martes, 30 de abril de 2013

El asesinato del periodista José Luis Cabezas, del importante e independiente semanario “Noticias”, de Buenos Aires, más de una década atrás, y la investigación periodística que realizaron en conjunto la empresa y sus profesionales de la información, son el ejemplo a seguir aquí para llegar desde las libertades de prensa y expresión, en el marco de la constitución y leyes, del castigo de los sicarios, sus cómplices y encubridores, y de quienes ordenaron y pagaron los asesinatos de Santiago Leguizamón y de otros colegas, en casos menos difundidos, y algunos muy recientes. ¿Cuál es el parecer del presidente electo acerca de tan trágicos acontecimientos? ¿Porqué la prensa “poder fáctico” no le pregunta al respecto? Ningún silencio puede ayudar en la imprescindible tarea de construir el sano criterio público de la ciudadanía, desde la buena información, que debe ser proveída por la prensa imparcial e independiente, organizada como empresa privada. Los castro-bolivarianos locales ya están anunciando que propondrán la clásica receta totalitaria para enfrentar los excesos de la prensa “cuarto poder”: una ley penalizadora, como las de Chávez, Correa y la inefable CFK, entre otros de tal ralea “revolucionaria”. En cada uno de ellos subyace el modelo de censura y control de prensa del genocida Fidel Castro, y de “humanistas” como él.




Escribe José Luis Simón G.
Santiago Leguizamón (foto principal), y los rostros de otros mártires periodistas compatriotas, quienes fueran asesinados en cumplimiento de su derecho-deber de informar. De izquierda a derecha y arriba hacia abajo: Salvador Medina, Yamila Cecilia Cantero, Samuel Román y Alberto “Tito” Palma Godoy (Fuente: foto ilustración del artículo de Mayra Rivarola, “La impunidad reina sobre la libertad de expresión”, publicado el 26 de abril, por “abc”, medio al que agradecemos esta gentileza no solicitada y que la utilizamos sin fines comerciales). 



El homicidio de Santiago Leguizamón, desde el principio fue atribuido a sicarios de los grupos de exterminadores del poder narco-criminal, que opera en la frontera seca paraguayo-brasileña, y que el susurro callejero a gritos en la zona (incluyendo a autoridades, cuando hablan en privado) atribuye a las huestes del “capo” Fahd Jamil, quien años atrás mantuvo fluidos “negocios financieros” con el presidente electo Horacio Cartes, según este mismo reconoció. A estar por Cartes (ver enlace al final del texto, Nº 1), Jamil había cancelado deudas financieras por el procedimiento de la “dación en pago” de varias riquísimas y modernas estancias en los departamentos de Amambay y Canindeyú.

Eran operaciones de la casa de cambios “Humaitá”, que según el empresario fronterizo paraguayo nunca tuvo mayor trascendencia en la plaza financiera local… Vinculado a tan significativas relaciones entre Cartes y Jamil, este último dijo a la prensa de Pedro Juan Caballero que el desmentía una versión según la cual tenía prohibido, desde hace tiempo, que el ahora presidente electo pisara la región (ver enlace “ut infra”: Nº 2). Los vínculos entre Jamil, un personaje salido de cualquier página de “El padrino”, la obra de Mario Cuomo, no se limitan a Cartes y a politiqueros colorados. También tienen acceso y/o conflictos con Jamil parlamentarios y politiqueros de la ANR, del “luguismo” y del PLRA. A esta organización partidocrática pertenece el milagroso sobreviviente de un atentado para eliminarlo, el senador Robert Acevedo, en un episodio sospechosamente silenciado (ver enlaces al final: Nº 3).

EL “STALIN” PARAGUAYO Y SU “ESCRIBIDOR”
El “hombre de acero”, el Stalin de “abc”, su propietario y por ello director, Aldo Zucolillo, casi siempre ha acompañado la conmemoración del luctuoso suceso, como lo que representa el acto: la condena de la censura más sanguinaria para impedir el ejercicio de las libertades de pensamiento, creencias y expresión. No recordamos que, Aldo Zucolillo, personalmente, o por medio de su influyente diario, en el contexto de la campaña electoralista última, haya preguntado a Cartes al respecto de esta tragedia. Incluso en un “publi-reportaje” oficioso del domingo 28 y lunes 29 (ver enlaces al final Nº 4), porque entrevista periodística no fue: ¡le pregunta al presidente electo acerca de las sospechas de involucramiento en actos de corrupción de Alegre y Filizzola, y nada acerca de sus por él siempre negados vínculos con el crimen organizado, el del lavado de dinero, por ejemplo!

La nota tipo “entrevista al amigo”, firmada por Hugo Ruíz Olázar, uno de los “escribidores” de mayor confianza del Stalin criollo, tampoco menciona el tema tan sangriento e importante de los homicidios “mata periodistas”. La cuestión ni siquiera es rozada por el reportero de marras. El suscrito se disculpa si por falta de atención no encontró la pregunta. La prensa poder fáctico del Paraguay, salvo excepciones individuales también padeció de “amnesia súbita” en la materia. Desde aquí le preguntamos al presidente electo: ¿Cuál es su posición de ser humano, primero, y ahora de hombre público, acerca del asesinato de Leguizamón, y qué sabe del involucramiento de los sicarios de Jamil en el hecho de sangre y de otros periodistas a quienes jamás debemos olvidar?

Desde el 26 de abril de 1992, al cumplirse el primer aniversario del asesinato por sicarios de los jefes del narcotráfico regional, a quienes debemos sumar sus cómplices y encubridores por acción u omisión, hasta hoy viernes 26 de abril de 2013, cada año se viene representando la farsa del recuerdo de la inmolación del periodista compatriota, quien optó por su ética de informador del público, sacrificando su vida, y superando sus miedos y negándose a ser “reclutado” por el dinero de los jefes del crimen organizado fronterizo paraguayo-brasileño.

Desde entonces aparecen los periodistas plañideros de todas las empresas periodísticas, incluyendo a dueños y por ello directores de sus medios, y sin olvidar a sucesivas generaciones de los “burócratas sindicales” del SPP, exigiendo justicia por Leguizamón y otros colegas, quienes con posterioridad también tributaron sus vidas en el altar del servicio de la profesión u oficio, el de periodistas, que en los verdaderos es una manera de vivir con una adicción más poderosa que la más poderosa de las drogas legales o ilegales…

IMPUNIDAD DE “CAPOS” Y SICARIOS
Una oportuna nota de la colega de “abc”, Mayra Rivarola (ver enlace, “ut infra”: Nº 5), recuerda también el sacrificio sucesivo de otros colegas periodistas asesinados por los poderes fácticos del Paraguay, el verdadero poder en el país, y quienes son menos mencionados que Santiago Leguizamón: nos referimos a Salvador Medina, Yamila Cecilia Cantero, Samuel Román y Alberto “Tito” Palma Godoy acerca de quienes se refiere la periodista Rivarola: “[…] La voz de Santiago Leguizamón fue silenciada al mediodía del 26 de abril de 1991, cuando el periodista que reclamaba justicia fue acribillado en pleno centro de Pedro Juan Caballero. El asesinato de Leguizamón es uno de los casos más emblemáticos cuando se habla de impunidad detrás de los intentos de grupos mafiosos de silenciar voces que denuncian graves hechos o grupos ilícitos. A continuación, listamos las historias de otros periodistas mártires en Paraguay.


“Salvador Medina Velázquez (1974-2001): El joven periodista Salvador Medina Velázquez denunciaba a la mafia del tráfico de madera que operaba impunemente con lo que quedaba de los bosques, desde una radio comunitaria llamada Ñemita FM, ubicada en Capiibary, departamento de San Pedro. El 5 de enero del 2001 circulaba en una motocicleta con su hermano cuando fueron interceptados por un hombre enmascarado que disparó contra el trabajador de la prensa, matándolo al instante. Medina Velázquez era conocido como “un humilde periodista comunista, no en el sentido partidario, sino porque amaba profundamente a la gente”, según un reporte de Jorge David Figueredo publicado en ABC Color el 4 de enero del 2011… El autor material, Milciades Maylin, fue condenado a 25 años de pena privativa de libertad; sin embargo, los autores intelectuales jamás fueron ni siquiera procesados, ya que estaban ligados al poder político y económico dominante, explicó Vicente Páez, secretario general del Sindicato de Periodistas del Paraguay.


“Calixto Mendoza (1976-1997): El locutor radial Calixto Mendoza conducía un programa denominado “Mateando feliz” a través de la radio Yby Yaú de Arroyito, Concepción, localidad que apodaba como “mafia raity” (zona mafiosa, en guaraní). En su programa brindaba espacios a dirigentes de organizaciones sociales y campesinas y demostraba una mentalidad crítica sobre la realidad del país. El cuerpo del periodista fue hallado al costado de un camino de la zona de Arroyo de Oro, compañía del distrito de Yby Yaú, en horas de la madrugada del 2 de marzo de 1997, comentó a ABC Color su hermano Mariano Mendoza en una nota publicada el 31 de marzo del 2006. Hasta la fecha, la Policía Nacional no detuvo a quienes podrían ser los autores del hecho. Para las autoridades, su asesinato quedó en el olvido luego de que se perdieran sus archivos, según guardias de la Jefatura de la Policía Nacional de Concepción.


“Samuel Román (1968-2004): El locutor Samuel Román, brasileño hijo de paraguayos, conducía un programa radial denominado “La voz del pueblo” en la radio comunitaria Conquista FM en Capitán Bado, departamento de Amambay. En su programa cuestionaba duramente las actividades de los políticos de la zona, especialmente en la ciudad brasileña de Coronel Sapucaia, separada apenas por una avenida de la ciudad de Capitán Bado. Además, daba espacios a la ciudadanía local para expresar sus opiniones. El 20 de abril del 2004, tres brasileños asesinaron al locutor a tiros en Cnel. Sapucaia. La Policía brasileña detuvo a los hombres, pero no lograron capturar a Eurico Mariano, entonces intendente de Coronel Sapucaia, considerado sospechoso de haber ordenado el asesinato.

 

“Alberto ‘Tito’ Palma Godoy (1959-2007): El reportero de la radio local Mayor Otaño y corresponsal de Radio Chaco Boreal en Asunción, denunciaba el crimen organizado, el contrabando de combustibles y la corrupción en el gobierno local del departamento de Itapúa. Palma, de ciudadanía chilena, también había informado recientemente sobre la existencia de radios ilegales en Mayor Otaño, ciudad fronteriza con Argentina. Durante años, Palma había recibido amenazas de muerte, por lo que había anunciado que retornaría a Chile. Sin embargo, el 22 de agosto el locutor se encontraba cenando con su pareja cuando dos hombres vestidos con traje militar camuflado (conocido como parapara’i) lo asesinaron a tiros. Dos hermanos fueron imputados como presuntos responsables materiales del asesinato. Un ex policía, Agustín Alfonso Verón (22), también está procesado en el caso y actualmente se encuentra prófugo de la justicia. Los autores intelectuales, sin embargo, no fueron identificados por la Justicia y permanecen impunes […]”.



Todos estos crímenes, y algunos más recientes, quedaron impunes en quienes los ordenaron y pagaron, excepto en pocos casos de sicarios condenados y/o igualmente asesinados, porque la prensa paraguaya, hasta ahora, nunca se atrevió a investigar en serio tales atentados, mortales para personas, periodistas en este caso, auténticas amputaciones de nuestras libertades-derechos-garantías fundamentales, las del pensamiento, de culto y de expresión, bajo la forma de homicidios organizados criminalmente

 

“YABRANES” BINACIONALES SIN “NOTICIAS”
¡En el Paraguay todavía no existe un solo medio de prensa capaz de hacer lo que hizo la revista “Noticias” de buenos aires. Cuando los sicarios de uno de los jefes del crimen organizado del país vecino, a fines del siglo XX, el súbito mega-millonario Alfredo Yabrán, o sus solícitos criminales a sueldo, terminaron con la vida del reportero gráfico José Luis Cabezas, la empresa y los periodistas investigaron el crimen por años, recorriendo todo el “iter criminis” hasta llegar a la cabeza, y aportando pruebas legales que la justicia y la policía no producían, para que desde el jefe hasta el último de los cómplices fuesen juzgados y condenados, lo que efectivamente se produjo, alcanza a numerosos e importantes entre ellos, e incluso motivó el suicidio de Yabrán!

Desde este punto de vista en el Paraguay no existen medios de prensa ni periodistas semejantes a los colegas de la porteña “Noticias”… ¡Aquí los yabranes de la frontera paraguayo-brasileña todavía no fueron investigados en serio y mucho menos condenados sus verdaderos “capos”, e incluso todavía están sin ejecutarse condenas de las pirañas pequeñas! Pero todo esto carece de importancia, cuando Ruíz Olázar, uno de los más conspicuos colaboradores periodísticos del “Stalin” paraguayo, tiene la oportunidad de “entrevistar” a Horacio Cartes, a quien además le permite despotricar, con total impunidad, acerca de la “literatura” politiquera local, en la cual no se incluye, desde luego, siendo en este momento el más connotado de la larga fila de personajes de tal jaez.








JLSG
 Asunción, a lunes 29 de abril de 2013
Código del artículo: RDPC
  



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