Escribe José
Luis Simón G.
Nicolás
In-Maduro, el actual dictador totalitario de Venezuela, con dos “becarios”
paraguayos de la cosecha luguista, para formar “cuadros” político-ideológicos y
terroristas bajo el castro-chavismo, con la “asesoría técnica” de las
terroristas FARC. El camino había sido abierto antes, por un interesado
presidente NDF, quien buscaba subordinarse al “socialismo siglo XXI”, esperando
recibir a cambio apoyos político, financiero y otros de parte del totalitarismo
regional (Fuente: imagen proveída por demócratas venezolanos, e incluso
disidentes del KGB cubano en Caracas, a sus contactos en Paraguay, a quienes
mucho agradecemos el habernos proporcionado estos y otros materiales gráficos
que iremos publicando).
Lugo y sus
entornos terroristas están en el clásico paso leninista atrás (que no lo es
tanto), para dar diez saltos hacia el Palacio de López, y por eso juegan con
Ud. a “demócratas dialogantes”. Por ejemplo, Adriano Muños Peres (en la foto de
ariba), a la izquierda del entonces canciller Nicolás Maduro, en Caracas, el 18
de junio de 2008, a las 17:12 hs. de esa ciudad), y hoy dictador venezolano, es
hermano de la ingeniera agrónoma Zonia Muños, quien fuera acusada por la fiscalía
en el caso del secuestro extorsivo perpetrado por los terroristas del
autodenominado EPP, en perjuicio del ganadero Luis Lindstron (2008), acribillado
a balazos por asesinos ideológicos y mafiosos. Acerca de la ingeniera, al
momento carecemos de información acerca de la situación procesal en la que se
encuentra en la actualidad.
Adriano era (¿es todavía?) el coordinador o jefe, en la Venezuela castrista, del grupo de jóvenes compatriotas de muy humilde origen, “becados” para realizar estudios técnicos en Venezuela. En realidad los supuestos becarios eran conducidos para convertirlos en cuadros político-ideológicos del totalitario “socialismo siglo XXI”, y a quienes demostraran aptitudes para ello, a los efectos también de entrenarlos en técnicas terroristas. Tal flujo de “becarios” se había iniciado entre Asunción y Caracas, en la segunda mitad del desgobierno de Nicanor Duarte Frutos (NDF), cuando este buscaba el apoyo del dictador Hugo Chávez, para intentar respaldo politiquero-financiero a su demencial e inconstitucional proyecto de reelección y cuando también se las daba –a pesar de su súbito florecimiento económico de “caviarnícola”, la especie local de deglutidores de caviar y de cavernícolas ideológicos, los sucesores de la burguesía fraudelenta gestada por el autoritarismo stroessnerista, y más voraces que ellos.
En su edición del 22 de octubre de 2012, “abc color” informaba que el otro “estudiante” que aparece en la foto con Maduro es Del Rosario Denis (“Yiyo”), mencionado igualmente en el expediente del caso del secuestro y posterior liberación, previo rescate, del ganadero y benefactor de su comunidad, Luis Lindstron, hoy ya muerto en una muerte sádica anunciada con años de anticipación, urbi et orbi por los terroristas “epepistas”, que tienen cordones umbilicales ideológicos que lo conectan con Lugo y sus entornos “cristianos y revolucionarios”.
Adriano, Del Rosario y muchos más fueron reclutados por Alejandro Ramos, en ese entonces uno de los comandantes del autodenominado EPP, y prófugo de la justicia. Ramos, en pleno “nicanorato”, había sido uno de los primeros paraguayos en recibir entrenamiento político-ideológico totalitario, y terrorista, en Venezuela, acompañado de Osvaldo Villalba, considerado el dirigente principal de los terroristas del jactanciosamente autodenominado EPP. Antes de eso había pertenecido a una supuesta organización popular y de base, llamada “Articulación Urbana y Rural de Concepción”, que también estaba vinculada al todavía “monseñor” Lugo. En el caso del EPP, desde luego, no se puede desconocer el fracaso de la democracia paraguaya de tan baja calidad, que jamás se ocupó en serio de los inmensos agujeros negros de miseria que coexisten en el Paraguay contemporáneo con grandes fortunas de orígenes injustificables. La miseria de tantos jóvenes compatriotas sin futuro, puso las condiciones objetivas, y el poder financiero-totalitario del castro-chavismo arrimó la vertiente subjetiva y los medios necesarios para convertir a muchos de los “becarios” (no a todos) en ejecutores de tantos homicidios terroristas.
LUGO RECLUTA CANDIDATOS AL TERROR, DESPUÉS DE NDF
Muños Peres viajó a la Venezuela castro-chavista en su condición de dirigente de la Organización Campesina del Norte (OCN), ideologizada en lucha de clases y “teología de la liberación”, por el entonces obispo Fernando Lugo, el apóstata del Averno en que había convertido a su diócesis sanpedrana, y quien además les proporcionaba apoyo logístico y la importante cobertura institucional en su obispado. Mientras, él se dedicaba a sus lujuriosas pasiones.
Muños y un número desconocido de varios centenares de jóvenes compatriotas, de ambos sexos y de origen rural, y de muy humides orígenes socio económicos y culturales, empezaron a ser “becarios” de la dictadura de Chávez, a partir de 2006-2007, lo que se acentuaría con la llegada de Lugo al Palacio de López. La contrapartida local era la libertad de ingreso y salida, de tránsito y de actividades de los agentes “bolivarianos” aquí. Eso, aparte de la presencia en nuestro país de decenas de agentes del KGB cubano, con base en Venezuela, para actividades de inteligencia y sobre todo de infiltración en instituciones de la seguridad y la defensa de la nación, y además en organizaciones políticas, sociales, académicas y económicas, etc., en todos los niveles de la cadena de mandos y puntos de la geografía nacional. En ese entonces Néstor Kirchner, el dictadorzuelo argentino en la plenitud de su poderío, desde la secretaría ejecutiva de la Unasur en Buenos Aires, monitoreaba al Paraguay para los planes totalitarios en la región.
Para congraciarse con Chaves, NDF había sido el iniciador de ese tráfico totalitario de los agentes chavistas venidos aquí, y facilitar la selección de los “becarios”, que eran destinados supuestamente para cursar carreras técnicas en “actividades agropecuarias y de sostenibilidad ambiental”. La fachada era el “Instituto Agroecológico de América Latina”, gestionada en Barinas por la ONG “FundAyacucho”, al sur del golfo de Maracaibo y apenas a 200 y poco más kilómetros de la frontera con Colombia. Esa zona era el santuario estratégico extra fronterizo de las terroristas FARC, sus expertos en explosivos y cohetería y misilística elemental, los terroristas de la ETA, “asilados” por Chávez, y todos ellos, con las autoridades “bolivarianas”, envueltas en el crimen organizado y transnacionalizado de la narcoactividad.
En su viaje todavía extraoficial, pero ya como presidente electo, de junio de 2008, Lugo había recibido órdenes de Chávez para preparar todo lo concerniente a la firma, una vez que asumiera la presidencia, de numerosos acuerdos y tratados de “cooperación” bilateral, todos ellos verdaderas cortinas de humo para potenciar en las penumbras la presencia en el Paraguay de una fuerza político-militar y terrorista castro-chavista. Los convenios bilaterales Lugo-Chávez se suscribieron el 16 de agosto de 2008, al día siguiente de inaugurado su desgobierno. Ese vasto y profundo proceso de castro-bolivarianización se vino abajo con la destitución del obispo apóstata y peor presidente. El Congreso paraguayo nunca ratificó la inmensa mayoría de tales documentos, por considerarlos actos de imperialismo del “socialismo siglo XXI” y se enfrentó con el Merc-Unasur por la cuestión de la Venezuela sometida a Chávez.
¿CARTES CON TOTALITARIOS Y TERRORISTAS?
El atentado terrorista públicamente anunciado, que costara la vida a un Karaí Guasú de su localidad (Tacuatí, Concepción), y del país, Luis Lindstron, y para impedir el cual nada hicieran ni Lugo ni su sucesor, el desgobernante Federico Franco, estaba en gestación y a punto de concretarse, mientras el presidente electo Horacio Cartes, inmediatamente después del 21 de abril, incentivaba sus reuniones con Lugo, en busca de “gobernabilidad”, según versiones posteriores de voceros de ambos sectores. Cuando se produjo el atentado, que destrozara la cabeza de Lindstron, Cartes y Lugo ya habían llegado a un pre-acuerdo a los efectos de que el destituido presidente fuera el presidente del Senado (y del Congreso), con la condición de que solo así se “regularizarán” las relaciones entre el castro-totalitarismo, incluyendo en ello al Merc-Unasur y a la Unasur, y el Paraguay, que sigue padeciendo los efectos nocivos de ataques inmisericordes a su independencia, dignidad y soberanía, y a nuestros intereses y seguridad nacionales.
Al parecer, Cartes habría roto los contactos con Lugo y su equipo, después de haberse enterado de los antecedentes de la tragedia de los Lindstron, que enluta al Paraguay, y acerca de los cuales sus más cercanos “colaboradores” no habían sido capaces de informarle. Los días que vienen servirán para comprobar que Cartes aprendió la lección de no concertar ni siquiera politiqueramente con alguien con los antecedentes y vínculos con Lugo, y sus conexiones con los terroristas del EPP, y guardar distancias con el hoy multimillonario “mariscal de la derrota colorada de 2008”, NDF, o si su alejamiento de esa vía segura a la ingobernabilidad solo trata de ganar tiempo, esperar que baje la indignación pública y volver a los juegos perversos del poder de los politiqueros de turno. Si este es el camino, no solo el Paraguay está en peligro de crisis terminal. También la vida y bienes, de Cartes y su familia, y la de sus colaboradores más cercanos están en peligro. Esas son las reglas del juego de los totalitarios: son más crueles con sus “compañeros de ruta.
Adriano era (¿es todavía?) el coordinador o jefe, en la Venezuela castrista, del grupo de jóvenes compatriotas de muy humilde origen, “becados” para realizar estudios técnicos en Venezuela. En realidad los supuestos becarios eran conducidos para convertirlos en cuadros político-ideológicos del totalitario “socialismo siglo XXI”, y a quienes demostraran aptitudes para ello, a los efectos también de entrenarlos en técnicas terroristas. Tal flujo de “becarios” se había iniciado entre Asunción y Caracas, en la segunda mitad del desgobierno de Nicanor Duarte Frutos (NDF), cuando este buscaba el apoyo del dictador Hugo Chávez, para intentar respaldo politiquero-financiero a su demencial e inconstitucional proyecto de reelección y cuando también se las daba –a pesar de su súbito florecimiento económico de “caviarnícola”, la especie local de deglutidores de caviar y de cavernícolas ideológicos, los sucesores de la burguesía fraudelenta gestada por el autoritarismo stroessnerista, y más voraces que ellos.
En su edición del 22 de octubre de 2012, “abc color” informaba que el otro “estudiante” que aparece en la foto con Maduro es Del Rosario Denis (“Yiyo”), mencionado igualmente en el expediente del caso del secuestro y posterior liberación, previo rescate, del ganadero y benefactor de su comunidad, Luis Lindstron, hoy ya muerto en una muerte sádica anunciada con años de anticipación, urbi et orbi por los terroristas “epepistas”, que tienen cordones umbilicales ideológicos que lo conectan con Lugo y sus entornos “cristianos y revolucionarios”.
Adriano, Del Rosario y muchos más fueron reclutados por Alejandro Ramos, en ese entonces uno de los comandantes del autodenominado EPP, y prófugo de la justicia. Ramos, en pleno “nicanorato”, había sido uno de los primeros paraguayos en recibir entrenamiento político-ideológico totalitario, y terrorista, en Venezuela, acompañado de Osvaldo Villalba, considerado el dirigente principal de los terroristas del jactanciosamente autodenominado EPP. Antes de eso había pertenecido a una supuesta organización popular y de base, llamada “Articulación Urbana y Rural de Concepción”, que también estaba vinculada al todavía “monseñor” Lugo. En el caso del EPP, desde luego, no se puede desconocer el fracaso de la democracia paraguaya de tan baja calidad, que jamás se ocupó en serio de los inmensos agujeros negros de miseria que coexisten en el Paraguay contemporáneo con grandes fortunas de orígenes injustificables. La miseria de tantos jóvenes compatriotas sin futuro, puso las condiciones objetivas, y el poder financiero-totalitario del castro-chavismo arrimó la vertiente subjetiva y los medios necesarios para convertir a muchos de los “becarios” (no a todos) en ejecutores de tantos homicidios terroristas.
LUGO RECLUTA CANDIDATOS AL TERROR, DESPUÉS DE NDF
Muños Peres viajó a la Venezuela castro-chavista en su condición de dirigente de la Organización Campesina del Norte (OCN), ideologizada en lucha de clases y “teología de la liberación”, por el entonces obispo Fernando Lugo, el apóstata del Averno en que había convertido a su diócesis sanpedrana, y quien además les proporcionaba apoyo logístico y la importante cobertura institucional en su obispado. Mientras, él se dedicaba a sus lujuriosas pasiones.
Muños y un número desconocido de varios centenares de jóvenes compatriotas, de ambos sexos y de origen rural, y de muy humides orígenes socio económicos y culturales, empezaron a ser “becarios” de la dictadura de Chávez, a partir de 2006-2007, lo que se acentuaría con la llegada de Lugo al Palacio de López. La contrapartida local era la libertad de ingreso y salida, de tránsito y de actividades de los agentes “bolivarianos” aquí. Eso, aparte de la presencia en nuestro país de decenas de agentes del KGB cubano, con base en Venezuela, para actividades de inteligencia y sobre todo de infiltración en instituciones de la seguridad y la defensa de la nación, y además en organizaciones políticas, sociales, académicas y económicas, etc., en todos los niveles de la cadena de mandos y puntos de la geografía nacional. En ese entonces Néstor Kirchner, el dictadorzuelo argentino en la plenitud de su poderío, desde la secretaría ejecutiva de la Unasur en Buenos Aires, monitoreaba al Paraguay para los planes totalitarios en la región.
Para congraciarse con Chaves, NDF había sido el iniciador de ese tráfico totalitario de los agentes chavistas venidos aquí, y facilitar la selección de los “becarios”, que eran destinados supuestamente para cursar carreras técnicas en “actividades agropecuarias y de sostenibilidad ambiental”. La fachada era el “Instituto Agroecológico de América Latina”, gestionada en Barinas por la ONG “FundAyacucho”, al sur del golfo de Maracaibo y apenas a 200 y poco más kilómetros de la frontera con Colombia. Esa zona era el santuario estratégico extra fronterizo de las terroristas FARC, sus expertos en explosivos y cohetería y misilística elemental, los terroristas de la ETA, “asilados” por Chávez, y todos ellos, con las autoridades “bolivarianas”, envueltas en el crimen organizado y transnacionalizado de la narcoactividad.
En su viaje todavía extraoficial, pero ya como presidente electo, de junio de 2008, Lugo había recibido órdenes de Chávez para preparar todo lo concerniente a la firma, una vez que asumiera la presidencia, de numerosos acuerdos y tratados de “cooperación” bilateral, todos ellos verdaderas cortinas de humo para potenciar en las penumbras la presencia en el Paraguay de una fuerza político-militar y terrorista castro-chavista. Los convenios bilaterales Lugo-Chávez se suscribieron el 16 de agosto de 2008, al día siguiente de inaugurado su desgobierno. Ese vasto y profundo proceso de castro-bolivarianización se vino abajo con la destitución del obispo apóstata y peor presidente. El Congreso paraguayo nunca ratificó la inmensa mayoría de tales documentos, por considerarlos actos de imperialismo del “socialismo siglo XXI” y se enfrentó con el Merc-Unasur por la cuestión de la Venezuela sometida a Chávez.
¿CARTES CON TOTALITARIOS Y TERRORISTAS?
El atentado terrorista públicamente anunciado, que costara la vida a un Karaí Guasú de su localidad (Tacuatí, Concepción), y del país, Luis Lindstron, y para impedir el cual nada hicieran ni Lugo ni su sucesor, el desgobernante Federico Franco, estaba en gestación y a punto de concretarse, mientras el presidente electo Horacio Cartes, inmediatamente después del 21 de abril, incentivaba sus reuniones con Lugo, en busca de “gobernabilidad”, según versiones posteriores de voceros de ambos sectores. Cuando se produjo el atentado, que destrozara la cabeza de Lindstron, Cartes y Lugo ya habían llegado a un pre-acuerdo a los efectos de que el destituido presidente fuera el presidente del Senado (y del Congreso), con la condición de que solo así se “regularizarán” las relaciones entre el castro-totalitarismo, incluyendo en ello al Merc-Unasur y a la Unasur, y el Paraguay, que sigue padeciendo los efectos nocivos de ataques inmisericordes a su independencia, dignidad y soberanía, y a nuestros intereses y seguridad nacionales.
Al parecer, Cartes habría roto los contactos con Lugo y su equipo, después de haberse enterado de los antecedentes de la tragedia de los Lindstron, que enluta al Paraguay, y acerca de los cuales sus más cercanos “colaboradores” no habían sido capaces de informarle. Los días que vienen servirán para comprobar que Cartes aprendió la lección de no concertar ni siquiera politiqueramente con alguien con los antecedentes y vínculos con Lugo, y sus conexiones con los terroristas del EPP, y guardar distancias con el hoy multimillonario “mariscal de la derrota colorada de 2008”, NDF, o si su alejamiento de esa vía segura a la ingobernabilidad solo trata de ganar tiempo, esperar que baje la indignación pública y volver a los juegos perversos del poder de los politiqueros de turno. Si este es el camino, no solo el Paraguay está en peligro de crisis terminal. También la vida y bienes, de Cartes y su familia, y la de sus colaboradores más cercanos están en peligro. Esas son las reglas del juego de los totalitarios: son más crueles con sus “compañeros de ruta.
JLSG
Asunción, a martes 4 de mayo de 2013
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