domingo, 15 de junio de 2014

La generalidad de los paraguayos de hoy somos hijos indignos de mujeres y hombres de la Patria de la Epopeya del Chaco, la contienda bélica de 1932 a 1935, que desangrara a nuestros héroes, vencedores de los héroes bolivianos, quienes también regaron con su sangre las vastas soledades del territorio nacional en la subregión continental del Gran Chaco Americano. Debido a tal traición a nuestra historia reciente estamos de luto cada 12 de junio, efemérides del Protocolo del Cese de Fuego (1935), el inicio de la recta final político-diplomática para restablecer la paz con Bolivia. Fue el resultado de los inmarcesibles y aplastantes triunfos de nuestros ejércitos, estudiados en academias militares de todo el mundo, de lejos superiores a las inevitables derrotas que también padecimos de las armas de los enemigos de entonces. Con los traidores a la Patria paraguaya Humanidad que hoy predominan (desgobierno y sociedad), cuando el totalitario boliviano Evo Morales, por sus necesidades politiqueras y geoideológicas, decida poner en práctica sus hipótesis belicistas contra el Paraguay, corremos el peligro de convertir en derrota fulminante la Epopeya del Chaco.

Escribe José Luis Simón G.

Arriba (de izq. a der.): Franco (la espada paraguaya más temible, según Kundt), Eusebio Ayala (el estadista victorioso y vilipendiado) y Estigarribia (el conductor estratégico militar, más respetado en el exterior que en Paraguay). Derecha (de izq. a der.): Cartes (ejemplo de que apenas el dinero, sea de origen criminal o no, no habilita para ser presidente y menos del Paraguay), soldado desconocido paraguayo y uno de las deceneas de miles de héroes anónimos que entregaran sus vidas a la Patria, a la que defendieron sin pedir nada a cambio) y MedioEvo Morales, el dictador neo totalitario castrista de Bolivia, quien para mantenerse en el Palacio Quemado es capaz de romper el Tratado de Paz, Amistad y Límites Paraguayo-Boliviano (1932), o bien para obedecer los planes del genocida Castro sobre nuestra patria [© en el sentido de las fotos; arriba: www.solodiletantes.blogspot.com, www.es.wikipedia.org, www.google.imagenes.com, y abajo: www.novaparaguay.com, www.abc.com, y www.spanish.people.com.cn].



Camino a la guerra internacional de la primera mitad del siglo pasado, sobreponiéndonos al pesado lastre de nuestras muy graves coyunturas de crónicas crisis políticas internas, iniciada la contienda y durante aquélla, el Paraguay fue de nuevo una nación férreamente unida en el supremo, terrible y muchas veces inevitable holocausto bélico, que nos enfrentara en armas al pueblo hermano de Bolivia.


Los bolivianos fueron conducidos a la guerra por una clase dirigente civil oligárquica, belicista e irresponsable, origen del actual “guerrerismo”, no tan solapado todavía de sus actuales desgobernantes, más peligrosos estos pues son neototalitarios castro-chavistas. En alianza con grupos militaristas de las FFAA bolivianas, y sectores ultranacionalistas revanchistas, teniendo soportes estratégicos (Irán, Venezuela, Cuba, Rusia y otros países), político-diplomáticos (varios de los regímenes “bolivarianos” del área, entre ellos el Brasil de Dilma Rousseff y la Argentina de CFK, organizaciones corruptas desde sus aparatos de Estado) y financieros (el crimen organizado de la narcoactividad: el estaño de poco más de ocho décadas atrás), el desgobierno también neopopulista de Evo Morales tiene como segunda hipótesis de conflicto bélico (la primera es con Chile) una nueva guerra de agresión revanchista contra el Paraguay.

 

En ambos frentes de las hipótesis de conflictos de “Medio-Evo” Morales ya se han iniciado los preparativos bélicos. De cara a La Moneda de Santiago el Palacio Quemado de La Paz, con su denuncia ante la Corte de La Haya está en la fase “diplomática” de la escalada guerrerista. Con respecto al Paraguay, internamente debilitado en su identidad y liderazgo nacionales, un grupo especial de tareas del Estado Mayor Conjunto de La Paz (con asesoría castro-iraní) prepara los planes operacionales, desde la base del rearme boliviano, y de una infiltración de inteligencia que releva todo lo necesario para una arrolladora “Blitzkrieg” (guerra relámpago), y proceder a “negociar” desde la conquistada orilla chaqueña del Paraguay, si es que no ya en Asunción. Tales alternativas belicitas antichilenas y antiparaguayas, separadas o conjuntas, servirán para cohesionar con fervor chovinista y xenófobo a la pluralidad de naciones que coexisten en Bolivia, si el descontento con el régimen se convierte en convulsiones internas anti Morales. Una repetición boliviana de las locuras belicistas de la Junta Militar genocida argentina (Malvinas, 1982), en nuestro indefenso Paraguay, ni siquiera es considerado por los actuales ¿jefes militares nacionales?, y cuando el balance de poder es netamente favorable a La Paz.

 

EPOPEYA DEL CHACO

El crimen de la Guerra del Chaco, perpetrado contra el Paraguay por las élites bolivianas, que utilizaran como carne de cañón a su pueblo, había empezado a ejecutarse desde los primeros años del siglo XX, que ensangrentara a ambos pueblos, además agravió a los vecinos del predominante altiplano del país limítrofe. Es que los fraudulentos civilistas bolivianos, colonizados politiqueramente y despreciando a sus grandes capitanes, contrataron al mercenario  general alemán Hans Kundt para conducir a su ejército, después de años de violaciones impunes a la soberanía nacional que inexorablemente desembocaran en el enfrentamiento bélico.

 

Los no contenidos avances expansionistas-militaristas de La Paz durarían hasta  el 29 de setiembre de 1932. En esa fecha se produjo la rendición boliviana del estratégico fortín Boquerón, que dio inicio a la arrolladora e imparable ofensiva paraguaya, que tras cruentas batallas llegó incluso al río Parapití, en territorio nunca disputado por el Paraguay. Kundt se vio obligado a abandonar su despreciable rol de “soldado de fortuna”, después de haber sido varias veces derrotado por nuestros grandes comandantes, todos jefes profesionales de la Patria paraguaya…

 

Debe destacarse que la agresión de Bolivia al Paraguay, los dos países mediterráneos de América del Sur, pero geopolíticamente diferenciados, fue la última gran guerra de infantería de la historia mundial. Y sobre todo, a lo largo de ella ambos bandos contendientes respetaron el derecho humanitario (o ius belli), una de las ramas más frecuentemente violadas del derecho internacional público (Dip).

 

La del Chaco también fue una muy cruel contienda bélica, pero ambos ejércitos lucharon sin campos de exterminio ni armas de destrucción masivas (las químicas, por ejemplo, que ya existían), y respetaron la dignidad humana del soldado combatiente, prestándole incluso auxilio al enemigo herido después de las batallas, y a quienes estuviesen a punto de perecer a causa de inanición, fiebres, dolencias varias o por falta de agua.

 

Es por eso que no quedaron rencores, una vez finalizada la guerra, y también porque la paz fue formalizada y establecida por el imperfecto (lo más cercano posible a la sabiduría puesta al servicio de la ingeniería de la paz), el sabio Tratado de Paz, Amistad y Límites de 1938, firmado y ratificado por Bolivia y Paraguay, en nuestro caso vía un controvertido referendo. Se trató del paso previo al intercambio y depósito de tal instrumento, establecido por el derecho internacional público.

 

Los paraguayos, fieles a instrumentos interamericanos e internacionales que honramos, aunque los bolivianos no los hubieran suscrito, en un memorable aporte a la paz regional y planetaria (esta última, como ahora, al borde del colapso mundial) firmamos un verdadero tratado anti Versalles (1919), el origen de la II Guerra Mundial y, antes, el combustible de su desencadenante, el nacionalsocialismo hitlerista.

 

Con errores de procedimiento, pero aciertos genuinos en lo de fondo, los paraguayos aceptamos la capitis deminutio de no “nacionalizar” territorios vecinos carentes de límites (las “marcas” medievales), siendo fieles a la doctrina internacional, ya en aquella época positivizada, según la cual las conquistas militares no otorgan derechos.

 

Pero del actual desgobierno neototalitario del Palacio Quemado de La Paz no debemos esperar la continuidad del cumplimiento irrestricto del tratado de 1938. El régimen pro castrista de Morales lo considera tan solo una variable de ajuste, y lo pisoteará apenas tambalee su modelo de opresión y explotación.

Los militares genocidas argentinos de la crisis bélicas de las Malvinas, en 1982, jugaron a la resurrección del nacionalismo chovinista, xenófobo y militarista cerril, revive, todavía asordinado en Bolivia, más todavía cuando saben sus ideólogos que nuestra debilidad nacional e institucional, y la situación de casi completa indefensión. Aunado ello a la soledad política internacional del Palacio de López, según los criminales planes neoimperialistas del régimen prototalitario de La Paz, convierten al Paraguay en una presa fácil para el armamentismo sistemático de Bolivia, durante los últimos tres lustros, planeado y ejecutado aviesamente por el dictador castrochavista Morales.

 

IDENTIDAD NACIONAL Y PATRIOTISMO CIVIL Y MILITAR

Regresando a nuestra epopeya bélica victoriosa, la de 1932-35, entre muchas más refulgen las espadas gloriosas de los Franco, Irrazábal, Fernández, Ayala, Garay, González, Ramos, y las de tantos otros héroes, comandantes combatientes. Lo fueron para estar a la altura de nuestro pueblo inmenso y heroico, el que olvidando su postergación y opresión de décadas, al llamado de la patria concurrió, con nobleza y generosidad incomparables, a enlistarse para ir a la guerra en defensa de la heredad nacional en peligro.

 

En el Paraguay de la retaguardia, desde la ejemplar conducción político-diplomática de una muy imperfecta república constitucional, encabezada por el estadista Eusebio Ayala, y en el frente por la gran visión estratégica del comandante en el teatro de operaciones, José Félix Estigarribia. Este estuvo durante toda la guerra al mando militar de nuestro ejército de héroes y egregios guerreros y soldados, quienes sin pedir nada a cambio, ofrecieran sus vidas a la patria. Soldados y jefes se mantuvieron unidos por una sola cadena de mando militar-estratégica de la defensa nacional, supeditada constitucionalmente a la sabiduría de ese gran estadista que fuera Eusebio Ayala.

 

La heroica y eficiente defensa de la soberanía nacional, sin grietas de clases sociales ni partidarias y con la única traición de los comunistas “paraguayos” fue posible porque nuestros mayores integraban una ejemplar nación de ciudadanos-soldados.

 

TIEMPOS NUBLADOS Y TOMENTOSOS DE HOY

Ahora, en estos tiempos nublados, en que la apertura política de 1989 está a un paso de desmoronarse por completo, víctima de la corrupción y de la subasta del Paraguay a cualquiera de los postores, nadie piensa en la Patria Humanidad, que entre los ambiciosos desgobernantes incluso malvenden nuestras dignidad y soberanía y riquezas, miserabilizando en todas las dimensiones de la realidad a los compatriotas, y dilapidando además el otrora riquísimo medio ambiente. Todo ello compromete el futuro de nuestras hijos y la soberanía e independencia del mismo Paraguay.

 

Esti tiene como antecedente no tan remoto lo que hiciera desde el Palacio de López, antes de 1989, el régimen autoritario de guerra fría, con matices totalitarios, y corrupción sistémica además, el del general Alfredo Stroessner (1954-1989). Agravaron la situación después los sucesivos desgobernantes de una todavía no lograda transición a la democracia, de inmediato pervertida la apertura en politiquería partidocrática, hasta llegar a la en formación clepto-narco-cracia actual. Tales regímenes, sin solución de continuidad:

 

·        Consolidaron la inseguridad del crimen organizado y e instalaron la del narcoterrorismo, porque los poderes fácticos del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), acobardados sus integrantes y plutócratas fraudulentos, que lo son la mayoría de sus integrantes. Por tanto carecen tales desgobernantes de legitimidad para ordenar (en el marco de la Constitución, a lo que fuera un Ejército admirado por propios y extraños y a una “policía nacional” tampoco institucionalizada), el rescate indemne de un joven secuestrado y el plagio de todo un pueblo carente de seguridad dentro de las fronteras, en tanto corre peligro nuestra anémica y anómica soberanía por ausencia de una real estrategia de seguridad y defensa nacionales;

·        Establecieron tales capas desgubernamentales los antivalores en todos los ámbitos de la realidad nacional y casi no queda institución alguna inmune a esa toxicidad, en la educación, la vida social, los partidos, el mundo empresarial y de los medios, e incluso en la iglesia católica, en la que en el presente dos obispos (y sus respectivos partidarios) escandalizan a los fieles católicos, convirtiendo los polvos tóxicos de las biografías de ambos prelados en los lodos que faltaban en el estiercolero local;

·        Convirtieron fatalmente la política en politiquería y  así los políticos dejaron de ser servidores de la ciudadanía, salvo excepciones, y destruyeron a sus partidos en partidocracia, al punto que el desgobernante actual, al igual que sus antecesores, brilla por mérito propio debido al “mal desempeño de sus funciones”, antesala de una próxima crisis por juicio político;

·        Sometieron a la inmensa mayoría del pueblo a una inmisericorde opresión y explotación, que la ha miserabilizado material, ambiental, espiritual, educativa, cívica y valorativamente. Son factores y condicionantes (sin olvidar el componente ideológico neototalitario y narcoterrorista), todo lo anterior, que ayudan a explicar el surgimiento de quienes aspiran ser los Exterminadores del Pueblo Paraguayo (EPP); y dejamos para otra entrega un muy largo etc. que está en la base del suicidio del Paraguay, inducido por los desgobernantes de hoy y por la pasividad de un pueblo que mayoritariamente todavía no alcanza su propia ciudadanía.

 

CON TODO, NADA ES IMPOSIBLE

Es así  que se ha llegado a la traición a la Patria paraguaya Humanidad, responsabilidad de desgobernantes y politiqueros corruptos de todos los pelajes, antes y a partir de 1989, y en los últimos lustros muy resistidos por la ciudadanía. Con todo, nada es imposible para derrotar a los enemigos internos y externos del Paraguay del presente: basta que, de manera organizada y sistemática, la mayoría empecemos a dejar de ser habitantes, para convertirnos en ciudadanos responsables, tan celosos cuidadores de nuestros derechos como cumplidores de los deberes inherentes, y así también honrar a nuestros mayores de la victoriosa Epopeya del Chaco.

 

 

 

MARCHA CHACO BOREAL (ARPA)



JLSG
Asunción, a lunes 15 de junio de 2014
(Nota: Este artículo es una versión corregida y aumentada de un texto ya
publicado por el autor [el domingo 14, en su cuenta de FB: https://www.facebook.com/jlsimong], mencionado apenas el peligro
totalitario de MedioEvo Morales, que no representa a la inmensa mayoría
de los bolivianos, pero que tiene planes belicistas, contra Chile y Paraguay,
según militares de ética profesional institucionalista y
democráticos). 

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