluso la de nuestra más que bicentenaria identidad nacional

Escribe José Luis Simón G.
En la foto (© www.elblogdemontaner) el sicario Nicolás Maduro;
Raúl Castro, el genocida segundo de Castro-Cuba; y una de las
hijas de Hugo Chávez, en su mausoleo, durante los actos oficiales
de Caracas para recordar a este sicario castrista, muerto hace un
año en La Habana. El desenlace se produjo por orden de los Castro,
preocupados solo en lograr que Maduro fuese designado “presidente”
por Chávez, para asegurar la continuidad del vital flujo de divisas y
petróleo que le provee su colonia Castro-Zuela, recursos imprescindibles
para la sobrevivencia del en extinción régimen del totalisaurio del
Caribe, el de Fidel Castro Ruz, el émulo de Stalin e Hitler en
América, que acaba de cumplir 55 años de martirio genocida
para el pueblo cubano.

Rodríguez y sus comandados (al menos el jefe y la inmensa mayoría de sus subordinados) no derrocaron al dictador Stroessner (el 3 de febrero de 1989) para liberar a la Patria de la opresión, corrupción y represión autoritaria con quistes totalitarios, propios de la era de la guerra fría mundial (1947-1989). La apertura política desde arriba fue inevitable por el contexto internacional en que se desarrollaba. Pero el verdadero motivo de Rodríguez y sus entornos, para realizar el golpe, fue “o nosotros (nuestros intereses y poderío y futuro de cada uno de los conspiradores), o ellos”, a costa de la inocente sangre que Lino Oviedo innecesariamente hiciera derramar, con resultado mortal a poco más o menos de un centenar de humildes conscriptos del Escolta Presidencial. No es improbable que algunos oficiales generales, jefes superiores y hacia abajo en la cadena de mando, hayan intervenido en el golpe con vocación de salvar a la Patria. Podría ser el caso del mayor Miguel Ángel Ramos Alfaro, lamentablemente muerto por una esquirla de proyectil, en la madrugada del 3 de febrero, y el de otros militares de todas las graduaciones que no padecieron su trágico fin.

Con lo anterior, no se desmerece al 2 y 3 de Febrero de 1989. Sí se ubica tal desenlace inevitable en su real valor y significación históricas. Lo trágico es que, un cuarto de siglo después, salidos de la sartén al rojo vivo del corrupto y sanguinario autoritarismo stroessnerista, gracias al oportunismo y ambición sin límites de politiqueros partidócratas y de piratas recién llegados a la politiquería, el Paraguay corre el peligro de desmembrarse, cayendo en el fuego del totalitarismo-populista castro-chavista, y nada menos (¡por suerte los poderes fácticos locales no son inteligentes, cegados por sus ambiciones!) cuando tal modelo genocida, y siempre en busca de sicarios regionales, ya se encuentra avanzando en su crisis terminal.

Lo preocupante es que el genocida mayor, Fidel Castro, lo sabe, y decidió totalitariamente que el mundo sin él, en especial América Latina y el Caribe, no merece continuar en la historia, y está decidido a hundir América en un océano de sangre, fuego y destrucción. ¡Y no se lo vamos a permitir, ni siquiera en el Paraguay, donde sus clases dirigentes políticas, intelectuales, económicas, militares y religiosas, incluyendo también a los tendotá (jefes, en guaraní) castro-chavistas de los “sectores populares”, quienes con el luguismo estuvieron caminando, desde un desgobierno insostenible, y con “liberales” corruptos y traidores a la Patria paraguaya Humanidad, hacia el poder.

Todo, desde luego, con ideólogos, financiamiento, entrenamiento (no olvidemos a los narcoterroristas del mal autodenominado EPP) y respaldo politiquero y diplomático “revolucionario”, sobre todo del lulismo que tiene todavía en Planalto a la orca-emperatriz Dilma Rousseff, la comandante en jefa de las agresiones al Paraguay, del que ella y sus jefes castro-chavistas creen que pueden seguir “usando y abusando”, como servilmente le ofreciera su lacayo “paraguayo”, un tal Horacio Carte$, quien e$ pre$idente de la República por la ambición  de los neo colorado$ carteri$ta$, encabezados por el eterno $enador Juan Carlos Gal-Averno, a cuyo proyecto carteri$ta se sumaron (paulatinamente, después del 21 de abril de 2013) los politiqueros de todos los sectores, incluyendo en ese Frente del Dólar Unido a los caviarnícolas locales.

Pero regresemos al pasado cercano. El desgobierno surgido del fraude electoral (partidario y nacional) de 1992 y 1993, el de Juan Carlos Wasmosy (1993-1998), uno de los plutócratas “neo colorados stroessneristas”, paridos por la “itaiputización” del Paraguay (Emilo Pérez Chávez, “dixit”), fue el peor instrumento de la cúpula de poder rodriguista, y de lo peor de la politiquería del coloradismo pos Stroessner para no abandonar el Palacio de López, y continuar oprimiendo y explotando al pueblo, con aperturas institucionales apenas epidérmicas, y la oportunista “gobernabilidad” de los liberales de Domingo Laíno, que no hizo sino profundizar la ingobernabilidad, que en el presente desembocó en el aventurerismo politiquero-partidocrático presidencial de Horacio Carte$, similar en ello al de Wasmosy, pero más preocupante por las condiciones en que se instala en el ejecutivo local, al promediar la segunda década del siglo XXI, y teniendo en cuenta los contextos bilaterales, subregionales, regionales, continentales y mundiales en que ello ocurre.

Después de la crisis Wasmosy-Oviedo y del intento de golpe frustrado de este (1996), se llega a la total subalternización del Paraguay al engendro politiquero de la fórmula contra natura presidencial, Cubas-Argaña, para el periodo 1998-2003, pero que culminara abruptamente en 1999, por medio de un golpe de Estado parlamentario multipartidario, origen del inconstitucional desgobierno de desunión nacional de Luis A. González Macchi (1999-2003), que nace ensangrentado por el homicidio del cadáver del vicepresidente Luis M. Argaña (auténtica conspiración mafioso colorada con respaldo “opositor”) y con la masacre del “Marzo paraguayo” (en la que perdieran la vida una decena de jóvenes com-Patriotas, quienes se atrevieron a defender el ideal de la democracia, sin saber que ya estaba prostituido), trágicos acontecimientos que todavía no han sido investigados de manera imparcial e independiente (periodística, política, penal y moralmente) para castigar a sus planificadores, instigadores, ejecutores y beneficiarios.

Desde Wasmosy se había iniciado la infiltración castrista, que a partir del desgobierno de Nicanor Duarte Frutos (NDF) se convierte en uno aspirante a integrar la ralea del castro-chavismo, permite pues quería ser reelecto al precio de convertirse en uno de los presidentes “bolivarianos y socialistas siglo XXI” de la región. Fracasó en su intento porque los “revolucionarios de izquierda” del Paraguay lo enlodaron ante Chávez, lo que era muy fácil.

Entre 1993 y 1998, el corrupto, ambicioso, autoritario con tendencias y simpatías totalitarias NDF, mientras continuaba su ostensible enriquecimiento fraudulento desde el poder politiquero, desgobernó de tal manera el Paraguay que en abril de 2008 triunfa con votos colorados el proyecto aventurero, perverso y politiquero de la fórmula Lugo-Franco, con otras fuerzas menores, en la que el primero tenía por objetivo iniciar la castro-chavización del Paraguay, y el segundo el regreso de los “liberales” de hoy, los que todavía con Lugo, y después de él, bajo la administración provisional de Federico Franco (2012-2013) demostraron ser incluso más capaces que los colorados para saquear el tesoro nacional, y si no superiores, al menos iguales en la ingobernabilidad del país y en la traición a la Patria paraguaya Humanidad.

En el trasfondo de todo esto estaban los planes de expansión del castro-chavismo por medio de la incorporación del Paraguay al proyecto neototalitario y neoimperialista surgido de la mente y ambiciones del genocida Fidel Castro, y ejecutado con el financiamiento y liderazgo carismático de su sicario venezolano de entonces, Hugo Chávez. Este fue apoyado por estratégicamente en tan graves injerencias en nuestros asuntos internos (¡Nicolás Maduro era el canciller intervencionista de Caracas, quien ahora abomina de un supuesto “injerencismo imperialista yanqui” en la crisis terminal de Castro-Zuela!) por el Brasil petista de Lula, continuado también en ello por su sucesora, la orca-emperatriz Dilma Rousseff, quienes de paso aprovecharon “revolucionariamente” la expropiación de la parte paraguaya de Itaipú (deuda espuria incluida), de manera similar a lo que haría la Argentina de los sicarios del castrismo y la corrupción munimental, capitaneada por los Kirchner, comparsa platense del delfín castrista Hugo Chávez.

De tal enredo se llegó al actual, mayor y más peligroso, porque no solo se juegan los intereses nacionales en Itaipú, Yacyretá y la libre navegación del río Paraná por el Paraguay, sino nada menos que la soberanía, la independencia, la dignidad y los derechos avasallados del Paraguay por la patota del Merc-Unasur, todo lo cual es dirigido desde La Habana.

Como la Castro-Zuela que describe Montaner en el artículo del enlace de abajo, el Paraguay corre el mismo peligro, sobre todo vía el Brasil castro-petista, si se mantiene la orca-emperatriz Rousseff en Planalto (que no reconoce nuestros derechos en Itaipú), y con la Argentina de CFK presta a sacar su tajada también (Yacyretá y otros intereses).

Mientras desde el altiplano la Bolivia castro-chavista-iraní de Medio-Evo Morales, aliado con el militarismo ultranacionalista de su país, en permanente proceso de armamentismo ofensivo, no deja de anotar nuestras debilidades para, en cualquier momento en que las papas de la politiquería del palacio Quemado le ardan en las manos, estalle el conflicto bélico binacional siglo XXI por la “recuperación” de nuestro Chaco, en alianza con los castro-chavistas locales, traidores a la Patria, y los regionales, los que con esa crisis podrán ganar tiempo para retrasar la crisis final de sus regímenes. El chaco paraguayo será para Medio-Evo lo que la crisis bélica de las Malvinas para Galtieri. Pero con una gran diferencia: el Paraguay carece del mínimo de expresión militar del poder nacional, como para enfrentar con dignidad una nueva Epopeya del Chaco. ¡Y carecemos de la talla de los líderes civiles y militares de entonces, y sobre todo de la cohesión nacional hoy convertida en un lejano y borroso recuerdo!

Enlace:



JLSG

Asunción, a lunes 10 de marzo de 2014

0 comentarios: